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Imagen: César Mejías

Este es el legado que Obama le deja a su país y al mundo

Desde su defensa del medio ambiente hasta su reivindicación del rol de la actividad política, el presidente saliente de EE.UU. le deja a su país y al mundo una herencia que, aunque imperfecta, seguramente perdurará en el tiempo más allá de las circunstancias coyunturales.

Por Tomás Croquevielle @kroque1989 | 2017-01-11 | 15:00
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"El viaje será difícil, el camino será largo, me enfrento a este desafío con profunda humildad y conocimiento de mis propias limitaciones, pero también lo afronto con ilimitada fe en la capacidad del pueblo estadounidense".

3 de junio de 2008: Discurso del, entonces, senador y candidato demócrata a la presidencia, Barack Obama.

Hace poco más de 8 años EE.UU. y el mundo veía el ascenso de un nuevo, carismático e idealista líder político; un hombre que en tiempos de incertidumbre económica, división política y guerras en Medio Oriente, llamaba al cambio, la paz, la unidad, la esperanza y al Yes We Can (Sí, podemos).

En la ceremonia de juramentación presidencial más atendida de la historia estadounidense, el 20 enero de 2009, Barack Hussein Obama se convertía en el 44o Presidente de EE.UU., el primero de origen afroamericano en los, entonces, 232 años de existencia de la nación más poderosa del mundo.

Unos 2.900 días después, la situación pareciera ser de dulce y agraz: EE.UU. ha salido de la profunda recesión económica (la peor desde la Gran Depresión de 1929) que tenía al país con un sistema bancario al borde del colapso total, un desempleo del 10% y una pérdida de 800 mil empleos al mes. Hoy en día en cambio, el desempleo es de un 4,7%, los bancos pagaron (con intereses) todo el dinero que el gobierno le prestó para rescatarlos y se están creando unos 156.000 empleos al mes, con más de 11 millones de empleos creados en total en toda su administración.

Sin embargo, el mundo ve impotente cómo vidas inocentes se desangran en la guerra civil siria, el caos político en Libia continua y el Estado Islámico sigue cometiendo atrocidades en varios lugares del planeta. Al mismo tiempo, la elección de Donald Trump, que con una retórica diametralmente opuesta a la de Obama, ha prometido revertir las políticas más importantes de su mandato, haciendo dudar si su gobierno efectivamente marcó un punto de inflexión positiva en la historia de EE.UU. y el mundo, o simplemente fue un paréntesis.

Pero más allá de las omisiones, los errores, los asuntos sin resolver y la incertidumbre post elección de Trump, es posible argumentar que el legado de Obama perdurará, no solo para los estadounidenses, si no que para todos los miembros de la comunidad internacional.

En El Definido les contamos algunos componentes de este legado, destacando principalmente lo positivo y constructivo que dejó su gobierno (porque también hay aspectos criticables o condenables):

1. El poder de los símbolos

El hecho de que EE.UU eligiera al primer afroamericano (de madre blanca y padre keniano) al mando de la Casa Blanca, edificio que fue en gran medida construido por mano de obra negra esclava, es de un profundo simbolismo. Fue el reflejo evidente del nuevo rostro de la nación: una más diversa racial y culturalmente.

Durante su administración se desmantelaron barreras que impedían la igualdad de derechos, siendo el ejemplo más poderoso, la decisión por parte de la Corte Suprema de declarar al matrimonio igualitario un derecho constitucional. Esta decisión, si bien no fue producto directo del gobierno de Obama, tuvo su completo apoyo.

Su condición de minoría racial y su pasado como organizador comunitario en Chicago, le permitió tener la empatía necesaria para impulsar la discusión sobre la excesiva encarcelación (EE.UU. tiene unos 3 millones de presos, el 25% de la población carcelaria mundial), problema que afecta con especial dureza a la población afroamericana y latina, impulsando el debate en el Congreso de reformas en el sistema penitenciario, que actualmente contempla sanciones muy elevadas para crímenes no violentos. Al mismo tiempo, durante su presidencia concedió 1.324 amnistías a presos por crímenes no violentos relacionados con drogas; más que ningún otro presidente.

