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Imagen: César Mejías

Las estrategias de Francia y Singapur para que sus trabajadores no queden obsoletos

¿Cómo no quedar obsoleto en el trabajo? Para adaptarse al futuro, la educación continua es clave, y estos dos países podrían tener una solución para fomentarla.

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2018-06-29 | 07:00
Tags | trabajo, trabajador, conocimientos, actualizar, educación.
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Mientras hay muchos mayores de 60 que aún no manejan el uso del celular (¡aunque bastantes otros sí!), la tecnología sigue avanzando exponencialmente. La manera de trabajar cambia día a día, a una velocidad que suele dejar a unos pocos en el camino.Tanto es así, que en un tiempo más podrías ser tú ese “viejo” que no cacha nada en la oficina. Y así como un Community Manager no existía ni en sueños hace 10 años, otras especialidades y habilidades serán claves para el futuro laboral. ¿Cómo estar preparados ante este escenario? ¿Cómo no quedar obsoletos?

La capacitación laboral no es ninguna novedad (y la palabra hasta suena aburrida), pero en un mundo que cambia a la velocidad de la luz, hay países que están incentivando la formación constante de las personas de ingeniosas maneras, para que nadie se quede atrás. En El Definido les contamos qué están haciendo Francia y Singapur, y lo que podríamos aprender de ellos.

Francia regala tiempo de estudio

Si hay algo que un adulto no tiene, es horas en su vida. Por eso es que para darles el derecho de formación y mejoramiento a los trabajadores, el Estado francés cuenta con una “cuenta de actividad personal” o CPA, que les permite acumular un banco de horas a utilizarse exclusivamente en cursos de capacitación. Estos son gratuitos para ellos, ya que son financiados a través de un impuesto específico que pagan los empleadores.

Todos los franceses del sector privado tienen su cuenta de capacitación personal válida desde que se incorporan al mercado laboral, hasta que se jubilan. La gracia es que este tiempo se va acumulando constantemente y no se reinicia si alguien cambia de trabajo, porque está vinculado a las personas, no a los trabajos. Por cada año trabajado, reciben 24 horas hasta que suman 120 (luego se acumulan 12 por año).

¿Qué tipo de cursos se aceptan? De todo tipo, hay más de 40.000 opciones; desde cómo orientar un negocio o aprender de programación, hasta una mejora de habilidades matemáticas u otras especialidades más técnicas. Lo importante es que deben entregar una calificación profesional que satisfaga las necesidades anticipadas de la economía en el corto o mediano plazo, y beneficiar al empleado salvaguardando su trayectoria profesional.

Los objetivos establecidos en el CPA son "reforzar la autonomía y la libertad de acción de su titular y asegurar su carrera profesional eliminando los obstáculos a la movilidad", algo fundamental ante un mercado laboral impredecible.

Este objetivo no solo es importante para profesionales que quieren enfrentar el futuro bien preparados, sino para trabajadores no cualificados, como un repartidor de comida por ejemplo, ya que les permite estudiar para desarrollarse profesionalmente y optar a empleos mejores remunerados.

También podría contribuir a la igualdad entre hombres y mujeres. Glenda Quintini, economista senior de la OCDE, señala que las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de cambiarse de trabajo o dejar de trabajar (por la maternidad). Pero que con este tiempo destinado especialmente a la capacitación, pueden mantenerse vigentes adquiriendo las habilidades que necesitan y seguir siendo competentes frente a trabajadores hombres.

¿El desafío pendiente en Francia? Motivar a la gente. Según informa Apolitical, el Ministerio de Trabajo francés indica que hasta principios de 2018, solo se habían abierto unas 5,2 millones de cuentas CPA, cuando la población activa de Francia es de más de 30 millones de personas.

Singapur invita a probar nuevos rumbos

Sabemos que Singapur lo ha hecho bien en muchas cosas: tiene sólo un 2% de desempleo y su PIB supera en un 300% el promedio mundial. Pero hay otro aspecto en que también sus acciones están tomando un rumbo interesante.

SkillsFuture se llama el plan del gobierno singapurense para desarrollar al máximo el potencial de sus trabajadores en un mercado laboral cambiante.

Su objetivo actual, conversado y planificado entre el gobierno, los empresarios y los trabajadores, es que las personas desarrollen otras habilidades mientras están trabajando, las que les permitan enfrentarse mejor al futuro, mantenerse vigentes y también, si quieren, explorar en un área profesional nueva, diferente de lo que siempre han hecho. De paso, favorecer no sólo a los habitantes, sino al Estado y la economía.

