Hace algunas semanas cuando apareció la nueva edición del ranking Forbes –sobre las personas más ricas del mundo- se puso en juicio varios conceptos que se esconden detrás de una realidad que parece soñada, pero inalcanzable: la desigualdad de oportunidades, el emprendimiento exitoso y los modelos de desarrollo más rentables. Pero prácticamente nadie reparó sobre la forma en qué los aplaudidos rankeados armaron esa fortuna y esos logros que hoy pueden celebrar. Aún así, ahí existe una gran pregunta.

Hoy ya no son pocos –ni tampoco muy locos- los que quieren desarrollar un modelo de negocios que sea muy exitoso, que ojalá les permita generar importantes utilidades, pero siempre con un foco puesto en el desarrollo social. No son los que celebran la utilidad de un simple plan de RSE, ni los que creen que las empresas cumplen con su pega al generar miles de puestos de trabajo. Son un grupo de emprendedores que van más allá y creen en lo que hoy se llama Modelo de Empresas B (conocidas como B Corps o Benefit Corporations en inglés) ¿De dónde viene esta idea disparatada?

En Estados Unidos la historia es muy conocida por los fanáticos del dulce. La famosa cadena de heladerías Ben & Jerry´s tenía un modelo de negocios muy exitoso que entregaba parte de sus utilidades a iniciativas sociales, pero en el año 2000 la Corte Suprema norteamericana obligó a los dueños a vender su empresa a Unilever.

Según la Justicia norteamericana, ellos debían responder a la ley, la cual establece que el primer rol de una empresa es maximizar las utilidades para sus accionistas y si los dueños rechazaban la oferta de compra propuesta, estarían en una ilegalidad no menor. Eso llevó a un grupo de emprendedores sociales a crear un nuevo tipo de empresas certificadas -B Corps- las cuales usarían el poder del mercado para dar respuesta a problemas sociales y ambientales, al mismo tiempo que fuesen eficientes y rentables en su desempeño. Con eso empezó a nacer una forma diferente de mirar el emprendimiento. Hoy estas empresas buscan ir más allá de un solo “statement”, y aspiran a convertirse en un modelo concreto que transforme la sociedad desde la esencia misma de las empresas.

Sin duda esta es una realidad inspiradora y también muy innovadora que busca instaurar un cambio profundo, aprovechando las mismas ventajas que el mercado genera. Y con esto se abre una puerta que puede cambiar el orden del sistema. ¿Por qué sólo querer ganar y tener una personalidad paralela ayudando a una ONG? ¿Por qué no llevar un estilo de vida que combinen las dos cosas desde lo que uno mismo hace? ¿Cómo hacerlo para mover un sistema que parece inmutable frente a un mercado vertiginoso? Las Empresas B pueden ser parte de esa respuesta que sirva para entregarle un nuevo significado al emprendimiento y el concepto mismo del éxito.

Al final, no creo que falte mucho para que sean estos nuevos nombres los que empiecen a poblar los rankings que tanto nos gusta aplaudir. Y esa, sí será una gran noticia.