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De la Medicina no se puede esperar resultados garantizados

Un médico puede hacer todo correctamente con un paciente y, aún así, existe el riesgo de que las cosas salgan mal. Esto es difícil de entender y es algo que a muchos médicos les cuesta transmitir a sus pacientes. Así lo explica el pediatra y docente del Centro de Bioética de la UDD Juan Pablo Beca.

Por Luz Edwards @luzedwardss | 2014-05-09 | 17:30
Tags | medicina, exámenes, doctores, certeza, errores, negligencia, paciente, esperanza

En todo el mundo aumentan las demandas por supuestas negligencias médicas. Esto tiene muchas causas y dos de las principales tienen que ver con la confianza: poca confianza en el médico como persona y excesiva confianza en las capacidades de la medicina. Así lo observan los estudiosos del tema; por ejemplo, Diego Gracia, médico español y de los exponentes más reconocidos de la Bioética. Él es enfático en advertir que “se está creando una especie de mito sobre que la medicina lo puede todo y que la enfermedad desaparecerá dentro de poco, al igual que la vejez y quizá la muerte”.  Es un mito que alimentan los propios médicos y puede llevar a frustraciones muy dolorosas, porque la enfermedad y la muerte van a llegar de todos modos. 

Por otro lado, Gracia observa que en el siglo XXI se está dando una situación nueva en la cual la salud se ha convertido en un bien de consumo. Esto hace que las demandas al sistema sanitario sean prácticamente ilimitadas y que si las cosas resultan distintas de cómo esperaba la persona, se siente con el derecho a reclamar y a ser recompensada.


Juan Pablo Beca, pediatra y docente del Centro de Bioética de la Universidad del Desarrollo, argumenta en la misma línea y explica que, efectivamente, la mayoría de los reclamos no son por errores, sino por resultados. Es decir, porque no pasó lo que el paciente y sus familiares esperaban. “Eso no es un error ni una negligencia. Una frustración para el paciente, por supuesto que sí, y tenemos que acompañarlos”, explica Beca. 

El arte de las decisiones razonables

Cuando de la medicina se espera certezas o resultados asegurados, surgen las insatisfacciones, las rabias, las penas. Y también aparentes milagros. Porque si el médico informa a una familia que al paciente le quedan 3 meses de vida y luego vive 3 años, no significa que ocurrió una situación paranormal. Sencillamente sucede que el médico seguramente habló del tiempo promedio que viven las personas en condiciones similares, pero sabiendo que cada caso es diferente

“Los médicos muchas veces entregan respuestas para satisfacer la demanda de certezas por parte de los pacientes. Lo hacen con la mejor intención de tranquilizarlos y eso es parte del alivio del sufrimiento del cual se hace cargo la medicina”, narra Beca y enfatiza que es importante que los médicos avancen hacia ser capaces de transmitirles a los pacientes que su diagnóstico y propuesta de tratamiento son siempre una aproximación. 

“De la medicina no se puede esperar un diagnóstico exacto y una solución exitosa. El diagnóstico se aclara con la respuesta al tratamiento, con la evolución… Porque la misma enfermedad va a tener una evolución diferente en cada persona, y porque a veces las cosas no son lo que parecen en un primer momento. Yo les digo a mis alumnos que mientras crean que la neumonía es igual en Pedro que en Juan, están mal. La neumonía no es la que aparece en los libros de neumonía, es la que se da en una persona, con esta edad, con estos antecedentes, con estos hábitos, con este estilo de vida, con esta familia, con esta enfermedad previa, con esta expectativa personal y con estos temores. Considerando todas esas aristas se toma una decisión”, ejemplifica el docente de Bioética. 

Esto explica que la incertidumbre sea propia de la medicina y que por mucho que se avance en el conocimiento del cuerpo humano y en tecnología, es una disciplina que nunca será una ciencia exacta. “El arte de la medicina es poder decidir o tomar decisiones razonables con los hechos que hay, que sabemos que nunca son todos. Es lo que ocurre en prácticamente todas las situaciones médicas”, dice Beca.

La cultura del error: prevención

Si bien los malos resultados pueden darse aún con un trabajo correcto del médico y su equipo, Juan Pablo Beca enfatiza en que es necesario preguntarse por qué las cosas se dieron así. “Existe cada vez más preocupación en el ámbito médico y existe la llamada cultura del error. Es una forma de trabajo que se enfoca en tomar las medidas para que los errores no ocurran de nuevo”, explica Beca. La medida de sancionar a la persona que cometió el error no es prioritaria, pues significaría reemplazar a una persona con experiencia que puede aprender y mejorar. Esto, exceptuando las situaciones que son inaceptables, como las negligencias, que se entienden como un error con culpa. Es decir, una situación donde la persona sabe de antemano que no está haciendo lo correcto.  “Un ejemplo burdo sería que yo, que soy pediatra, decida atender partos cuando no estoy calificado. Eso es totalmente inaceptable. Igual que ocultar un error o falsear intencionalmente un dato”, dice Beca. 

