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Imagen: César Mejías

¿Los chilenos "le regalamos" la Patagonia a Argentina? Esto es lo que dicen los documentos históricos

Generaciones y generaciones de escolares han escuchado eso de que la Patagonia era originalmente chilena y se concedió “en regalo” al país trasandino. Joaquín Barañao tomó cartas en el asunto y averiguó que, en realidad, la cosa no fue tan así.

Por Joaquín Barañao | 2018-10-16 | 11:25
Tags | argentina, chilena, frontera, historia, patagonia
“Alguien miente entre los historiadores del Cono Sur. O mienten los chilenos o mienten los argentinos. Pero es imposible que ambos digan la verdad” (Pablo Lacoste, Director del Centro de Estudios Trasandinos de la Universidad Nacional de Cuyo).
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En julio de 1881, en plena Guerra del Pacífico, Chile y Argentina firmaron un tratado de límites que adjudicaba la Patagonia oriental a los vecinos y la Patagonia occidental y el Estrecho de Magallanes a nuestro país. Todos hemos sido machacados con la misma cantinela nacionalista: “Ah, claro, Chile compró la neutralidad argentina por el precio de un millón de kilómetros cuadrados, una ganga”. No fue así.

Pablo Lacoste, Director del Centro de Estudios Trasandinos de la Universidad Nacional de Cuyo, escribe que:

“Se ha estandarizado, en Argentina y Chile, una percepción del país vecino como expansionista y sustractor de territorio. Cada día, millones de niños argentinos y chilenos estudian en la escuela con mapas históricos según los cuales la nación trasandina ha despojado al propio país de centenares de miles de kilómetros cuadrados de territorio. La causa de este despojo se encontraría en una cancillería entreguista, en una política exterior claudicante y en un vecino voraz y ambicioso (…).

Alguien miente entre los historiadores del Cono Sur. O mienten los chilenos o mienten los argentinos. Pero es imposible que ambos digan la verdad”.

Confieso que cuando leí aquello, en el marco del inicio del proyecto de Historia Freak de Chile, me sorprendí. Ignoraba que los argentinos nos vieran como “sustractores de territorio”. Dado que el supuesto despojo me había sido enseñado en el sentido contrario, se sintió como oír a un hincha de la U burlándose de que los colocolinos no tuvieran estadio. Lacoste concluye que:

“Ni Argentina ha despojado a Chile de territorio ni viceversa”.

¿Y por qué doy tanta importancia a la opinión de ese tal Pablo Lacoste? ¿Acaso un argentino no pierde por secretaría toda pretensión de imparcialidad? No exactamente. Con el objetivo declarado de apuntar a una visión neutral, Lacoste se instaló tres años en Chile y realizó esta tesis doctoral en la Universidad de Santiago, dirigida por el profesor chileno Joaquín Fermandois. El trabajo fue luego aprobado por unanimidad por un especialista británico y tres chilenos. El decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago señaló que la tesis "marca un hito en nuestra historia nacional". No digo que cada punto y cada coma de ese trabajo sea la verdad última, pero sí que nadie ha hecho la pega con más rigor.

¿Cómo podemos estar todos los chilenos tan equivocados?

El culebrón cartográfico entre Chile y Argentina es demasiado largo y complicado para explicarlo en este espacio. Para los interesados, está el riguroso y detallado estudio de Lacoste.

Partamos por lo básico. Dentro de un tema muy controversial, al menos hay un acuerdo que nunca se ha discutido: muy temprano en la historia republicana, cuando la cartografía era todavía más imprecisa que predicción de economista ebrio, ambos países decidieron definir sus fronteras de acuerdo al principio jurídico del Uti Possidetis Iuris. Es decir, se respetarían las divisiones administrativas dispuestas por la Corona española entre el Virreinato del Río de la Plata y el Reino de Chile. Esas fueron las reglas del juego que ambas partes acordaron respetar.

Veamos entonces algo de la historia. A Pedro de Valdivia se le concedió una franja de 100 leguas (557 kilómetros) medidas desde la costa del Pacífico y entre los paralelos 27° (Copiapó) y 41° (Osorno). Reales Cédulas de 1554, 1555 y 1558, extendieron el límite sur al Estrecho de Magallanes. En 1560, el gobernador García Hurtado de Mendoza hizo mención a una comisión real que le otorgaba 150 leguas de ancho, u 836 kilómetros, lo que comprendería la mayor parte de la Argentina de hoy. En la práctica, una mera declaración de intenciones. Para la corona resultaba un descampado con mucho viento y poco oro como para tomarse la molestia de colonizarlo en serio.

