Norero, chileno, telégrafo, América, Chiloé
Imagen: César Mejías

Este chileno creó el primer telégrafo inalámbrico de América, y ya nadie lo recuerda

La historia oficial data las primeras comunicaciones por telegrafía inalámbrica en América, en 1899. ¡Pero este chileno ingenioso lo habría logrado un año antes! ¿Quién fue? ¿Tuvo contactos con Europa? Hoy rescatamos la historia de Ramón Norero, uno de los chilenos más olvidados.

Por Daniel Norero @danielnorero?lang=es | 2018-11-15 | 07:00
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“El 17 de septiembre de 1898 el Inspector de Oficinas telegráficas señor Ramón Luis Norero, estableció el nuevo sistema de onda electromagnéticas y sin alambre a través del canal de Chacao” (Capitán de Fragata de la Cañonera Pilcomayo, Roberto Maldonado).
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Imagina por un momento vivir en la segunda mitad del siglo XIX. ¿De qué manera podías comunicarte con tus parientes o amigos que vivían en otras ciudades o países? Era una época donde no se gozaba de la rapidez de medios actuales como el teléfono celular o internet, y el desarrollo de los primeros teléfonos y el fax estaban aún en pañales. Debido a estas limitaciones, si querías enviar un mensaje a otra localidad, necesitabas recurrir al clásico correo que repartía las encomiendas y cartas a caballo por vía terrestre, o en barco por vía marítima.

Si no querías esperar días o meses para recibir la respuesta de tu esposa, lo más avanzado para mensajes a larga distancia, era el telégrafo. ¿Quiénes fueron los pioneros que inventaron este innovador sistema? En Chile hubo un genio creativo que desarrolló, en paralelo a Europa, esta maravilla de los tiempos modernos, ¡pero nadie lo recuerda! Hoy te contamos lo que se sabe sobre Ramón Norero (mi pariente lejano).

¡Cableando el mundo!

Los primeros telégrafos requerían un sistema de cableado, ya sea por tierra o a través del mar. En este último caso, se hacía mediante cables telegráficos submarinos que, aunque no lo creas, ¡atravesaban océanos enteros! (y se podían cortar…).

Un ejemplo es el cable telegráfico transatlántico que conectó Europa y Norteamérica desde 1858, y redujo inmediatamente el tiempo de comunicación desde diez días (lo que demoraba enviar una carta por barco), a un par de minutos. Actualmente, seguimos usando los cables submarinos —por ejemplo, para los servicios de telefonía e internet— pero con materiales modernos como el polietileno y la fibra óptica.


Mapa de la ruta del cable transatlántico de 1858. Imagen: Atlantic-Cable.com

La carrera por enviar mensajes “a través del aire”

En este contexto, surgió la figura de Guillermo Marconi, un italiano que no tuvo educación formal, aprendió ciencias en forma autodidacta y a los 18 años se hizo amigo de un profesor de física de la Universidad de Bologna para poder asistir a algunas clases y laboratorios. Desde inicios de la década de 1890, ya había comenzado a trabajar en el concepto novedoso de telegrafía inalámbrica(o “radiotelegrafía”, como se le llamaba al inicio), la que no requería cableado, sino enviar ondas de radio a través del aire. Tras ensayo y error, usando como base experimentos previos y patentes de otros científicos, logró en 1895 su primera transmisión de ondas de radio a corta distancia.

Sin conseguir interés por parte del gobierno de Italia para subvencionar la tecnología, en 1896 y con apenas 21 años, viajó para realizar una serie de demostraciones al gobierno británico, logrando en mayo de 1897 transmitir exitosamente señales de código Morse hasta una distancia de 6 kilómetros. El mismo año, patentó esta tecnología en el Reino Unido y, desde entonces, su trabajo comenzó a abarcar cada vez mayores distancias, captando la atención internacional. Finalmente, su logro le valió el Premio Nobel de Física en 1909.

En forma paralela, y aparentemente sin conocer los trabajos de Marconi, el físico ruso, Alexander Stepanovich Popov, también trabajó desde 1894 en ondas de radio (basado en los trabajos de Herz y Oliver Lodge), logrando a fines de marzo de 1896, enviar un mensaje mediante código morse a 250 metros, sin embargo, nunca patentó la tecnología.

Primera comunicación telegráfica sin hilos en América… ¿en Chiloé?

