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Imagen: César Mejías

Casas de arroz: la revolución de la ingeniería sustentable que se desarrolla en Chile

En el mundo gastronómico, el arroz es probablemente uno de los acompañamientos más comunes. Sin embargo, gracias a un desarrollo realizado por chilenos, está ganando protagonismo en el mundo de la ingeniería sustentable. Acá te contamos de qué se trata.

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Con este material, la empresa de Guido diseñó una casa de un piso con 60 metros cuadrados, la que además es ampliable a tres pisos. Como referencia, cada piso requiere cuatro toneladas de cáscara de arroz y en Chile se generan 29.400 toneladas por año.
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*Esta nota fue originalmente publicada en octubre.

El arroz es uno de los cereales más consumidos en el mundo, siendo el principal alimento de la dieta de dos mil millones de personas. O sea, casi un tercio de la población mundial depende del arroz, si se consideran los 7.300 millones de habitantes que tenía el planeta en 2015, según la ONU.

En los últimos años, los pequeños granos de arroz han mostrado todo su poder y ahora son usados en mucho más que sushi y acompañamiento de pollo arvejado, convirtiéndose en un potencial material para el rubro de la construcción. ¿Cómo es posible?

Cuando se produce el arroz, el grano se separa de la cáscara vegetal. Antes esta cáscara no cumplía ni una sola función más que acumularse en los campos. En cambio, ahora se aprovecha para numerosos usos, entre ellos, abonos orgánicos, camas para aves, cultivos hidropónicos y viviendas prefabricadas.

En Chile, la empresa Consulting & Energy (C&E) usa este material para construir viviendas y aprovecha hasta los residuos para otras industrias. Para conocer los detalles, entrevistamos a Guido Rietta, fundador de C&E, quien es ingeniero comercial con un MBA en energía de la Universidad de Offenburg (Alemania).

Una cáscara súper poderosa

A simple vista, la cáscara de arroz se ve como una semilla más, a pesar que está vacía. Se trata de un desecho agrícola con múltiples propiedades: se puede esterilizar, tiene un bajo porcentaje de descomposición, ofrece una alta capacidad de drenaje y le proporciona aireación al suelo, entre otras.


Cáscara de arroz. Pet Land.

Según explica Guido a El Definido, cerca del 20% del arroz en su estado puro, es cáscara. Como referencia, en Chile la producción de arroz alcanzó las 147.000 toneladas anuales entre las temporadas 2012 y 2016, según un informe desarrollado por la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura. O sea, 29.400 toneladas eran solo cáscara.

Pero, aunque parezcan números enormes, no es demasiado al comparar esta cifra con el panorama de la región. “En Perú van por los 3 millones de toneladas anuales; en Brasil, por los 12 millones de toneladas; y en Uruguay, por 1,4 millones de toneladas”, explica Guido. Es por esta razón que, a futuro, la idea es instalarse donde se produce el arroz para obtener directamente la cáscara.

Por ahora, la empresa de Guido compra toneladas de cáscara de arroz a los productores nacionales, especialmente a los del Maule. De hecho, esta región junto con la del Biobío, suman 23 mil hectáreas destinadas al cultivo de arroz, siendo las principales en el rubro a nivel nacional, según el informe de la ODEPA. ¿Y cómo esta cáscara se transforma en paneles para viviendas?

De residuos a casas prefabricadas

Guido cuenta que en 2014 empezaron a usar la cáscara como un material de combustión que abastecía la mini central de biomasa La Gloria, construida en Parral, en la región del Maule. Dos años más tarde, decidieron buscar otros usos para este material.

Así fue como llegaron a un concurso de CORFO que invitaba a diseñar una innovación para viviendas y se preguntaron: “¿cómo hacemos para utilizar en grandes cantidades esta cáscara?”, recuerda Guido. En ese momento se les ocurrió aprovecharla para diseñar paneles prefabricados de vivienda. ¿Qué hicieron?


Panel en base a cáscara de arroz. Cortesía C&E en El Definido.

