Melrose Place, TV, series, arte, protesta
Imagen: César Mejías

Cómo esta exitosa serie juvenil infiltró mensajes políticos sin que nadie lo notara

Por dos años, la serie de televisión Melrose Place albergó secretamente un proyecto de arte conceptual, que ni el público, y ni siquiera el dueño de la serie conoció hasta mucho después. Exploremos los controvertidos mensajes que fueron expuestos a millones, sin que nadie lo notara… demasiado.

Por Alvaro Lopez B. | 2016-10-25 | 14:24
Tags | Melrose Place, TV, series, arte, protesta

¿Qué? ¿Cómo dice que dijo? ¿Que Melrose Place, esa serie tan “superficial”, en realidad fue un proyecto de arte “underground”? A ver, ¿cómo es la cosa? ¡Pues sí, así fue! De alguna manera, un colectivo de casi 100 artistas, logró infiltrarse en una de las series más famosas e icónicas de la década de 1990, y pusieron subrepticiamente toda clase de mensajes controvertidos, muy distintos del sentido original del show. Veamos cómo ocurrió, y de qué mensajes se trataba.

Melrose Place: de qué se trataba

Melrose Place no sólo fue la clásica serie de “lolos shuper locos ashí” de los '90… fue la reina de esas series. Friends era un pálido reflejo ante este monstruo de las series nocturnas. La serie trataba sobre un grupo de adultos jóvenes, que vivían en una especie de cité, bueno, de condominio, llamado “Melrose Place”. A la serie le iba más o menos nomás, hasta que llegó la malvada, malvadísima Amanda, o sea, la gran Heather Locklear, a salvar todo. O a destruir todo. Depende. En promedio había 9 personajes principales, y todos se metían con todos, y se formaban unos triángulos amorosos de aquellos. Y ahí hubo escenas increíbles, de culto. Durante una temporada completa, el público estuvo en vilo por el combate entre la terrible Amanda, y la muy orate Kimberly (Marcia Cross, la pelirroja que luego triunfó en Desperate Housewives), que hizo estallar una bomba en el edificio de Melrose Place.

Aquí también aparece Brooke (Kristin Davis, o sea, ¡Charlotte, de Sex and the City!), otra malvadísima, que entra en un duelo terrible con Amanda, mientras Kimberly está internada en el manicomio. Brooke muere, al tropezarse ebria (¡en serio!), pero entonces Kimberly huye del manicomio... ¡y se convierte en psiquiatra! ¡Y luego desarrolla personalidades múltiples! Es Betsy, la buenita, pero también, ¡es Rita, la motoquera rebelde! ¡OMG! Perdón, me emocioné. El asunto, es que la serie tenía de todo, desde amnésicos hasta como vemos, loquitos y loquitas de atar. Fue una de las series más famosas y “seguidas” en EE.UU. Y eso vuelve más impresionante lo que ocurrió con ella, a ojos de todo el mundo.

Para mantener el suspenso, muy a lo Melrose Place, y para que se hagan una idea de lo loquilla que era la serie, les dejamos con un momento clásico… véanlo con calma.

Cómo se los podría explicar... tienen que verlo. Momento icónico en Melrose Place.

Un proyecto de arte conceptual encubierto

Mel Chin es un artista conceptual, y en realidad, nunca vio demasiada televisión. De hecho, no conocía mucho de la serie Melrose Place. En 1994, viajaba continuamente entre Los Ángeles y la Universidad de Georgia, y era parte del colectivo de arte llamado Gala Committee (Comité Gala, llamado así por Georgia/Los Ángeles). Le llamaba mucho la atención Los Ángeles, por su historia televisiva y cinematográfica. En esa época, le interesaba mucho también encontrar una forma alternativa de mostrar el arte, dentro o fuera de los museos. Y entonces ocurrió. La esposa de Chin estaba haciendo zapping en la TV, cuando de repente apareció la imagen de Heather Locklear, con una pintura atrás, en el decorado, y Chin lo vio: ahí estaba. ¡Esa era su galería! Después de todo, pensó Chin, un programa como ese, tiene mucho más impacto en nuestra cultura, que una exhibición en el museo.

Así que, de la nada, Mel Chin se puso en contacto con Deborah Siegel, la escenógrafa del set de Melrose Place, y ofreció los servicios del colectivo, para colaborar en los decorados de la serie. Siegel llevó la idea a los ejecutivos del canal. El plan era aparecer en televisión unos años, luego hacer una exhibición en un museo, y luego subastar las obras para donar todo a la caridad.

