reclamos, quejas, clientes, servicios, atención al cliente, consumidores, derechos

Reclame sus derechos como un Lord (Parte 1)

Esta guía práctica le ayudará a defender sus derechos cuando se sienta pasado a llevar, con mayor efectividad y sin jamás perder la compostura (o el monóculo).

Por Marco Canepa @mcanepa | 2013-12-30 | 12:40
Tags | reclamos, quejas, clientes, servicios, atención al cliente, consumidores, derechos

Admitámoslo, cuando se trata de atender bien a sus clientes, a las empresas y servicios nacionales les queda mucho camino por recorrer. Desde empleados temperamentales, apáticos o mal capacitados, a políticas de negocio francamente cuestionables, existen un millar de razones que nos pueden llevar a perder la paciencia y sentir, como es natural, el deseo de mandar todo al diablo.

En esto de enfrentar un momento en que nos sentimos pasados a llevar, uno puede observar dos categorías predominantes: El esponja, que absorbe todo sumisamente, aunque cejijunto y cariacontecido, para luego ponerse a despotricar en voz baja cuando se encuentra fuera del radio de audición de quien le ha ofendido y el polvorita, que ante la menor provocación, monta en cólera y se pone a reclamar a voz en cuello y a proferir amenazas a la persona tras el mesón, procurando sumar a la mayor cantidad de gente a la escena.

Es mi opinión, que ninguna de estas conductas es sana. Por un lado, ser "esponja" es malo por una razón evidente: Si uno se siente pasado a llevar y no hace nada, no está defendiendo sus derechos ni los de los demás y está validando algo que está mal. Nadie que se comporta así queda realmente satisfecho de sí mismo. 

Por otro lado, la razón de por qué ser un "polvorita" también es malo, puede no ser tan obvia, pues muchas personas seguramente creen que la segunda es sinónimo de "defender sus derechos" y "no dejarse pasar a llevar".

En mi opinión, las razones por las que volverse un energúmeno son poco sanas, son abundantes:

  • Te arruina el día (y el de los demás). Por muy satisfactorio que sea hacerse respetar, la verdad es que hinchar la vena y enfrentarse a garabatos con otro ser humano nunca es una experiencia agradable y es una que probablemente seguiremos rumiando todo el día. Y de paso crearemos un clima de mala onda entre el personal y los otros presentes, que asegurará mala atención y malos ratos para todos.
  • Es injusto. Habitualmente, la persona contra la que descargamos nuestra frustración no es la persona que realmente tiene la culpa del problema, sino un "fusible humano" que han puesto para absorber la rabia de los clientes. Y a diferencia de nosotros, que luego de la pataleta nos podemos mandar a cambiar, él o ella deberá seguir atendiendo a clientes molestos durante todo el día.
  • Es poco efectivo. Por la misma razón del punto anterior, la persona que se come nuestra rabieta difícilmente tiene el poder para resolver el problema, sobre todo cuando nos enfrentamos a grandes empresas. 
  • Te dificulta negociar. Armar una pataleta es el equivalente emocional a hacer un "all in" en el póker. O ganas o pierdes todas tus fichas. La ofuscación es una mala consejera y una vez que ya invertimos todo nuestro capital emocional en armar una escena, cualquier salida alternativa nos parecerá humillante y tenderemos a rechazarla, yéndonos muchas veces con las manos vacías para mantener la dignidad. O peor aún, si descubrimos que estábamos equivocados, nos costará mucho más reconocer el error y será mucho más humillante.
  • Te hace ver impotente. Sip, así tal cual lo lees, por algo en las culturas asiáticas, enojarse públicamente se evita como la peste, pues se le considera "perder cara", es decir, te hace ver como alguien incapaz de controlarse y sin poder suficiente para hacerse respetar sin recurrir a la fuerza bruta. Quien realmente tiene poder, no necesita perder la compostura para ejercerlo.


8 pasos para reclamar con estilo

Es mi visión que cuando uno reclama o exige sus derechos, debe hacerlo como un verdadero Don Corleone: Persuasivo, firme, impasible. Uno debe demostrar que sabe cuáles son sus derechos y ser capaz de obtenerlos sin tener siquiera que levantar la voz. Esto, por supuesto, requiere de ciertas estrategias y a continuación les contaré las que, al menos a mí, me han servido.

