edad media, medicina, ciencia, conocimiento.
Imagen: César Mejías

Medicina medieval: las curiosas creencias que sentaron las bases de la ciencia actual

Es común escuchar que la Edad Media era una época de superstición y oscurantismo, en la que el conocimiento y la ciencia se habrían estancado. Pero, ¿qué tanto tiene esta idea de cierto? Aquí te contamos cuánto sabían sobre el cuerpo y cómo curaban en la época.

Por Alejandra Concha Sahli | 2018-07-09 | 14:35
Tags | edad media, medicina, ciencia, conocimiento.
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Son muchísimos los mitos que todavía persisten acerca de la Edad Media, vista popularmente como una “época oscura”, aun cuando los argumentos sobran para saber que, lejos de ser una época de retroceso e ignorancia,sentó las bases de nuestro mundo moderno.

Entre las percepciones erradas, está la idea de que en este período existía un desconocimiento casi total del funcionamiento del cuerpo y de lo que pasaba al interior de este. ¿Existía una prohibición por parte de la Iglesia Católica de hacer disecciones para estudiar la anatomía humana? ¿Qué se pensaba y qué se sabía del cuerpo humano durante la Edad Media?

De humores, barberos y signos zodiacales

La mayor parte del conocimiento médico medieval venía heredado de la Antigüedad clásica, y se basaba principalmente en el estudio de los textos de Galeno de Pérgamo, médico griego del siglo II d. C., que escribió extensamente sobre fisiología y anatomía humana. Galeno, a su vez, había desarrollado sus tratados a partir de las ideas formuladas por Hipócrates, el “padre de la medicina”, en el siglo V a. C. Hipócrates promulgó la llamada la teoría de los humores, que se transformó en el principio básico de la medicina medieval –y de la medicina en Occidente hasta principios del siglo XIX.

Según esta teoría –que no tiene nada que ver con la ocupación de próceres nacionales como Bombo Fica y Dino Gordillo– el cuerpo se componía de cuatro sustancias básicas o “humores”, que tendrían directa influencia en nuestra salud y temperamento: bilis negra, bilis amarilla, sangre y flema. Las enfermedades eran consecuencia de un desequilibrio de estas sustancias, por lo que los doctores debían volver a balancearlos. Así, la mayor parte de los tratamientos consistían en preparaciones a base de hierbas, aplicaciones de calor y frío y realización de sangrías (extracción de un volumen de sangre para curar enfermedades).

Enfermedades como la "melancolía" –listada como trastorno psiquiátrico hasta 1980– tenían lugar por este tipo de desbalances, que en este caso correspondía a un exceso de bilis negra, que dio origen a la palabra misma, que viene del griego antiguo melas, "oscuro, negro" y kholé, "bilis".


Barbero-cirujano medieval haciendo una sangría en un paciente, via Wikimedia Commons.

Curiosamente no eran generalmente los médicos sino los barberos, los que estaban a cargo de llevar a cabo este tipo de intervenciones, quienes a veces oficiaban también incluso de dentistas. Esto se debía a que manipular directamente la sangre, estaba considerado por debajo del estatus de los doctores y a que eran los barberos los que tenían los instrumentos necesarios –y suficientemente afilados– para hacer los cortes de rigor. Pero también se debía a que eran ellos los que tenían el expertise para manerjar estos temas con la destreza necesaria. Así, si estabas enfermo en la Edad Media, quizás te llevabas un 2x1, ¡corte de pelo más sangría! O hasta un 3x1 si además le llevaba extracción de muelas. Con un combo como ese no hay dónde perderse.

Claro que esto de andar sacando sangre para balancear los humores, no se hacía a tontas y a locas. A la hora de realizar sangrías se debía seguir un diagrama en particular, conocido como hombre zodiaco, haciendo las incisiones requeridas y usando este sistema como guía para saber dónde y cuándo hacer cortes en las distintas zonas del cuerpo, con cada signo comandando una determinada sección de la anatomía. Hacia el año 1500, era incluso obligación por ley que los doctores calcularan la posición de la luna antes de llevar a cabo procedimientos más complejos como cirugías.


Diagrama de hombre zodiaco medieval, via The British Library.

Escuelas de medicina hechas y derechas

Si bien poco de esto se alinea con nuestra concepción moderna de la medicina, la verdad es que, aunque parezca contradictorio, el estudio de la anatomía fue más frecuente en la Edad Media, particularmente desde el siglo XII en adelante, que en la Antigüedad clásica. De la mano de la creencia cristiana de Dios como creador del mundo, iba la idea de contemplar y entender esa creación, incluyendo comprender el cuerpo humano.