Mientras en el viejo mundo un italiano sentaba las bases para convertirse en el padre de la telegrafía inalámbrica y la radio, en Chile un empleado del Servicio de Correos y Telégrafos, Ramón Norero (1870-1952), también realizaba experimentos innovadores de telegrafía inalámbrica a fines de la década de 1890.

Después de sucesivos cortes del cable telegráfico submarino que unía a Llanquihue con Chiloé, Norero, en su calidad de Inspector de Telégrafos, se las ingenió para solucionar el problema con ondas electromagnéticas y sin necesidad de cables. Este hecho fue registrado en un parte de viaje del Capitán de Fragata de la Cañonera Pilcomayo, Roberto Maldonado, fechado el 7 de febrero de 1899. Respecto del hecho, el Capitán Maldonado dice textualmente lo siguiente en su informe:

“En vista de que en repetidas ocasiones se había cortado el cable telegráfico que unía a Chiloé con Llanquihue, en el Canal de Chacao, a causa de la extraordinaria corriente y del fondo irregular de este canal, el 17 de septiembre de 1898 el Inspector de Oficinas telegráficas señor Ramón Luis Norero, estableció el nuevo sistema de onda electromagnéticas y sin alambre a través del canal de Chacao, con dicho objeto estableció dos líneas de alambre en ambas orillas, más o menos paralelas, de 2.000 metros de largo cada una entre Punta Santa Teresa y Punta Coronel por el Norte y Punta Gallan y Punta Soledad por el Sur […] Se transmite la vibración por inducción de una a otra línea, recibiendo en un fono las señales alfabéticas por el sistema Morse”.


De acuerdo a las cuatro puntas mencionadas, se habrían enviado los mensajes entre una anchura de 2,3 a 3,5 kilómetros, a través del Canal de Chacao.

Este sistema instalado por Norero, que en menos de seis meses desde su inauguración ya había transmitidomás 5.000 telegramas a través del Canal de Chacao, sería la primera comunicación telegráfica mediante ondas electromagnéticas y sin hilos llevada a cabo en América, apenas un año después de la demostración de Marconi en Europa.

La historia oficial data las primeras comunicaciones por telegrafía inalámbrica de América en 1899, en manos del cura católico e inventor brasileño, Roberto Landell de Moura. Posteriormente, en 1902, el mismo Marconi logró enviar transmisiones desde Inglaterra hacia Canadá y desde Estados Unidos hacia Inglaterra.

En el caso de Chile, la primera experiencia de telegrafía inalámbrica oficialmente datada se llevó a cabo el 25 de noviembre de 1904, en una distancia que abarcaba 50 millas entre los cruceros Errázuriz y Esmeralda, de la Armada de Chile. El suceso histórico de Norero, llevado a cabo un 17 de septiembre de 1898, quedo prácticamente sepultado en la historia hasta el año 2006, cuando la Academia Chilena de Historia revisó las crónicas radiales de Pedro Sapunar, que relataban el hecho registrado.

¿Fue un autodidacta? ¿Tuvo contacto con Marconi?

Cuando supe del suceso pionero de Ramón Norero hace unos años, me di cuenta también que, a diferencia de otros pioneros regionales como Popov en Rusia y Landell de Moura en Brasil, no había prácticamente nada publicado respecto a su vida o trabajo. Lo único disponible eran las crónicas radiales que mencionaban el parte de viaje del Capitán Maldonado. Además, en la base de datos genealógicos (GENI), pude rastrear sus ancestros y descendientes —los Norero descendemos de migrantes de Rapallo (Liguria, Italia)— así que no fue mucha la sorpresa cuando vi que mi tatarabuelo era primo de Ramón Norero.

¿Dónde había nacido y crecido? ¿Fue a la universidad o era un autodidacta como Marconi? ¿Cuándo y cómo logro idear por primera vez un sistema telegráfico sin cables? ¿Lo ideó solo o habrá tenido contacto con Marconi o sus trabajos en Europa? ¿Cuántos experimentos previos habrá realizado en Chile hasta lograr la distancia de 2-3 kilómetros en el Canal de Chacao? ¿Por qué pasó desapercibido por más de un siglo en la historia nacional?

Estas y otras interrogantes me llevaron a contactar a sus descendientes directos y obtener en abril de 2018, una entrevista grabada a Rossana Norero, nieta de Ramón Luis, y Mercedes Beneventi, madre de Rossana y nuera de Ramón Luis, a quien conoció en persona durante sus últimos años de vida.