Sin embargo, no todo en sus 8 años fue diversidad, tolerancia y arcoiris. En estos años hemos visto cómo la rabia de los afroamericanos ha estallado en ciudades como Ferguson, Baltimore y Charlotte, como respuesta a la muerte de jóvenes afroamericanos a manos de la policía, muchas veces en situaciones dudosas. El sueño de ver una EE.UU. "post-racial” con Obama fue demasiado prematuro y las tensiones raciales, están lejos de desaparecer.

2. Transformaciones graduales, no revolucionarias.... pero con decisión

Obama fue electo y reelecto como mandatario no solo para reparar los desastres coyunturales que había dejado su predecesor George W. Bush, como la crisis financiera y la Guerra en Irak, sino también para solucionar problemas sociales y políticos de larga data, como la falta de cobertura médica de millones de personas, la falta de regulación en Wall Street y la existencia de 12 millones de inmigrantes indocumentados.

Sin embargo, sus recetas, a diferencia de lo que muchos esperaron, no fueron nunca radicales; nunca ambicionó ser un revolucionario (pese a que muchos republicanos lo consideran un socialista), sino que siempre esperó ser un reformista en busca de transformaciones políticas y sociales graduales.

En ese sentido, una de sus políticas públicas más cuestionadas, tanto en la derecha como en la izquierda, es la reforma de la salud de 2010, la más importante en 50 años, conocida como Obamacare (y que los republicanos buscan eliminar). Esta expandió la protección médica a 20 millones de personas que no tenían seguro y fue basada en una reforma del estado de Massachusetts aprobada de manera bipartidista 4 años antes. Pero aunque mezcló regulaciones públicas con soluciones de mercado, no logró conseguir la cobertura universal ni alterar de manera fundamental el sistema privado de salud estadounidense.

Por otro lado, más allá de las buenas cifras económicas, la administración Obama tuvo claro que era necesario hacer reformas regulatorias en el sistema financiero para así evitar que se repitiera una crisis. En este sentido, tras año y medio de gobierno se aprobó la legislación “Ley Dodd-Frank de reforma de Wall Street y protección del consumidor” la cual, entre otras medidas, recortó considerablemente la capacidad de los bancos de hacer inversiones de riesgo, impuso mayores controles sobre los créditos hipotecarios y las tasas en las tarjetas de crédito y préstamos. Sin embargo, pese a su retórica, muchas veces combativa en contra los sectores financieros, Obama nunca se fue realmente en contra de ellos y de hecho tuvo varios miembros de este sector en su administración.

A comienzos de su administración Obama  tomó la decisión de salvar con dinero fiscal a la industria automotriz estadounidense del un inevitable colapso, que de haber ocurrido, se estima, le hubiera costado 1 millos de empleos a la economía nacional.

Eso sí, que Obama no haya sido un revolucionario, no quita que haya sido un Presidente decidido y a veces hasta impaciente: al perder la mayoría legislativa, tras solo 2 años de gobierno, no dudó en usar todas las facultades del Ejecutivo cuando lo creyó necesario, mediante órdenes ejecutivas, para impulsar adelante los cambios que EE.UU. necesitaba, aunque esto significara saltarse al congreso controlado por los republicanos.

Una de estas medidas unilaterales ejecutivas más polémicas, pero más relevantes fue la regularización migratoria para unos 5 millones de inmigrantes indocumentados, DAPA y DACA (para quienes llegaron al país de manera ilegal cuando eran menores y sus padres) que actualmente está congelada en los tribunales, a la espera de la nominación del 9o miembro de la Corte Suprema, también bloqueado por la oposición.

Que haya tenido que recurrir a estas acciones ejecutivas, es reflejo de un problema político profundo que él mismo reconoció que no pudo arreglar, una de sus mayores frustraciones: la polarización política. Pese a que su gobierno está terminando con, aproximadamente, un 54% de aprobación, aún existe un 41% de personas que lo rechaza, muchos de ellos de manera muy extrema.

