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Imagen: César Mejías

Esta es la verdadera razón de por qué debes votar (aunque odies la política)

Tras años de comparar distintos sistemas de gobierno y los incentivos ocultos de la política, los autores del libro “El Manual del Dictador” descubrieron la razón definitiva de por qué es indispensable que la mayor cantidad de posible de personas voten en las elecciones.

Por Marco Canepa @mcanepa | 2017-06-22 | 11:00
Tags | voto, elecciones, política, abstención electoral, democracia, poder, líder, El Manual del Dictador
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Si no me gusta ningún candidato, no me gusta el sistema político del país y mi voto es sólo uno y no va a cambiar nada, ¿por qué diablos debería votar?

Se vienen las elecciones y muchos ya se habrán hecho esa pregunta y decidido no participar. Pero si lograran entender cómo opera realmente la política y por qué los gobernantes prefieren tener la base de votantes más pequeña posible y cómo eso va directamente en contra de nuestro propio interés como ciudadanos, probablemente irían corriendo a la urna de votación.

Comprender las “leyes ocultas” de la política permite entender que “no prestar el voto” (abstenerse) es un error estratégico grave, que no sólo es darle a los políticos que desprecias precisamente lo que quieren, sino que es la mejor forma de asegurarte de que todas sus políticas te perjudiquen o, al menos, ignoren por completo tus necesidades. La conclusión inevitable de entender las dinámicas del poder, es que no sólo debes votar a como dé lugar, sino que incluso debes “cacarear” el voto y organizarte con otros para que voten como tú.

Veamos por qué.

“El manual del dictador: por qué la mala conducta es casi siempre buena política”

El de arriba es el título de un libro que, creo, debería ser obligatorio para las clases de formación ciudadana, porque literalmente permite “ver la Matrix” de cómo funciona la política y las dinámicas del poder. En él, los autores Bruce Bueno de Mesquita y Alastair Smith llegan a una conclusión pavorosa:

Prácticamente todo lo que ocurre en política se rige por un simple principio: ningún líder puede liderar por sí solo, sino que requiere de un grupo de personas que lo apoyen (que el libro llama “los esenciales”) que le permiten permanecer en el poder. Por lo tanto, la labor del líder que se quiere mantener en el poder, no es servir a sus ciudadanos (lo que el libro llama “los reemplazables”) sino complacer a ese grupo de esenciales. Mientras ellos estén contentos y no haya un “mejor postor” ofreciendo más que el líder actual, el líder puede mantenerse en el poder. Sólo una vez que ha dado a ese grupo lo que ellos quieren, el líder tiene libertad para usar los recursos restantes para lo que sea, que puede ser metérselos al bolsillo (lo más habitual en autocracias, tales como dictaduras y monarquías; aunque en menor grado ocurre también en democracia) o intentar mejorar la vida de sus ciudadanos.


El Manual del dictador,  disponible en Amazon.

Los “esenciales” pueden ser un par de miles personas, en el caso de dictaduras y monarquías (generales, comandantes, jueces, miembros del gabinete, líderes territoriales, etc.), o millones de personas, como ocurre en las democracias, donde el líder requiere lograr un cierto porcentaje de votos para alcanzar y mantenerse en el poder. Allí, los “esenciales” son ese porcentaje mínimo de votantes que necesita para llegar al poder y mantenerse ahí; que aunque son muchos, siguen siendo una proporción bastante pequeña de la población total.

Debido a lo anterior, la primera tarea de todo líder al llegar al poder, es encontrar de dónde viene la plata, controlar esa fuente de ingresos y luego repartir dividendos a sus esenciales, para mantenerlos leales. Si los recursos vienen de tu pueblo (impuestos) necesitas mantenerlos sanos, educados (sólo lo necesario), productivos y no ahogarlos demasiado con impuestos, para que no se pare la economía; pero si la plata viene de recursos naturales, puedes hacer con el pueblo lo que quieras e ignorar por completo sus necesidades, ya que no afecta tu flujo de ingresos.

