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Imagen: César Mejías

Religiones del mundo: El Catolicismo, creencias, encuentros y desencuentros

¿En qué creen realmente los católicos? ¿Cuál es su historia? ¿Quiénes han quedado en el camino durante su desarrollo? Esto y mucho más en El Definido.

Por Alvaro Lopez B. | 2018-06-04 | 15:18
Tags | catolicismo, cristianismo, historia, cisma, ortodoxo, iglesia, protestantismo, credo, creencias, religión
La verdad es que el catolicismo es una variante del cristianismo, tal como la iglesia ortodoxa, la protestante, la copta, etc., y también tiene su historia y creencias particulares.
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Muchas veces damos por “sentado” al catolicismo, porque bueno, vivimos en un país con una larga tradición católica y muchos de nosotros nos hemos desarrollado en este ambiente. Junto con la variante sunita del islamismo, es la religión con más adherentes en el mundo (mil millones de personas), seguida a lo lejos por el vaishnavismo (una variante del hinduismo, religión que abordaremos en un próximo capítulo).

A pesar de esos números, la verdad es que el catolicismo es una variante del cristianismo, tal como la iglesia ortodoxa, la protestante, la copta, etc., y también tiene su historia y creencias particulares, las que les presentamos hoy en El Definido, aunque dado que se trata de dos milenios de historia, seguramente no podrán caber con todo detalle en esta columna.

El origen: ¿existió de verdad Jesús?

Como decíamos, el catolicismo es una variante del cristianismo. Por lo tanto, para saber de dónde viene, hay que estudiar los orígenes del cristianismo. Lo único malo es que no hay mucha claridad al respecto. El cristianismo, como el nombre lo indica, cree en las enseñanzas de un maestro espiritual llamado Jesús (o Cristo, de ahí viene “cristianismo”), a quien según la variante, se le asignan distintos grados de divinidad.

Esto nos lleva derechito a la famosa cuestión de la historicidad de Jesús. ¿Existió? ¿No existió? ¿Fue un invento? Eso último es llamado “el mito de Jesús”, tendencia que al parecer, es minoritaria entre los historiadores que se especializan en la antigüedad del Medio Oriente. Por lo tanto, pareciera haber cierto consenso en que Jesús, como individuo, sí existió. En lo que no hay nadita de consenso es en lo que hizo, o en la validez histórica de los testimonios que aparecen en el Nuevo Testamento. Pero eso es harina de otro costal. Prosigamos.

Un pequeño resumen sobre la existencia histórica (o no) de Jesús. CuriosaMente.

Aparece el Catolicismo y comienzan los acuerdos

Cuando apareció el cristianismo, tuvo muchas variantes, porque cada cual tenía su opinión sobre el mensaje original de Jesús. Hubo cristianismo gnóstico, arrianismo, montanismo, etc. Y cada cual decía que el otro cometía una herejía, palabra que significa “opción, alternativa”, o sea, en buenas cuentas significa originalmente: “opinión distinta a la mía”. Sin embargo, poco a poco fueron surgiendo consensos.

El cristianismo en los primeros siglos, tenía sede en cuatro ciudades: Alejandría, Antioquía, Jerusalén y Roma. Cada una tenía su obispo, y ninguno estaba sobre el otro. Asimismo, los sacerdotes se podían casar y tener familia. La jerarquía en ese momento, consistía únicamente de diáconos, sacerdotes y obispos. Y no había consenso sobre qué libros eran sagrados y cuáles no: estaban el Evangelio de Pedro, de María Magdalena, de Bernabé y muchos otros. Es más: el término “Iglesia Católica”, que significa “Iglesia Universal”, ya estaba en uso desde el año 100, aplicado a la generalidad del cristianismo.

