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Imagen: Cortesía Eduardo Salgado

Chileno recorrió 12 países poco comunes en menos de 2 años. Esta es su impresión.

Eduardo Salgado decidió dejar todo y se fue a recorrer lugares desconocidos. Te contamos su historia y las lecciones que aprendió en el camino.

Por Juan Reyes | 2016-07-19 | 17:00
Tags | viaje, aventura, vacaciones, Asia, Suedeste asiático, lecciones, vida
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Un día estaba mirando Facebook, cuando de pronto me di cuenta de un amigo y ex-compañero de colegio que no veía hace muchos años subiendo fotos de lugares paradisíacos, junto a monjes budistas, monos y elefantes. Quedé gratamente sorprendido al enterarme de que se atrevió a pausar su vida en Chile para recorrer varios países. Se trataba de mi amigo Eduardo Salgado, un profesor de Educación Física de la IX región, que se cansó de la rutina y decidió irse literalmente a la "cresta" del mundo.

Pasó el tiempo, nos reunimos y en una junta de ex-compañeros me contó su aventura. Mientras me hablaba, pude ver la gran satisfacción y el cambio que significó para su vida el haberse atrevido a hacer este viaje. Recogió grandes experiencias, que podrían servir a otros viajeros, a aquellos que no se atreven a dar el salto al vacío.

La travesía de Eduardo duró alrededor de un año ocho meses, fue una de las mejores experiencias que ha tenido en su vida, donde recorrió, aprendió cosas nuevas, hizo amigos y, me dice, es algo que recomienda a toda persona: ”Es una experiencia única que ojalá toda persona realizara durante su vida, a lo que me refiero es que  todos debiéramos salir fuera de nuestro país y conocer otras realidades, no ser un turista, sino que un viajero”, señala.

Estuvo un año y tres meses en Nueva Zelanda, y luego se dedicó a recorrer Samoa (isla del pacífico), Australia, Indonesia (Isla de Bali e Isla de Java), Singapur, Malasia, Tailandia, Camboya, Vietnam, Laos, Nepal, India.

El inicio de la aventura: conseguir una visa para trabajar

El viaje comenzó desde el cuestionamiento a la rutina y la comodidad: "Llegó un momento de mi vida en el que sentía que todo estaba muy rutinario, aburrido, fome: con trabajo estable, buenas lucas y comodidad por doquier. La mayoría de las personas al tener pega, dinero y estar tranquilos, se estancan en su zona de confort, y al momento de sacarlos de esa zona, se sienten incómodos, regresando inmediatamente a la comodidad. Yo sentía curiosidad por saber qué pasaría si algún día saliera de esa zona de confort, ¿cómo sería mi reacción?, ¿me daría miedo?,¿me estresaría o me daría cuenta de las cosas que uno se pierde por estancarse?”, señala.

No se quedó con la interrogante y decidió consultar a personas que ya pasaron por la aventura de un gran viaje, quienes lo orientaron en lo básico. Su foco era Nueva Zelanda y gracias a la internet y bastantes horas de lectura se decidió a postular a la Visa Working Holiday: 1.000 cupos para Chile, 25.000 postulaciones.

"Era poco menos que ganarse el loto. Logré realizar la postulación, a los días llega mi correo de confirmación de que me habían aprobado la visa, no le conté a nadie (…) Cuento corto llegó el día de irme y dejar de lado mi querida zona de confort, la familia, los amores y los amigos y cruzar 9.000 kilómetros a un país donde a la gente se le dice kiwi, comen la fruta kiwi y tienen un pájaro que se llama kiwi.”

La odisea de buscar trabajo y una lección

Un importante problema a resolver, es cómo mantenerse en otro país y mezclar el trabajo con el gusto de viajar. Eduardo se fue con pocas "lucas" (500.000 para ser exactos) y siempre supo que estaría al justo el primer mes, por lo caro del país.

"Me puse a buscar inmediatamente trabajo, a lo que viniera, dejando currículums en todas partes, buscando el sueño de pillar el trabajo ideal: ganar, harto y trabajar poco. Pero no es así, tienes que pensar que estas en un país donde su idioma oficial no es el tuyo, y los trabajos bien remunerados son para los residentes, solo quedan disponibles los trabajos que ellos no quieren hacer, y es ahí donde entran los jóvenes como nosotros que se van en busca de un sueño, otras oportunidades o simplemente a la aventura”, comenta.

