*Esta nota fue publicada originalmente en 2017 (14 de febrero). Hoy la destacamos en vista de que en la ciudad de Punta Arenas se está aplicando un plan semejante para reducir el consumo de alcohol y drogas entre jóvenes.

Si existe una preocupación compartida a nivel mundial por la salud y el desarrollo de los adolescentes y jóvenes es, sin duda, en relación a las adicciones y consumos problemáticos de alcohol, drogas y tabaco. Estos se apoderan de las nuevas generaciones cada vez a más temprana edad, al ser el sector de la sociedad más vulnerable respecto al consumo, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y Delitos.

El gran problema del consumo temprano, es que a esa edad los adolescentes están recién formando su identidad y (en su mayoría) no conocen sus propios límites, ni saben medirse, por lo que rápidamente caen en el consumo problemático de sustancias adictivas, el que se desencadena en otras adicciones futuras. Adicciones que van de la mano de consecuencias nefastas como violencia, ausentismo escolar, bajo rendimiento, cesantía, depresiones, quiebres sociales, accidentes, prisión, muertes, y enfermedades como cáncer, cirrosis, hipertensión, entre otros.

Como nadie está libre de volverse adicto, es responsabilidad de todos (gobiernos, colegios, apoderados y sociedad en general) el hacer algo para prevenir y evitar el consumo de sustancias adictivas. Chile, por ejemplo, está entre los cinco países del mundo que más fuman tabaco, y es el país más bebedor y consumidor de marihuana de América Latina, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). ¿Cómo lograr reducir el consumo?

Islandia encontró una fórmula ideal. A través de su programa “Youth in Iceland” (Juventud en Islandia) creado en 1997; el país nórdico pasó de tener la población joven con más riesgos de Europa, a los adolescentes más saludables del viejo continente. Fue tal su éxito que el 2006 las bases del programa dieron pie a la organización llamada “Youth in Europe” que se implementa con éxito en más de 30 municipios de Europa y que busca expandirse al mundo entero (que llegue luego a Chile, por favor).

¿Qué detalles se saben de esto? Una reciente publicación dio a conocer los hechos (y por ende algunos medios), por lo que en El Definido quisimos ir más al fondo de su plan y mostrarles qué acciones concretas los llevaron a estos exitosos resultados.

Las claves del éxito islandés

Hace un par de décadas, como les contamos antes, Islandia tenía altos índices de consumo problemático de sustancias adictivas en su población adolescente y juvenil.

Es por esto que el Gobierno, luego de muchos intentos fallidos, decidió crear un programa que ayudase a reducir el consumo, pero no solamente con publicidad, información o comerciales, sino con acciones directas y concretas, además del trabajo preventivo con los propios adolescentes, como las siguientes:

1. Catastro constante de consumo adolescente: bajo la idea de que es imposible implementar un programa exitoso sin información fiable actualizada, el gobierno islandés, a través de “Youth of Iceland”, realiza un mapeo de la población adolescente en todas las escuelas del país, cada dos años. Así se recogen y actualizan las pautas de consumo, la relación con sus entornos, sus problemas emocionales, entre otros factores que permiten tener el escenario social claro para poder intervenir.

2. Acciones diferenciadas según las características de la población: con los resultados del catastro,se elaboran informes específicos por distrito y por escuela, identificando el alcance del problema y la idea general del enfoque que se quiere conseguir. Así, tanto los encargados administrativos, territoriales y educacionales pueden trabajar en acciones concretas, atacando directamente el problema específico de su comunidad. Esto es fundamental, ya que los factores que influyen sobre el consumo adolescente pueden variar notoriamente.

3. Se involucra a toda la comunidad adulta en la discusión: para analizar los datos obtenidos del censo, el gobierno llama a un encuentro abierto para exponer, discutir e identificar los principales riesgos que rodean a los menores; invitando a los municipios, juntas de vecinos, profesionales colegios y apoderados. Esto es asunto de todos, por lo que luego de identificar los riesgos, trabajan juntos en definir las acciones específicas de protección que se quieran implantar.

4. Se imparten cursos gratuitos de prevención: no es fácil educar en la prevención y tener un impacto efectivo. Basta con pensar cuántas veces escuchamos advertencias como adolescentes, de las cuales solamente nos reímos. Por eso, el proyecto también incluye cursos y seminarios gratuitos de prevención para profesores, académicos y apoderados; con el fin de que sean ellos quienes manejen bien estos temas con los menores, y que todos juntos estén al tanto de los riesgos para definir los permisos en conjunto y evitar el “pero a todos les dan permiso”.