En Grecia y Roma, el contacto con cadáveres era un tabú y hacer disecciones era casi imposible, con las excepciones de los griegos Herófilo y Erasístrato, considerados padres de la anatomía. De hecho, muchos errores de los médicos en este período, traspasados al periodo medieval, se debían a que, al no poder hacer disecciones de humanos, sus descripciones anatómicas eran interpretaciones basadas en el estudio de mamíferos, especialmente cerdos que se consideraban como los animales más parecidos a los seres humanos. Y aunque sin duda hay más de algún ser humano que se asemeje a los porcinos, el margen de error era bastante.

Ya hacia el año 900, había una escuela de medicina en la ciudad italiana de Salerno, cuya fama se extendió rápidamente por Europa y a la que luego se le unió la escuela de medicina de Montpellier, en Francia. Al mismo tiempo, el avance de la medicina y la anatomía en Europa occidental se vio directamente influenciada tanto por las traducciones que habían hecho estudiosos árabes de los libros de Galeno, como por la generación de tratados médicos. El más famoso es el “El canon de medicina” del persa Avicena, que introdujo elementos fundamentales para el desarrollo de la medicina moderna, como la importancia de la experimentación y el método a la hora de estudiar la fisiología, y el descubrimiento de las enfermedades contagiosas.

Ni ladrones de cadáveres ni estudiantes de medicina condenados a la hoguera

Si bien la comprensión del funcionamiento de los órganos estaba lejos de la precisión que nos ha brindado la ciencia del último siglo, es completamente falso que la Iglesia Católica prohibió tanto las disecciones como el estudio de la anatomía.

Este mito se basa en una mala interpretación de una bula promulgada por el papa Bonifacio VIII en 1299, llamada “De crueldad detestable”. Lo que la bula prohibía estaba lejos de ser la disección y el estudio del cuerpo, sino una práctica funeraria que se comenzó a propagar especialmente entre los nobles europeos que iban a las cruzadas en Jerusalén y Medio Oriente. Como muchos de estos nobles querían ser enterrados al morir de vuelta en Europa –y trasladar un cadáver por miles de kilómetros durante varios meses no era una idea de lo más genial- lo que se acostumbraba era desmembrar el cuerpo de los recién fallecidos y hacerlos hervir por partes para separar la carne de los huesos, y así poder transportar solo estos últimos de vuelta a Europa con bastante menos peso y, probablemente, muchísimo mejor aroma.


Disección de un cadáver en un manuscrito del siglo XV, via Wikimedia Commons

Por lo mismo, esa idea de que quienes osaban estudiar anatomía de primera fuente en la Edad Media debían recurrir al robo de cadáveres, tiene poco de verdad (¡aunque sí fue común en el siglo XVIII y XIX). Lejos de ser castigadas, las disecciones se volvieron cada vez más comunes hacia fines de la Edad Media, especialmente para hacer autopsias. Estas podían ser pedidas por las autoridades, pero también por familias, que las solicitaban para determinar la causa de muerte de seres queridos. Y sabemos incluso que a fines del siglo XIII, la Universidad de Boloña comenzó a introducir clases de anatomía con disecciones en vivo como parte obligatoria de los estudios de medicina.

¿Y es verdad que esta época fue un período de practicas solo basadas en supersticiones y curanderos desinformados? ¡Al contario! Es en esta época cuando comienzan a multiplicarse los tratados con descripciones detalladas de tratamientos y representaciones anatómicas, como un saber empírico y sistematizado.


Tratado de medicina medieval mostrando el sistema arterial, via Bodleian Library

De hecho, el primer tratado de anatomía escrito después de la Antigüedad, fue presentado por el italiano Mondino De’ Luzzi en el año 1316, titulado Anathomia corporis humani o “Anatomía del cuerpo humano”. Un siglo y medio antes, hacia el 1180, Rogerius Salernitanus había escrito un manual llamado “La práctica de la cirugía” (Practica chirurgiae), que sentó las bases para el desarrollo del estudio de la cirugía desarrollada en la escuela de medicina de Salerno. Así también, a mediados del siglo siguiente, el dominico Teodorico Borgognoni había publicado un tratado sobre cirugía en el que proponía significativos avances, como la desinfección de las heridas y el uso de narcóticos como anestesia para las operaciones. Incluso el uso de ciertos fármacos y procedimientos, como la trepanación del cráneo, son parte de los avances y experimentos médicos de esta época, como lo son también los hospitales, los anteojos, la oftalmología y las cesáreas.

Así pues, si usted se puso los anteojos para leer esto, pasó a la farmacia en la mañana o supo que quizás no era mala idea desinfectar una herida para, bueno, no terminar con una pierna gangrenada, ya sabe qué decir la próxima vez que alguien use el termino “medieval” como un insulto, porque de oscura la Edad Media tenía poco.

¿Piensas que todo esto sentó las bases de la medicina moderna?

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