Eduardo fue citado por una agencia, una especie de banca de un partido de fútbol, donde los primeros que llegaban en la mañana obtienen los primeros trabajos y si llegas tarde solo queda esperar, recuerda. El primer día esperó desde las 6:15 de la mañana hasta las 9:30, y nada. La frustración fue muy alta: 

"Me sentí como cuando en el barrio jugaban a la pelota y comienzan a elegir los capitanes y uno queda al último y nadie lo quiere elegir. Creo que ese fue el quiebre de mi personalidad, el de sentirse frustrado cuando a la primera no te resulta lo que quieres. El que sigue, se levanta después de caer y después de varios intentos fallidos logra el objetivo; uno siempre escucha esa frase cliché que dice: lo que no te mata te hace más fuerte, en mi caso esa situación puntual fue mi punto de inflexión en mi vida, el que me hizo darme cuenta de varias cosas, de ser más fuerte e independiente, de proponerse cosas y lograrlas.”

Muchas "profesiones" y una vida a miles de kilómetros de su casa

Al estar en un país tan distante, dependiendo completamente de sí mismo, hay que reinventarse y aprender a hacer de todo; con o sin experiencia previa. Eso impulsó a Eduardo a aprender rápido una gran variedad de trabajos: “pillé pega en lo más difícil y duro: en la construcción. Picota, pala carretilla etc. Comencé a trabajar y al fin pude mantenerme en este país extraño para mí. Tenía callos sobre callos en mis manos, me cayó un ladrillo en la cabeza, se me cayó una carretilla con escombros sobre mí, y cosas que pasan en la construcción. Mi abuelo trabajó toda su vida como obrero, pude ver lo sacrificado que es. Me saco el sombrero por mi abuelo y por todos los obreros que trabajan con la pala y la picota. Esa fue la experiencia de mi primer trabajo.”

La lista es larga, pasó de ser obrero a ser pintor, jardinero y un montón de oficios más, trabajó lijando la casa de un millonario chino que había inventado un sistema que elevaba el agua en los edificios y otras estructuras.

"Ser jardinero fue uno de los trabajos que más me gustó, porque todos los días eran cosas nuevas, rara vez era la misma casa o la misma tarea, conocí mucho la ciudad gracias a eso y además pagaban muy bien. Trabajé cosechando uvas en una viña orgánica, fui empaquetador de manzanas de exportación, apilando cajas y seleccionando manzanas. Trabajé en una viña realizando la poda de las parras. Trabajo duro y muy sacrificado. Trabajé en una granja, criando terneros, manejando motos y tractor, también fue uno de los mejores trabajos que tuve. Finalmente trabaje en los kiwis, realizando la preparación de la planta para su posterior cosecha, ya sea polinizando, sacando los brotes que estaban feos, etc. Hasta que dejé de trabajar y comencé a disfrutar con mi viaje.”

El encuentro con otras realidades 

Estar en países tan lejanos es ver un montón de cosas fuera de lo común, eso es lo lindo de viajar, lo opuesto a ver todos los días lo mismo: “Lo que más me impactó fue el tema religioso, que en algunos países era muy fuerte. Lo más raro y que acá uno no tiene posibilidades de ver son los animales: elefantes, monos, lagartos gigantes, tortugas etc. y lo más curioso que comí fue una especie de gusano marino que crece en los corales de Samoa (isla del Pacífico) solo salen una vez al año y durante una cierta fecha y en luna llena. Los gusanos eran afrodisíacos y valían un dineral, tuve la posibilidad de comerlos, porque justo el dueño del lugar donde estábamos salió a recolectarlos y nos dio a probar. Eran azules y salados, no de mi gusto”, señala.

Nos cuenta que dentro de sus aventuras, tuvo que zafar constantemente de los policías corruptos en indonesia (que molestan a los extranjeros por cualquier “infracción”, real o ficticia, para cobrar multas), enfrentó sus miedos con el buceo y recorrió con dificultad caminos en los Himalayas. Y entre todo eso, apareció un chileno.

“Me hice de un gran amigo durante toda mi experiencia, mi amigo se llama Cesar Navarrete y lo conocí en Nueva Zelanda, con la misma determinación: dejar todo para la aventura (…) Gracias a él también me entró el bicho de conocer otros países, aparte de Nueva Zelanda, él me motivó a aprender buceo y con él compartí la gran experiencia de caminar por los Himalayas. Yo regresé y él se quedó dos meses más viajando.”

Según nos relata Eduardo, el cambio cultural en estos viajes es gigante, incluso en lo más cotidiano: “el solo hecho de que en algunos países no utilizan la típica taza del baño que uno está acostumbrado a ocupar. El baño es un hoyo, donde pones en cuclillas y luego te limpias usando una manguera con agua a presión. Una vez me estaban cobrando como 4 mil pesos chilenos por un rollo de papel higiénico, así que me tuve que adaptar", explica sin dar más detalles (afortunadamente).