“Reglas para regentes”, basado en el libro “El manual del dicador”. Contiene subtítulos

Suena simple de entender, pero las implicancias de lo anterior son enormes y permiten entender por qué los países con más recursos naturales, como el petróleo, son los peor gobernados (la plata no viene del pueblo, así que no importa gobernarlos bien); por qué grandes potencias apoyan y financian a déspotas que representan todo lo contrario de lo que predican, como es el caso de EE.UU. y su extraña alianza con la brutal monarquía islámica de Arabia Saudita (porque la alianza de las autocracias hostiles es más barata de comprar que la de las democracias hostiles, ya que hay que pagarle a menos “esenciales”); por qué los peores gobernantes duran décadas en el poder sin que nadie los pueda sacar (le pagan muy bien a sus pocos secuaces esenciales, entre los que siempre están las fuerzas armadas); por qué la corrupción policial es buena para los dictadores (en lugar de tener que pagar bien a la policía por oprimir, les permiten robar para “pagarse solos” y a la vez, compran su lealtad porque otro líder podría castigarlos); por qué la ayuda internacional rara vez llega a quienes la necesitan y, por el contrario, permite mantener en el poder a los opresores (les permite seguir financiando a sus esenciales durante las crisis económicas); por qué los países siguen dando plata a esos déspotas a pesar de saberlo (están comprando la lealtad del dictador para cosas que sus propios esenciales valoran) y una larga lista de etcéteras que desgraciadamente no caben en este artículo, pero que se describen con lujo de detalles y suficiente evidencia empírica y estadística en el libro.

Qué implica todo esto

Lo importante de entender aquí es lo siguiente:

1) Estas reglas de la política (y del poder en general) aplican para cualquier tipo de gobernante, independiente de si es “bueno” o “malo”, honesto o deshonesto, idealista o pragmático, de izquierda o de derecha, aristócrata o del “pueblo”. Esta es simplemente la regla del juego: si como gobernante desprecias a los que te mantienen en el poder, para darle más al resto, terminas sin poder, sin cargo y, a veces, sin vida. Por lo tanto, todo gobernante que quiera mantenerse en el poder o lograr algo, se debe primero a sus “esenciales” y luego al resto.

2) Lo ideal para todo gobernante es tener el grupo de esenciales lo más pequeño posible, ya que resulta más “barato” comprar su lealtad (la misma plata, repartida entre menos, es más plata para cada uno) y más fácil saber qué es lo que quieren y dárselo. Ojo que “comprar” no implica necesariamente sobornos: en el caso de las democracias, donde hay demasiada gente a la cual complacer, se “compran votos” ofreciendo las políticas públicas que los votantes esenciales piden.

3) Como en democracia los “esenciales” son ese porcentaje mínimo de votantes que permiten al gobernante llegar al poder, la mejor forma de alinear los objetivos del gobernante de turno a las necesidades del pueblo, es que la mayor cantidad de gente posible vote, de modo que haya la mayor cantidad de “esenciales” posibles y de esta manera, las necesidades de esos esenciales se alineen con las de la población general.

Qué ha pasado con la alta abstención

No es de extrañar, entonces, que a medida que la gente moderada y los jóvenes han dejado de votar, los políticos se han ido centrando en complacer a la poca gente que sigue votando y vociferando sus demandas: los fanáticos de izquierda, derecha, de ciertas religiones o que dirigen gremios poderosos. Por eso uno ve que en varios casos, los discursos son cada vez más intolerantes e ideológicos, las ideas más radicales, la polarización cada vez más extrema.

¿Por qué gastar energía en complacer a esa enorme masa de ciudadanos apáticos que sólo critica, pero que no tiene ninguna intención de votar? Nunca está de más hacerle un guiño, a ver si por ahí se capturan unos votos, pero mientras no sean decisivos, no son relevantes. Logísticamente, es mucho más cómodo y económico apelar a esos pocos grupos que aportan muchos votos y que tienen solicitudes muy claras de qué quieren. Si puedo ganar sólo con esos votos, no necesito preocuparme de nadie más.

