Ley de Pesca, pesquería, crisis, peces, escasez, medidas, solución, normas
Imagen: Gojko Franulic

Apurémonos: Ya no quedan tantos peces en el mar

La industria pesquera lleva dos años consecutivos de mínimos históricos, causados por décadas de explotación fuera de límites. De una reforma a la ley de pesca vigente desde el año pasado, hasta los requerimientos que se esperan de este gobierno, los ojos por fin están en el mar.

Por Antonia Laborde @antonialaborde | 2014-05-07 | 15:29
Tags | Ley de Pesca, pesquería, crisis, peces, escasez, medidas, solución, normas

El río está revuelto en la industria pesquera  y la ganancia de los pescadores no está siendo abundante. Si bien el 2012 ya se había encendido una alerta por la escasez de peces en nuestro territorio marítimo, el año pasado la situación se agravó, convirtiéndose en el segundo año consecutivo de mínimos históricos. La alarma se activó por completo cuando el 2013 cerró con el 48% de las principales pesquerías (especies de peces para pesca) del país en estado de "sobreexplotadas" o "agotadas", es decir,  hay menos que el límite mínimo determinado para su explotación. 

La Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca) publicó los datos en marzo, luego de estudiar las 33 principales pesquerías de nuestra costa. En cifras, 12 pesquerías califican como en "plena explotación", 8 en "sobreexplotación", otras 8 figuran como "agotadas" y de 5 no se dispone información suficiente. En ejemplos más concretos, pesquerías como la merluza del sur y la de tres aletas, pasaron de "plena explotación" a estar "sobre explotadas" en tan sólo un año. Y la raya volantín y el alfonsino, pasaron de "sobreexplotados" a "agotados".

¿Cómo llegamos a esto?

Durante décadas, el tema de la regulación de la captura ha provocado problemas. Hasta mediados de la década de los 80' sólo se requería tener un barco y la autorización del Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca) para pescar ciertas especies en un área específica. Pero esto no se cumplía y las empresas extraían lo que querían, donde querían, sin fiscalización, llevando al sector pesquero a ser protagonista en nuestra economía, pero a costa de una explotación desmedida. 

Como cuenta un reportaje de Ciper, el libre acceso se acabó en 1985 cuando se cerraron por primera vez las tres regiones donde había más captura: Tarapacá, Antofagasta y Bío Bío. Entonces las empresas se fueron a otras regiones y toda la costa chilena quedó prácticamente cubierta de captadores.  Pero esta medida no incluyó ponerle un límite a la captura de pesquerías así que la sobreexplotación continuó. 

En 1991 se promulgó la que conocemos como Ley General de Pesca y Acuicultura (LGPA), estableciendo límites de acceso y de capacidad de bodega de embarcaciones. El texto estableció límites de captura para la merluza común y la merluza de tres aletas, dejando el resto de las especies expuestas a la captura sin restricción. Como la sobreexplotación continuó, a finales de la década de los 90´se estableció cuotas globales para la mayoría de las pesquerías importantes determinadas por el Consejo Nacional de Pesca (CNP ). Sin embargo, estos límites corrían para toda la industria, sin distinción entre las empresas, por lo que todas competían por pescar lo más posible antes que las otras, lo que generó "la carrera olímpica", otro factor muy dañino para nuestras especies.  

Luego vino una mayor autonomía para la captura, donde podían hacerlo por más tiempo, a mayores distancias y con una eficiencia tal, que la sobreexplotación siguió sin resolverse.

A finales de 2012 se realizó una reforma a la Ley de Pesca, también conocida como Ley Longueira, que empezó a regir a comienzos del 2013. Dentro de los cambios principales destacaba que ahora son 11 comités científicos técnicos (ocho de pesca extractiva y tres para el sector acuícola), los encargados de investigar y decidir las cuotas permitidas de captura, además de la definición del estado de las pesquerías, los puntos biológicos de referencia en un plazo de dos años (se usan habitualmente para definir el estatus de un stock, estimar su captura total permisible y evaluar el efecto de diferentes estrategias de explotación), los rangos de mortalidad por pesca y los programas de investigación, eliminando la facultad resolutiva del Consejo Nacional de Pesca.