Entonces llegó el Concilio de Nicea (año 325), cuando por razones no sólo religiosas sino también políticas, el emperador Constantino reunió a todos los obispos para decidir sobre el futuro de la iglesia (palabra que significa “reunión” o “asamblea”). ¿Y qué pasó? Pues además de condenar el arrianismo (que decía que Jesucristo no existió siempre sino que fue creado por Dios), y redactar el Credo original, se decretó que ahora sí había un obispo más importante: el obispo de Roma.

El año 380 el cristianismo fue declarado religión oficial del estado en el Imperio Romano. Al año siguiente, a los cuatro obispados que tenían primacía, se les sumó un quinto: el obispo de Constantinopla, que tendría primacía sobre toda la Iglesia. ¿Por qué? Porque la capital del imperio se había trasladado a esa ciudad, claro está.

Y bueno, recién en el 397 se pusieron de acuerdo sobre cuáles serían los libros oficiales (Antiguo y Nuevo Testamento). En dos concilios sucesivos, (Éfeso y Calcedonia, en 431 y 451), se repudió a los nestorianos y a los monofisitas, doctrinas teológicas que aún existen hasta nuestros días. Alrededor del siglo VI, aparecieron los cardenales, que originalmente eran los sacerdotes más antiguos de las iglesias titulares de Roma, y que en el año 769, fueron designados como los electores del obispo de Roma. Y entonces vino “el gran Cisma”.

El Gran Cisma: una separación entre hermanos

Al llegar el final del primer milenio, de la antigua Pentarquía de patriarcados cristianos (cinco sedes de la religión), sólo quedaban Constantinopla y Roma. Jerusalén y Alejandría fueron conquistadas por los musulmanes, y Antioquía estaba en una frontera disputada por siglos entre los musulmanes y Constantinopla. De todas formas, la tensión entre Roma y los otros patriarcados databa de siglos, pues Roma siempre se consideró “distinta” a las demás. El obispo de la ciudad se veía como el verdadero heredero de Jesús, cosa que naturalmente sus colegas no consideraban así, y a lo más, lo podían considerar un “primero entre iguales”.

Todo esto finalmente estalló el año 1054. Ese año, el Papa León IX, temeroso de los vikingos que invadieron el sur de Italia, fue a pedir ayuda al Patriarca de Constantinopla, quien recordemos era la cabeza de la Iglesia desde el año 381. Envió a un cardenal y dos obispos a pedir auxilio. Cuando llegaron a la ciudad, al saludar al Patriarca, lo primero que hicieron fue negarle el título de “ecuménico” (o sea, de autoridad suprema), y luego cuestionaron la legitimidad de su cargo como patriarca. En consecuencia, fueron repudiados por el mismo, aunque recibidos por el emperador de Constantinopla.

El cardenal, ni corto ni perezoso, mandó a publicar un pequeño folleto burlándose de las costumbres locales, y luego fue a la iglesia de Santa Sofía, y justo antes de la misa, dejó en el altar un decreto de excomunión del patriarca al que fue pedir ayuda. Acto seguido, la delegación dejó la ciudad. Por su parte el patriarca de Constantinopla quemó el decreto dejado por el cardenal, y citó a un sínodo donde excomulgaron al cardenal, y a su séquito.

Esto marcó la separación definitiva entre el Patriarcado de Occidente (Iglesia Católica) y los patriarcados orientales (Iglesia Católica Ortodoxa). Aunque existen iglesias de rito oriental, que nunca se separaron de la iglesia de Roma.

Luego de esto, se hicieron varios intentos por reunir ambas iglesias, pero fracasaron a causa de la invasión y saqueo de Constantinopla por parte de la Cuarta Cruzada, y más que nada, por el repudio popular que seguía a cada uno de estos intentos. Además, existe el “pequeño problema” de que ambas iglesias dicen tener exclusividad sobre la definición "Una, Santa, Católica y Apostólica", y se consideran como la legítima heredera de Jesús, apuntando a la otra por haber abandonado a la “iglesia verdadera” durante el cisma.