1. Prepárate de antemano.

No, no se trata de haber leído todo el mamotreto de la ley del consumidor y saber cada detalle de memoria, pero al menos estar seguro sobre tus derechos básicos: Cosas como que todo producto tiene una garantía de 3 meses (salvo los alimentos perecibles) excepto por daños que hayas causado tú mismo. Que para exigir el cumplimiento de esa garantía basta un documento que acredite la compra, aunque no sea la boleta. Que tienes derecho a elegir entre la reparación gratuita del producto, su reemplazo o la devolución del dinero, la tienda no puede forzarte a tomar sólo una de las opciones.

Una buena idea es tener grabado en tu celular el número de alguien que puedas consultar en caso de necesidad, para verificar la información que te están entregando. Por ejemplo, sería recomendable tener a mano el teléfono del Sernac (02 2594 6000) y de algún amigo abogado, si lo tienes.

Cuando se trata de servicios, es fundamental asegurarte de haber entendido bien el contrato que firmaste. Asegúrate de todo. Haz todas las preguntas incómodas que se te ocurran y plantéale escenarios al vendedor "¿Y si me enfermo durante el viaje?", "¿Y si se atrasa el avión?", "¿Y si quiero cerrar el contrato antes?", "¿Cuánto me va a costar en total?". Normalmente los vendedores mienten por omisión, pero cuando les haces la pregunta específica sobre aquello que omiten, te dicen la verdad. Si alguna respuesta o cláusula no te convence, manda una consulta al Sernac.

Sé bien ordenado y guarda los comprobantes de compra y contratos de todas las importantes que compres y todos los servicios que contrates y llévalos contigo cuando vayas a reclamar. 

Y una clave: Quédate con la tarjeta de visita del vendedor, por si luego quieres interrogarlo o denunciarlo sobre una promesa incumplida. (Yo en una ocasión llamé al vendedor de un plan telefónico y lo puse en altavoz frente a la persona de atención al cliente de la empresa, que no quería reconocer lo ofrecido. Así pude probar que lo que se prometía y lo que se entregaba no calzaba).

2. Pregunta qué pasa

Cuando algo no va como esperábamos, solemos asumir muchas cosas: que el garzón se olvidó de nosotros, que el cobro adicional en la cuenta de teléfono es porque me están intentando estafar, que si no me dieron el ascenso, es porque mi jefe me tiene mala. Pero muchas veces, hay razones perfectamente razonables para lo que está ocurriendo y averiguarlas nos puede ahorrar muchos malos ratos. O en otras ocasiones, hay todo un drama humano ocurriendo tras bambalinas y uno puede hacer un acto de humanidad y ayudar a otro, en lugar de atacarlo en su peor momento.

En una ocasión que fui a comer, un garzón muy acongojado estaba siendo insultado por un cliente y luego se acercó a mi mesa, con sólo la mitad de mi orden de sushi, pidiendo disculpas y listo para ser insultado de nuevo. Le pregunté qué había pasado. Estaban cerrando, habían aceptado las dos últimas órdenes, pero en la cocina le avisaron que sólo quedaba sushi para atender una. Él, que ya no podía hacer nada al respecto, había intentado dividirla entre ambos comensales. Al ver su dilema, me compadecí y le dije que llevara mi porción al otro cliente. Semanas después me lo volví a encontrar en otro local de la misma cadena. Ellos ya habían cerrado la caja, pero él me reconoció, la abrió especialmente para mí y me regaló unas porciones extra. Karma.

Por lo tanto, lo mejor es preguntar amablemente qué es lo que está pasando y desde ahí determinar nuestro curso de acción y evitar dar pasos en falso. Esta es la oportunidad para ir estableciendo una conexión de buena onda con quien está a cargo de atendernos, que puede abrirnos puertas más adelante. 

3. Explica calmadamente tu problema y toma nota del nombre de quien te atiende.

Si ya decidiste que efectivamente hay un problema que amerita hacer un reclamo, es hora de demostrar que se está a la altura de las circunstancias.

