bullying, acoso escolar, matones, educación, niños
Imagen: Marco Villar

¿Qué hacer si tu hijo es el matón del curso?

Se suele dejar de lado una parte de toda historia, pero cuando se trata de tu hijo, no se puede hacer la vista gorda. Los niños que hacen bullying probablemente están pasando por algo muy complicado, por lo que es fundamental preguntarnos, ¿qué hacer si mi hijo es el matón?

Por Romina Diaz | 2019-05-09 | 07:00
Tags | bullying, acoso escolar, matones, educación, niños
“La expresión de la rabia aparece como una conducta violenta porque en muchas ocasiones los niños no saben expresarla, no saben manejar la rabia. Y si nosotros como adultos no se los enseñamos, ellos no tienen cómo aprenderlo” (Daniela González Saldias, psicóloga infanto juvenil).
Relacionadas

El colegio es la segunda casa de todo niño. Un lugar donde conoce a sus mejores o a muy buenos amigos, donde juega, aprende, y donde debiese sentirse cómodo y feliz, al menos la mayoría del tiempo. Pero en ningún caso debiese ser un lugar donde tiene miedo o al que va a esconderse.

El bullying o acoso escolar, es considerado por algunos especialistas como la epidemia del siglo. De hecho, en Chile solo entre enero y septiembre del 2018, se registraron 2.700 denuncias de acoso físico o psicológico.

Pero si se actúa a tiempo se puede detener y así salvar la vida de dos niños o jóvenes: la víctima y el victimario. Así es, porque aunque siempre es importante ayudar a un niño a defenderse, hoy dimos vuelta la tortilla y analizamos el otro lado, el del matón (del barrio, del curso, de la clase de deportes…), quien posiblemente lo está pasando igual de mal. ¿No lo crees? Lee a continuación entonces.

No nos olvidemos del “chico malo”

No por preocuparse del victimario se está en el lado oscuro de la fuerza. Quien ejerce violencia también está pasando un muy mal rato, posiblemente también es acosado por otro, y está actuando en respuesta a esa violencia, como explicó la psicóloga infanto juvenil Daniela González Saldias, de Centro Imagina.

El bullying es una manera de dañar y humillar a otros, y lamentablemente ocurre generalmente atacando a los que son de alguna manera más pequeños, más débiles o más vulnerables.

Los matones se hacen, no nacen, y esto ocurre a una edad temprana, si la agresión normal de los niños de dos años no se maneja con coherencia”, explicaron los expertos de Psychology Today.

Para la psicóloga chilena, no es habitual que los niños y niñas tengan conductas violentas con otros, sino que manifiesta un sentir o un padecer que está viviendo él mismo. Y la violencia que ejerce sobre otros es una forma de expresar ese dolor.

Hay veces que esta forma de expresión tiene que ver con cómo se relaciona, indicó González.

“Es necesario poder trabajar tanto con el niño que ejerce violencia, como con su familia, pensando en que, así como hay que reparar este padecer en el niño, también hay que cambiar probablemente ciertas dinámicas en su entorno familiar”, explicó a El Definido.

Abrirse a las causas

Nadie está preparado para escuchar que su hijo es un matón. Pero es fundamental que los padres sean capaces de aceptar el caso de que quizás algo les está atormentando o que familiarmente están expresándose de formas violentas o agresivas que son posibles de modificar, lo que podría cambiar para siempre su propia vida y la de otros niños.

Como explicó en The Huffington Post la doctora Gail Gross —experta en comportamiento humano, crianza y educación- no hay un perfil único de un bully, pero sí hay diferentes situaciones que describen a la mayoría.

Puede estar imitando el ejemplo de sus padres. “Si un niño es acosado por su padre o está siendo abusado o tratado de manera irrespetuosa en casa, es probable que ese niño imite este comportamiento en la escuela. Están aprendiendo de sus padres que este tipo de comportamiento es aceptable”, dijo la doctora Gross.

También ocurre con frecuencia en niños que se sienten impotentes frente a situaciones que están viviendo en casa. Si un niño ve a uno de sus padres abusar del otro, por ejemplo, podría intentar recuperar ese “poder” acosando a otros.

Se ven algunos patrones comunes, como niños que han sido un poco dejados de lado o no reciben mucha atención de los padres, por lo que ese sentimiento de invisibilidad se puede convertir en enojo. Desde el extremo opuesto, hay algunos a los que se les deja hacer todo lo que quieren, que viven una crianza sin límites ni reglas y que incluso llegan a creer que en el colegio tienen el derecho de acosar a otros.

Y finalmente, la doctora explicó que hay algunos que carecen de empatía y buscan ser más dominantes y posesivos. Por lo que es importante estar con los ojos abiertos desde temprana edad, porque la empatía sí es algo que se puede enseñar (como ya te explicamos en esta nota). No hay que olvidarse que los niños matones siguen siendo niños.

“Están actuando de esa manera por una razón, y también necesitan ayuda y orientación de los adultos. En mi experiencia, los acosadores pueden no tener comportamientos sociales sanos, empatía o habilidades de afrontamiento. Esto tiene el potencial de llevar a una vida de problemas de relaciones, problemas generales de crianza de los hijos e incluso problemas con la ley”, informó Gross.

¿Y qué hacer?

La buena noticia es que sí se puede hacer mucho para ayudar a un niño en estos casos. Tomando acción inmediata se pueden enseñar formas de manejar sentimientos y/o enfrentar conflictos que no deben ser dejados de lado.