Sin embargo, a partir del siglo XX se han dado pasos para suavizar asperezas. Por ejemplo, el año 1965, el Papa Pablo VI y el Patriarca Ecuménico Atenágoras I, decidieron anular la excomunión mutua que pesaba sobre ellos desde el siglo XI (¡y luego dicen que uno se demora en tomar decisiones!).

Historia del Cisma de Oriente. Luce.

La Reforma: la segunda gran separación

El año 1517, Martín Lutero, monje católico agustino, clavó en la puerta de la catedral de Wittenberg sus 95 tesis, las que se oponían a actos considerados corruptos por parte de la Iglesia Católica (como por ejemplo la venta de indulgencias que “borraban los pecados” del comprador).

Esto llevó, por razones políticas y religiosas, a la llamada Reforma protestante, cuando los países del norte de Europa desconocieron la autoridad del Papa, así como varias interpretaciones de la doctrina católica.

¿En qué creen los católicos del mundo?

A grandes rasgos, creen en un solo Dios, y que este se manifiesta a través de tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Aceptan el Antiguo Testamento como válido, incluyendo los diez mandamientos. Sin embargo, piensan que la fe y la salvación no son exclusivas del pueblo judío. Además tienen siete sacramentos, cada cual con su significado propio: el bautismo, la confirmación, la confesión, la misa, el matrimonio, la ordenación y la extremaunción. Es obligación que los niños recién nacidos sean sometidos al bautismo, que a su parecer limpia el pecado original pero que no quita sus efectos. Sobre esto, es en el Concilio de Trento (1565), cuando se termina de precisar que el pecado original se transmite a todos los descendientes de la humanidad, lo que incluye la muerte física y los pecados del alma.

Quienes mueren siendo justos, se van al cielo como recompensa por haber seguido los mandatos de Dios. También creen en los ángeles. Consideran que la salvación se obtiene a través de la fe y de las buenas obras. Creen que quienes mueren en pecado, van al infierno, y el año 765 se decidió que eso sería eterno. Con el pequeño detalle que, por doctrina, no pueden saber quién se va realmente al infierno. Y no sólo creen en el infierno, sino también en el diablo y en los demonios. En 1565, se decidió que además existe un tercer lugar, el Purgatorio, que es donde van las almas que aunque no merezcan ir al Infierno, sí deben hacer un poco más de esfuerzo antes de irse al cielo.

También creen que el vino y el pan de la misa, se convierten efectivamente en sangre y carne de Cristo durante la consagración de ambos elementos. Pero sólo en su esencia, no en su apariencia.

Sobre María: a partir del 8 de diciembre de 1854, se considera que María fue concebida sin pecado original. Esto implica que no fue castigada con la muerte, por lo tanto en noviembre de 1950, el Papa Pio XII decretó que María ascendió a los cielos tras su muerte. Y ya en 1964, la constitución pontificia Lumen Gentium, señaló que además intercede entre el Hijo y las plegarias de los creyentes, teniendo un rol de co-redentora.

El Juicio Final y la Segunda Venida: Creen que al final de los tiempos vendrá Cristo nuevamente, resucitará físicamente a los muertos y someterá a todos a un Juicio Final.

La infalibilidad del Papa: Desde 1870, se decidió que el papa es infalible cuando define una doctrina sobre la fe católica. Esto se extiende a los concilios ecuménicos, que también se consideran infalibles en ese aspecto.

¿Sabías todo esto sobre el catolicismo?

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Comentarios
francisco Garcia Siglic | 2018-06-05 | 16:46
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Sin perjuicio de la nota periodística. Que invento más humano este de la religión!
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Alvaro Lopez B. | Colaborador | 2018-06-05 | 16:52
3
Oh, bueno, la espiritualidad es algo que los seres humanos buscamos expresar de una u otra forma... Que estés muy bien!! ^__^
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Muy de acuerdo! Es solo una forma entre tantas! :)
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