Entre canciones patrióticas, jóvenes bailando y abrazándose, y ciudadanos llevando banderas palestinas y egipcias, miles de palestinos salieron a las calles de Gaza a festejar lo que parecía ser el fin de un largo conflicto.

Y no, no hablamos del término de las disputas entre Palestina e Israel, sino de la posible reconciliación entre ellos mismos.

La esperada reconciliación

Por primera vez en casi tres años, una delegación del gobierno palestino de Ramala, encabezada por el primer ministro, del movimiento nacionalista Al Fatah (laico), Rami Hamdallah, viajó a mediados de octubre a la Franja de Gaza para materializar el acuerdo preliminar alcanzado con el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) en 2014 para formar un gobierno de unidad nacional palestina. Más vale tarde que nunca.

El Movimiento de Resistencia Islámico (izq.) se declara yihadista, nacionalista e islámico, y su objetivo es establecer un estado islámico en los actuales territorios de Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza. Al-Fatah (der.), de tendencia socialista, nacionalista y laica, fue fundada por Yasser Arafat, y constituye un componente principal de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Dicho gobierno, se espera que se hará cargo de la administración de todos los cruces fronterizos en la zona, de la seguridad en todos los territorios palestinos y llamará a elecciones generales en los próximos meses. Al mismo tiempo, el movimiento islamista aceptó entregar el control administrativo de la Franja de Gaza, enclave que ha controlado con puño de hierro por más de una década.

Este pacto entre las dos más importantes facciones políticas palestinas, Hamas y Al Fatah, es la culminación de una serie de ronda de conversaciones, bajo mediación del gobierno egipcio, que podría poner fin a más de una década de quiebre entre las partes.

Pero, ¿por qué la división?

10 años de conflicto

El origen de esta ruptura se remonta hace más de una década, cuando Hamas ganó las elecciones legislativas palestinas de 2006, arrebatándole el gobierno a Al Fatha, partido que históricamente había gobernado los territorios palestinos. Dicha victoria fue recibida con un bloqueo diplomático y económico por parte de la comunidad internacional, que considera al movimiento islamista una organización terrorista, lo que dejó quebrado al gobierno palestino.

Como respuesta, el Presidente palestino Mahmud Abbas (miembro de Al Fatha), convoca a nuevas elecciones anticipadas, las que nunca llegaron a celebrarse. Acto que el gobierno formado por Hamas calificó de "golpe de Estado".

La tensión alcanzó su peak cuando escaramuzas entre las milicias de ambos grupos derivaron en un enfrentamiento armado en la Franja de Gaza. Tras 5 días de combates, Hamas se hizo del control absoluto de dicha franja. Control que solo ahora pareciera estar llegando a su fin.

Esto generó que los territorios palestinos se dividieran entre un gobierno en Ramala (Cisjordania) controlado por Al Fatha y la Autoridad Nacional Palestina (ANP); y otro en la Franja de Gaza, controlado por Hamas. División que ha frenado la aspiración de crear un Estado Palestino y también ha bloqueado la posibilidad de un entendimiento con Israel.

Dato útil: el bloqueo egipcio e israelí al territorio mediterráneo palestino; el aislamiento internacional de Qatar, uno de los principales sostenes económicos y políticos de Hamas en Gaza; las tres guerras sufridas en la última década con Israel y la negativa del gobierno de Ramala a seguir pagando a los israelíes la factura de la luz de Gaza, han empujado al movimiento islamista a adoptar una actitud más pragmática, lo que los analistas creen hace que este acuerdo tenga mucha más posibilidades de resultar que los anteriores.

Reconocer o no a Israel

En este sentido, aunque la comunidad internacional, representada en el Cuarteto para Oriente Próximo (la ONU, la Unión Europea, EE.UU y Rusia) apoya el reciente acuerdo de unidad palestino, considera que el único camino para la paz en la zona es con un gobierno palestino que reconozca a Israel como estado y con un abandono por parte de Hamás de la lucha armada.

Es por lo mismo que el actual ejecutivo de Israel ha asegurado que no mantendrá negociaciones diplomáticas con este nuevo gobierno palestino en donde participa Hamas hasta que este, entre otras solicitudes: reconozca la existencia del Estado de Israel, se desarme, cese el terrorismo y rompa relaciones con Irán (al parecer, en pedir no hay engaño, ¿no?). Todas, peticiones que el movimiento islamista aún no ha considerado realizar o negociar.

Por otro lado, para que la reconciliación palestina se mantenga y se profundice, hace falta aún que se establezca una fecha para la celebración de elecciones presidenciales y parlamentarias, las primeras en más de una década.

¿Un paso para la paz en la zona?

Pese a la importancia del acuerdo, aún hay un largo camino para cantar victoria, puesto que ya en los años 2011 y 2014, ambas organizaciones palestinas firmaron un acuerdo similar y la convocatoria de elecciones generales, pactos que quedó en nada.

Por eso, la gran pregunta es si esta decisión es sólo mediática o influirá de forma significativa en los esfuerzos por reactivar el proceso de paz entre palestinos e israelíes, conversaciones que se encuentran suspendidas hace más 3 años.

Al final del día, todos los actores de la zona, llámense, Al Fatah, Hamas, Egipto, Israel o la comunidad internacional, saben que el éxito o fracaso de las negociaciones no pasará por las declaraciones, sino por lo que suceda en el terreno en los próximos meses.

En ese sentido, es auspiciosa la visita que el Presidente palestino realizará a la Franja de Gaza durante las próximas semanas (la primera en 10 años) y la invitación egipcia a ambos bandos a reunirse el próximo 21 de noviembre en El Cairo para ampliar y profundizar el proceso de reconciliación.

¿Crees que los bandos se reconciliarán definitivamente? ¿Consideras que este acuerdo contribuye a alcanzar la paz en la zona?