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Imagen: César Mejías

"Mijita, se le pasó la micro": los millennials se casan más viejos y educados (¡y se divorcian menos!)

El hecho de que los jóvenes se están casando a mayor edad, con más educación, sus carreras terminadas y financieramente estables, está cambiando las tendencias en las tasas de divorcio en Estados Unidos. ¿Ocurrirá lo mismo en Chile?

Por Romina Diaz | 2018-10-23 | 13:00
Tags | millennials, matrimonio, divorcios, estados unidos, parejas
“De alguna manera, en EEUU las personas solo se estarían casando una vez que han concluido sus estudios, han obtenido un buen trabajo y han acumulado suficientes bienes de consumo (una casa, un auto, eventualmente uno puede pensar en experiencias también, como haber viajado suficiente)” (Viviana Salinas, Instituto de Sociología UC).
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Algunos dicen que es una generación incapaz de comprometerse, pero al parecer esto se está revirtiendo. Por impresionante que parezca, los millennials (sí, esa generación “narcisista y malcriada”) están dando vuelta las tasas de divorcio en Estados Unidos, según un estudio del profesor de sociología de la Universidad de Maryland, Philip Cohen.

Entre 2008 y 2016, la tasa disminuyó en un 18%. ¿Por qué ocurrió y se replicará este fenómeno en Chile?

Algo están haciendo bien…

Hace varios años que los demógrafos ya se estaban percatando de las disminuciones en la cantidad de divorcios. Y los nuevos datos están demostrando que la generación nacida entre 1980 y mediados de los 90s, sigue una tendencia muy distinta de la que siguieron los baby boomers (nacidos entre mediados de los años 40s y los 60s), quienes se casaron jóvenes, se divorciaron, se volvieron a casar y bueno así… como explican en Bloomberg.

El estudio analizó los datos entregados por la Encuesta de la Comunidad Estadounidense (ACS), y llegó a la conclusión de que los matrimonios de hoy tienen una mayor probabilidad de durar que los matrimonios de hace diez años (¡vamos que se puede!).

La también disminución en las tasas de matrimonio en Estados Unidos, podrían llevar a pensar que la disminución en la tasa de divorcios se desprende de ella. Sin embargo, Cohen calculó la tasa de divorcio proporcionalmente con respecto al número total de mujeres casadas, así que son fenómenos distintos.

Para medir este tipo de tendencias, se cuenta al grupo que se casó en un año determinado y se sigue en el tiempo para ver cuántos se divorciarán, eso es lo que se analiza en el caso estadounidense y es lo que tiene una tendencia a disminuir, nos explicó la profesora del Instituto de Sociología UC y directora del Núcleo Milenio para el Estudio del Curso de Vida y la Vulnerabilidad Social (MLIV), Viviana Salinas. Por lo que todo indica que los matrimonios de hoy tienen probabilidades más altas de durar y que los millennials efectivamente están haciendo algo bien.

Por el otro lado, los baby boomers se han continuado divorciando a altas tasas, incluso a los 60 o 70 años. Según el Centro Nacional de Investigación de Matrimonios y Familias de la Universidad Bowling Green (Estados Unidos), la tasa de divorcios se duplicó para las personas de 55 a 64 años y se triplicó para los estadounidenses de 65 años o más. El sociólogo encargado del estudio sugirió que esto podría haberse estabilizado en la última década, pero aun así se están divorciando a tasas más altas que las generaciones anteriores en edades similares (millennials 1, baby boomers, 0). 

Generational Divide
A medida que los estadounidenses más viejos se divorcian más, las tasas de divorcio de los más jóvenes se mantuvieron y cayeron. Fuente: Bloomberg. 

De hecho, el peso de las nuevas generaciones es tal, que en poco menos de 40 años, la tasa de divorcio ha disminuido casi en un 28,8% en Estados Unidos. 1979 fue el año con la más alta, llegando a 22,6 divorcios por cada mil mujeres casadas, en comparación al 2016, donde la tasa fue de 16,1.

¿Por qué está sucediendo esto?

Una de las teorías de este cambio, es que los jóvenes eligen más selectivamente con quién se casan y además lo hacen a una edad más adulta de lo que solía ocurrir. Una vez que su educación, sus carreras y estados financieros están en orden, optan por ese compromiso.

"Una de las razones del declive, es que la población casada está envejeciendo y está más educada. El matrimonio es cada vez más un logro de estatus", dijo el sociólogo Philip Cohen.

A diferencia de esta tendencia, muchos estadounidenses más pobres están optando por no casarse, sino que solo viven y crían a sus hijos juntos. Por lo que muchos argumentan que el matrimonio se está convirtiendo en una institución más duradera, pero al mismo tiempo, más exclusiva.

