hogar, infancia, niños, sembrando futuro, sename, voluntarios
Imagen: César Mejías

Sembrar Futuro: la fundación que prepara a los niños y adolescentes del Sename para su vida independiente

Cinco amigos crearon la fundación Sembrar Futuro para contribuir en el desarrollo de niños y jóvenes del Sename, más allá del ámbito académico. Conoce su historia y labor desde la voz de uno de sus protagonistas, Darío Ovalle.

Tags | hogar, infancia, niños, sembrando futuro, sename, voluntarios
Los niños muy vulnerables y con mentalidad de crecimiento, tienen mejores resultados académicos en comparación con los niños que reciben una buena educación, pero tienen una mentalidad fija.
Relacionadas

Al escuchar sobre el Sename, es difícil no sentir la piel de gallina. Y no es para menos con 1.313 niños y jóvenes que murieron en los centros de “protección” del organismo entre 2005 y julio de 2016, y un informe de la ONU que responsabiliza al Estado de Chile por violar la Convención Derechos de los Niños durante los últimos 40 años.

Dentro de este panorama, cuesta reconocer por dónde se puede aportar un grano de arena. Sin embargo, en 2015, cinco ex compañeros de colegio —Raimundo Flores, Tomás Guevara, Carlos Gutiérrez, Darío Ovalle y Matías Silva- pulieron una idea que finalmente vio la luz en enero de 2017: la fundación Sembrar Futuro.

En poco más de un año, diseñaron un modelo de voluntariado enfocado en desarrollar las habilidades socioemocionales en los niños, es decir, fomentar el autoconocimiento para que manejen sus emociones a nivel personal y con sus pares. A continuación, te contamos de qué se trata.

El aprendizaje fuera de la sala de clases

Cualquier actividad de acción social que se les cruzaba por delante, la hacían. Así se puede resumir el apego por el voluntariado que nació entre estos cinco amigos mientras estudiaban en el Colegio Tabancura.

Al salir, migraron a varias universidades de Santiago, pero siempre juntándose para organizar una fiesta navideña, alguna venta de ropa o una tarde de juegos que les diera alegría a los niños y jóvenes de un hogar de menores de Estación Central, cuenta a El Definido el Director Ejecutivo de Sembrar Futuro y estudiante de Derecho de la Universidad Católica, Darío Ovalle (24).

Sin embargo, Darío también reconoce que con el tiempo la motivación entre ellos, como voluntarios, empezó a disminuir, pero por una buena razón: “creíamos que no estábamos haciendo lo suficiente. Nos dimos cuenta que había una realidad muy potente [en los hogares de menores] y que podíamos hacer algo mucho más grande y constante”. Fue así como surgió la idea de crear una fundación con un programa académico.

Para no perderse en este mundo como poroto en paila marina, coordinaron reuniones con diferentes actores relacionados a la protección de menores, para que los orientaran. Se juntaron con todo el que pudieron: ex directores del Sename, gente vinculada a la infancia desde la academia y la experiencia, consultoras y profesionales de facultades de educación, entre otros.

“Todo ese proceso fue muy entretenido, pero nos dimos cuenta que no sabíamos nada. De hecho, como aún no empezaba la crisis del Sename, llegamos a la primera reunión y hablábamos de orfanatos y ahí nos dijeron que no existen porque el concepto es de la Segunda Guerra Mundial. Tampoco hay niños que quedan solos porque no se sabe quiénes son o dónde están sus padres. La mayoría sí sabe, pero el problema es otro”, recuerda Darío.

Al final, sacaron en limpio que el espíritu de su fundación no se inclinaba por lo académico. “Más que ir a hacer un reforzamiento escolar, queríamos estar en un paso previo y enseñarles habilidades socioemocionales”, explica el Director Ejecutivo. Pero después surgió otra duda: “¿cómo lo hacemos?”.

Con esta duda llegaron a la consultora educacional Tandem Profesores. Juntos, dieron en el blanco: transformar a los niños en agentes de cambio de sus propias vidas, dándoles las herramientas socioemocionales necesarias y posicionarlos como “expertos aprendices”. Ok, pero ¿qué es un experto de esta categoría?

“Significa que los niños estén dispuestos a recibir todo el aprendizaje posible”, dice Darío. Para ejemplificar, cuenta que no buscan enseñarles a los niños cuánto es 1 + 1, ni que Colón llegó a América en 1492, sino que desarrollar en ellos una apertura frente a los nuevos conocimientos.

La idea iba viento en popa y la implementaron en la Residencia para Niñas Gabriela Mistral, en Conchalí, en donde vivían quince niñas de seis a 18 años. Pero, al mes de trabajo, se enteraron que el hogar cerraría por problemas económicos, por lo que contactaron a otros hogares —Las Creches (La Reina), Moreau (Peñalolén), y Amor, Paz y Alegría (Renca)- para gestionar el traslado de las menores y sumar estos lugares a la red.

De las quince niñas, lograron que seis de ellas fueran trasladadas a los tres hogares. Las demás quedaron a cargo del Tribunal de Familia.

“Mi Diario”: la carta de presentación entre los voluntarios y los niños

Con los tres hogares en la red y parte de las niñas en el radar, Darío cuenta que establecieron un trabajo más constante y que hoy realizan 60 voluntarios de diferentes carreras y universidades, principalmente estudiantes de pedagogía, psicología y trabajo social.

