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Imagen: César Mejías

¿La Antártica podría convertirse en una fuente de agua dulce para la humanidad?

El continente Antártico concentra un gran porcentaje de agua dulce, en estos tiempos una mina de oro para algunos lugares que enfrentan la escasez. Pero ¿qué posibilidades hay de sacarle una tajada de hielo para abastecer de agua a una comunidad? Aquí te contamos.

Por María Victoria Coutts | 2018-07-27 | 16:56
Tags | agua, antártica, cambio climático, sequía
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Hace años que venimos escuchando que si se produce una Tercera Guerra Mundial, esta sería por el agua. Es tan preocupante el escenario, que la ONU estima que para el año 2030, cerca del 50% de la población mundial podría enfrentar escasez. ¡Esperamos no llegar a tal punto!

En muchísimos lugares del mundo, ya se ha convertido en un dolor de cabeza para las autoridades y un problema para los ciudadanos que deben ingeniárselas para vivir con poquísima agua.

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Sin embargo, la Tierra cuenta con un gran tesoro natural, lleno de este valioso recurso vital, que hasta el momento, nadie ha tocado: la Antártica. ¿Podría ser una solución? ¿Hay quienes ya lo están pensando? ¿Qué dicen los tratados internacionales? ¿Qué otras soluciones se barajan? Aquí algunas respuestas.

Los planes que existen

A comienzos de año, les contamos sobre la grave crisis de agua que vive Ciudad del Cabo, la capital de Sudáfrica. Una de las soluciones que planteó Nick Sloane (el profesional de rescate que ayudó a arrastrar al crucero Costa Concordia fuera del Mediterráneo) para abastecer la ciudad, era envolver icebergs (témpanos en español) de la Antártica en una tela especial para evitar que se derritan, y remolcarlos con barcos hasta la costa oeste de África austral. A simple vista, parece ser una idea loca, pero esperanzadora (aunque carísima).

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En Emiratos Árabes, una empresa asegura que está planeando lo mismo y lo han llamado Proyecto Iceberg. La idea de ellos es trasladar alguno de estos inmensos bloques de hielo desde la Antártica hasta la península Arábiga, y después descomponerlo para utilizarlo como agua potable para abastecer a los habitantes.

Ellos calculan que un iceberg grande promedio, tiene la cantidad de agua suficiente para el consumo de un millón de personas, durante cinco años.

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Dicen que la fase piloto del proyecto comenzará el segundo semestre de 2019 y se llevará a cabo en la costa de Perth (Australia) o en la costa de Ciudad del Cabo. Si todo va bien, trasladarían el primer iceberg a Emiratos Árabes el primer trimestre de 2020.

La compañía ha dicho que es posible llevar a cabo la idea y aseguran que están trabajando en el desarrollo de una tecnología para que no se derrita en el trayecto.

Pero también han aparecido advertencias de expertos que dicen que el proceso es costoso, riesgoso y tiene consecuencias medioambientales negativas, como una disminución de la temperatura en las aguas costeras donde se ubique el iceberg, lo que afectaría a la flora y fauna marina del lugar.

Además, hay quienes tienen sus dudas sobre el proyecto. El año pasado el Ministerio de Energía de Emiratos Árabes, dijo que eran solo rumores. Y el Huffington Post, aseguró en un artículo que es “difícil confiar en una compañía que piensa que los osos polares viven en la Antártica y se juntan con pingüinos”, pues en el video explicativo aparecen tiernos ositos antárticos. No lo sé Rick, parece falso.

Independiente de si el proyecto existe o no, la alternativa de trasladar icebergs a las costas ya tiene muchos años, así que ideas como las mencionadas anteriormente, probablemente tomarán fuerza de acá en adelante, pero tendremos que tomarlas con mucha precaución.

Una reserva natural protegida por tratados… ¿Cuán protegida?

La Antártica concentra un porcentaje gigantesco de agua dulce, cerca del 70% de toda la que hay en el planeta. Además, ahí se encuentra el 90% del hielo del mundo (la mayoría del resto se encuentra en Groenlandia).


