Pedro Lemebel, Literatura, Escritor, Poeta, Artista
Imagen: Memoria Chilena

Pedro Lemebel - ¡Adiós mariquita linda!

La literatura pierde a un gigante. Murió uno de los mejores escritores nacionales, que destacó toda su carrera por su gran valentía y su crítica aguda, personal y honesta a la sociedad chilena, a través de crónicas perfectas sobre la marginalidad y la homosexualidad, sacando a la luz pública todo lo que "no se debe" decir.

Por Macarena Fernández | 2015-01-23 | 14:46
Tags | Pedro Lemebel, Literatura, Escritor, Poeta, Artista

Tras una enorme batalla contra un cáncer de laringe murió anoche el escritor, cronista y artista visual, Pedro Segundo Mardones Lemebel, a sus 62 años. De un cáncer  que amenazaba con dejarlo sin voz, pero como bien dijo su familia en el comunicado oficial “¿quién podría dejar sin voz a Lemebel? Su voz existe y persiste”. Y es cierto. Si algo hizo en vida este artista, es ponerle micrófono a lo marginal, a lo que no se habla, a lo que incomoda; convirtiéndose en un ícono de la diversidad y en un referente de la literatura nacional y mundial, siendo un genio de la provocación.

De pañuelo en la cabeza, maquillaje y taco alto, resulta difícil pensar que este personaje travestido y aseñorado, sin pelos en la lengua, con una pluma pulcra, honesta, lúcida, con punta y que desgarra; nació literalmente en el Zanjón de la Aguada, viviendo su infancia pobre y homosexual a orillas de un basural. Pero hace sentido, porque hay pocos que teniendo el talento innato de escritor, puedan hablar con tanta propiedad sobre la marginalidad y remecer la literatura de un país completo con sus críticas sociales, basadas no en quejas, si no en hechos reales, en historias, anécdotas, autobiografía, poemas y crónicas recogidas de la calle misma y así todo, con un humor negro envidiable.

Lemebel, si bien fue postulado para recibir el premio nacional de literatura el 2014, no lo recibió, (hecho por el que hoy la Ministra de Cultura se avergüenza públicamente), pero el mayor reconocimiento para él siempre fue la fidelidad de sus lectores y el haberse convertido en un escritor popular, al nivel de los best sellers, pero vendiendo crónicas deslenguadas y “a calzón quitado, no a calzoncillo”, como solía decir al hacer humor de su homosexualidad.

Las Yeguas del Apocalipsis

Pisando vidrios, con los pies completamente ensangrentados sobre un mapa de Latinoamérica y bailando la cueca solitaria en el día de la raza, fue como comenzaron las históricas performances junto al poeta y artista Francisco Casas, cuyo fin era denunciar las matanzas cometidas en las distintas dictaduras de América del Sur.

Así, ambos artistas, bajo el apodo de Las Yeguas del Apocalipsis, nombre inspirado en el sida como la plaga del fin del siglo; se convirtieron en un hito en la escena artística nacional, abogando a través de irrupciones plásticas, fotográficas, poéticas y fílmicas; por el rescate de la memoria, los derechos homosexuales, por la libertad de expresión y por el derecho a vivir en democracia. Algunas de sus más recordadas performances fueron las siguientes.

- En 1988, durante la entrega del premio de poesía Pablo Neruda al poeta Raúl Zurita en La Chascona; Lemebel y Casas irrumpieron la ceremonia para ponerle a Zurita una corona de espinas, ofreciéndola como un gesto que aludía a la coronación de Jesús, vinculado al contenido cristiano implícito en la obra del poeta.

- “Lo que el SIDA se llevó”, fue un montaje fotográfico en la sede del Instituto Chileno-Francés, que contaba con 30 fotografías de Las Yeguas del Apocalipsis en homenaje a distintas figuras de la cultura, como Marilyn Monroe, vistiendo ropa de amigos travestis víctimas de VIH.

Pedro Lemebel se refirió a esta performance así: “El set era pálido cuando salió la luna y pusimos cara de nomeolvides para el click fotogénico. Pero no era la luna, sólo un foco más del escenario penitencial donde se trizaban espejos y copas mientras afuera, en la calle de ese Santiago milico, el sida arreciaba en los suburbios del travestismo callejero. Entonces, en un ángulo del enfoque, algún adiós ironizaba el desplante de ponerse trapos de mujer antigua recolectada en los mercados persas… Trapos tristes heredados del esplendor materno, de una juventud materna, de un duelo materno, de alguna niñez materna. Splendor veneziano de carnaval luctuoso, Splendor de playa y verano pobre; el mar o aquel barquito a la deriva y la muñeca calva y fea que se pinta de linda para que el lente que la enfoca deshojándole el cuore”.

