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Imagen: César Mejías

La solución de 3.000 años de antigüedad que los iraníes han mantenido para combatir la sequía

Para la antigua civilización persa, el acceso al agua era fundamental. Por eso inventaron un sistema capaz de trasladar el recurso a través del desierto hasta llegar a sus poblaciones. Tras varios miles de años, aún mantiene su vigencia.

Por Alejandro Fuenmayor | 2019-04-09 | 07:00
Tags | qanat, agua, persia, tunel, iran, sequia, desierto, ingenieria, cultivo, medioambiente
"Los qanats han sido la fuente de vida para mí y para todos mis ancestros. Es mi deber conservarlos hasta el último segundo de mi vida", (Gholamreza Nabipour, gran maestro y cuidador de qanats en Irán).
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¿Puede haber vida sin agua? La respuesta a esta pregunta, hasta donde sabemos, es no. Se trata de algo que hemos tenido presente desde tiempos inmemoriales; la ausencia de este recurso imposibilita la existencia de cualquier organismo viviente y el progreso de la humanidad.

La civilización persa puso gran énfasis en la necesidad de contar con fuentes hídricas para avanzar como sociedad, y por eso se les atribuye la creación de los qanats, túneles que, estructurados bajo el desierto, trasladaban este recurso desde acuíferos subterráneos hasta los sembradíos y cultivos de la población.

Ante la crisis que hoy se vive en lugares como Petorca, donde el agua cada vez es más escasa y algunas zonas casi no cuentan con este preciado recurso, ¿qué lección podemos obtener de los persas y por qué sus qanats son un pilar en la cultura de conservación de agua en países como Irán?

De la Tierra a la Luna, cruzando el desierto

El origen de estos túneles data del año 1000 a.c en la antigua Persia (actualmente Irán), una zona geográficamente caracterizada por sus grandes extensiones desérticas y territorios áridos.

"En lugares áridos, donde no hay ríos ni manantiales, las sociedades han tenido que extremar su ingenio y multiplicar su esfuerzo para tener acceso a esta sustancia vital [agua]. Este fue el caso de las comunidades que vivieron hace tres mil años en los desiertos de Persia y que desarrollaron una red de túneles subterráneos, los qanats, capaces de llevar agua del subsuelo de las zonas montañosas a los pueblos y ciudades de la región", detalla un artículo de la Fundación Aquae.

La palabra qanat, según expresa la activista Mahboobeh Mirzadeh, proviene de las lenguas semíticas (formas de comunicación afroasiáticas que dieron origen al árabe o al hebreo, por ejemplo) y su significado es "cavar".

Mirzadeh añade que la longitud de los qanats en Irán es un estimado similar a "la distancia que hay entre la Tierra y la Luna [350.000 kilómetros]".

La futurista visión persa

Entender el funcionamiento de estas obras de la ingeniería persa, teniendo en cuenta que carecían de los recursos con los que contamos actualmente para desarrollar proyectos de esta magnitud, roza lo fascinante y nos da una idea de las grandes capacidades de esta civilización.

El primer paso era cavar "el pozo madre", un túnel vertical que iba desde la superficie hasta el área donde se encontraba el acuífero. Valiéndose de sus manos y herramientas rudimentarias, los "ingenieros persas" podían cavar extensos túneles hasta dar con la gran masa de agua.

"Al llegar a la fuente de agua, comenzaba la perforación horizontal del túnel que debía llevar el líquido a su destino. Dado que la fuente original se situaba siempre a mayor altitud, el qanat estaba ligeramente inclinado y el agua fluía por el efecto de la gravedad sin necesidad de ser bombeada", explica el trabajo de la Fundación Aquae.

Además, resaltan que por cada 30 metros de excavación del qanat,cuya longitud podía ser de hasta 64 kilómetros, se perforaban túneles secundarios para permitían acceder al agua desde la superficie, así como la ventilación y mantenimiento del qanat.


Corte transversal de un qanat, donde se observa su infraestructura y sus tramos hasta las zonas de irrigación y cultivo/Fundación Aquae.

El destino final del agua transportada por el qanat eran zonas de cultivo en tierras irrigadas, donde se producían diferentes fuentes de alimentación para los habitantes.

La visionaria ingeniería persa fue exportada y extendida a través de la Ruta de la Seda, siendo adoptada por otras naciones e incluso llegando a territorios como Marruecos y España.

Tradición cultural y patrimonio de la Unesco

Más allá de la parte tecnológica y visionaria por parte de los persas, la trascendencia cultural de los qanats hace que algunos de ellos sigan siendo utilizados por las poblaciones que habitan en zonas desérticas de Irán.

En un trabajo realizado en 2017 por National Geographic, se divulgó la historia de Gholamreza Nabipour, un hombre que para esas fechas sobrepasaba la centena de años y que es un cuidador de qanats, reconocido por el mismísimo gobierno iraní como un tesoro nacional vivo.

"Los qanats han sido la fuente de vida para mí y para todos mis ancestros. Es mi deber conservarlos hasta el último segundo de mi vida", aseguraba Nabipour, resaltando que, aunque algunas estructuras se han deteriorado con el pasar de los años, "si mueren, yo moriré con ellos", haciendo referencia a su legado.

El rol de Nabipour, además de preservar la conservación de los túneles y el buen uso del agua que a través de ellos se transporta, es también de maestro e intenta traspasar su conocimiento a las generaciones actuales de su localidad.

El significado cultural e histórico de qanat iraní, considerado el más grandes del mundo, hizo que en el 2016 fuera nombrado Patrimonio Mundial de la UNESCO.

La lección que nos queda por aprender

Cuidar y mantener los qanats se ha arraigado en la cultura de estos pueblos del desierto, pues se trata de su única forma de acceso al agua, lo que conlleva una gran responsabilidad en su uso.

Tal y como expresa la activista Mirzadeh, las personas que viven en el desierto, como Nabipour, "conocen su dureza y son totalmente conscientes de la importancia y el valor de este patrimonio cultural, un sistema que obtiene su vida de la naturaleza y la devuelve con armonía".

Aunque no todos los territorios son aptos para aplicar este tipo de soluciones, la principal lección que nos deja esta historia es que ser conscientes del valor de un recurso, hace que su conservación sea parte del día a día; esta filosofía, conservada e impartida a diversas generaciones a través de la figura del gran maestro o cuidador de qanats, ha permitido que los túneles sobrevivan a los efectos del tiempo.

¿Conoces otros sistemas ancestrales para el transporte y conservación del agua?

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Comentarios
César Arias | 2019-04-09 | 16:23
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OJO en el subtítulo "La futurista visión persa" dice que cavaron un túnel vertical de 64 kilómetros! Asumo que eran metros, ya que 54 km es poco menos que el grosor máximo de la corteza terrestre, y lo más hondo que el ser humano ha podido llegar es a 12 km.
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Alejandro Fuenmayor | Periodista | 2019-04-09 | 16:31
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Hola, César. Muchas gracias por tu comentario y la corrección.
En efecto, la distancia en kilómetros es correcta, pero corresponde al túnel que se cavaba de manera horizontal.
Saludos ;)
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