Diste la PSU, postulaste y quedaste. Ya no hay vuelta atrás. A diferencia del santiaguino promedio, que probablemente no vivirá solo hasta haber terminado la educación superior, tú deberás hacer tus tres maletas, subirte al bus, hacer chaíto con lágrimas en los ojos y dejar atrás tu mundo conocido: la querida provincia.
Entonces no te queda otra que tener cuero de chancho y aprender a andar en el Transantiago, saber que cuando falte detergente tendrás que comprarlo tú, porque la ropa no se lava sola, y tener claro que para hacerte un lugar en la selva de cemento, hay un par de datos que debes manejar al revés y al derecho.
Tranquilo, todo se aprende haciendo, pero no está mal ir adelantando pega mientras estás de guatita al sol. Para echarte una mano, en El Definido recolectamos datos útiles de ex estudiantes de provincia que llegaron a la capital con tus mismos miedos y salieron airosos. Sabemos que todo depende de la experiencia de cada uno, por eso toma lo que te sea útil y lo que no, tómatelo con humor. Éste es el manual de supervivencia del estudiante de provincia en Santiago:
Lo primero es lo primero, y si quieres convertirte en alguien independiente en la ciudad, debes manejar al revés y al derecho el funcionamiento del sistema de transporte público, el Transantiago.
Tarjeta Nacional Estudiantil (TNE) o en buen chileno, “pase escolar”:Si estás cursando tu educación superior, tienes derecho a pase escolar, es decir, a pasajes rebajados de micro y metro los siete días de las semanas y 24 horas al día. Para obtenerlo, debes acudir a la persona o entidad encargada en tu establecimiento de educación (pregunta en secretaría o al compañero santiaguino más avispado que veas cerca, ojalá de cursos mayores). También puedes comunicarte directamente por teléfono con la JUNAEB (600 600 2626).
Un buen consejo que nos dio una estudiante, es considerar el presupuesto para pagar micro y metro los primeros días sin pase escolar. Sucede que el trámite tarda y puede que durante tu primer mes en Santiago debas comprarte una tarjeta Bip! clásica en cualquier boletería del Metro.
Descarga Moovit: Agradecerás haber descargado en tu smartphone esta aplicación cuando llegues a Santiago, pues te brindará varios beneficios. En primer lugar, te ayuda a planificar tus viajes, o sea, pones la dirección de tu universidad o instituto y te dirá las mejores alternativas y combinaciones de transporte público para llegar en el mejor tiempo posible. Luego, te avisa oportunamente cuánto falta para que llegue tu micro, por lo que podrás organizarte mucho mejor (descárgala para Android o iOS). Es la solución.
Consejos varios: Estos se relacionan más a tu comportamiento en el Trasantiago, para no revelar a todos tu secreta identidad de Carmelita/o en la ciudad. Los que ya conozcan su funcionamiento, ignoren esto y no se sientan ofendidos, pues las ideas vinieron de la experiencia de ex estudiantes de provincia.
¿De qué colegio saliste?: Ok, tienes manejado el tema Transantiago, ahora tienes que comunicarte con una especie curiosa, el santiaguino. Varios de nuestros entrevistados vivieron esta experiencia: apenas llegaron a la universidad o al instituto, el primer capitalino con que hablaron les hizo la misma curiosa pregunta: “¿de qué colegio saliste?”. Y ellos, un poco aturdidos, les dijeron: “del Liceo Abate Molina de Talca”, “del Instituto Inglés de Rancagua” o “del Liceo Experimental Artístico de Antofagasta”. Entonces el santiaguino los miró como un marciano y ahí se acabó el tema. Tranquilo, al capitalino le toma tiempo adaptarse, ya verás que dentro de un semestre estarán todos tomando chela y haciendo un asado en el patio trasero de la universidad, como buenos amigos.
Diluvio universal: Luego, cuando llueve (pocazo en general, sobre todo si vienes del sur y estás acostumbrado al chaparrón) se produce una suerte de hecatombe capitalina. Las calles se inundan después de pocos milímetros de agua caída y el tema se apodera de todos lo medios y de las redes sociales. La micro se llena porque a la gente no le gusta mojarse y en el metro sube la temperatura, no porque tenga calefacción, sino por el vapor humano condensado. Al santiaguino le gusta que llueva, siempre y cuando pueda quedarse metido en su cama comiendo sopaipillas. Entonces, a tener paciencia y aguantar a alguno que otro con mala cara durante el invierno.
Comunicándose con el capitalino: Otro tema es el del lenguaje. Hay varias palabras que el estudiante de provincia debe traducir a su propio léxico, porque en Santiago hay términos distintos para cada cosa.
El estudiante de provincia querrá viajar periódicamente a reencontrarse con sus padres, sus hermanos y sus amigos. Da lo mismo si eres de los que viajan todos los fines de semana o de los que prefieren ir sólo en vacaciones a disfrutar de la buena mano de su madre, tras comer como rata durante un año. Aquí un par de recomendaciones:
Turbus tiene descuentos para los estudiantes de provincia: Ésta es una muy buena jugada de la empresa de buses. Anda a un punto de venta, presenta tu cédula de identidad, tu certificado de alumno regular (pídelo en tu institución académica) e indica para qué tramo solicitas el descuento. No podrás cambiar el destino de tu descuento durante un año y te será muy útil cada vez que viajes a la casa de tus padres (aquí más información).
Comparte auto con gente de tu ciudad natal: Hay varios grupos en Facebook de estudiantes de provincia que viven en Santiago, que comparten auto y gastos para viajar idea o vuelta a ver a sus padres. Una excelente idea es seguir estos sitios y ver si hay cupos disponibles cuando quieres viajar, o bien, ofrecer un cupo si vas a conducir, así te ahorras bencina y peajes. Hay para la mayoría de las ciudades, aquí algunos links para: Los Ángeles, Chillán, Viña del Mar y Curicó-Talca.
Para el resto de tu vida en Santiago, más vale que sepas que los malls (cualquiera de las decenas que hay en la capital) son el centro del universo, y ahí encontrarás lo que busques: supermercados, tiendas de telefonía, Servipag o cines. Los queramos o no, son prácticos.
Y, por último, tampoco creas que Santiago es sinónimo de estrés y trabajo, hay muchas opciones para divertirse e, incluso, conectarse con la naturaleza. Aquí te dejamos varias ideas de panoramas capitalinos: restaurantes raros, desayunos entretenidos, lugares patrimoniales, incluso lugares freaks, rutas de trekking cercanas o panoramas aventureros en la ciudad. El resto te lo dejamos a ti: vive la ciudad, experimenta, disfruta y conoce gente nueva.