- La entrada a caballo a la Universidad de Chile completamente desnudos en 1990, por la que Pancho Casas dijo: “Se nos ocurrió ir a caballo, como Pedro de Valdivia, y desnudas, como lady Godiva. Nos conseguimos una yegua en Peñalolén. La bajamos en Macul con Las Encinas. Allí nos sacamos la ropa, y nos subimos al animal. Se veía muy bonito, como una escultura en movimiento. Más que morbosa, era una imagen tremendamente erótica, con una gran carga de homosexualidad. Vamos pasando frente a un colegio y justo coincide con la salida de los alumnos. Los cabros se quedaron plop viendo el espectáculo. La inspectora cerró las puertas para que los niños no vieran eso. Los cabros se desarmaron, se encaramaron a la muralla y, nosotros, tranco a tranco. Pensamos: aquí se nos acabó la performance, nos sacan la vida y se transforma en un escándalo. Pero se produjo un silencio impresionante. Los jóvenes nos vieron pasar y después escuchamos un aplauso cerrado. De ahí entramos al Pedagógico, salimos, volvimos a entrar y a salir sin ningún atado”.

Si quieren más, visiten la página de Las Yeguas del Apocalipsis.

Lo mejor de su obra

Sus mejores crónicas están recopiladas en La esquina es mi corazón, Loco afán: Crónicas de sidario, De perlas y cicatrices, Zanjón de la Aguada, Adiós mariquita linda, Serenata Cafiola, Háblame de amores y la antología Poco Hombre.

En ellas habla desde un despliegue cotidiano, de la realidad social y cultural chilena, recorrida con una mirada incómoda, inquieta, agredida e irónica; tratando temas manipuladamente silenciados por el poder y la sociedad, desde un lenguaje agudo, directo, sincero y sin parafernalia ostentosa.

Y su única novela, que fue renombrada y aplaudida por lectores y críticos de todo el mundo es Tengo miedo torero, que trata sobre una historia de amor gay entre un homosexual adulto de escasos recursos y un joven revolucionario perteneciente al Frente Patrótico Manuel Rodríguez, que participará del atentado contra Pinochet.

La relevancia literaria de Pedro Lemebel traspasó las fronteras, su obra ha sido traducida a diferentes idiomas y alcanzó reconocimiento latinoamericano y mundial, obteniendo premios literarios como Anna Seghers de Alemania en 2006 y José Donoso en 2013. En Chile fue nominado en seis oportunidades al Premio Altazor y en 2014 fue postulado al Premio Nacional de Literatura, pero como suele pasar con los mejores talentos nacionales, no se llevó ninguno de estos últimos reconocimientos.

Finalmente, y para despedir a este tremendo personaje, les dejamos uno de sus poemas más famosos, que leyó en una reunión de los partidos de izquierda en la Estación Mapocho en 1986, donde por primera vez se vistió con sus famosos tacones.

El velorio y el funeral tendrán un carácter público, para permitir que sus lectores y los ciudadanos en general puedan participar de su despedida. Se le está velando en la Iglesia de la Recoleta Franciscana, ubicada en avenida Recoleta 220, en la comuna homónima, cerca de la Estación Patronato del Metro. Y su funeral se realizará mañana sábado en el Cementerio Metropolitano (avenida José Joaquín Prieto Vial 8521, comuna de Lo Espejo), en un horario que aún no se ha confirmado.

