*Esta nota fue publicada originalmente el 19 de agosto de 2016. Hoy la destacamos para celebrar el Día Mundial del Turismo.
Tienes unas semanas de vacaciones y estás planeando qué harás con tantos días libres. Por tu mente comienzan a aparecer imágenes de playas paradisíacas, resorts en el Caribe con todo incluido y unas 10 caipiriñas aguadas que pretendes tomarte al hilo, una tras otra, durante el primer día. ¿Éste es tu ideal de vacaciones? Resulta que para llegar al Caribe tendrás que desembolsar, a lo menos, 400 mil pesos de pasaje, más el pago de la estadía y todo lo que invertirás en el ítem compras del mall… Pero, ¿y si conoces algunos rincones perdidos de tu país?
Quizás será un viaje con más movimiento, en donde no estarás varado cual ballenato en la arena durante 15 días, pero te harás consciente de la belleza de la que goza Chile. Probablemente tendrás que cargar una mochila al hombro y no alojarás en hoteles de mármol en donde un mayordomo vaya besando el suelo que pisas, pero la misma improvisación, el no saber en qué picada de carretera te detendrás a comer o el descubrimiento de una esquina maravillosa que no aparece en ninguna foto de Internet, te llenará el alma… mucho más que una piscina de piñas coladas.
Siguiendo el ranking del sitio Denomades, te presentamos a continuación 8 rincones de Chile que te quitarán el aliento y que son una buena lista de imperdibles para ir tachando año a año. Así, las vacaciones de la próxima década quedan planeadas y tus hijos y tú mismo aprenden a valorar lo propio. Es cierto, hay algunos lugares que implican mayores gastos que otros, pero siempre está la alternativa económica, ¿por qué no irse también con la carpa al hombro? ¡Qué una aventura no le hace mal a nadie!
Laguna Roja
Esta espectacular laguna se ubica en la Región de Arica y Parinacota y, extrañamente, acaba de emerger sólo hace pocos años en la ruta turística de la zona. Sucede que el Sernatur no tenía información sobre ella hasta 2009. Lo bueno de este desconocimiento, es que todavía no es un destino obligado para muchos turistas y no tiene tantas visitas como otras lagunas altiplánicas, como Cejar o Chaxa (aunque ambas valen igualmente la pena).
Está ubicada a 147 kilómetros de la ciudad de Iquique y se encuentra a 3.700 metros sobre el nivel del mar. Su agua es caliente (40 a 50 grados Celsius) y, enigmáticamente, roja (¡y muy roja!). Se cree que, posiblemente, su poderoso color se debe a unas algas que habitan en sus desconocidas profundidades o a las rocas aledañas que tiñen el líquido. Pero lo interesante no es la explicación científica sobre el fenómeno, sino todas las leyendas que las comunidades locales han tejido en torno a ello. Una de ellas cuenta como tres vírgenes fueron ofrecidas a los dioses en sacrificio y cada una de ellas lloró de un color distinto: rojo, verde y amarillo, dando origen a tres lagunas hermanas que se caracterizan por estas tres tonalidades.
Ascensor Cerro Polanco
El paseo a Valparaíso es un viaje económico, pues está muy cerca de Santiago (para quienes viajan desde la capital) e, inclusive, puede hacerse por el día. Pero una vez allá, ¿qué es lo que hay que visitar?, ¿cuáles son los lugares de mayor interés?
Denomades propone visitar el ascensor del Cerro Polanco, porque es el único que asciende y desciende en forma vertical, el resto de los ascensores del puerto funcionan como un funicular, siguiendo la pendiente del cerro. Su diseño es muy particular, pues su entrada en la zona baja corresponde a un túnel de 150 metros de largo, que conecta al ascensor con la subida de 60 metros al interior del cerro, la que termina en una torre que ofrece una linda vista de la ciudad puerto. Luego, para que los visitantes puedan conocer el cerro, hay un túnel que conecta a la torre con Polanco.
A este paseo hay que sumarle todos los panoramas que pueden realizarse durante un día en Valparaíso: comer deliciosos mariscos, conocer el puerto, visitar La Sebastiana y el Cerro, Alegre, ¡entre tantos otros!
Playa Anakena
Es una de las postales más conocidas de Isla de Pascua y ¡cómo no!, si es la mejor playa de la isla. Rapa Nui cuenta con otra playa, Ovahe, pero es más pequeña y no tiene ese look paradisíaco con que cuenta Anakena (aunque también tiene un encanto que la hace muy particular y bonita).
Anakena está a unos 20 minutos o media hora de Hanga Roa, el pueblo de Rapa Nui, y puedes llegar en taxi, moto o arrendando un auto. Allí encontrarás arena blanca, mar calipso, palmeras y el deslumbrante Ahu Nau Nau, los moai de la clásica foto en la playa.
Este es un paseo ideal de día de playa en Isla de Pascua, la opción de “estar varado cual ballenato en la arena” versión chilensis. Pero no hay que imaginarse restaurantes, ni bares, ni caipiriñas, ni cualquier lujo que se venga a la mente. Esta es una playa alejada, con mar tibio (pero no al estilo Caribe), sola y ajena a la civilización. ¿Qué más se puede pedir?
