Un domingo primaveral en Santiago, “¿vamos a subir el San Cristóbal?”. Nos ponemos las zapatillas y cumplimos con el ejercicio de la semana, ejercitando piernas y viendo a niños correr, perros de raza lucir sus mejores looks, quiltros gozar de los primeros solcitos de la estación, papás aperrar con guaguas en coches todo terreno, la postal urbana desde la Virgen con una de las mejores vistas de la capital, y su buen mote con huesillo para coronar la mañana. ¿Hay algo más santiaguino e inclusivo que esto?
Es nuestro querido Parque Metropolitano de Santiago, un panorama económico y democrático como pocos: seis cerros (¡sí, seis!) que son obra de la forestación, dos piscinas en donde los cabros chapotean a sus anchas a falta de mar durante las vacaciones, un teleférico que se encuentra en el disco duro de nuestras infancias y el zoológico en donde alguna vez vivió la mítica elefanta Fresia.
Este parque, el más grande de Latinoamérica y el cuarto a nivel mundial, hoy cumple 100 años, y en El Definido quisimos celebrarlo con orgullo. Para ello, hablamos con Mauricio Fabry, actual director del parque, quien nos contó sobre su historia, su presente y su futuro.
“El cerro de las muelas cariadas”
Los seis cerros que conforman el parque -San Cristóbal, Chacarillas, Gemelos, Antilén, Polanco y Carbón- forman parte fundamental de la historia de Santiago. Pero el San Cristóbal tiene un lugar especial, por ser el corazón de lo que hoy conocemos como Parque Metropolitano de Santiago.
Aquí algunos datos freaks de su historia:
¿Se imaginan por qué una de sus piscinas se llama “Tupahue”? Una palabra indígena, dirán. Y están en los cierto, así era llamado el cerro San Cristóbal antes de la llegada de los españoles. “Tupahue” significa centinela en quechua, es decir, vigilante, el lugar desde el cual los habitantes del antiguo valle de Santiago podían controlar quién entraba y quién se iba. ¿Y por qué luego fue llamado San Cristóbal? Los españoles lo llamaron así en honor al santo patrono de los viajeros, quien siempre es representado cargando a Cristo.
Luego, durante la Colonia, el cerro vivió una época negra, como nos cuenta Mauricio:
“Era un cerro completamente erosionado, no tenía ningún sólo árbol, todos habían sido explotados para construcción y también para combustible. En estos terrenos también se explotaba la roca, las piedras con las cuales se hicieron los adoquines de las calles de Santiago, la Casa de Moneda y el demolido puente de Cal y Canto. Era un lugar muy ´feíto´ y erosionado, de hecho a principios del siglo XX, le decían ´el cerro de las muelas cariadas´”.
Desde 1903, el cerro también funcionó como un observatorio. El mismo año se propuso la instalación de la Virgen de la Concepción en su cumbre, la cual fue encargada a la fundición Val d’Osne en París y colocada en su actual lugar en 1908. Y ojo, que no es única en el mundo, se trata de una réplica de una virgen embarazada que está en la plaza España, en Roma, del escultor Giuseppe Obicci. ¡Es igualita!
Monumental maravilla urbana
Desde fines del siglo XIX que se estaba tratando de dar vida a un pulmón verde en medio de la capital, pero fue sólo un día como hoy (28 de septiembre) en 1917, cuando se promulgó una ley que expropiaba los cerros para dar vida a un parque público.
“Cuando este paño se expropió para construir un parque para la ciudad de Santiago (antes habían terrenos fiscales y privados) empezaron las primeras forestaciones. Ya en los años 20, con el Intendente Alberto Mackenna Subercaseaux a la cabeza, empezaron las iniciativas de infraestructura: funicular, terraza Bellavista (como hoy se conoce), zoológico y torreón Victoria. Todas obras de infraestructura monumentales para la época”, añade Mauricio.
Sin embargo no fue tarea fácil, pues convertir el desolado cerro San Cristóbal en una maravilla urbana -semejante a las existentes en Europa y Argentina- requirió que el Intendente Mackenna hiciera toda una campaña de marketing. Para ello, nos relata Mauricio, se consiguió una serie de postales de parques del mundo, “para que la gente se hiciera la idea de que era posible”.
Un parque para las personas
Hoy estos esfuerzos han rendido fruto, y el Parque Metropolitano de Santiago, se ha convertido poco a poco en “un parque para las personas”, ¿qué quiere decir esto?
En la década de los 20 las principales obras estaban enfocadas principalmente en la elite de la capital. Incluso, arriba del funicular había un salón de té de muy alta sociedad al que se iba vestido formal y se le llamaba roof garden, nos cuenta Mauricio.