Parte por preguntarle el nombre y cargo a quien está atendiendo tu reclamo (si tiene número de empleado o una tarjeta, pídelas también). Luego, cada vez que le interpeles, hazlo usando su nombre. Esto entrega varios mensajes importantes: Primero, que te importa como persona, lo que hace el trato más cercano; segundo, que evaluarás sus respuestas y puedes denunciarla si no hace un buen trabajo, lo que le pone alerta.  

Hecho esto, pasamos al reclamo propiamente tal. Cuánto más clara y ordenadamente expliques tu problema, más fácil será para quien lo escucha intentar resolverlo. Parte con el objetivo general de tu reclamo y luego explica en orden los acontecimientos que llevaron a él. Demuestra que sabes de lo que estás hablando y que estás consciente de tus derechos. Si tienes papeles que prueban tus argumentos, es la hora de mostrarlos.

Procura usar en todo momento un lenguaje educado y un tono tranquilo, pero mostrarte seguro, para transmitir autoridad. Recuerda: Eres Don Corleone.

4. Negocia

Si hicimos bien las etapas anteriores, ya sabemos qué ocurre, estamos en buen pie con nuestro interlocutor y tenemos claro que estamos en lo correcto, llega la hora de evaluar qué es lo que podemos obtener, qué solución nos puede dejar satisfechos. 

Un amigo me contó muy orgulloso una vez cómo armó una escena gigante en una empresa telefónica, porque no estaba el teléfono que había ido a buscar. Amenazó, gritó, reclamó, habló con los jefes del local, se negó a irse hasta obtenerlo. En buen chileno, dejó la cagá. Luego le pregunté si logró obtenerlo. Ahí se puso rojo y admitió que no. El teléfono simplemente estaba fuera de stock ¿Iban a fabricarlo ahí mismo?.

Por lo tanto, en base a las respuestas que nos dan, debemos hacernos algunas preguntas esenciales: ¿Es posible obtener aún lo que vine a buscar? ¿Si no es así, qué otra cosa podría compensarlo? ¿Existirán salidas alternativas al problema?

Generalmente, el personal que atiende a los clientes ansía evitar nuestra ira tanto o más que nosotros, por eso, se agarrarán como una lapa de cualquier alternativa de solución que les demos, que esté dentro de su poder ofrecer. Otras veces, tienen esas compensaciones guardadas como cartas bajo la manga, listas para ofrecerse en caso de ser necesario, pero si uno no las pide, prefieren guardarlas.

"¿Y no me podrán ofrecer un descuento o un regalito por la molestia?", "¿No me lo podrán enviar a domicilio cuando vuelva a haber stock?", "¿Y no habrá un asiento en Business, para compensar el atraso?"... alternativas siempre hay para el que sabe buscarlas y si uno lo pide de buena manera y con empatía, suele lograr un buen trato.

Dicen que el arma más efectiva de John Dillinger, el más famoso asalta bancos de la era de la depresión estadounidense, era su sonrisa. Se sabe que incluso coqueteaba con las cajeras a las que asaltaba. Mira tú.

¿Qué hacer si nuestro interlocutor se niega a colaborar?

Con lo visto hasta aquí, deberíamos poder resolver la gran mayoría de los reclamos más cotidianos, pero hay ocasiones en que nuestro interlocutor se muestra bien poco cooperativo, en que simplemente no tiene el poder para resolver nuestro problema o, peor aún, el sistema completo de reclamos parece estar montado para evitar que uno pueda efectivamente llegar a algún lado.

La parte 2 de esta guía se referirá a estas situaciones más extremas ¡No se la pierda!

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Comentarios
Laura Badilla | 2013-12-30 | 13:04
12
Yo trabajé en el Call Center de Soprole y resulta que si un producto viene malo: mal sabor, poca cantidad, etc (SIEMPRE Y CUANDO NO ESTÉ VENCIDO)puedes llamar al número del envase, te piden algunos datos y te van a dejar un reemplazo a tu domicilio, más uno extra (uno más, o sea, si tienes 4 yogurt malos, te van a dejar 5). Te van a pedir que guardes el envase del producto malo, pero si ya lo botaste igual puedes decir que no sabías eso y te lo llevan igual.