Muelle de las Almas
Este rincón del mundo es como sacado de un sueño. Y las leyendas chilotas que lo acompañan son igualmente místicas; para los habitantes de Cucao, el Muelle de las Almas es donde los espíritus van tras morir para realizar el tránsito al más allá.
El lugar es para pasar un rato de contemplación y fotografías, pero el trayecto desde Cucao vale mucho la pena. Hay que bordear el Parque Nacional Chiloé, poblado de un deslumbrante bosque subpatagónico. En el trayecto, las dos cordilleras que cruzan la isla se hunden para dar nacimiento al gran lago Huillinco.
También se trata de un paseo económico, si ya estás alojando en Cucao. El pueblo es ideal para mochileros, cuenta con varios hostales, lindas playas y un entorno de naturaleza salvaje en donde no faltarán los panoramas.
Parque Nacional Conguillío
Este es un destino para los amantes de la vida al aire libre, para quienes llevar su carpa, su cocinilla y su saco a todas partes, nunca ha significado un problema. El Parque Nacional Conguillío se ubica en la Región de La Araucanía y está poblado de volcanes, vegetación milenaria y espectaculares paisajes creados con lava solidificada.
En el lugar pueden encontrarse varias especies de fauna protegidas, como la güiña o el cisne de cuello negro, y también especies de flora, como las altas araucarias, el ciprés de la cordillera y el lleuque.
La entrada cuesta 4 mil pesos en temporada alta si eres chileno y 6 mil pesos si eres extranjero. Pero si prefieres visitar la zona en invierno, pagarás 2 mil pesos en caso de ser chileno y 3 mil si eres extranjero. El parque cuenta con venta de alimentos, muchos senderos, áreas de picnic, arriendo de cabañas (para los más cómodos), miradores y camping.
Los fuertes de Valdivia
Muchos chilenos conocen Valdivia; el encanto del Calle-Calle, su linda arquitectura o su Festival de Cine, pero un rincón imperdible de esta ciudad son sus fuertes, un patrimonio histórico que fue testigo de parte importante de la historia del sur de Chile.
Los fuertes se encuentran ubicados en la bahía de Niebla, muy cercana a Valdivia, y fueron conocidos durante mucho tiempo como “la llave del Mar del Sur”, pues mantenían asegurada a la población que vivía tras los muros. El año 1653 y ante la posibilidad de que se estableciera una colonia holandesa en el sur de Chile, el virrey del Perú, Pedro Álvarez de Toledo y Leiva, ordenó la construcción de este sistema de fortificaciones.
El paseo a Niebla, además, es imperdible por su belleza natural y por el museo que las fortificaciones resguardan dentro de las mismas instalaciones que un día sirvieron para defender a los valdivianos de las invasiones extranjeras.
Glaciar Exploradores
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| María Jesús Martínez-Conde |
Glaciar Exploradores está rodeado de un bosque siempre verde, de ríos de aguas cristalinas y de varias cimas nevadas que dan al lugar un look tipo El Señor de los Anillos, pero en suelo patrio. El glaciar tiene 23 kilómetros de longitud y 3 kilómetros de ancho y es uno de los más accesibles de la región, por lo que es casi una obligación visitarlo si te encuentras en las cercanías de Coyhaique. Tras 20 minutos de caminata, se llega a un mirador de vista privilegiada y, quienes quieran, pueden terminar aquí su paseo. Sin embargo, lo más aventureros pueden seguir la caminata. Esta es una joya de la Región de Aysen, los colores más profundamente azules que hayas visto en tu vida están presentes en estas lagunas formadas espontáneamente a causa del derretimiento de los glaciares.
Hay algunas empresas que organizan paseos de trekking desde Puerto Tranquilo, el pueblo más cercano. La idea es que te pongas los crampones y no le tengas miedo a resbalarte, dediques todo un día a una caminata (¡que no es fácil!) y te maravilles con la espectacularidad de un glaciar mirado muy de cerca.
Caleta Tortel
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| María Jesús Martínez-Conde |
Si continúas hacia el sur siguiendo la ruta del fosforescente río Baker (sí, literalmente su color es calipso fosforescente), te encontrarás en su desembocadura en Caleta Tortel, uno de los rincones más bellos y desconocidos de nuestro país. Un pequeño pueblito costero, situado en medio de espectaculares fiordos, en que viven no más de 500 personas, pero que constituye uno de los tesoros mejor guardados de la Patagonia.
El pueblo se encuentra literalmente construido sobre pasarelas de madera de ciprés, aquí no existen las calles de cemento, ni los autos; se trata de un mundo a pie, donde todos se conocen, sólo hay un par de almacenes y uno que otro modesto hostal. Durante el invierno la nieve deja a sus habitantes totalmente desconectados del resto del país, viviendo en un micro mundo aislado de excepcional belleza (y no falto de problemas de abastecimiento e instituciones de salud). Por esta razón, se recomienda visitarlo en verano, pues en invierno es muy posible que ni siquiera puedas llegar.
Ya está, tienes todos los datos y sabes cuáles son los imperdibles de Chile, ¿continuarás pensando en las palmeras de Miami, en los tequilas de Playa del Carmen y en los reguetones de Punta Cana? ¡Es hora de que cambies de idea!
¿Por qué lugar empezarías?
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