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Para entender bien de qué estamos hablando, debemos retroceder un poco en la historia y recordar que, como te explicamos hace un tiempo en este artículo, ningún país del mundo tiene oficialmente un terreno ahí, a pesar de que siete países, entre ellos Chile, reclaman territorio en el continente. Solo hay 29 naciones (incluyendo Chile) que son consideradas miembros consultivos del Tratado Antártico, que fue firmado en plena Guerra Fría. El documento buscaba detener las demandas de soberanía territorial y salvaguardar el área de cualquier amenaza nuclear y militar. Sus disposiciones se aplican a la región situada al sur de los 60º de latitud Sur, incluidas todas las barreras de hielo.

Pero ser miembro, solo permite tomar decisiones respecto de lo que se puede hacer o no la Antártica, nada sobre apoderarse de hielos o territorio.

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Además, en 1998 entró en vigencia el Protocolo Medioambiental, que designa a la Antártica como una “reserva natural dedicada a la paz y a la ciencia”. En su artículo 7, el protocolo se refiere a la prohibición de actividades relacionadas con los recursos minerales del continente, pero en el Acta Final de la XI Reunión Consultiva Especial del Tratado Antártico, se acordó que la explotación de los hielos no se considera una actividad relativa a estos recursos. Aunque esto no nos dice mucho, porque “no está en una norma propiamente tal”, nos explica el profesor de la facultad de Derecho de la U. Chile y asesor recurrente en materia de Derecho Antártico del Ministerio de Relaciones Exteriores, Luis Valentín Ferrada.

Es decir, el tema no está resolutivamente regulado y de seguro será tema para el futuro. De hecho, en la misma reunión del año 1989, se acordó que si la explotación de hielo fuera posible en el futuro, se entendía que serían aplicables las disposiciones del Protocolo, con excepción del artículo 7. Sin embargo, no se tomó ninguna decisión concreta.Así que habrá que ver…

De lo que sí estamos seguros, es que efectivamente hoy “no existe una prohibición expresa de explotar el hielo como sí existe respecto a los recursos minerales en general", afirma Ferrada.

Entonces, ¿hoy cualquiera puede llevarse un iceberg?

Decidimos contactar directamente al Instituto Antártico Chileno (INACH) para plantearles nuestra duda.

La bióloga encargada de medioambiente del INACH, Verónica Vallejos, nos dice que actualmente no existe ninguna regulación establecida sobre este tema.

“Cualquier país podría ir a la Antártica y sacar hielo. Sin embargo, los países miembros del Sistema del Tratado Antártico, debido al intercambio de información establecido, deberían al menos dar a conocer a los otros países el desarrollo de este tipo de actividades”, explica.


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Y, ¿cualquier país o empresa podría adueñarse de un iceberg que encuentre flotando en alta mar?

Así es. “Cualquier embarcación puede recoger témpanos, si cuenta con la tecnología necesaria para ello, que dependerá del tamaño del témpano”, dice Vallejos.

La bióloga asegura que si se mantiene el actual panorama de cambio climático, es probable que la humanidad se enfrente al problema del agua. “Cualquiera podría pensar que recurrir a la Antártica para obtener agua dulce sería una opción, pero esta se encuentra en forma de hielo, por lo que se requiere de tecnología avanzada que permita transformarla a agua líquida, para el consumo humano”, advierte.

Por último, dice que hay que considerar que al medioambiente le ha tomado cientos de años generar y mantener los glaciares, tanto los antárticos como los del resto del planeta, y en la situación actual de cambio climático, estos se están derritiendo más rápido de lo que se están formando.

La NASA ha estudiado bastante este tema y ha dicho que el continente se derrite mucho más rápido de lo que se creía. Cada año, pierde una cantidad exorbitante de agua y esto aumenta a medida que pasan los años.

Pero también ha revelado que al mismo tiempo que se derriten las costas, aumenta el hielo que hay en el centro. Lo que significa que está precipitando en la Antártica y que el deshielo podría seguir aumentando. 