5. Inversión en actividades recreativas públicas: se ha demostrado que los mayores enemigos del consumo problemático y de las adicciones, son los deportes y la vida sana (ya que ambos juntos son prácticamente incompatibles). Por esto, Islandia decidió aumentar los fondos sociales destinados a las actividades recreacionales para adolescentes, para luego de sus jornadas escolares y llenarlos de música, deportes, danza, teatro, talleres de arte, etc.

6. Toque de queda preventivo: desde el año 2002, Islandia prohibió que niños menores de 16 años anden solos por las calles después de las 10 de la noche en invierno, y después de medianoche en verano. Y aunque esta medida sea quizás la más drástica del programa, les ha resultado, ya que incentiva la convivencia familiar, responsabiliza a los padres para ir a buscar a sus hijos a las fiestas, e incentiva los panoramas con amigos en casas supervisadas por adultos.

7. Prohibida la publicidad: enIslandia además optaron por eliminar la publicidad de alcohol y cigarros en todas sus manifestaciones, y se restringió la venta de tabaco a partir de los 18 años y las bebidas alcohólicas a partir de los veinte años. 

Todas las acciones anteriores, en conjunto, dieron sus frutos y los avances en disminución de consumo de sustancias adictivas en adolescentes islandeses han sido tremendos:

* El consumo de alcohol ha descendido del 48% al 5%

* El consumo de marihuana ha disminuido del 17% al 7%

* El tabaquismo ha caído del 23% al 3%.

Se dio vuelta la tortilla por completo. Hoy, estos porcentajes posicionan a Islandia como el país con adolescentes más saludables de Europa.

La realidad del consumo en Chile

Los índices de consumo problemático de sustancias dañinas y adictivas en la población chilena no son sólo altísimos, sino, en muchos casos, los más altos del continente y/o del mundo. Y es muy preocupante, por eso Islandia nos debe servir de ejemplo.

Chile tiene el mayor consumo de alcohol de todo América, y un 43,7% de las personas que beben presentan un consumo riesgoso. Además, el porcentaje ha aumentado con los años en lugar de disminuir como en otros países. En concreto, los chilenos beben 55 gramos de alcohol por día de consumo, casi el triple del límite propuesto por la OMS, y además la ingesta se concentra en sólo 1,6 días como promedio, es decir el total recomendado para toda la semana los chilenos lo sobrepasan sólo el fin de semana. ¿Y cómo están los jóvenes?

Aquí está lo más preocupante. En Chile, el 66% de los adolescentes, es decir, dos de cada tres alumnos de 8° básico a 4to medio, toman en exceso y en forma riesgosa, y este porcentaje aumenta en colegios particulares. En promedio, los alumnos consumen 112 gramos de alcohol puro por día de consumo. Y, lamentablemente las consecuencias de esta conducta son devastadoras, ya que, por ejemplo, el 50% de las muertes de población joven en Chile están relacionadas a la ingesta de alcohol.

Por otro lado, Chile cuenta con uno de los índices de tabaquismo más alto del planeta, ubicándose como el primero en América Latina y entre los primeros cinco del mundo. Y aunque hemos incorporado nuevas leyes antitabaco, restricciones para fumar en lugares públicos y un alza en los precios de los cigarros; si bien ha disminuido en la población adulta, el tabaquismo continúa aumentando en los jóvenes entre 12 y 18 años.

Además, debemos agregar el último índice de consumo de marihuana, que se publicó hace unos días y que también ubica a Chile como el más consumidor de cannabis de América Latina.

Si bien se han implementado y se continúa trabajando arduamente en desarrollar campañas y políticas públicas para reducir e intentar de impedir el consumo de sustancias nocivas, especialmente en adolescentes; Chile continúa al debe, y a la fecha ninguna iniciativa ha logrado obtener resultados tan positivos como los de Islandia.

No se trata de copiarlo (bien sabemos que las políticas públicas deben nacer de la realidad o al menos adaptarse a ella), pero sí de tomar su ejemplo e identificar esas acciones que han sido efectivas en el país nórdico. A lo mejor, si aplicásemos un programa similar al de Islandia y responsabilizásemos a la sociedad completa del consumo problemático y de la prevención de riesgos de adolescentes, Chile podría retirarse del pedestal de malos primeros lugares. Mejor quedarnos con el primer lugar sólo en la Copa América.

¿Crees que un programa así serviría para reducir el consumo adolescente en Chile?