Los países favoritos del viaje

Como todo viajero, Eduardo tiene sus preferencias, aunque lo que le atraía era muy distinto en cada país. A fin de cuentas, uno se puede maravillar de muchas características:

Nueva Zelanda, es un país ordenado: sin perros en la calle, el día sábado trabaja el banco, y no cierra a las dos de la tarde como acá (se ríe fuerte). Samoa, el paraíso soñado: playas blancas agua calentita y gente relajada. Singapur, el país que es ciudad al mismo tiempo, me llamó la atención la manera en la cual surgió como una potencia económica de Asia.

Pero mi país favorito fue Nepal, ya que el objetivo con el que fui a ese país fue conocer los Himalayas, la cadena montañosa que alberga los picos más altos del mundo, de 8 mil metros sobre el nivel del mar, yo tuve la posibilidad de realizar un trekking de 15 días y llegar a la no despreciable altura de 4.150 metros sobre el nivel del mar.”

Aunque nuestro continente también es extraño para ellos, según nos comenta, ya que la mayoría de los países asiáticos no tienen mucha información acerca de Sudamérica, si es que la conocen. Algunos pocos conocían a Chile por el fútbol, Pinochet o por los desastres naturales.

"Una mujer me preguntó de dónde eres y le dije de Sudamérica y en su afán por conversar me preguntó casi si mi presidente era Barack Obama. Y en Nueva Zelanda un tipo me preguntó si en mi país habían reyes".

Un mensaje para los potenciales viajeros

Eduardo se despide, invitándonos a vivir la experiencia de viajar, obviamente dentro de nuestras posibilidades económicas, pero atreviéndose a lanzarse a una aventura de la que uno definitivamente no se arrepiente.

"Que por lo menos una vez en la vida tengan la experiencia de conocer otras culturas, otras comidas, otras religiones. En mi experiencia, yo nunca había salido de Chile, hacia el norte conozco hasta Santiago, hasta el sur Chiloé y pare de contar, y de un día para otro estaba a 9 mil kilómetros lejos de todo, en un lugar donde no se habla español. En resumidas cuenta le diría a una persona que quiere viajar, pero le da temor, rompan ese temor, porque después uno se arrepiente de las cosas que no hizo, no sé si será absurdo lo que diré a continuación, pero yo prefiero arrepentirme de las cosas que he hecho, que arrepentirme de las cosas que nunca hice por miedo”.

¿Has viajado por lugares extraños? ¿Cómo fue tu experiencia?

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Comentarios
Allison Durán | 2016-07-19 | 20:14
0
Me encanta leer historias y tips de viaje, es el sueño. A mí también me gustaría viajar así una par de meses allá donde me lleve el viento, pero me da miedo y eso a la vez también es excitante. Quizás en un par de años lo haga y les cuente como me fue.
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Margarita M. | 2016-07-19 | 20:28
0
<3 me encanta conocer personas, lugares y culturas!! la última vez que me cambié de pega aproveché de escaparme 1 mes a Asía (Vietnam, Camboya, Tailandia) simplemente maravilloso! toda la comunicación fue por señas así q me volví experta en sonrisas y gestos de agradecimiento
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Luis Gennari | 2016-07-19 | 23:44
4
Bueno... La semana pasada estuve comprando aceitunas en Til-Til :(
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Nora Benitez | 2016-07-25 | 15:43
0
jajajja si es un destino muy exotico!!
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Mauricio López | 2016-07-20 | 16:57
0
Cuando leo de estas historias, siempre me sale la misma duda:
¿cómo le hacen con el idioma? ¿con el inglés es suficiente o algún otro idioma o asi nomá?
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Margarita M. | 2016-07-21 | 17:04
1
Yo me preocupo de aprender a decir por favor y gracias en el idioma local, a parte de eso llevé unos libritos de bolsillo Inglés-Vietnamita e Ingles-Tailandes con frases hechas para diferentes situaciones. Buscaba la frase que necesitaba, se la mostraba a la persona y le sonreía o utilizaba inglés + gestos para que entendieran lo que quería decir.
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Mauricio López | 2016-08-13 | 13:15
0
ya entiendo, gracias por responder
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Nora Benitez | 2016-07-25 | 15:50
0
Lugares extraños poco comunes son los más interesantes... tuve oportunidad de conocer la capital de Madagascar, lo mas raro fue montarme en unos carritos llevados por personas( lo que me dio pena) pero no vi otro medio de transporte... me senti suoper rara un poco incomoda pero el caballero parecia no cansarse.. fue una expriencia bizarra, en ese mismo pais comi carne de cocodrilo no me gusto para nada muy grasosa, y otras carnes de animalaes exoticos..camellos esra era rica, la gente amable, mucha pobreza, pero harta gente sonriente y feliz.
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