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Imagen: César Mejías

Genialidad artística y creatividad: el “lado B” del Trastorno Bipolar

Se estima que al menos un 2,4% de la población mundial sufre de esta enfermedad. Sin embargo, en círculos relacionados a las artes, este porcentaje tiende a aumentar notoriamente. La capacidad de expresión de artistas famosos como Sting y Robin Williams nos permite comprender mejor la enfermedad a través de sus historias.

Por Martín Poblete @martin_poblete | 2017-04-05 | 17:00
Tags | bipolaridad, litio, trastorno bipolar, música, arte, creatividad, humor, sting, robin williams
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Antes de empezar, es importante aclarar algo: no todos los bipolares son genios creativos, y no todos los genios creativos son bipolares.

Si no hay dudas con esta falacia de causalidad, podemos comenzar con el artículo.

¿Qué es el Trastorno Bipolar?

Según estimaciones, el Trastorno Bipolar (antiguamente conocido como enfermedad maníaco-depresiva) es una enfermedad que afecta al menos al 2,4% de la población mundial. Es un trastorno de tipo afectivo que se caracteriza por cambios drásticos del estado anímico, en los que el paciente pasa abruptamente de estados de euforia y energía, a períodos de depresión y angustia. Entre un estado y otro pueden pasar días, semanas o incluso meses. En algunos casos ambos estados estallan juntos, llevando al paciente a lo que se conoce como estado mixto.

A diferencia de lo que muchos creen, la bipolaridad no es pasar por simples cambios de humor. Quien sufre de trastorno bipolar puede pasar por períodos de mucha productividad en los que duerme poco, toma decisiones de forma impulsiva y tiene poco control de su temperamento; seguidos por períodos de tristeza, fatiga, problemas de alimentación, aislamiento social, falta de ánimo e ideaciones suicidas. La intensidad de esos cambios depende también del tipo de Trastorno Bipolar.

La ciencia aún no ha logrado determinar con exactitud cuáles son los factores que lo causan. No obstante, se ha logrado establecer que los desequilibrios químicos y hormonales en el cerebro, sumados a la genética y a factores ambientales, juegan un rol clave en la aparición del trastorno.

Si bien la bipolaridad no tiene cura, sí se pueden combatir sus síntomas para lograr que el paciente lleve una vida sana e integrada. El tratamiento es mayormente realizado a través de fármacos, aunque la psicología, la medicina alternativa y la terapia ocupacional, han demostrado ser buenos aliados a la hora de complementar a la psiquiatría en el combate de los síntomas.

Trastorno Bipolar y genialidad

El pasado 30 de marzo se celebró en todo el mundo el Día Internacional del Trastorno Bipolar, con motivo del natalicio del pintor holandés Vincent Van Gogh. Expertos de la psiquiatría han estudiado a Van Gogh de forma póstuma, a través de su obra y cartas escritas a su hermano, y han concluido que lo más probable es que el famoso artista haya sufrido de trastorno bipolar durante su vida.

Van Gogh es uno más de los muchos rostros del mundo del arte y la cultura que engrosan la lista de pacientes con Trastorno Bipolar. Se presume que Edgar Allan Poe, Miguel Ángel y Piotr Tchaikovsky, lo tuvieron, e incluso hoy, hay varios artistas que han revelado su enfermedad.

Esta aparente relación entre desórdenes mentales y genialidad creativa parece no ser algo nuevo. Ya en la Antigüedad Platón y Aristóteles reflexionaban sobre la naturaleza del estado creativo y su relación con la “locura”, como era entendida en la época. Mientras que Platón afirmaba que la genialidad poética estaba relacionada con estados de intensidad emocional (“el poeta es incapaz de producir mientras el entusiasmo no le arrastra fuera de sí mismo”), Aristóteles intuía que la creatividad estaba relacionada con la melancolía. En sus propias palabras: “¿Por qué razón todos aquellos que han sido hombres excepcionales, en lo que concierne a la filosofía, a la ciencia del Estado, a la poesía o a las artes, son manifiestamente melancólicos?”

La ciencia moderna ha logrado establecer ciertas hipótesis para entender por qué esto ocurre.

Es cierto que no se puede asociar el Trastorno Bipolar exclusivamente a un cierto tipo de personalidad, por lo que esta información debe ser entendida con criterio y responsabilidad.

La necesidad de escapar del estado depresivo (de “exorcizar los demonios”) es una de las primeras razones por las que quienes sufren de bipolaridad canalizan su enfermedad a través del arte. El paso por períodos de alta creatividad y productividad ayudan a que, en muchas ocasiones, sus carreras sean prolíficas.

Sin embargo, esto también tiene su lado negativo: una vez que la obra ha sido presentada, la canción ha sido interpretada o el libro ha sido publicado, el artista queda sometido nuevamente al vaivén de la bipolaridad, expuesto a caer en un episodio depresivo sin la adrenalina que lo mantuvo “arriba” al momento de crear. En el caso de los humoristas, como Robin Williams, este fenómeno es conocido como el síndrome del payaso triste.

El músico británico Sting es otro artista famoso que ha reconocido públicamente su Trastorno Bipolar. Durante su primer período con The Police, relata que las ideaciones suicidas le rondaban constantemente. Su canción Lithium sunset habla de cómo los medicamentos hechos en base a litio le ayudan a combatir el profundo dolor que sufre durante sus episodios depresivos.

Muchos artistas con bipolaridad se rehúsan a tomar sus medicamentos por miedo a perder sus capacidades creativas. Al ser medicados con productos que “levantan” sus bajones y calman los estados de euforia, los chispazos creativos son “aplanados”, por lo que optan por vivir con los síntomas de la bipolaridad para no perder sus dotes.

Existen formas, sin embargo, para combatir el bloqueo creativo sin dejar de crear y sin renunciar al tratamiento. El músico estadounidense Jason Ricci, por ejemplo, ha desarrollado un método de inspiración creativa para poder seguir haciendo música, a través de habilidades lógico-matemáticas, en lugar de los tradicionales mecanismos emocionales-artísticos.

La mente humana es un campo en el que todavía hay muchas preguntas y pocas respuestas. Es importante, sin embargo, que comprendamos los alcances de enfermedades que están más cerca de lo que creemos. Si alguien cercano a ti te cuenta que está sufriendo de depresión o trastorno bipolar, apóyalo. Nadie te cuestiona cuando tienes un resfrío o hipertensión, así que no hagas lo mismo con quienes padecen de trastornos psiquiátricos.

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