Entre otros cambios que se hicieron en dicha ley,  figura la creación de licencias transables de pesca temporales por 20 años, con capacidad de renovación en caso de cumplir aspectos ambientales, pesqueros y laborales; la reducción de cinco a una milla para la pesca artesanal, y el requisito de incorporar un posicionador satelital y certificar sus capturas, para mejorar el control sobre dónde y cuánto están realmente pescando.

Dado que con esta ley, la industria pesquera dejó de ser juez y parte en la decisión de cuánto pescar, el deterioro real de las pesquerías se ha transparentado y las nuevas cuotas de pesca son mucho más bajas que las que existían anteriormente, generando una crisis en el sector pesquero, que está poniendo el riesgo de muchos pescadores artesanales.

Los cambios prometidos

Durante la campaña presidencial de la actual Presidenta Michelle Bachelet, se prometió al Consejo de Defensa de la Pesca (Condepp), revisar y reformular aspectos de la recién aprobada Ley de Pesca, la que ellos rechazan. De hecho, dentro de las 50 medidas a realizar en los primeros 100 días de mandato, figura la duplicación de los recursos del Fondo de Fomento para la Pesca Artesanal, para darles soporte en infraestructura, capacitación, repoblamiento de recursos y comercialización.

Así también, el subsecretario de Pesca, Raúl Súnico, dijo a La Segunda que aplicarán un "plan de salvataje" para los pescadores artesanales, que consiste en siete puntos:

1. Una sardina más permisiva: El año pasado, cuando los comités científicos aún no operaban, la cuota para capturar sardinas superó la cantidad que se pudieron pescar porque simplemente no habían. Ahora, el comité dio a conocer que inesperadamente la sardina aumentó su biomasa y se incrementó a cuota a 50% para el segundo semestre. 

2. Muchas veces se extraen especies prohibidas por estar sobreexplotadas y se botan muertas para no caer en infracción. Esto ocurre porque hay peces que nadan juntos, como la sardina y la anchoveta (sobreexplotada). Como es muy difícil separarlas, se permitirá completar la cuota de sardinas con lo que se extraiga de anchovetas y así evitar que se saquen y se vuelvan a tirar muerta al mar para evitar infracciones. 

3. Para Semana Santa se permitió que el caso de la merluza por ejemplo, que aumenta su valor en 200% durante esas fechas, se pudiera extraer el total de la cuota anual, en vez de 70% el primer semestre y 30% el segundo. Ahora están congeladas la de los pescadores que optaron por esa opción.

4. Se promoverá la reconversión y diversificación de las actividades de las caletas pesqueras. Se capacitará a las familias de los pescadores para que utilicen las potencialidades turísticas y gastronómicas que ofrece el mar. 

5. La diversificación productiva en las familias pesqueras requiere de uso del borde costero, por lo que habrá un reordenamiento territorial o al menos, se fijarán bien los limites con la gente ubicada en las caletas que no se ha sometido a acceder a la propiedad o a la concesión respectiva.

6. Como la promesa de los primeros 100 días, la idea es doblar el Fondo de Administración Pesquera (FAP), dedicado al fomento y desarrollo de la pesca artesanal, la capacitación, apoyo social y reconversión laboral, investigación, promoción, administración y promoción del consumo humano de los productos del mar.  

7. Entre la caleta y el supermercado hay muchos intermediarios que van encareciendo el precio del pescado. Los pescadores dependen de ellos porque no tienen las cadenas de frío necesarias. La idea es otorgarles los equipos necesarios para evitar que pase por muchas manos y también que se guarde la mercadería cuando baje el precio y se la venda cuando suba. 

Caleta de intermediarios: Hay solución

El problema de la diferencia de precios de los pescados, es que en el camino desde que el pescador lo saca del mar hasta que llega a nuestra mesa, no es menor. Estamos hablando de que una reineta que se tranzó a $600 el kilo en la caleta, llega a ofrecerse a $5.000 en el supermercado. ¿Quién pierde? El pescador que se ensució las manos y el comensal que se ensució la boca. El o los responsables son los intermediarios que hay en el camino: Empresa procesadora, proveedor de empresa procesadora, distribuidora, supermercado.