Por ejemplo, en Chile para la elección presidencial de 2013, habían 13, 5 millones de habilitados para votar (lo que el libro llama los “reemplazables”). De ellos, votaron válidamente sólo 5,6 millones (los “influyentes”). Dado que para ganar la presidencia se necesita el 50% más uno de los votos, quiere decir que los “esenciales” para ser Presidente de Chile pueden ser sólo 2,8 millones de personas y serán sus intereses y preocupaciones las que los candidatos intentarán complacer.

Más aún, para la elección de senadores, diputados y alcaldes, dado que están geográficamente segregados, la cantidad de votos necesaria para ganar, en un escenario de alta abstención, puede llegar a ser ridículamente baja. Unos pocos miles.

¿Qué tiene que ver todo esto con mi voto?

En caso que no sea obvio a estas alturas, lo que todo esto quiere decir, es que no hay mejor garantía de que el gobernante de turno se desentenderá de ti y tus problemas, que avisar abiertamente que tú y tu grupo no irán a votar. En ese momento dejas de ser un “esencial”, te transformas en un “reemplazable” y todas tus demandas dejan de ser relevantes.

De modo que no sólo deberías votar en todo evento, independiente que detestes a todos los candidatos, sino que además deberías agrupar a otros votantes que tengan necesidades e ideales como los tuyos (tu gremio, tu comunidad, tu congregación religiosa, lo que sea) y gritar a los cuatro vientos que tú y los tuyos darán su voto al candidato que cumpla con tu lista de exigencias. Y que lo seguirás haciendo en las siguientes elecciones. Sólo de esa forma harás tus demandas relevantes para los candidatos y -eventualmente- gobernantes.

No se trata sólo de llevar al gobierno a quien te guste (o menos disguste) para gobernarte, se trata de que, sea quien sea que llegue al poder, entienda que debe complacer a tu grupo si tiene intenciones de permanecer en el poder. Mientras más grande tu grupo, más relevante serás para el líder.

Cuando votas no sólo entregas poder, adquieres poder tú.

Hazte esencial. Vota.

¿Y qué hay de “sabotear el sistema”? 

Si has leído con atención todo lo anterior, ya habrás comprendido por qué negarse a participar para “poner en crisis el sistema” es una pésima idea: a los políticos les gusta que su elección sea vista como legítima, pero les gusta aún más alcanzar el poder y, fuera de hacer algunos aspavientos y rasgar vestiduras por la falta de participación, luego están felices de asumir sus cargos y gobernar como se les antoje. Y como vimos antes, una alta abstención les facilita la tarea, porque con un poco de acarreo y apelar a algunas bases duras, ya tienen asegurada la elección. 

Recordemos que en Venezuela la oposición al entonces presidente Hugo Chávez (en un acto de ingenuidad insólito) se negó a participar de unas elecciones parlamentarias que consideraban viciadas, para no “validarla”. ¿Qué pasó? El congreso obtuvo mayoría absoluta chavista, usaron su mayoría sin vergüenza alguna, se modificaron las leyes y constitución a gusto del gobernante y desde ahí se desbarató todo el sistema democrático venezolano, hasta llegar a la situación actual. Difícilmente una buena jugada.

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Comentarios
María José Salazar | 2017-06-22 | 12:35
6
Es necesario que cada persona mayor de 18 años de nuestro país lea esto (y lo analice críticamente)
Muy buena nota, más clara imposible.
El libro al que haces referencia está disponible en Chile?
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Marco Canepa | Editor | 2017-06-22 | 13:04
4
Hola María José. Yo lo compré en Amazon para el Kindle, pero acabo de revisar y aparece en las webs de librería Antártica y Buscalibre.

Así que sí, lo puedes comprar en Chile.
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Bryan Páez | 2017-06-22 | 13:09
2
Pero y si NINGUNO (si en mayusculas) me convence. Por ejemplo, en la actualidad para las elecciones presidenciales chilenas son 18 precandidatos y nadie esta nisiquiera ligeramente cerca de mis inquietudes y visión pública como ciudadano ¿que hago?