1. Cuéntame, ¿qué fue lo que pasó?

El instinto inicial de muchos es enojarse si les dicen que su hijo está haciendo algo mal. Pero se recomienda mantenerse tranquilos y escuchar las dos partes. La versión de la fuente inicial y definitivamente la fuente del niño. Pedirles a ellos que cuenten en sus propias palabras qué pasó y la participación de él o ella. Especialmente porque tienen que responsabilizarse de su comportamiento, indicó el experto, Joel Haber. Y en el caso de que el niño trate de culpar a alguien más, hay que decirles que no se está interesado en escuchar sobre otros niños, solo el papel de su hijo.

2. ¿Cómo te sentirías tú sí…?

Es importante fomentar la empatía, por lo que una vez que se conoce la historia, se recomienda pedirle al niño que se imagine a sí mismo en el lugar de la víctima. "Cuanto antes podamos ayudar a los niños a desarrollar la empatía, más posibilidades tendremos de que no se conviertan en un matón", dijo Haber para el medio estadounidense PBS.

Lo mismo cree González, quien resaltó la importancia de trabajar en el desarrollo de esta cualidad: “Hay que lograr que los niños aprendan a ponerse en el lugar del otro, aprendan a comprender el sentir del otro, que aprendan a expresar el malestar que tienen sin necesariamente tener conductas agresivas con sus pares”.

Una estrategia para que los niños aprendan a desarrollar la empatía, es hacer juegos de roles para que aprendan a manejar conflictos con sus compañeros. Cambiar de papeles y hacer que el niño haga la parte de la víctima, lo ayudará a comprender mejor por qué su actitud debe cambiar.

3. Todo tiene consecuencias

Después de conversar y que el niño entienda lo que hizo y el daño que causó, hay que arreglar la situación. Esto puede ser disculparse con el otro niño en presencia de un consejero escolar o corregir el error de otra manera. Es necesario explicarle al niño lo que le espera a continuación, hacerle saber que el bullying debe terminar. Pero siempre desde la contención y la comprensión, señaló la psicóloga González, no a través del enojo. Y de la misma forma que hacer algo malo tendrá sus consecuencias, los expertos recomiendan felicitar a los niños cuando muestran compasión y empatía por otros.

4. Busca la causa del asunto

Es importante saber qué está generando que un niño se exprese de manera agresiva. Por lo que hay que buscar si podría estar viviendo algunas de las situaciones antes mencionadas o si alguien está siendo violento con él o ella. Tratar de llegar a la raíz del asunto y buscar formas positivas de actuar. Ojos abiertos en todo minuto y ojalá contar con la ayuda del colegio también.

Por lo mismo es fundamental conversar con el niño, indicó González. “Para poder comprender en qué contexto se da, si esto se da desde una respuesta, si esto se da como una reacción. Poder comprender el contexto y el gatillante que genera esto. Poder también ver si esto es una conducta que hace solo o en grupo y tratar de reflexionar acerca su participación”, dijo.

5. Sé un ejemplo a seguir

Siempre es importante poner el ejemplo en casa de lo que se quiere enseñar. No ser violento, ni agresivo, sino que empático para que su hijo adopte la misma actitud.

"Los niños observan lo que hacemos y siguen lo que hacemos más de lo que nos escuchan", dijo Haber, y lo mismo nos explicó la psicóloga de Centro Imagina.

“La expresión de la rabia aparece como una conducta violenta porque en muchas ocasiones los niños no saben expresarla, no saben manejar la rabia. Y si nosotros como adultos no se los enseñamos, ellos no tienen cómo aprenderlo. Entonces también hay que analizar mi propio manejo de la rabia, y mi propia expresión de ella, porque así como la expreso, es la forma en que la expresan nuestros hijos. [...] Así como hay que reparar este padecer en el niño también hay que cambiar probablemente ciertas dinámicas en su entorno familiar”, enfatizó González.

Nunca hacer la vista gorda

Sin embargo, si ninguno de estos consejos sirve y el bullying continúa, es importante tomar mayores medidas, como consultar con un especialista y así buscar qué puede estar ocasionando el problema y cómo detenerlo lo antes posible. Como dijo González, es un tema que no puede no tomarse en serio.

Uno no puede hacer vista gorda de un niño o una niña que esté ejerciendo maltrato a alguno de sus compañeros o a más de uno de sus compañeros y pensar que esto es solo una conducta puntual que va a pasar, cuando efectivamente es bullying”, enfatizó.

No expresarse de manera violenta, saber manejar el enojo y las emociones, ser empático y poder comunicarse libremente, son recomendaciones fundamentales que no se deben dejar de lado para guiar a tu hijo por el camino de Andy y no el de Sid (sí, hablamos de Toy Story).

Aprender a adaptarse a las diferencias de los demás, o mejor, sentirse enriquecido con ellas, nunca tratar de erradicarlas sino que tomarlas como oportunidades de aprender sobre lo que no conocemos. Para que ojalá ningún niño sienta miedo, ni odio, ni enojo cuando esté en su segunda casa. 

¿CÓMO TE DEJÓ ESTE ARTÍCULO?
Feliz
Sorprendido
Meh...
Mal
Molesto
ESTADÍSTICAS: APOYO A FRASES DE ESTE ARTÍCULO
Estas estadísticas sólo se le muestran a los usuarios que ya han dado su opinión con un click sobre alguna de las frases rojas destacadas en el texto del artículo.
Comentarios
* Debes estar inscrito y loggeado para participar.
© 2013 El Definido: Se prohíbe expresamente la reproducción o copia de los contenidos de este sitio sin el expreso consentimiento de nuestro representante legal.