Finalmente son los intermediarios los que fijan los precios y hacen su monopolio. ¿Por qué los pescadores no se revelan? Porque no tienen infraestructura para hacerlo por su cuenta, porque muchos trabajan en la informalidad y porque la mayoría simplemente, necesita llevar el pan a la casa y no tiene otra opción. Hasta ahora.

En Valdivia funciona la empresa Pesca en Línea. La creó la Federación Interregional de Pescadores Artesanales del Sur-Valdivia (Fipasur) y hace lo siguiente: Va a la caleta, le pide ciertos mariscos a los pescadores, vuelve cuando éstos los tengan, les paga más (hasta el doble) que los intermediarios corrientes y le lleva el producto directamente al distribuidor final (restoranes y hoteles). De este modo, los pescadores obtienen un mucho mejor valor por su producto y, por lo tanto, necesitan pescar menos para obtener la misma ganancia. Eso sí, se le paga a los pescadores luego de un par de semanas, porque tratan con restaurantes y hoteles, los cuales suelen responder luego de 30 días. 

Tal como publicó la revista Qué Pasa  en un reportaje sobre Pesca en Línea, al eliminar a los grandes intermediarios, el valor que obtiene el pescador por el congrio, por ejemplo, es 70% mayor, mientras que el kilo de huepo pasa de $800 a $1.000 y otros menos populares como el caracol chumulco de $250 a $400. 

Además, se comercializan especies que antes los pescadores veían como basura, porque una de las banderas de la empresa es crear y difundir productos nuevos de nuestro territorio marítimo. Así como difundir el consumo responsable de pescados y mariscos, lo que logran a través de capacitaciones a chefs y comensales.

Este caso demuestra la relevancia que tiene la organización entre los diferentes actores de la industria, donde lejos de someterse al monopolio y a varios factores relevantes que hacen difícil la competencia en este mercado, pueden generar ganancias sin necesidad de sobreexplotar los recursos.

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Comentarios
Grar2 | 2014-05-07 | 18:21
1
El problema más grande del planeta es el ser humano, que busca aprovecharse de los recursos hasta agotarlos. Está bien extraer una cierta cantidad de pescado para alimentación, pero está injustificada la sobrexplotación de los recursos en cualquiera de sus sectores.
Ayer vi un documental llamado algo así como "El mundo sin humanos", y creo que la Tierra nunca estuvo tan feliz.
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Jorge Argueta | 2014-05-07 | 23:09
1
Mientras existe alguien que pague, habrá alguien que busque peces para vender. Creo que lo mejor será apoyar a crear criaderos de peces para su venta, y dejar al mar en paz. saludos.
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Paper Luis | 2014-05-08 | 11:06
1
Como nacido y criado en puerto, acá el tema va mas allá de las especies en peligro.
Los pescadores son personas que están acostumbradas a ir a la mar, sacar pescados, venderlos y tener dinero. Arriesgan su vida para llevar el pan a la casa.
Luego aparecieron las pesqueras y arruinaron a los pescadores, ya que para hacer alimentos para animales arrasaron con todo lo que había en el mar. (Cuotas, mis polainas, la harina era de "pescado" y todo lo que caía se molía)
Los pescadores que siempre fueron al mar y que mantenían el equilibrio entre peces/personas se quedaron sin trabajo... Pero nadie se acuerda de ello. Los artesanales de San Antonio quedaron sin poder trabajar.. Y ahora cuando ellos quieren salir a la mar, les ponen cuotas, restringen su pesca... Y eso sin contar que les pagan una miseria por lo que obtienen.

Antes de las empresas pesqueras, los peces si existían y era común encontrar un surtido en el mercado: Congrio, Merluza, Reineta, Albacora, Tiburón, Toyo, Sierra, etc... Ahora con suerte se ve la Reineta

Creo que el tema va con los industriales, los pescadores han existido de siempre y ellos, aunque quisieran, jamás van a poder acabar con la fauna marina, porque por volumen no pueden.

Saludos
@paperluis
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