Renton vuelve a Edimburgo tras 20 años de ausencia, observa las calles, respira el aire que llenó sus pulmones en su desenfrenada adolescencia, y se dispone a visitar a la vieja pandilla que aun continúa en la ciudad.

Volviendo atrás

Lust for Life de Iggy Pop suena fuerte, y automáticamente nos transportamos a la quintaesencia de finales de los noventa. Tod@s queríamos tener algo de Trainspotting, porque nos representaba como una juventud que renegaba de la monotonía a la cual estábamos destinados. Ya, es verdad que en Europa los suburbios eran muchos más cool de lo que teníamos por ese tiempo acá en Santiago de Chile, pero con este testimonio descubrimos más de alguna cosa respecto a la vida. Partiendo por esa "loca idea" de hacer del diario vivir algo frenético y no un molde de lo que esta sociedad quería que fuéramos. Los conservadores pusieron el grito en el cielo por la famosa película que "induce a la droga" (¿se acuerdan?), y a nosotros nos gustaba, porque parte de esa juventud era la irreverencia, la soberbia de romper las reglas.

T2: Trainspotting trae de regreso ese sentimiento después de veinte años desde 1997, "el"año en que la heroína se tomó el cine y lo cambió todo (y a todos). Afortunadamente no todos nos volvimos heroinómanos buscando la felicidad, pero estamos claros que sí fuimos más jóvenes y más libres gracias a la historia de Renton y compañía.

Recuperando la juventud perdida

Para Mark Renton (McGregor) es momento de hacer las paces con sus (ex) amigos que dejó tras escapar con –casi– todo el dinero que ganaron en una transacción de drogas. Lo novedoso de esta peli es que la crisis de la mediana edad pareciera haber golpeado a todos los protagonistas; una decepción masculina, una madurez arrepentida, y un miedo inevitable a la muerte son parte de este reencuentro. Sin embargo –y más allá de lo evidente en el paso de los años– hay conversaciones que quedaron pendientes en la anterior entrega, que ahora terminan por desarrollarse aún mejor, obviamente todo dentro de una atmósfera en donde se respira la traición, el exceso y el humor.

En T2 hay un mensaje súper claro; y es el de continuar la dosis de entretención que empezó hace dos décadas, pero dejando claro que ya no hablamos de "cabros adictos", sino de viejos que vienen de vuelta, pero con el mismo mensaje basado en el conformismo y en el de "elegir una vida"… ¿les suena esa frase? "Choose a life. Choose a job. Choose a career. Choose a family...". Monólogo de Renton que pone en duda elegir un modelo de vida cuando uno puede hacer lo que-venga-en-gana, como por ejemplo ser un drogadicto y no responder nada a nadie más que a uno mismo. Ahora Renton nuevamente nos da una speech súper profundo, pero desde un punto de vista más maduro y con los pies en la tierra. Limpio de heroína hace veinte años, pero con la misma esencia rebelde y transgresora de antaño.

Sí, los años pesan encima, sobre todo en Begbie quien ha estado tras las rejas desde 1997 (¡grande Robert Caryle!). Sick Boy y Spud siguen con su entrañable personalidad, y la llegada de Renton va a remecer todos esos sentimientos que quedaron enterrados durante años.

Todo en la vida tiene su consecuencia; las decisiones tomadas en la juventud, ahora son algo que tienen que lidiar a diario, errores y consecuencias que hoy los vuelven a juntar como pandilla de socios.

La muerte de Tommy y la bebé de Dawn aún pesan sobre los hombros de los protagonistas, pero también saben que parte de la cruel vida es hacerse cargo de las malas decisiones y vivir cada día como si fuera el último; un carpe diem moderno que han aprendido gracias a los porrazos.

En definitiva, Danny Boyle sabe perfectamente cómo tomar lo heredado de la primera parte, y lo pone a funcionar otra vez con el elenco original –casi– completo. Se nota la mano, y es que esas tomas maravillosas dentro de la taza del baño, las habitaciones infinitas y una que otra asquerosidad (ustedes me entienden) vuelven para recordarnos lo magnífica que era Trainspotting.

¡Usted no lo haga!

Que esta secuela sea tan maestra como la primera Trainspotting es algo imposible, y Boyle lo tenía claro al momento de lanzarse el piquero con T2. Obviamente, nada va a superar la primera parte, porque Trainspotting transformó una época, remeció el cine, la música, la sociedad y el arte en general.

Así que mi consejo es que no esperen ver algo superior o caer en la típica comparación de original "versus secuela", porque esta película está hecha como un ejercicio pulento de nostalgia, como esas reuniones que uno tiene con los compañeros del colegio después de muchos años, y ni las arrugas, o las carreras pueden ocultar los recuerdos. Y ojo, que lo más bacán es que en esta reunión no falta nadie, todos están ahí para nosotros, para demostrarnos que las secuelas sí pueden ser buenas.

Si eres un fanático de Trainspotting, entonces esta película la vas a amar. Por el contrario, si aún no has visto la primera parte, debo decir que no hay nada en esta película para ti. Porque a diferencia de otros títulos, esta película es un homenaje a la vieja escuela creada por Danny Boyle, y al cine que dio un giro absoluto cuando estábamos cambiando de milenio.

A mí, personalmente me gustó tanto, que tuve que ver nuevamente la primera para volver a vibrar con la historia y recordar viejos tiempos. Si tienen la banda sonora mejor todavía, porque creo que debe ser uno de los BSO infaltables en cualquier biblioteca musical atemporal (onda, que nunca va a pasar de moda).

T2: Trainspotting ya está en cartelera desde este jueves 9 de marzo para nosotros, para los que elegimos añorar, sonreír, llorar y recordar a los viejos amigos (inserte Born Slippy de Underworld).