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Es decir, el derretimiento de ciertos segmentos de la Antártica ya es un hecho a causa del cambio climático, que urge frenar, pero ¿no será posible encontrar la forma de aprovechar esa agua dulce que se está perdiendo sin provocar un daño medioambiental, en vez de derretir artificialmente segmentos que se encuentran congelados?

Por el momento no podemos saberlo, pero probablemente el tiempo nos dará la respuesta. Aunque parece más sensato encontrar la forma de hacerlo, que trasladar un iceberg a la costa de alguna ciudad, ¿o no?


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La posible arista humana de la discusión

Ferrada nos dice que a toda esta discusión, es posible que se incorpore un elemento que va más allá de todas las complejidades jurídicas del régimen antártico, y que eventualmente podría complicar a los países que se junten en las próximas reuniones consultivas del Tratado Antártico

Se trata de la satisfacción del derecho humano al agua. Sabiendo que la Antártica es una tremenda fuente de agua dulce, ¿podrán negarse, solo en virtud de las normas del Sistema del Tratado Antártico, a satisfacer las necesidades de vida de determinadas poblaciones? Probablemente, es una pregunta a la que se tendrán que enfrentar si se llega a discutir el tema.

¿Y alguien ha pensado en las consecuencias medioambientales?

Ferrada es enfático en explicar que “cualquier actividad que se haga en la Antártica, incluyendo por cierto una eventual explotación de hielo, tiene que hacerse necesaria y obligatoriamente respetando los parámetros medioambientales que establece el protocolo. Entre otras cosas, esto obliga a que se haga una evaluación de impacto ambiental previa”.

Entonces, si eventualmente se determinara que esto genera un impacto permanente, se debe hacer un trabajo de evaluación de impacto. En este caso, sería un estudio del más alto nivel, llamado evaluación global de impacto ambiental, que además de todas las investigaciones medioambientales, tiene que tener una aprobación política por unanimidad de los estados, antes de poder implementarlo.

También le preguntamos esto al vocero de Greenpeace en Chile, Mauricio Ceballos, quien nos dijo:

“Nos parece que esa idea (trasladar icebergs), aparte de ser bastante descabellada, lo que hace es evadir el problema principal que genera la sequía que tiene que ver con el cambio climático, y peor aún, de realizarse puede llegar a ser parte del problema, puesto que, lo que ha generado los cambios en el régimen de lluvias a nivel regional, tiene que ver con los cambios de temperatura y salinidad en el océano, que al modificar las corrientes oceánicas termina por perturbar todo el sistema”.

Agrega que, al mover grandes masas de hielo a mares más cálidos, lo que se haría es aportar agua dulce a zonas de mayor salinidad. Y si se rompe ese equilibrio, las condiciones climáticas pueden empeorar localmente, lo que podría agravar aún más el problema.

“Además una maniobra de esa envergadura solo se podría realizar con maquinaria pesada que contribuiría con una enorme huella de carbono”, sostiene.

¿Tema resuelto? ¡Para nada! Si algo aprendimos investigando el tema, fue que se trata de un problema que, pese a que a nadie le urge resolver de manera inmediata, sí acarreará complejas preguntas futuras: ¿se puede satisfacer el derecho humano al agua a partir de los hielos antárticos?, ¿qué impacto medioambiental acarrearía realizar tamaña empresa?, ¿es una solución factible desde el punto de vista técnico y financiero?, ¿qué resolverá el derecho internacional al respecto?

¿Consideras que es una locura trasladar icebergs hacia las costas?

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Comentarios
Víctor Badaracco | 2018-07-30 | 18:26
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Sin más que agregar que es vergonzoso que sea capaz de siquiera pensarse en seguir tomando acciones tan perniciosas para el equilibrio medioambiental. Y más vergonzoso pensar que planearan hacerlo naciones que no tienen ningún mérito más allá de tener dinero, surgido en gran parte del comercio de un bien tan sumamente contaminante (EAU, petróleo, por si acaso)...
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