PD. Votar por el "mal menor" no es opción para mi, porque al final pareciera que el articulo parece condicionado para decir eso.
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Diego Valenzuela | 2017-06-22 | 13:58
4
Creo que lo que se explica es que al aumentar la población de votantes, la incertidumbre de los políticos es mayor, por lo tanto, el porcentaje para ganar corresponde a una mayor cantidad de individuos, que poseen aún mayores y diferentes demandas. El político deberá generar planes de trabajo más eficientes y eficaces para mantener el apoyo mínimo porcentual; como dices, tal vez a corto plazo no puedas tener un candidato suficiente, pero a medida que vote más gente, la probabilidad de que aparezca un candidato adecuado a tus demandas será mayor, entonces una próxima votación no debas votar por el "mal menor" sino por uno que te represente realmente. Saludos
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Edgardo Moreno | 2017-06-22 | 14:01
0
En ese caso armas un grupo que se ajuste a tus ideales y logra enviar alguien al poder. Muchos políticos ni siquiera tienen estudios, así que no deberías tener muchas trabas.
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Marco Canepa | Editor | 2017-06-22 | 17:02
1
Hola Bryan, la respuesta a tu pregunta está en este párrafo:

"De modo que no sólo deberías votar en todo evento, independiente que detestes a todos los candidatos, sino que además deberías agrupar a otros votantes que tengan necesidades e ideales como los tuyos (tu gremio, tu comunidad, tu congregación religiosa, lo que sea) y gritar a los cuatro vientos que tú y los tuyos darán su voto al candidato que cumpla con tu lista de exigencias".

Lo importante no es tanto lo que hagas en la urna de votación (si quieres anulas el voto) sino lo que haces antes: organízate con otros, dejen claro qué quieren, y luego asegúrate que los candidatos se enteren de sus demandas. Así, quien sea que gane, sabrá que si quiere apoyo desde gente de tu sector, tiene que hacer lo que pides. Quizás no te necesite, pero tal vez sí, y entonces intentará ajustarse a lo que pides.

Si ningún candidato está ofreciendo lo que pides, probablemente es porque no te has vuelto relevante para ellos.
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Alejandra Jiménez | 2017-06-22 | 17:04
4
Yo creo que nunca vas a encontrar a un candidato 100% afín a tus solicitudes, tienes que ver uno que cumpla en mayor medida con tus espectativas y ceder en algo, si no es muy probable que por no elegir "el mal menor" tengas q mamarte 4 años de algo mucho peor
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Miguel Martinez | 2017-06-22 | 13:38
1
mmm... me da pajita redactar algo mas completo asi que voy a simplificar; al votar validas y legitimizas el poder de un grupo oligarquico que jamas en la historia de chile han salido del "poder" politico (los apellidos se repiten y se combinan: errazuriz, matte, larrain, alessandri, etc...), un poder que por lo demas no deja de ser una pantalla, un chivo expiatorio para el verdadero poder, el poder economico.
"pero y venezuela", no tener memoria es repetir lo mismos errores, wikileaks y el estado gringo han liberado informacion de como apoyaron el golpe del 73 en chile, principalmente al debilitar el apoyo al gobierno destruyendo la economia y desabasteciendo a la poblacion.
aunque existen pocos ejemplos de politicos que hicieron un bien al pueblo, la democracia es una mentira bien elaborada, nada mas que eso, los pocos logros del pueblo han sido practicamente todos a punta de revolución o movilizaciones, pero jamas el pueblo ha ganado votando.
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Cristián Mackenna | Director | 2017-06-22 | 17:13
11
Por suerte para Chile la concertación no pensó como tú el 88 y fue a votar y por desgracia la oposición a Chavez pensó como tú y pasó lo que pasó...
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Marco Canepa | Editor | 2017-06-22 | 17:27
4
Lo que tienes que entender, Miguel, es que los políticos no necesitan tu validación. Si pueden ganar con sólo 10 votos, están felices. Y si pudieran tener cargo vitalicio, felices lo tendrían (como de hecho ocurre con las dictaduras, donde el pueblo es irrelevante y hacen con él lo que quieran). Así que no les haces ningún daño con tu abstención, sólo les haces la pega más fácil.

