Si Chile fuera un cuerpo humano, la agricultura serían uno de los órganos vitales. Por nuestro clima y suelo, los cultivos son parte fundamental del país y no solamente por su gran aporte a la economía, sino por el lugar que ocupa la vida cotidiana de millones de personas que dependen de lo que la tierra hace crecer. ¿Cómo entregar mejores oportunidades de tecnología y capacidad de cultivo?

Hace dos años se inició el programa de bombeo fotovoltaico del INDAP (Instituto de Desarrollo Agropecuario) para instalar equipos de riego que se alimentan de energía generada por paneles solares. A la fecha son más de 4.500 los que se han construido para beneficiar a agricultores de pequeña escala que tienen escaso acceso al agua o electricidad y también a quienes les complica costear la electricidad para un sistema de bombeo tradicional.

De rayo de sol a gotas de agua

¿Cómo hacer que la luz solar riegue los cultivos? Cada equipo que se entrega a los agricultores incluye 3 partes: una bomba, el tablero y paneles solares. Con la energía que se obtiene del sol, se hace funcionar una bomba que traslada el agua hacia los distintos lugares donde se necesita. Esto permite que los agricultores rieguen entre 0,2 a 0,6 hectáreas, según el kit que se les instale. Es decir, la capacidad que tiene la bomba, según la energía que se genera del sol, alcanza una distancia que permite regar esa área. Mientras más paneles tenga la instalación, más energía generará y más caudal de riego podrá trasladar.

Podría parecer poco, si estamos pensando en grandes plantaciones. Pero el caso es que los agricultores INDAP tienen terrenos pequeños, de hasta 2 hectáreas, de los cuales no todo son cultivos. El objetivo principal de esta iniciativa es "dar a la agricultura familiar campesina las herramientas para poder tener una buena calidad de vida y sacar a mucha gente del campo de la pobreza", explican en el instituto.

Los beneficios derivados son muchos. El bombeo fotovoltaico permite un ahorro considerable del consumo de energía eléctrica, la independencia respecto la red de suministro eléctrico, la posibilidad de acceso a agua en zonas aisladas y remotas y los bajos costos de mantención que tiene el equipo que se implementa. 

INDAP financia el 90% y los agricultores el 10% del proyecto, lo que hace que sea una tecnología alcanzable y además entrega una asesoría en estas técnicas, de las que por lo general carece la pequeña agricultura. Con esta inversión, Chile se convierte en uno de los en países líderes en Sudamérica en la aplicación de energías renovables en la agricultura.

Este proyecto también puede ser colectivo, dependiendo de las necesidades de los agricultores y es posible asociarse, como es el caso en la región de Coquimbo y del Maule.

La unión hace la fuerza

Estos son tres casos donde los agricultores se asociaron para lograr una mayor potencia.

• Caimanes (Los Vilos, Región de Coquimbo)

  El proyecto ha logrado disminuir en más de un 50 % la cuenta de energía. Generan 15 kw/hora, que hacen funcionar una bomba de 20 HP, que eleva el agua desde un pozo de 36 metros de profundidad a 4,5 litros por segundo a una altura de elevación de 100 metros, con una distancia de 800 metros desde la bomba hacia un tranque de acumulación. Desde ese tranque se riegan gravitacionalmente, por goteo, 12 hectáreas de nogales.

• Rauco (Región del Maule)

  Es el mayor proyecto de este tipo ejecutado en Latinoamérica, con un equipo de 108 paneles fotovoltaicos. Beneficiará a 22 agricultores de la comunidad de aguas Pozo la Arboleda del sector de La Palmilla.

• Licantén (Región del Maule)

  En Licantén, comuna de Vichuquén, con 6 paneles solares beneficiará a 14 agricultores que nunca antes habían tenido acceso a agua de riego ni tampoco de consumo humano. 

EL VIENTO TAMBIÉN RIEGA: OTRA INICIATIVA VERDE Y ECONÓMICA

Gonzalo Montenegro decidió revivir los molinos de viento en la agricultura, que antiguamente se usaban en Chile, pero fueron reemplazados por bombas eléctricas. Importó 10 de ellos, considerando la importancia de utilizar energías renovables. “En vez de bombas que usan electricidad, la idea es que los chilenos se reencanten con este sistema, que es mucho más barato”, explicó en entrevista a Qué Pasa el dueño de Movento. Actualmente cuenta con siete torres instaladas en Aculeo y Peralillo. 

Estos molinos, que cuestan entre 2 y 3,5 millones de pesos, sirven para regar y también para conducir el agua potable a casas ubicadas en zonas rurales. La iniciativa se podría ser un complemento al bombeo fotovoltaico, ya que Montenegro comenzó gestiones con  INDAP para lograr subsidios que beneficien a los pequeños agricultores que tengan interés por adquirir esta tecnología. 

¿Qué otras tecnologías sustentables se podrían usar en la agricultura? ¿Crees que esta iniciativa genere un cambio relevante?