Ambas me facilitaron acceso a documentos clave, como certificados de nacimiento y defunción, actas de matrimonio, fotos de Ramón e hijos, además de una columna de Telecomunicaciones de la Armada de Chile, publicada en La Tercera en 1973, y otra columna publicada alrededor de 1930 en un medio desconocido. Por otra parte, si bien su nuera Mercedes ya no recordaba muchas cosas por su avanzada edad de 86 años (además lo conoció al final de su vida), fue de gran ayuda para recabar más datos biográficos.


Ramón Norero junto a su hijo menor, Eduardo, y su nuera, Mercedes Beneventi. Alrededor de 1950.

Ramón Luis Norero Olate, nació en Curicó un 1 de noviembre de 1870 como hijo del matrimonio entre Bartolomeo Norero (inmigrante que arribó desde Rapallo) y Carmen Olate. Creció en una familia humilde y habría completado solamente estudios secundarios en la época. Con su prima hermana Filomena Norero (1873-1951), tuvieron diez hijos entre 1899 y 1915, de los cuales cuatro no sobrevivieron el primer año de vida.

Según el testimonio de su nuera, Ramón habría destacado por su inteligencia, formación autodidacta en física y matemáticas, y gran gusto por las tecnologías de radio y comunicaciones. Estas habilidades las habrían heredado sus tres hijos varones, ya que Ramón Luis (hijo) estudió matemáticas e ingeniería —además de escribir una serie de libros sobre física cuántica— German estudió ingeniería y Eduardo (esposo de Mercedes Beneventi) fue médico radiólogo, obligado por su padre a pesar de querer ingresar también a ingeniería, siendo un aficionado a las radiocomunicaciones .

Contrario a lo que me esperaba, según su nuera y nieta, Ramón no fue a la universidad y tampoco habría viajado a Europa como para tener un contacto cercano con los trabajos de Marconi. A pesar de que habría sido muy meticuloso al registrar todos sus trabajos como Inspector de Telégrafos a lo largo del país, además de experimentos previos a 1898 en radiotelegrafía, lamentablemente su familia botó a la basura todo ese material almacenado en una bodega de la casa (¡no sabían lo valioso que era!). Lo triste es que, al no contar con ese material, nunca se sabrá si Norero se pudo haber adelantado a Marconi en la radiotelegrafía.

Otro dato interesante, es que Norero participó con apenas 20 años de edad en la guerra civil de 1891, llevando a cabo una aparente labor de espionaje en la cual su esposa lo habría ayudado entregando mensajes e informes escondidos bajo su ropa. ¿Apoyo al bando de Balmaceda o a los congresistas? ¿Tal conflicto bélico lo habrá llevado a dimensionar la importancia de la telegrafía sin hilos? Lamentablemente, Mercedes no recordaba tales detalles.

A pesar de que su nuera lo consideraba alguien muy inteligente y creativo, cree que su carácter sencillo y humilde le jugó una mala pasada como para ganarse un lugar al menos en la historia de Chile, ya que no buscaba destacar y era muy poco ambicioso tanto en su trabajo como en invenciones que nunca comunicó ni patentó. Solo recuerda que ya a edad avanzada, Norero habría recibido un reconocimiento (que incluía dinero) por parte del Estado.


Ramón Norero. Alrededor de 1950.

Su trabajo lo traslado por todo el país, vivió muchos años y crio a sus hijos en Lo Espejo. Al final de su vida, se dedicó a invertir en la bolsa, especialmente en Copec. De hecho, su nuera relata que el día en que falleció, un 19 de agosto de 1952, se encontraba precisamente escuchando el boletín de la bolsa por la radio.

Esta investigación tiene por objetivo sacar de las sombras a un compatriota y pariente lejano que sin duda debió haber quedado registrado en la historia de la ciencia y tecnología del país.“Nadie es profeta en su tierra”, dice el dicho. Por ahora quedo a la espera de más informaciones respecto a este personaje, proponiendo, por qué no, que se lo nombre hijo ilustre de Curicó, o bien que se levante una estatua al borde del canal del Chacao con su figura, o inclusive algún reconocimiento a su pionera hazaña en el Museo Postal y Telegráfico de Correos Chile.

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