Manifiesto (Hablo por mi diferencia)
No soy Pasolini pidiendo explicaciones
No soy Ginsberg expulsado de Cuba
No soy un marica disfrazado de poeta
No necesito disfraz
Aquí está mi cara
Hablo por mi diferencia
Defiendo lo que soy
Y no soy tan raro
Me apesta la injusticia
Y sospecho de esta cueca democrática
Pero no me hable del proletariado
Porque ser pobre y maricón es peor
Hay que ser ácido para soportarlo
Es darle un rodeo a los machitos de la esquina
Es un padre que te odia
Porque al hijo se le dobla la patita
Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro
Envejecidas de limpieza
Acunándote de enfermo
Por malas costumbres
Por mala suerte
Como la dictadura
Peor que la dictadura
Porque la dictadura pasa
Y viene la democracia
Y detrasito el socialismo
¿Y entonces?
¿Qué harán con nosotros compañero?
¿Nos amarrarán de las trenzas en fardos
con destino a un sidario cubano?
Nos meterán en algún tren de ninguna parte
Como en el barco del general Ibáñez
Donde aprendimos a nadar
Pero ninguno llegó a la costa
Por eso Valparaíso apagó sus luces rojas
Por eso las casas de caramba
Le brindaron una lágrima negra
A los colizas comidos por las jaibas
Ese año que la Comisión de Derechos Humanos
no recuerda
Por eso compañero le pregunto
¿Existe aún el tren siberiano
de la propaganda reaccionaria?
Ese tren que pasa por sus pupilas
Cuando mi voz se pone demasiado dulce
¿Y usted?
¿Qué hará con ese recuerdo de niños
Pajeándonos y otras cosas
En las vacaciones de Cartagena?
¿El futuro será en blanco y negro?
¿El tiempo en noche y día laboral
sin ambigüedades?
¿No habrá un maricón en alguna esquina
desequilibrando el futuro de su hombre nuevo?
¿Van a dejarnos bordar de pájaros
las banderas de la patria libre?
El fusil se lo dejo a usted
Que tiene la sangre fría
Y no es miedo
El miedo se me fue pasando
De atajar cuchillos
En los sótanos sexuales donde anduve
Y no se sienta agredido
Si le hablo de estas cosas
Y le miro el bulto
No soy hipócrita
¿Acaso las tetas de una mujer
no lo hacen bajar la vista?
¿No cree usted
que solos en la sierra
algo se nos iba a ocurrir?
Aunque después me odie
Por corromper su moral revolucionaria
¿Tiene miedo que se homosexualice la vida?
Y no hablo de meterlo y sacarlo
Y sacarlo y meterlo solamente
Hablo de ternura compañero
Usted no sabe
Cómo cuesta encontrar el amor
En estas condiciones
Usted no sabe
Qué es cargar con esta lepra
La gente guarda las distancias
La gente comprende y dice:
Es marica pero escribe bien
Es marica pero es buen amigo
Súper-buena-onda
Yo no soy buena onda
Yo acepto al mundo
Sin pedirle esa buena onda
Pero igual se ríen
Tengo cicatrices de risas en la espalda
Usted cree que pienso con el poto
Y que al primer parrillazo de la CNI
Lo iba a soltar todo
No sabe que la hombría
Nunca la aprendí en los cuarteles
Mi hombría me la enseñó la noche
Detrás de un poste
Esa hombría de la que usted se jacta
Se la metieron en el regimiento
Un milico asesino
De esos que aún están en el poder
Mi hombría no la recibí del partido
Porque me rechazaron con risitas
Muchas veces
Mi hombría la aprendí participando
En la dura de esos años
Y se rieron de mi voz amariconada
Gritando: Y va a caer, y va a caer
Y aunque usted grita como hombre
No ha conseguido que se vaya
Mi hombría fue la mordaza
No fue ir al estadio
Y agarrarme a combos por el Colo Colo
El fútbol es otra homosexualidad tapada
Como el box, la política y el vino
Mi hombría fue morderme las burlas
Comer rabia para no matar a todo el mundo
Mi hombría es aceptarme diferente
Ser cobarde es mucho más duro
Yo no pongo la otra mejilla
Pongo el culo compañero
Y ésa es mi venganza
Mi hombría espera paciente
Que los machos se hagan viejos
Porque a esta altura del partido
La izquierda tranza su culo lacio
En el parlamento
Mi hombría fue difícil
Por eso a este tren no me subo
Sin saber dónde va
Yo no voy a cambiar por el marxismo
Que me rechazó tantas veces
No necesito cambiar
Soy más subversivo que usted
No voy a cambiar solamente
Porque los pobres y los ricos
A otro perro con ese hueso
Tampoco porque el capitalismo es injusto
En Nueva York los maricas se besan en la calle
Pero esa parte se la dejo a usted
Que tanto le interesa
Que la revolución no se pudra del todo
A usted le doy este mensaje
Y no es por mí
Yo estoy viejo
Y su utopía es para las generaciones futuras
Hay tantos niños que van a nacer
Con una alíta rota
Y yo quiero que vuelen compañero
Que su revolución
Les dé un pedazo de cielo rojo
Para que puedan volar.

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