El matrimonio se vuelve más selectivo y más estable, incluso a medida que las actitudes hacia el divorcio se vuelven más permisivas y la convivencia se ha vuelto menos estable. Estados Unidos avanza hacia un sistema en el que el matrimonio es más raro y más estable que en el pasado, lo que representa un componente cada vez más central de la estructura de la desigualdad social”, afirmó Cohen en su estudio (The Coming Divorce Decline, 2018).

¿Y qué ocurre en Chile?

Acá la situación es bastante distinta, aunque podríamos estar dirigiéndonos a un fenómeno similar. No se han calculado estadísticas oficiales de divorcio, sino que solo la cantidad total de divorcios publicados por el Registro Civil.

La socióloga Viviana Salinas, explicó a El Definido que desde que existe la ley de divorcio en Chile (2004), estos han ido en aumento y alcanzaron un peak en 2009, volviendo a descender hasta 2016, año en que repuntó nuevamente.

Sin embargo, en Chile también se está viendo selectividad en el matrimonio, según Salinas. “Quienes se casan son mayoritariamente personas con mayor educación y lo hacen a edades más tardías (puede pensarse que no lo hacen antes porque están terminando su carrera educativa y estabilizando su carrera laboral). Ese patrón se viene dando hace bastante tiempo”, afirmó.

Mientras tanto, las personas más jóvenes están optando por la convivencia. Y la socióloga está de acuerdo con que, especialmente a nivel internacional, el matrimonio se ha convertido en una marca de clase o de ventaja económica. “De alguna manera, en EEUU las personas solo se estarían casando una vez que han concluido sus estudios, han obtenido un buen trabajo y han acumulado suficientes bienes de consumo (una casa, un auto, eventualmente uno puede pensar en experiencias también, como haber viajado suficiente)”, dijo.

Al mismo tiempo, hay otro factor que es importante mencionar o mejor dicho una hipótesis a considerar, especialmente frente a un fenómeno tan complejo.

Salinas nos explicó la hipótesis de Gary Becker (1981), que habla sobre la independencia económica. “A medida que las mujeres aumentan su participación laboral, la especialización tradicional del matrimonio (hombre provee económicamente, mujer se queda en el hogar a cargo de hijos y áreas domésticas) deja de ser ventajosa para las mujeres”, dijo.

Por lo que, si las mujeres tienen su propio ingreso, se podría observar una mayor tendencia al divorcio entre las que trabajan. Es decir, hay una relación entre logro educativo y trabajo femenino: si las mujeres están estudiando más (obteniendo un título profesional), trabajarán más y podrían divorciarse más, porque son independientes económicamente.

Según la socióloga, esa hipótesis no se cumple en EEUU: “pero sí hay evidencia a favor de ella en otros países del mundo. En particular, en Uruguay parece estar pasando eso. Uno podría pensar que en Chile también ocurriría, estrictamente nuestro contexto social tiene más similitudes con Uruguay que con EEUU. Si es así, yo no apostaría por una mayor estabilidad matrimonial de las personas con mayor educación en Chile. Puede ser todo lo contrario”.

Sin embargo, el estudio de Cohen no concluye lo mismo: las tasas de divorcio han seguido disminuyendo y las parejas casadas han cambiado, pues hoy firman el compromiso solo cuando gozan de mayor educación y a más edad. El autor dice que si no hay cambios imprevistos, las tasas de divorcio seguirán en picada en el país del norte.

¿Crees que esta tendencia se replicará en Chile? 

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Comentarios
Mario Cifuentes | 2018-10-23 | 20:21
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El artículo es bueno e interesante, sin embargo, creo que ya basta de estigmatizar a la generación nacida entre el 80 y el 2000 con adjetivos como "malcriada", "narciscista" o que "ALGO están haciendo bien". Pienso que eso divide y genera enfrentamientos que no contribuyen en nada a una mejor convivencia.

Encuentro muy penoso que, una teoría que nació con fines ilustrativos para comprender el actual mundo del trabajo, se haya extrapolado de formas tan ridículas hacia otros ámbitos, como en este caso al periodísmo...y más aun, haya llegado esta banalidad a un excelente diario que siempre se ha destacado por generar un sentido de comunidad propositiva y que destaca lo bueno de la humanidad.
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Romina Diaz | Periodista | 2018-10-24 | 12:49
0
Justo el objetivo del artículo es dejar de estigmatizar a esa generación y destacar uno de los fenómenos positivos que se están generando en la sociedad.
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