En mi caso personal, una vez compré unas papas Kryspo grandes y venían con menos cantidad de la habitual. Llamé y me mandaron varios productos de regalo.
En otra ocasión fui al cine y la película se demoró como 20 minutos en empezar (del tiempo establecido), así que al salir fuimos a hablar con el encargado y le dijimos que cuando uno va al cine muchas veces tiene cosas que hacer después, por lo que el atraso causaba inconvenientes en la programación del día, así que nos regalaron un par de entradas gratis para ir cuando quisiéramos a la película que eligiéramos.

Nota: tal como dice el artículo, siempre mis reclamos son en tono firme, pero cordial... eso genera un excelente resultado porque la gente queda complacida en ayudar a alguien tan amable ;)
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Marco Canepa | Editor | 2013-12-30 | 13:08
5
Así es, casi siempre las empresas tienen montado un sistema de compensaciones para los reclamos más comunes.

Aunque otras veces, como me contó una amiga que trabajó en atención al consumidor en una de las tres grandes tiendas, gran parte del entrenamiento que recibió consistía en confundir y aburrir al cliente hasta que desistiera. Por eso, en la parte II abordo casos más duros.

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Juan Pablo Martinez | 2013-12-30 | 14:28
0
Yo me entere de eso hace dos años al empezar a pololear. Cuando fui a la casa de mis suegros a almorzar nos dimos cuentas que la bebida venia sin gas. mi suegra se levanto y llamo al numero del envase, yo pensé " Eso no servirá de nada ". Al tercer día todos en su casa estaban tomando bebidas en lata que les habían ido a dejar.
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Paper Luis | 2013-12-30 | 15:43
13
Jajaj Luego del "Hace 2 años al empezar a pololear" y Leer "casa de mis suegros" no pude evitar pensar "Fue a devolver a la polola..."
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Enrique Ulloa | 2013-12-30 | 16:21
0
Jjajajaja yo pensé algo similar! XD
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Juan Pablo Martinez | 2013-12-30 | 16:30
2
wjajajaja lo intente pero sabe como llegar a mi casa
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Isa Ibáñez | 2013-12-30 | 16:33
0
jajajaja, yo también me esperaba un cuento por el estilo!
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Rodrigo | 2013-12-30 | 14:59
1
A mi me pasó lo de los alimentos, con algo de maggi, no recuerdo, pero a los días después del reclamo, me llegó una canasta llena de cosas y una carta firmada por alguien de servicio al cliente.
Siempre reclamo si hay algo malo, ayer fui al sodimac, y por una madera me estaban cobrando otro precio, eran como $400, pero yo no le regalo ni un peso a las grandes empresas, reclamé en la caja y me hicieron el descuento y acto seguido "actualizaron" el precio del producto en la exhibición.
En un restaurant un día el mesero me atendió pésimo, pero yo pacientemente (cosa rara), seguí tal cual con el pedido y todo, pero al final pagué la cuenta y le dije en su cara al mesero que me había atendido pésimo, que no le iba a dejar propina y me fuí, yo creo que me echó mil maldiciones encima, pero no me importó, me di el gusto.
Un día en el estado de cuenta de la tarjeta de crédito me cobraron como 20 pesos demás, raro, llame al servicio al cliente y nadie supo darme respuesta, y una mujer me atendió muy mal, reporté el caso como sospechoso de estafa a la sbif y moví a medio mundo por $20 jojojo...luego me llegó una carta firmada a mano por la jefa de servicio al cliente con muchas disculpas por el caso, me descontaron los $20 y me dieron un año de mantención gratis de la cta cte.
Eso entre muchas cosas que me han pasado, pero como dice el articulo, siempre como un don corleone para reclamar y de veritas que funciona.
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Monica Duran | 2013-12-30 | 15:25
3
He logrado varias compensaciones por cobros excesivos en cuentas, atrasos de vuelos (con pérdida de conexión incluida) sin necesidad de hacer ninguna escena. Como trabajo atendiendo personas, veo la otra cara de la moneda y si veo a alguien actuando de manera prepotente sin razón (especialmente con el personal más humilde), la posibilidad de una solución pronta y oportuna se desvanecerá con cada grito. En resumen, hay que ser paciente porque la mayoría de las veces sí pueden darte alguna solución por el mal rato.