Dicha fractura no es solo un tema partidista, sino que también es una división socio-cultural; zonas urbanas vs. zonas rurales, blancos vs. minorías, jóvenes vs. viejos etc., teniendo cada una de las fracciones con ideas muy diferentes del curso que el país debe seguir.

Dato: El masivo gasto fiscal que el gobierno de Obama empleó para sacar al país de la crisis, duplicó la deuda pública, la que hoy en día se encuentra en los 20 trillones de dólares.

Obama vio con espanto cómo la falta de regularización del control de armas, le costaba la vida a ciudadanos inocentes, como la matanza de la escuela de Sandy Hook. Y frente al total bloqueo republicano, impulsó unilateralmente una serie de medias ejecutivas para evitar que esto se repitiera

3. La mirada largoplacista del "Científico en Jefe" 

Obama no gobernó pensado solo en las encuestas o en la próxima elección, por lo que no siempre hizo lo popular, si no lo que consideraba mejor para el país y el planeta. Tenía en mente, quizás de manera un poco vanidosa, no solo en cómo sería visto su gobierno tras sus 8 años, si no cómo lo sería en los próximos 80 años y cuál sería su legado para las próximas generaciones.

Y si hay un área donde la mano de la administración Obama podrá tener un impacto duradero es en el cuidado del medio ambiente y la promoción de la innovación investigación científica, algo que impulsó cómo ningún otro Presidente anterior.

Entre las principales medidas de cuidado del patrimonio natural de EE.UU. y del planeta se encuentra un aumento en un 100% del gasto en investigación de energías limpias, la aplicación de rebajas fiscales al desarrollo de autos eléctricos, la duplicación para 2025 de la eficiencia de combustible de los autos, la mejora de la eficiencia eléctrica general del país y la mayor protección jamás lograda de tierras y aguas públicas, entre otras regulaciones. Además se opuso a la construcción de polémicos gaseoductos como el de Dakota y prohibió, en las últimas semanas de su gobierno, las perforaciones petroleras en el Ártico.

En la esfera científica, muchos han considerado a Obama como el “Científico en Jefe” por impulsar, entre otras cosas: la investigación con células madres, la iniciativa del cerebro (que busca resolver los misterios detrás del Párkinson, el Alzheimer, la depresión y los traumas cerebrales), el abrir la exploración espacial al sector privado (que posibilitó el plan de Elon Musk de llegar a Marte), la modernización de la infraestructura de internet, la mejora en la ciberseguridad, la apertura al público de la investigación científica y la realización anual de una feria científica para niños y adolescentes en la mismísima Casa Blanca.

Quizás la única mancha significativa en su legado medio ambiental y tecnológico ha sido el rápido, y quizás no suficientemente regulado, crecimiento de la industria del fracking, método vanguardista en extracción de petróleo que, según sus críticos, es altamente dañino para el medio ambiente. 

4. Cree en la paz, pero nunca descartes la guerra

A la hora de relacionarse con el mundo, Obama no se dejó llevar por tentaciones cortoplacistas, como la apelación al miedo y el uso indiscriminado de la fuerza, pese a las malas noticias y las imágenes horrorosas que a veces vemos sobre conflictos en diferentes lugares del mundo.

Pese a aquello, consideró también la necesidad de defenderse de las amenazas externas e internas. Aun cuando terminó con intervención militar en Irak y redujo la presencia militar en Afganistán, continuó con la denominada “Guerra contra el Terrorismo” comenzada por su antecesor tras los atentados del 11 de septiembre. Solo que en vez de recurrir al despliegue masivo de tropas, prefirió utilizar los aviones no tripulados y las misiones especiales en diferentes países, con el objetivo de descabezar el liderazgo de organizaciones terroristas como Al Qaeda (por ejemplo, la eliminación de Osama Bin Laden), el Estado Islámico y el movimiento Talibán.