Los voluntarios van a un hogar todos los sábados durante un año (renovable), entre las 10:30 y las 13:00 horas, para compartir con niños y jóvenes de hasta 18 años. Ellos, por su parte, firman un contrato simbólico en que se comprometen a trabajar con el voluntario e incluso a estar bañado y vestido cuando él llegue, porque como el voluntariado es el fin de semana, los menores no están obligados a levantarse temprano.

En las primeras visitas, los voluntarios comparten con todos los niños y jóvenes en actividades recreativas para que desarrollen un vínculo y reconozcan con quienes les gustaría trabajar. Más adelante, en las sesiones uno a uno, entre un voluntario y un menor, se usa un diario diseñado con la asesoría de Tandem Profesores, que tiene láminas para que el menor rellene con su información.

“Funciona como una guía de las conversaciones entre el voluntario con los niños y adolescentes para que puedan expresar sus emociones”, nos explica Darío. Para usarlo, es ideal un entorno cómodo y tranquilo. Por eso, cuenta que los voluntarios llevan algo que relaje a los niños, como una manta o una vela con un aroma relajante. Incluso, tienen una lista en Spotify llamada “Mi Diario Sembrar Futuro”. ¿Y cómo es este diario?

Las primeras láminas son generales y tratan sobre cómo le gusta a un niño que le digan, sus intereses y episodios de su vida. Otras acerca de objetivos en el corto plazo, adopción de un lenguaje positivo y generación de conciencia respecto a los cambios, por lo que se desarrollan más de una vez.

Por ejemplo, una página del diario tiene un árbol para registrar a las personas que los niños reconocen como parte de su red de apoyo. “La idea es que agreguen o eliminen a una persona de la red. Es común que incluyan a los voluntarios, pero también nos ha pasado que eliminan a una compañera del hogar porque se dan cuenta que les hacía mal tras conocer cómo es un buen vínculo”, cuenta Darío.

Cortesía Sembrar Futuro para El Definido.

También hay una página con un espejo en que cada uno escribe las características con las que se percibe a sí mismo. Acá Darío cuenta que es muy común que niños y jóvenes escriban características negativas, pero afortunadamente cambian durante el tiempo.


Cortesía Sembrar Futuro para El Definido.

Otra lámina trata sobre una proyección en el mediano y largo plazo que está representada con una escalera. El objetivo es que los niños aprendan e identifiquen cuáles son las acciones y decisiones que deben tomar en diferentes etapas para lograr un objetivo.


Cortesía Sembrar Futuro para El Definido.

Al final del trabajo con el diario, la idea es que los menores hayan desarrollado dos ejes fundamentales: el vínculo y la mentalidad de crecimiento. ¿Qué significa cada uno?

Según explica Darío, como a los niños les falta una persona que los apoye y a quien le puedan contar sus problemas, lo más importante es trabajar el vínculo para que lo desarrollen con el resto de la comunidad. “Sabemos que nuestros voluntarios en algún momento se pueden ir por diferentes ciclos de la vida, pero no queremos que esa ruptura provoque algo negativo en los niños, sino que queremos que el vínculo con el voluntario lo repliquen”.

No obstante, esta no es la única razón por la que el vínculo es importante, ya que también reduce el estrés. “Los niños están permanentemente estresados y el estrés inhibe el área de aprendizaje y razonamiento del cerebro, y activa la del instinto. Para ellos, el estrés es permanente, entonces constantemente actúan con el instinto. En cambio, lo que hace el vínculo es romper este círculo vicioso y a través de él tratamos que los niños estén dispuestos a aprender, porque lo están haciendo con un par que los acompaña”, dice Darío.

Junto con esto, en Sembrar Futuro apuntan a desarrollar una mentalidad de crecimiento. “Es la creencia o convicción que tiene una persona de que sus habilidades mejoran con estudios y práctica, y que no vienen determinadas ni son fijas”, dice Darío.

Para explicarlo, hace referencia a un estudio de carácter nacional realizado en 2012 con el Simce. En esa oportunidad, los resultados demostraron que los niños muy vulnerables y con mentalidad de crecimiento, tienen mejores resultados académicos en comparación con los niños que reciben una buena educación, pero tienen una mentalidad fija.

Y este consejo va para todos: si no quieres dejar pasar la oportunidad de mejorar en cómo tocas guitarra, parte por desarrollar una mentalidad de cambio. Sin duda te sentirás más capaz.

Las próximas cosechas de la fundación

“Mi sueño es que el diario lo podamos desarrollar en colegios vulnerables, en un principio, pero sin cerrarnos a otras opciones”, dice Darío sobre los próximos planes de la fundación.

Además, cuenta que, por ahora, no tienen considerado sumar más hogares a la red para privilegiar otras áreas, como fortalecer el voluntariado. Para esto, consideran rediseñar las capacitaciones para que los voluntarios sepan manejar situaciones complejas, como por ejemplo, un menor expuesto a abusos de diversa índole. Así, buscan ayudar a los voluntarios y que no tengan una sobrecarga emocional.

De todas maneras, el trabajo realizado con 60 niños, es notable. ¡Y pensar que lo lograron en solo un año de trabajo! Hay que estar atentos a los futuros proyectos de esta fundación.

¿Te gustaría ser voluntario de Sembrar Futuro? ¿O ayudar con donaciones? Entérate en Sembrar Futuro.

¿CÓMO TE DEJÓ ESTE ARTÍCULO?
Feliz
Sorprendido
Meh...
Mal
Molesto
Comentarios
* Debes estar inscrito y loggeado para participar.
© 2013 El Definido: Se prohíbe expresamente la reproducción o copia de los contenidos de este sitio sin el expreso consentimiento de nuestro representante legal.