Lo que sí es importante es que también existen canales (algunos mejores que otros) para felicitar la buena atención. Cuesta más escribir felicitaciones, pero creo que una buena atención o producto o merecen.
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Daniel Sanchez | 2013-12-30 | 19:00
2
Totalmente de acuerdo, yo trabaje en un Call Center también, y varias veces llamaban muchos personajes con millones de problemas, pero siempre reclamando de forma amable, uno se la jugaba más por esa persona que el prepotente que te sacaba dinero, trabajo hasta la madre en la cara.

Con paciencia y disposición siempre se arregla todo!
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Marco Canepa | Editor | 2014-01-06 | 18:54
0
Importante punto, mencionas, la importancia de felicitar una buena atención.
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Paper Luis | 2013-12-30 | 15:49
1
Una vez en un Tottus vi 2 copas en la góndola de cristalería. Las tomé, junto con otras compras. Al llegar a la caja, me dice "Sabe, las copas no tienen código, no se las puedo vender", le pedí a la cajera que me repitiese lo que me decía, porque de verdad no podría creer eso. E insistió en eso, no diciendo nada nuevo. Cuando le pedi que llamara a su jefe, no lo hizo y allí me enojé y me puse pesado (pero no falto de respeto), le dije que, en ese caso, no compraba nada (creo que mas menos 50 mil) y que me iba. En eso apareció la jefa de cajas y se deshizo en disculpas, que vieramos las copas, pero que cerraramos esa compra (sin las copas) para que el flujo de la caja siguiera.
Luego de contarle TODO lo que hizo la cajera, esta señora llamo por radio a otras personas, preguntando por la benditas copas... Cuento corto, esas pertenecían a un juego de 6 copas, pero al reponedor se le quebró una y no encontró nada mejor que dejar las otras 5 sin el embalaje. Al final me las vendieron a $100 cada copa y con muchas disculpas del todo. Lo penca fue que nunca más vi a esa cajera...
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Rodrigo | 2013-12-30 | 16:27
1
A mi me pasó algo parecido con una cajera del Lider, era muy pesada y ella misma se le resbaló de las manos uno de mis productos, un vinagre creo en botella de vidrio, y no fue capaz de llamar a alguien para que trajera otro, no pidió disculpas ni nada. Al fin, cuando hablé con la jefa de cajeras me dijo que esa persona ya tenía muchos reclamos, así que iban a tomar medidas, no la vi mas en el super tampoco.
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Marco Canepa | Editor | 2014-01-06 | 18:56
0
¿Habrá sido una cajera novata? Las con más experiencia suelen resolver el problema rápido ingresando el código de otra cosa o mandando al niño que embolsa los productos a ver el precio.

He oído buenos comentarios de las cajeras del Jumbo.
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Felipe Lazo | 2013-12-30 | 16:40
1
Este es uno de los artículos más útiles que he leído en este lugar. Los comentarios han aportado y creo que después de leer esto, soy una persona (un poco) diferente, mejor.

Como dato anecdótico, una vez trabajando en Lima (ciudad maravillosa) dando soporte a un sistema de atención al cliente, el sistema se empezó a caer, la gente se enojó y como yo era el informático a cargo, yo era el culpable. La gente me gritó de todo, lo más suave fue «chileno conch...», pero fue solo esa vez. Entiendo cómo se deben sentir los empleados cuando los tratan mal, siendo que ellos son solamente la cara visible de un proceso del que ellos no son responsables en cuanto al diseño.
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Ana Norambuena | 2013-12-30 | 20:15
2
Hola Marco, :)

Gracias por el artículo.

Quisiera ver si sirve de aporte (para el punto 1: prepárate de antemano) contarte que hace unos días oí en la Radio Biobio a un abogado explicar la legislación que regula los cambios de productos y me quedé un tanto sorprendida con que efectivamente la ley en sí no da la facultad al consumidor a elegir una de las opciones que indica el sernac en la página y que en realidad como consumidores estamos a lo que el proveedor ofrece dentro de estas tres posibilidades (al menos en la primera oportunidad de ir a reclamar). Eso es lo que entiendo de la explicación de este abogado. Lo otro interesante era que para ventas por internet sí se puede exigir devolución de dinero a la primera dentro de los primeros 10 días.

