El cambio climático hace bastante tiempo que se ha instalado como un tema de relevancia, tanto en nuestro país, como en las principales naciones del mundo. Es más, probablemente junto con el combate contra el terrorismo, hoy, el cambio climático, por sus efectos a largo plazo, debe ser uno de los problemas que con mayor seriedad abordan autoridades de todos los países.

No por nadael Banco Mundial, en su página web, ha publicado una serie de tres informes llamados “Bajemos la temperatura”, realizados por el Potsdam Institute for Climate Impact Research and Climate Analytics en 2012, 2013 y 2014. En ellos se concluyen datos preocupantes; como por ejemplo, que sin la acción concertada entre gobiernos y privados, de aquí a fines de este siglo, la temperatura del planeta aumentará en 4°C por encima de los niveles que se presentaban en la época preindustrial.

De hecho, el tercer informe, el de 2014, señala que desde la era preindustrial hasta la fecha ya existe un calentamiento del sistema atmosférico terrestre de 1,5°C. Según el documento, el fenómeno se ha producido fundamentalmente por la emisión de gases con efecto invernadero, lo que a grandes rasgos ha provocado “sequías graves, subida del nivel del mar y el riesgo para la seguridad hídrica y alimentaria, las comunidades costeras y los medios de subsistencia”. En el sitio web se señalan las regiones de América Latina y el Caribe, Oriente Medio y Norte de África y partes de Europa y Asia central, como las más afectadas por los resultados publicados.

También se indica que, dentro de los efectos ya mencionados, la deforestación de bosques es uno de los principales efectos negativos del calentamiento global. Esto, a su vez, traería “consecuencias cada vez más graves para los seres humanos, a medida que aumente la frecuencia de las olas de calor extremo, disminuya la fiabilidad de los recursos hídricos, aumente la propagación de las enfermedades y suba el nivel del mar”.

En varias oportunidades –como en Kyoto en 1997–, las principales autoridades a nivel mundial anunciaron que la solución consistía en disminuir la producción de CO₂ (dióxido de carbono), principalmente emitido por la quema de combustibles fósiles como el petróleo, por ejemplo. La semana pasada, de hecho, los países reunidos en la Cumbre Climática de Paris, se fijaron los objetivos más ambiciosos hasta la fecha, poniéndose como objetivo mínimo, el mantener el alza de temperatura a fines de siglo en un máximo de 2°C, pero intentando llegar a que sea sólo 1,5°C, considerado dentro de la zona segura. Y si bien no se impuso la forma de lograrlo, sí se estableció un estándar para reportar el progreso de cada país y la obligación de actualizar sus planes ambientales cada 5 años para lograrlo.

El problema endémico de la deforestación

En Chile, según estudios dela Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), desaparecen 25 mil hectáreas de bosques nativos cada año y, en consecuencia, se reduce notablemente la capacidad de que los bosques nacionales absorban de forma natural el dióxido de carbono.

En nuestro país, la deforestación de bosques nativos –compuestos de especies de árboles autóctonos- no siempre se debe al calentamiento global. Muchas veces sucede porque empresas inmobiliarias o cualquier otra de carácter civil, intervienen suelos que anteriormente eran bosques, pero luego no reforestan.

Para que cualquier empresa intervenga en dicho terrenos, necesita presentar Planes de Manejo por Obras Civiles ante la CONAF. Esta acción “obliga”, de cierta, forma a reforestar como mínimo la misma superficie de bosques intervenidos, en lugares distintos en relación a donde se emplazan los proyectos.

El problema es que, si bien existe dicha reforestación, a veces la calidad de la mantención es insuficiente, y los bosques no alcanzan a llegar a “adultos”, y por ende, la compensación al ecosistema no es completa. Es en ese “vacío” es donde se profundiza precisamente el calentamiento global.

Para Felipe San Martin, abogado y miembro fundador de Reciclando el Bosque, empresa encargadade intervenir positivamente en los bosques nacionales, existen ítems poco claros en la ley, lo que finalmente impacta negativamente en los bosques chilenos.

“Sin lugar a dudas, es la ley 20.283 y sus reglamentos, las normas que debemos analizar, ya que la recuperación del bosque nativo, depende (al menos en lo legal) a lo que se establece en esa ley”, afirma San Martín.

Ante estas necesidades evidentes de nuestro medioambiente, en 2013 surgió el proyecto “Reciclando el Bosque”. La idea principal: asesorar en el descubrimiento de zonas aptas para el surgimiento de bosques nativos y, asimismo, concretar una reforestación que “impacte positivamente sobre la conservación de la biodiversidad en beneficios de las comunidades locales y su desarrollo económico”, como explica el abogado.

Los desafíos para cuidar el medioambiente

El primer proyecto exitoso de Recliclando el Bosque fue "Raulintal, Área Protegida - Reserva Natural", bosque ubicado en la zona de la Cordillera de la Costa, en La Unión, Región de Los Lagos. Y es señalado, por diversas organizaciones, como el segundo mayor bosque templado-lluvioso del mundo.

La zona, muy rica y diversa en flora y fauna, desde 2012 pasó de ser un área de neta explotación para extraer leña –principalmente desde especies externas a la región como eucalipto y pino–, a tener como objetivo en la actualidad “proteger los ecosistemas naturales y usar los recursos naturales de forma sostenible, cuando la conservación y el uso sostenible puedan beneficiarse mutuamente”, como se señala en el sitio web de la reserva.

Uno de los principales bienes que entrega aquella reserva es que permite que los bosques, además de producir oxígeno, absorban cantidades importantes de dióxido de carbono (CO2). Asimismo, se establece como un lugar adecuado para que habiten diversas especies de seres vivos, como sapos y ranas, aves, helechos, musgos, hongos.

El trabajo de Reciclando el Bosque resulta fundamental, pues según cifras la Corporación Nacional Forestal (CONAF), se estima que existen 2,3 millones de hectáreas que, siendo de aptitud forestal, no tiene una cobertura vegetacional boscosa y, por ende, se encuentra expuesta a sufrir erosión.

Por otra parte, la reforestación de especies nativas está muy por debajo a aquellas cifras. Según la misma CONAF entre los años 1998 y 2012 se han establecido 3.260 hectáreas, es decir, sólo el 0,14% del total de tierras disponibles.

En este último año Reciclando el Bosque ha plantado 16.000 plantas nativas. “Para la temporada 2016 tenemos planificado y comprometido una forestación de especies nativas superiores a los 60.000 árboles, entre raulí, mañíos, ulmos, canelos, etc”, anuncia el abogado Felipe San Martín.

Según él mismo, una de las dificultades más significativas para mantener este tipo de bosques, es generar consciencia con respecto a mantener limpias estas zonas, pues la acumulación de basura o de restos es propicia para producir incendios forestales.

Datos de la CONAF establecen que la Región de Los Lagos –donde se ubica la primera reserva exitosa de Reciclando el Bosque– es la sexta región del país con mayor índice de incendios forestales con 23 en el período 2015-16. Se posiciona detrás de Valparaíso (118); Biobío (51); Metropolitana, Maule (47); Araucanía (42), y O’Higgins (28).

Los letreros protegidos por Reciclando el Bosque rezan “No queremos que limpies, solo que no ensucies, protejamos el entorno natural", y hasta ahora, al parecer, la meta es que se reproduzcan en los futuros bosques del país.