Combinaron la cáscara con un aglomerante tipo pegamento que, al prensar, se transforma en un panel, el que está hecho de dos cubiertas de OSB, es decir, virutas orientadas, esos paneles que se ven como compuestos por miles de pequeños trozos de madera (seguro que los has visto en las construcciones). La diferencia con los tradicionales, es que en C&E también los pueden elaborar con las mismas cáscaras y obtienen un material para construcción que es más resistente que el tabique, según cuenta Guido.


Vista norte de la casa. Cortesía C&E para El Definido.

Este residuo del arroz también sirve como combustible en la mini central. En esta planta, ingresa la cáscara y se calienta con agua. Cuando hierve, hace presión y activa una turbina, produciendo la energía que es renovable, aclara Guido. Ahora, ¿por qué es renovable? Con esta metodología, también evitan usar plumavit entre los paneles de OSB, lo que reemplazaron con las cáscaras, haciéndolo más sustentable. ¡Y recordemos que el plumavit demora 400 años en desaparecer por completo de la Tierra!

Antes que te parezca extraño, resulta que los gases contaminantes son mínimos, porque previo a su emisión desde la planta, pasan por filtros de manga y electrostato que los limpian, detalla el ingeniero. Además, usan un desecho y no requiere extraer nuevos recursos naturales.

La casa sustentable

Con este material, la empresa de Guido diseñó una casa de un piso con 60 metros cuadrados, la que además es ampliable a tres pisos. Como referencia, cada piso requiere cuatro toneladas de cáscara de arroz y en Chile se generan 29.400 toneladas por año. Es decir, en un año se podrían construir 7.350 casas con esta tecnología, si es que se aprovechara todo este residuo (aunque existen otras líneas de negocio).


Vista lado sur de la casa. Cortesía C&E para El Definido.

El funcionamiento de la casa también es bastante respetuoso con el medioambiente… y el bolsillo. De hecho, podría generar un ahorro anual entre $600.000 y $1.100.000 en agua caliente, calefacción y luz. ¿La razón? El panel al estar hecho de cáscara adopta una tecnología trombe, es decir, capta el calor en el día y libera el calor en la noche.


Detalle del muro trombe. Cortesía C&E para El Definido.

También agrega que el primer prototipo que diseñaron actualmente está en la Fundación Vivienda, quienes también los asesoraron en el diseño, especialmente en que ofrezca la oportunidad de ser ampliable, especialmente para los habitantes de zonas densas con escasos terrenos.


Sistema fotovoltaico. Cortesía C&E para El Definido.

Otros usos de esta maravilla

En la empresa de Guido también están aprovechando las cenizas que se generan tras la producción de los paneles. Si te preguntas para qué, la respuesta puede ser más inesperada de lo que cualquiera se imagina: paneles solares y uso en la minería.

En el caso de los paneles solares, como son estructuras que requieren de silicio de grado solar por su capacidad de conducción, decidieron aprovechar este compuesto desde la cáscara en un alto nivel de pureza. Además, así se elimina este residuo contaminante y en desuso.

“Aún estamos en proceso de desarrollo. Presentamos un proyecto a fines de 2017 a CORFO para hacer un proceso en que esta ceniza se convierta en silicio de grado solar. Cuando se habla de los paneles fotovoltaicos, la gente se queda con que generan energía renovable, pero uno no ve la huella de carbono que tienen y es muy grande. Nuestra propuesta es que con estas cenizas lleguemos al silicio de grado solar más puro. Los primeros resultados nos demuestran que vamos bien”, detalla Guido.


Carolina Ledesma, ejecutiva técnica CORFO; Manuel Cartes, subdirector de Innovación Empresarial CORFO; Álvaro Undurraga, director RM CORFO; Guido Rietta, gerente general C&E.

Respecto a su uso en minería, Guido cuenta que como las baterías de litio actualmente usan grafeno, o carbono puro, las quieren reemplazar por silicio. Así quedaría una batería más eficiente.

El desarrollo de tres líneas de negocio a partir de la innovación con las cáscaras de arroz, es un buen ejemplo de que los usos que conocemos para cientos de productos, independiente de su naturaleza, son ilimitados. Además, confirma que los negocios sustentables sí son rentables y que sus posibilidades de reinvención son múltiples, o aún desconocidas.

¿Qué otros fines conoces para el arroz?

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