Recuperar la confianza
Esta incertidumbre inevitable de la medicina es mucho más fácil de llevar si es que existe una relación de confianza entre el médico y el paciente. “En la consulta se produce un encuentro entre dos personas, eso no podemos olvidarnos; una que trae su sufrimiento y otra que tiene la capacidad de aliviarlo. Cuando estas dos personas están en actitud de confianza en el otro y conversan con honestidad, es posible ajustar a la realidad las expectativas del paciente, las dificultades que puedan aparecer se van resolviendo y no se dan reclamos ni demandas. Si algo sale mal, el médico lo lamentará junto a la familia”, dice Beca. 
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Comentarios
Paper Luis | 2014-05-12 | 09:49
0
Creo que acá falta la negligencia por omisión.
Al ver las atenciones express que hacen los médicos hoy en día (de 10 minutos c/u aproximadamente) es imposible que puedan revisar todos los factores que influyen en el desarrollo de una enfermedad. Lo que aplican en estos casos es el famoso 80-20, es decir, se la juegan a que con un N de síntomas conocidos, la enfermedad esté dentro del 80% mas común. Probabilisticamente está correcto, pero al estar hablando de la salud humana, el 20% restante puede tener mortales consecuencias, siendo eso una negligencia.
Por ejemplo: Si una persona padece de dolores de cabeza constante, pero se toma un analgésico y pasa ¿La solución es la Aspirina? No, pero muchos doctores lo toman como cierto y un "espere a que pase", y volvemos al 80-20... puede que el 80% de los casos no sea nada, pero en el 20 restante puede ser cualquier cosa... hasta cáncer.

Por último, ahora los médicos actúan cada vez mas como "DIOStores", pensando en su infalibilidad , pero cuando se equivocan, quieren ser tratados como simples mortales. O sea, que se decidan que rol van a tomar dentro de la salud de las personas.

Saludos
@Paperluis
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José Francisco López Joannon | 2014-05-12 | 16:57
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Esta columna se trata justamente de la forma de ver la medicina que expones tú, en que los pacientes pretenden que los diagnósticos sean 100% certeros y los tratamientos 100% efectivos. Eso simplemente no es la realidad.

La medicina busca entender las enfermedades, aprender a identificarlas e intentar resolverlas, sin embargo no se trata de una ciencia exacta. La historia clínica y el examen físico permiten acercarse bastante a un diagnóstico, muchas veces lo suficiente como para decidir tratarlo. ¿Con qué certeza? ¿Un 80%, 90%, 99%? Todo depende del paciente, de lo común que sea la enfermedad, de su gravedad, de lo efectivo, costoso o dañino que puede resultar su tratamiento, etc. Y si existen exámenes que pueden mejorar ese grado de certeza, ¿por qué no usarlos? Muchas veces esos exámenes tienen efectos adversos y son costosos. Al tratarse de un sistema con recursos finitos hay que saber administrarlos, y el no hacerlo adecuadamente es negligente.

Por ejemplo el mismo dolor de cabeza. Es sabido que después de descartar algunos síntomas de alerta la probabilidad de una enfermedad grave y que requiera de tratamiento específico es baja, lo suficientemente baja como para que no exista necesidad de realizar exámenes complementarios. Sin embargo ahí viene la presión del paciente o del familiar que demanda que se hagan los exámenes para estar seguros. Un scanner de cerebro puede ser uno de ellos, teniendo muy bajo rendimiento cuando no están presentes estos síntomas de alarma e irradiando al paciente lo que lo expone incluso a tumores secundarios a la irradiación. Otro examen es una punción lumbar, te pinchan la espalda con una aguja y se saca líquido para análisis, existe riesgo de infección e incluso desarrollar una meningitis ¿Vale la pena someter a un paciente con baja probabilidad de tener una enfermedad a dichos exámenes? Creo que no, porque si no habría que hacerle un scanner a todos quienes consulten por dolores de cabeza

Otra cosa: las consultas de 15 minutos no son culpa de los médicos. Si tu pides hora en una consulta particular, administrada por el mismo médico, es muy probable que la consulta dure 30 minutos. Es en los centros médicos y clínicos, que por maximizar el beneficio reducen la atención a 15 minutos, siendo insuficiente este tiempo en muchos casos. Y no es que los médicos tengan mucha opción de elegir, porque el "mercado" de la salud no está controlado por ellos.
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