Por fortuna vivimos en una democracia, y ahí los políticos lo que necesitan no es validación, sino votos. Como dije, si son 10 o 10 millones da igual, mientras ganen. Así que el poder lo tienen quienes les den esos votos. Si te cruzas de brazos, simplemente eres irrelevante y pueden hacer contigo lo que gusten.

Es verdad, pueden traicionarte al día siguiente de ganar la elección, pero es mala estrategia si tienen intención de volver a postularse a la elección siguiente. Así que al menos intentarán darte lo menos posible para dejarte contento. Y si lo mismo se repite con millones de personas, al menos están trabajando un poco por ti.

Es cierto que los mismos se repiten el plato todo el tiempo y que la cancha es desigual para los que intentan competirles, pero no son invencibles; y además, una cosa es quién gobierna y otra es con qué ideas gobierna. Habrás notado que los mismos políticos elección tras elección defienden ideas completamente distintas. No porque crean otras cosas, sino porque es lo que sus votantes esenciales piden a cambio de darles los votos que necesitan. Como dije, si no votas, tus necesidades no estarán en el radar.

Por último, que otros países a veces desestabilicen democracias (cosa que ocurría más en la guerra fría, en todo caso), no es razón para sabotear nuestra propia democracia nosotros mismos. Si la democracia no te gusta... ¿cuál es la alternativa? ¿volver a dictadura? ¿anarquía total?
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Francisco Castillo Cárdenas | 2017-06-23 | 00:09
0
"Lo que tienes que entender, Miguel, es que los políticos no necesitan tu validación. Si pueden ganar con sólo 10 votos, están felices."

No estoy de acuerdo. Si la necesitan; una hoja de papel (ley) no es más válida que la voluntad de una nación, máxime cuando atenta o se contradice con ésta. La democracia también puede ser cuestionada cuando se usa como herramienta para institucionalizar la corrupción, aunque a algunos se les caiga el pelo de sólo pensarlo.
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Marco Canepa | Editor | 2017-06-23 | 11:27
3
Francisco: no estás entendiendo lo que digo. No estamos hablando de lo que "debería ser", de la teoría, de lo conceptual. Estamos hablando de cómo funciona la cosa en verdad, qué necesitan los políticos y cómo usar eso que necesitan en tu propio beneficio y el de la sociedad.

Si "cuestionar la democracia" es no votar, es como decir "me están cagando, así que en respuesta miraré feo y no haré nada". Eso no va a resolver que te caguen, de hecho, hace más fácil que te sigan cagando. Estamos con 60% de abstención... ¿acaso eso cambió la política? ¿tu crees que con 80% sí que cambiará?. No. Se seguirán eligiendo con los votos que hayan y harán en el gobierno lo que quieran.

Hablas de la "voluntad de una nación", pero la voluntad de la nación se expresa en las urnas y al declarar públicamente qué se quiere a cambio de tu voto. Negarse a participar no es expresar voluntad, es sólo dejar que otros decidan por ti.
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Miguel Martinez | 2017-06-23 | 18:39
1
"¿cuál es la alternativa? ¿anarquía total?" de hecho, si, jeje (me refiero a la ideologia anarquista, el anarquismo de bakunin, kropotkin, malatesta)