"Tenemos que rediseñar nuestros trabajos, y tenemos que ‘habilitar’ a la gente para asumir estos nuevos empleos", dice Patrick Tay , miembro del Parlamento y funcionario de gobierno en este proyecto. "Todos tienen que desempeñar un papel en esto: el trabajador, el empleador, el gobierno y, en el esquema general de las cosas, la sociedad misma".

El programa cuenta con el portal My Skills Future que permite a los jóvenes y adultos de Singapur tomar decisiones informadas sobre su carrera y aprendizaje, para que puedan desarrollar sus habilidades a lo largo de sus vidas. Esta web tiene varias áreas a explorar para descubrir mejor la propia vocación y fortalezas, conocer el estado de la industria laboral (para dónde va la cosa), buscar capacitaciones, prepararse para postular a otros empleos y un banco de trabajo.

Cada singapurense de 25 años o más obtiene un crédito de 500 dólares singapurenses (unos $220 mil pesos) para la capacitación profesional que elija del gobierno (aquí los cursos). ¿Les parece poco? Bien, es que en realidad la mayoría de los programas están subvencionados hasta en un 90%, por lo que ese monto sirve para pagar lo restante.

Con este crédito virtual, que el gobierno planea recargar periódicamente, puede financiar el aprendizaje en cualquier tema, no solo en lo que la compañía donde trabaja necesita. Puede que un pasatiempo se pueda convertir en una segunda carrera que aporte más a la sociedad.

¿Algo a resolver? Que esta maravillosa libertad a la hora de elegir, no afecte a las pequeñas y medianas empresas. A estas, con sus recursos limitados, les complica más que sus empleados utilicen tiempo importante en desarrollar otras habilidades y no las significativas para ese trabajo en particular.

David Ang, director de habilidades y desarrollo económico de Human Capital Singapore, señala que “los empleadores tienden a estar dispuestos a enviar a sus trabajadores para que se actualicen solo cuando sus empresas se están reestructurando y creando nuevos ámbitos de trabajo”. Ante un escenario así, solo queda que los empleados tomen la responsabilidad de dirigir su aprendizaje en torno a su puesto laboral… si es que así lo quieren.

Un tema mundial

Muchos otros países están analizando cómo surfear estas olas constantes de cambios en el mercado laboral. En más de la mitad de los Estados miembros de la Unión Europea, los incentivos fiscales alientan a las personas y las empresas, o ambas, a invertir en educación y formación, donde “los incentivos fiscales y los fondos de capacitación son los medios más comunes para alentar a las empresas a aumentar la inversión”. Y en Europa en general, más allá de la UE, el compromiso de las empresas con la formación es especialmente alto en Dinamarca (85%), Austria (81%), Suecia (78%), Finlandia (77%), los Países Bajos (75%) y Francia (74%).

Irlanda, Canadá y el Reino Unido, son otros países que están enfocados activamente en la capacitación constante de sus trabajadores para los desafíos futuros. ¿Y qué pasa en Chile?

A diferencia de planes masivos e innovadores, como los de Francia y Singapur, a nivel de gobierno la capacitación laboral en nuestro país está concentrada en torno al Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE), que busca mejorar la empleabilidad de los trabajadores y personas desocupadas con especial foco en las más vulnerables. Esto lo hace a través de distintos Programas de Apoyo.

El contexto social y tecnológico, exigirá cada vez más a los gobiernos el desarrollar planes generalizados que incentiven la capacitación laboral de las personas. Un informe del gobierno británico, señala que “el impacto del cambio tecnológico y de los mercados globales dinámicos en el empleo, hace que sea importante para las personas volver a desarrollarse a lo largo de la vida para seguir siendo competitivos en la economía moderna (…) Hay razones para invertir recursos en el aprendizaje permanente”.

The Hamilton Project, en Estados Unidos, realizó un estudio (2011) sobre la importancia de desarrollar habilidades y especialidades a través de la capacitación, concluyendo que:

“(…) Los programas centrados en el empleo, a menudo desarrollados en cooperación y colaboración con empleadores o socios industriales, han sido tremendamente exitosos, produciendo rendimientos para los trabajadores que hasta ahora exceden el costo social de los programas”.

En palabras simples, vale la pena. Si un trabajador pasa su vida entera haciendo una misma tarea de la misma forma, no solamente puede llegar a aburrirse y sentir que tiene un trabajo tedioso, sino también a acomodarse y desarrollar una vida laboral poco desafiante, en la que no potencia todas sus capacidades técnicas, intelectuales o incluso artísticas. Estos ejemplos de Francia y Singapur, nos llevan a creer (y un poquito a soñar) que programas así podrían dar frutos no únicamente en Europa, sino también países latinoamericanos.

¿Con qué obstáculos te has encontrado cuando quieres capacitarte laboralmente?

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