Quise buscar si estaba la entrevista radial o algo para leer, pero encontré este extracto del Buenos Dias a Todos, donde el abogado cubre el mismo tema.


http://www.tvn.cl/programas/buenosdiasatodos/actualidad/?id=999679

Cabe la duda, dónde pido una reparación a la ley del consumidor? jeje
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Marco Canepa | Editor | 2014-01-06 | 18:58
1
Interesante, una amiga abogada me había dado la información contraria. Tendré que investigarlo.
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Darknesshell . | 2014-12-28 | 13:20
0
Las opciones las pone la empresa cuando es una solicitud de cambio o devolución por gusto. No tiene ningún relación con la garantía legal.
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Alvar Fañez | 2013-12-31 | 19:51
0
Me parece un excelente artículo.

Me hubiera servido mucho una vez que viajamos a Monterrey en Nuevo León México, llegamos a un hotel "de lujo", y nos tuvieron esperando 8 horas nuestra habitación, nosotros habíamos llegado de un viaje en autobus de un día por que ibamos a concursar, y no habiamos podido descansar bien durante el camino.
No reclamamos, pero otra gente sí, como para hacer llorar a los que atendían el hotel pero era culpa de la gente que se supone debía liberar la habitación a las 10 de la mañana, y la liberaron hasta las 4 de la tarde.
Ya cuando nos dieron nuestra habitación dormimos como piedra un par de horas, para luego ir a inscribirnos y prepararnos para competir en muy mala forma, estabamos cansadísimos del camino.
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Largo Averill | 2014-01-02 | 13:30
1
Hey gracias, buen artículo. Tengo una duda sobre la ley de alcoholes:
Fui a un bar y a la hora de pedir algo para tomar me chantaron la típica "no les puedo vender alcohol si no piden algo para comer...". Al saber que lo más barato eran como 5 lucas me paré y me fui. Estuve estudiando la bendita ley (completa, es eterna) y lo único que dicen al respecto es en la parte de la clasificación de las patentes, cito textual:

C) RESTAURANTES DIURNOS O NOCTURNOS, con expendio de bebidas alcohólicas a los clientes que concurran a ingerir alimentos preparados.
Valor Patente: 1,2 UTM.

Dejan ahí (creo) en claro que la venta de alcohol es para gente que va a comer, pero en todo el resto de la ley no dice nada el respecto de esta situación particular en bares.

¿Cuál es la solución? ¿revisar el tipo de patente del local y saber a qué atenerse? O es una estafa y uno puede ir a tomar nomas?

Gracias
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Carolina Rodríguez | 2014-01-03 | 00:33
1
Sin conocer a fondo la ley de alcoholes ni ser abogado ni nada, creo que eso tiene que ver con el tipo de patente que tienen ellos, efectivamente. Por ejemplo, los Schopdog tienen patente de restaurant, así que no te venden cervezas sin algo de alimento. Hay varios bares donde pasa lo mismo (me imagino que la patente de restaurant debe ser o más barata o más fácil de conseguir), pero habitualmente ellos te ponen en forma gratuita en la mesa algún alimento (aunque uno no lo pida ni se lo coma, desde pan a cabritas, algún picoteo, arroz, un tazón de sopa, etc.) para no ser multados en caso de inspección. Pero al menos nunca me ha pasado eso de que en un bar que funcione como tal (independiente de su tipo de patente) me OBLIGUEN a comprar comida...
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Marco Canepa | Editor | 2014-01-06 | 19:03
0
Entiendo que depende de la patente que tenga el local. Entiendo que la patente "Clase E" de Cantina, bar, pub y taberna permite vender alcohol por sí solo, mientras que la "Clase C" obliga a vender alimentos junto con el alcohol.
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Nicolás Wulf | 2014-05-05 | 20:35
2
Es filete este diario. En vez de encontrarte con un blog donde todos se sacan la madre, aquí hay pura gente constructiva. Es realmente animante.
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