Cuando llegó el momento de zanjar de una vez por todas los derechos de posesión, Chile basó su reclamación en estos pronunciamientos reales. Así lo hizo la monumental investigación que realizó el historiador José Miguel de Amunátegui en 1880.

Lo cierto es que Amunátegui nunca supo de la existencia de la Real Cédula del 1 de junio de 1570. Esta desplazó la frontera austral de la Gobernación del Río de la Plata desde el meridiano 36°57’ (latitud de Chillán) al 48°21’15’’ (latitud de Villa O’Higgins). Esta omisión es la clave del intríngulis.

La Real Cédula menciona la costa atlántica como la frontera oriental de la Gobernación del Río de la Plata, sin mencionar su límite occidental. Con el conocimiento cartográfico actual, hoy sabemos que la contradicción con las asignaciones anteriores era brutal, pero a) naturalmente la decisión posterior prevalece, pues representa “la última palabra” de un gobernante, y b) la Corona declaraba que la gobernanza de ese territorio dependía de Buenos Aires.

Amunátegui y quienes lo siguieron, tampoco prestaron atención (quizás por conveniencia) al corpus documental intendencial de fines del siglo XVIII. ¿Y qué decía este? En 1786, Carlos III dispuso otorgarle mayor autonomía al Reino de Chile con relación al Virreinato del Perú. En este marco, se creó la Intendencia de Chiloé. El gobernador-intendente designado por la corona, definió las fronteras como sigue: "al Norte es el Río Bueno, al sur el Cabo de Hornos, al Este la Cordillera de los Andes y toda la Tierra Firme e islas comprendidas entre estos tres rumbos, contiguas a la costa”.

A diferencia de los diplomáticos e historiadores de 1880, los patriotas del amanecer de la república sí tenían en cuenta estos antecedentes. Por eso, en las constituciones chilenas de las décadas de 1820 y 1830, se dispuso por unanimidad que el territorio abarcaría desde la cordillera de los Andes hasta el océano Pacífico. Tal cual. Escrito por los padres de la patria.

A partir de Amunátegui, la historiografía chilena se aferró a lo que Lacoste llama “el Chile Fantástico”, un coloso que se extendía de mar a mar. Quienes vinieron después construyeron a hombros de este gigante y es por eso que a todos nos han enseñado que “le regalamos la Patagonia a los argentinos”. Particular influencia ejerció Francisco Encina con Historia de Chile de la prehistoria hasta 1891. Si Barros Arana dominó la historiografía del siglo XIX, Encina lo hizo el siglo XX, vendiendo más de 200.000 copias, pese al abrumador volumen de su obra. Pero mientras Barros Arana transmitió una mirada favorable de Argentina, Encina la presentaba como ambiciosa y expansionista, transitando hacia un nacionalismo chovinista, xenófobo y racista.

¿Importa esta disquisición hoy en día? Pienso que sí. Lo haya convencido o no la argumentación histórica precedente, tendrá que concederme al menos esto: la Patagonia oriental no dejará de ser argentina. Por lo tanto, o bien puede seguir viendo a nuestros vecinos como usurpadores malnacidos e incubar mala sangre hasta que muera, o bien puede sacarse esas anteojeras y hacer las paces. A los amigos los elegimos, pero a los vecinos no: más nos vale cultivar la mejor relación posible.

¿Sientes que "le regalamos"la Patagonia a los argentinos?

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Comentarios
Sebastián Vidaurre | 2018-10-16 | 14:12
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... Toda mi vida ha sido una mentira.
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Alex Mauricio Jimenez Segura | 2018-10-17 | 10:31
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Puede que todo lo de la patagonia haya sido un malentendido. Pero ahora parece de bastante mala fe lo que esta pasando con nuestra mitad de los campos de Hielo Sur. Se habían "equivocado" sacando unos mapas donde corrían la linea para que les tocara mas a ellos, siendo que hay un acuerdo, y tuvo que el propio Canciller enviarles una amonestación, o sino, lo dejarían así, y a futuro, dirían "tales campos le pertenecen a Argentina, porque Chile nunca reclamo".
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Joaquín Barañao | Colaborador | 2018-10-17 | 13:33
0
Hola Alex

Este artículo se refiere a la gran tajada de estepa de cordillera a mar. La zona limítrofe es otra historia por completo.
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Christopher Torres | 2018-10-17 | 22:43
0
O sea que el mito de la Patagonia regalada partió por culpa de un historiador ultra patriotero que armó todo un cuento chovinista para sobreexplicar algo que era mucho más simple que decir que la frontera siempre estuvo en "las más altas cumbres".
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