De todos modos, no se pueden obviar las cuantiosas muertes de civiles que dejan los ataques estadounidenses en distintos conflictos que se involucró la Casa Blanca, como Siria, Irak, pincipalmente, y también Afganistán, Libia, Yemen, Somalía y Pakistán. Solamente en el 2016, la administración de Obama lanzó al menos 26,171 bombas, según una columna del medio británico The Guardian. ¿Más o menos muertes que las administraciones anteriores? No sabemos. De todos modos, de ese legado, nadie se enorgullece. 

Sin embargo, buscó reducir esta misión a un tema de seguridad nacional y global, evitando el discurso del choque de civilizaciones y el alarmismo. Por lo mismo, evitó utilizar el término "islam" o "islámico" a la hora de referirse a las organizaciones terroristas, dejando además en claro que, por muy espectaculares que fueran sus acciones, no tenían el poder de desestabilizar a EE.UU. o destruir el mundo, como otras amenazas latentes, tales como la proliferación nuclear y el calentamiento global. Así colocó a los terroristas en el merecido sitial de delincuentes, sin elevarlos a alguna categoría política o religiosa.

Nuestro ex presidente Sebastián Piñera, en su visita la Casa Blanca, sentándose como ningún otro mandatario invitado, en el escritorio de la Sala Oval, la principal oficina de la presidencia de EE.UU..

Por otro lado, la política exterior de su administración se caracterizó por el giro hacia el multilateralismo. Durante su discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz (2009), llamó a la comunidad internacional a escoger la paz, aceptando la necesidad de la guerra para defenderla, pero siempre buscando alternativas al uso de la fuerza militar, en pos de crear un orden mundial donde cada uno de sus miembros se sienta partícipe.

Estas intenciones no se las llevó el viento, sino que fueron puestas en práctica por la diplomacia de Obama, y reflejadas en el acuerdo nuclear con Irán, conseguido en colaboración con Rusia, Alemania, Francia, China, Reino Unido, y el Acuerdo Climático de París, liderado por EE.UU. y firmado por 195 países, que estableció medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero para el 2020, como los mejores ejemplos.

Dato: durante la administración Obama, EE.UU. buscó relacionarse de diferentes manera con América Latina, por lo que inició la apertura de relaciones con Cuba y visitó la isla. También le puso mayor interés a África, llegando a realizar una cumbre de líderes del continente, y llevó a cabo el denominado “giro hacia Asia”, donde empezó a movilizar fuerza militar (principalmente naval) y diplomática hacia la región del Asia Pacífico, retirándolas de Medio Oriente.

5. Reivindicación de la política y la participación cívica

Durante la elección de 2008, Obama fue un candidato que, con el poder de la retorica buscó inspirar a millones a involucrarse en la política, financiando buena parte de su campaña con pequeñas donaciones de ciudadanos comunes. Más de 8 años después, en su discurso de despedida del 10 de enero, el ahora Presidente saliente, quiso explicarle al pueblo estadounidense, como un buen profesor, la necesidad de valorar la democracia, advirtiendo sobre el peligro de darla por sentada. Y, al igual que durante todo su mandato, invitó a la gente a creer que con el esfuerzo de cada uno, rechazando el cinismo y el conformismo, las cosas pueden ser mejor y se pueden solucionar los problemas del país y de la gente común.

Esta reivindicación del valor y la efectividad de la actividad política y la participación cívica en tiempos de apatía, es quizás el aspecto más importante de todo su legado, y del cual todos podemos aprender algo, estemos de acuerdo con su visión política o no.

¿Estás de acuerdo con estos aspectos del legado de Obama? ¿Qué otras cosas rescatarías o criticarías de su gobierno?

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Comentarios
Darknesshell . | 2017-01-14 | 12:51
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Aunque lo del muro con México comenzó en 1994, también aportó bastante en su construcción. Creo que vale la pena mencionarlo.
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RODRIGO RODRIGUEZ | 2017-01-14 | 14:36
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Quizás no sea el mejor presidente de la historia, pero sin duda ha dejado un legado y ha contribuido a que exista mayor aceptación por la diversidad. Buen artículo, como siempre :)
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