Después de esta primera etapa, el parque vivió cierto abandono y no hubo inversión, hasta que durante los años 60, volvió a cobrar vida:
“Llegó un segundo impulso de la mano del arte, ahí se construyeron las dos piscinas, Tupahue y Antilén, la Casa de la Cultura Anahuac, la Plaza México, con mucha influencia Lationamericana, y particularmente mexicana”, dice Mauricio.
Y, de acuerdo al director del parque, ahora estamos viviendo una tercera etapa del espacio urbano, que se destaca por su inclusión y diversidad. Para ello, se está invirtiendo cuatro veces lo que se invertía hace cinco años y se han renovado varios lugares patrimoniales ícono del sector.
“El parque se ha transformado ahora en un lugar mucho más transversal e integrador. Uno ve a la gente los domingos, haciendo infinidad de actividades, de todos los niveles socioeconómicos y muchos extranjeros. Una gran diversidad de uso es lo que caracteriza a esta parte de la historia del parque”, agrega.
El primer lugar al que se lleva al amigo extranjero
¿Y todo esto para qué? ¿Cuál es la importancia de que tengamos este inmenso pulmón verde en medio de la ciudad?
¡Mucha! Resulta que nuestro Parque Metropolitano es fruto del esfuerzo del hombre; cada árbol que cubre sus laderas fue alguna vez plantado, luego el bosque se ha mantenido naturalmente con ayuda de expertos, poda, riego y renovación de especies. “¡Es naturaleza creada por el hombre!”, como indica Mauricio.
También es un gran ejemplo como hito paisajístico, una “catedral del deporte” (no hay adicto al running o a la bici que no haya recorrido sus caminos) y lugar de integración social sin igual. Anualmente lo visitan 5 millones de personas y, de acuerdo a la última Encuesta de Percepción Pública, encargada al Gobierno Regional, es el primer lugar al que un santiaguino llevaría a un amigo extranjero. Y esto, en parte, porque cuenta con una de las vistas más privilegiadas de Santiago, con ocho miradores que ven a la capital de maneras distintas. ¿Y cuáles son los hits del parque?
El teleférico, el zoológico, el funicular, el jardín botánico, las dos piscinas, talleres de educación medioambiental para niños en medio del bosque y actividades deportivas gratuitas todos los fines de semana. ¡Así que da para más de un día recorriéndolo! Además, cada domingo el parque organiza un concierto gratuito de música folclórica, de cámara e incluso obras de teatro (aquí encontrarás más información).
100 años subiendo el cerro
Los cien años del parque se vienen celebrando desde hace un buen rato, ¿qué actividades habrán esta semana para que puedan asistir lo que aún no han participado?
Hoy (jueves 28 de septiembre y día hito del centenario) habrá un concierto de la Orquesta Sinfónica del Teatro Municipal en la cumbre del cerro, en el Santuario de la Inmaculada Concepción, a las 8.00 pm. Esto será acompañado por una banda de percusión y por un espectáculo de luces que podrá verse desde todo Santiago. La cita promete hacer un recorrido por la historia del parque y varias otras sorpresas.
El sábado 30 de septiembre, habrá otro concierto gratuito encabezado por la banda chilena Perrosky, para el domingo 1 de octubre rematar rompiendo el record mundial de abrazos secuenciales, ¿de qué estamos hablando? Es algo así como una posta de abrazos que pretende congregar a 2 mil personas, para así batir el Record Guinness que hasta ahora tiene México. La cita es a las 10.00 am y quien se encuentre motivado que se ponga las zapatillas y parta, ¡porque se necesitan tres kilómetros de abrazos para lograrlo!
Pero esto aquí no se acaba, el parque continuará renovándose para que su centenario sea recordado como una época de renovación y valoración del patrimonio, con obras como: la nueva Plaza Centenario, el nuevo camino que conecta con el sector norponiente de la ciudad, la renovación de la Plaza México, y la renovación y ampliación del Jardín Japonés.
Una obra importante también será el Paseo Metropolitano, un ciclopaseo inclusivo que irá por todo el perímetro del parque, bordeando la base de los cerros. Las primeras obras ya están listas, y actualmente el paseo conecta desde el acceso de Pedro de Valdivia (Providencia) hasta el acceso Zapadores (Recoleta), sumando seis kilómetros. “La idea es que este proyecto siga avanzando hasta hacer un anillo de 17 kilómetros, que aparte de ser un lindo paseo, será un conector de la ciudad, conectando por ejemplo Huechuraba con el centro de Santiago”, agrega Mauricio.
Así que a esperar estas nuevas obras y seguir disfrutando de nuestro precioso Parque Metropolitano, un lujo del que debemos sentirnos orgullosos. ¡Feliz cumple querido San Cristóbal!
¿Qué recuerdos tienes en el Cerro San Cristóbal o el Parque Metropolitano?
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