Las cosas fueron bien. Chin dice al respecto: “es como volverse un maestro del Kung-Fu. Hay que renunciar a algo. Nosotros decidimos renunciar al dinero.” Esto obviamente les cayó muy bien a los ejecutivos, quienes aceptaron felices que artistas “de verdad” le “subieran el pelo” a la serie… ¡y más encima gratis!

Naturalmente, las obras fueron sometidas a un filtro previo, pero de los 200 trabajos que presentaron, alrededor del 70% fue aceptado. ¡Y qué trabajos!

Algunas de las apariciones del arte del Comité Gala en Melrose Place, y que describimos a continuación. Mel Chin.

Las obras que aparecieron en Melrose Place

Resulta que las obras que desde comienzos de 1996 aparecieron “escondidas” en la serie, no tenían nada de tímidas. Tocaban temas bastante controvertidos como el aborto, el matrimonio y adopción homosexual, el terrorismo, la conspiración política, etc.

Por ejemplo, en un episodio la “buena” de la serie, Alison, interpretada por la gran Courtney Thorne-Smith (famosa también por Ally McBeal y According to Jim), está embarazada y necesita llamar por teléfono. En la escena, aparece cubierta con una manta con un bonito diseño que representa la estructura química de RU-486, una píldora abortiva, prohibida en EE.UU. hasta el año 2000.

En los decorados, muchas veces aparecían alusiones del siguiente tipo: un poster que dice “Total Proof” (“Prueba Total”), y que representa la masacre más grande en EE.UU. antes de las Torres Gemelas: el atentado en Oklahoma, que mató a 168 personas e hirió a casi 700, el año 1995. (Pensemos que esto era transmitido en 1996…). O bien, aunque toda alusión explícita al sexo estaba prohibida en la televisión en esa época, se las arreglaron para poner una sábana decorada con un mosaico de preservativos, y el almohadón que usa un personaje para cubrirse mientras huye desnudo, tiene el diseño del virus del SIDA.

Y no sólo en los decorados, a veces los personajes hacían cosas. Por ejemplo, un cartero aparecía con una vaina de ametralladora disimulada en su bolso, como alusión a las masacres protagonizadas por trabajadores postales en los diez años anteriores a la serie. O bien, un empleado de un motel, aparecía leyendo “Libidinal Economy”, del filósofo francés Jean-Jacques Lyotard (algo hay que hacer para distraerse).

Y no sólo los extras. En un pasaje, el personaje Kimberly sostiene una caja de comida china, que tenía escrito en mandarín: “Derechos Humanos” y “Caos y desorden”, como referencia a la entonces reciente masacre en la plaza de Tiananmén. En otro momento, otro de los protagonistas aparece sosteniendo un poster que dice “Brave New Family”, y que representa a dos hombres con un bebé en brazos, en clara alusión al matrimonio y adopción homosexual.

La integración con el equipo de producción de la serie llegó a tal punto, que recibían los libretos por anticipado e incluso empezaron a colaborar con los guionistas, de modo que algunas partes del libreto se ajustaran a las obras de arte que se estaban presentando. Incluso, llegaron a crear un personaje, una pintora. Los ejecutivos pidieron que sus obras fueran de alegres tonos pastel, “porque la cámara ama esos tonos”. Así que el Comité Gala, produjo alegres pinturas, con alusiones a los disturbios raciales de Los Ángeles en 1992, mostrando la casa en que murió Marilyn Monroe, el hotel donde Robert Kennedy fue asesinado, la casa donde mataron a Nicole Brown, esposa de O.J. Simpson (apuñalada y decapitada), etc., etc. Una cosa poca.

Mel Chin dice que sus estudiantes y colegas en Georgia, miraban Melrose Place todos los lunes, y tomaban notas. Y de todo esto, el dueño de la serie, Aaron Spelling, no tenía idea. Hasta que en 1997 se enteró por casualidad del tema, y preguntó: “¿Cuánto nos cuesta esto?”. Al saber que era gratis, sólo dijo: “sólo no hagan nada que dañe al show”.

“In the name of the place”. Recopilación de los más destacados ejemplos de arte conceptual “incrustados” en Melrose Place. En inglés, pero realmente no es muy necesario saber mucho inglés… Mel Chin Studio.