si hablamos de mantener el sistema democratico y buscar soluciones en reformas y el parlamentarismo, efectivamente creo que tienes razon. personalmente para las elecciones anteriores lei propuestas y puse atencion a los debates tratando de usar mi derecho de forma inteligente.
pero si nos detenemos un momento a observar y usar el pensamiento critico en un marco mas amplio, es decir la estructura social/jerarquica, nos encontramos con un panorama decadente; un sistema diseñado para perpetuar diferencias socio-economicas, bloque hegemonico brutal con publicidad que no hace mas que destruir el espiritu humano, un estado
que prolonga su vida a punta de fuerzas militarizadas y manipulacion de los medios "oficiales" (suena parecido a dictadura no?), etc...
Cuando hablo de "validar y legitimizar", no hablo de validar al politico, hablo de validar el sistema y la metodologia de organizacion, no creo que la democracia sea un sistema bien planteado (despues de todo fue creado hace mas de 2000 años por personajes que creian en la superioridad de sangre y tenian esclavos), creo que es hora de olvidar las relaciones sociales desde el poder y la jerarquia, sino a partir del apoyo mutuo y el mutuo acuerdo.
¿entonces la solucion? no creo que tenga una respuesta concreta, pero por el momento creo que la solucion sigue siendo la de siempre, la revolucion.
saludos :)
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Rafael Rodríguez | 2017-06-29 | 14:12
1
Hola Miguel,

Hay varios problemas con una revolución. Pero sólo para circunscribirlo al tema del reportaje te pregunto; si fueras un revolucionario que tiene un proyecto de sociedad que es mejor para la mayoría de la población ¿No es más fácil que seas candidato a algún cargo público y que ganes en las urnas? Además, no te quedaría otra opción. No veo a un grupo de revolucionarios (sin importar el número) ganándole a un ejército, ni siquiera al GOPE.

Creo que no nos queda otra alternativa que elegir entre participar de la democracia o que esta nos deje de importar, con las conseuencias que este reportaje del Definido nos invita a pensar.


Saludos,
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Rafael Fribla Castro | 2017-06-23 | 16:33
1
Siempre me ha saltado una duda: ¿Que pasaría si la mayoría de los votos fueran nulos?. ¿La elección se anularía o se cuentan los votos validos solamente?

Muy bueno el articulo.

Saludos.
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Cristián Mackenna | Director | 2017-06-23 | 19:23
1
En los resultados oficiales se descuentan nulos y blancos, por lo cual se elige el que gana aunque sea con 1 voto.
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fernando landskron | 2017-06-24 | 00:56
1
Se cuentan los votos validos. Es decir de un potencial de 13 millones votan solo 1 millón, y de ese millón hay 990.990 nulos y blancos, entonces se consideran solo los 10 votos validos. Consecuencia, puedes salir elegido con 6 votos a favor, y con eso eres presidente del 100% de los chilenos con todas las de la ley.Hay solo 10 esenciales a los cuales el líder intentara complacer y el resto son solo reemplazables que no interesan.
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Adolfo Merino | 2017-06-28 | 14:08
1
Es triste darse cuenta que durante la mayor parte de mi vida, no he tenido consciencia cívica. Es cierto que uno debe de preocuparse, leer, autoeducarse, pero si tienes una prejuicio, una idea preconcebida, y a veces con la poca información y conocimiento que dispones, e incluso con un mínimo de inteligencia, ese prejuicio o idea distorsionada no te permite crecer, y entre mas años tienes, mas difícil es cambiar tu "percepción" de las cosas ... Debo decir que desde hace varios meses que he estado leyendo y haciendo preguntas a personas que saben mas que yo del tema, y me he dado cuenta que REALMENTE es IMPRESCINDIBLE votar ...
Me hubiera gustado haber aprendido estas cosas que ahora me doy cuenta que son "mínimas" en el colegio, en un ramo de educación cívica por ejemplo ...
Mas vale tarde que nunca ...
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Racuna Matata | 2017-06-30 | 17:15
0
Los autores de este libro deberían, por lo menos, mencionar en los créditos a Maquiavelo, porque en varios puntos se parece mucho (a juzgar por este artículo) a su libro El Príncipe.

Fuera de eso, discrepo con el punto 3, ya que no considero que votar me haga un "esencial". Por lo tanto se cae ese argumento.

Además, no es posible "alinear" a ninguno de los candidatos a mis necesidades cuando todos ellos se alinearán a las necesidades de los que de verdad son los "esenciales", y en Chile esos son los grandes empresarios.
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