El final

Para terminar su participación en Melrose Place, el Comité Gala hizo algo muy llamativo. Yo diría que es extraordinario, si uno lo piensa bien. Durante 1997, el colectivo artístico fue invitado a exponer al Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles, con su muestra “Uncommon Sense” (“Sentido Poco Común”). Aceptaron, y su muestra consistió en la recreación de un set de Melrose Place.

Lo interesante, es que a pesar de que era “sabido” que había artistas trabajando especialmente para la serie, y que había rumores circulando en la naciente internet de esos años (en especial en mi amada Usenet), nadie se había percatado realmente de lo que estos artistas estaban haciendo con el show.

Y aquí viene el giro en el asunto: La participación de los artistas, terminó en un episodio específico de Melrose Place, donde los protagonistas, visitaron la inauguración de la muestra “Uncommon Sense” de un colectivo llamado “Comité Gala”. Las obras, eran los objetos que ellos mismos habían utilizado durante esos últimos dos años, y que habían aparecido continuamente en el set de la serie. De hecho, la agencia de publicidad de la “malvadísima” Amanda, estaba a cargo de promover la exhibición del museo, dentro de la serie, y es por eso que la visitan.

Ahora pensemos bien en esto: es una agencia ficticia, que hace publicidad en un mundo ficticio, a un museo real, con una muestra real, sobre objetos reales que aparecieron en un mundo ficticio… en un show de televisión real. Y en ese mundo ficticio, ellos consideran como reales las obras, y opinan sobre ellas en el episodio, como si jamás las hubieran visto, a pesar de estar omnipresentes durante dos años. Por lo que por un lado, son ficticias, y por otro, son reales. ¡Creo que me dolió la cabeza de pensarlo!

Amanda (Heather Locklear) opina que “solo es un montón de puntos para mí”, en el episodio donde visitan la galería que exhibe los objetos que ellos mismos usaron. CBS.

Y desde un punto de vista artístico, por un segundo, pienso que se consiguió unir de forma sorprendente el arte conceptual más vanguardista (¿qué instalación no espera ser “más real que lo real”?), con el arte más mirado en menos, como son las series “desechables”, donde Melrose Place tuvo y tiene un lugar de privilegio. (¡Que sí, también es arte!). Y de una manera tan natural, que casi nadie se dio cuenta. Para Mel Chin la idea era clara: “La televisión es sobre posicionamiento de productos, así que el asunto era por qué no poner ideas ahí, y abrir la complejidad que la televisión podía ofrecer”. Tom Finkelpearl, que organizó la exhibición mostrada en el capítulo de Melrose Place, opinó: “¿Quiero decir, quién puede poner su trabajo en televisión? Algunos de sus trabajos, estuvieron en pantalla por un corto tiempo. Cada vez que fueron vistos, fue por millones y millones de personas. Y luego fueron al Museo de Arte Contemporáneo, que es un museo importante, pero no vienen millones de personas. Fue posiblemente la obra de arte más vista ese año. Pero esto no se conocía entonces.”.

Lo que consiguieron, fue realmente notable. ¿Por qué se detuvieron? Pues según Mel Chin, estaban exhaustos. Y sí, efectivamente, subastaron las obras, y donaron las ganancias a caridades que ayudan a mujeres entre 18 y 49 años, el target explícito de Melrose Place. Sin embargo, el éxito del proyecto sigue siendo reconocido, incluso 20 años después. Tanto así, que este mes, y hasta noviembre, hay una exhibición abierta en la galería Red Bull Studio de Nueva York. Se llama “Total Proof: The Gala Comittee 1995-1997”, y muestra una parte de los 200 objetos producidos por casi 100 artistas, que se agruparon bajo el nombre Comité Gala, y que por 2 años consecutivos, fueron mostrados a millones de personas, sin que se dieran realmente cuenta.

Y que aún se siguen mostrando, cada vez que se re-emite Melrose Place en algún lugar del mundo. “Piensen en las repeticiones”, dice Mel Chin.

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Comentarios
Edson Pizarro | 2016-10-26 | 15:49
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Leonardo Zuniga | 2016-11-03 | 11:52
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Paso a comentar que encontré muy bueno el artículo considerando que si uno se deja llevar por el titular y hablando de una serie que ni siquiera vi uno puede quedarse a penas con la primera impresión y descartar una muy entretenida escritura que incluso provoca ganas de ver la serie  Me quedo con una grata lectura y algo de aprendizaje.
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