Río 2016, favelas, Brasil, pobreza, Juegos Olímpicos
Imagen: César Mejías

Los otros atletas de Río: los que luchan por salir de la pobreza los 365 días del año

“Atletas de la Vida” se llama la nueva campaña de TECHO que busca visibilizar la situación de pobreza en la que viven más de 6.300 favelas de Brasil, mostrando los desafíos que deben superar a diario sus habitantes. Fabiana, líder de una comunidad de favela, nos presenta su realidad.

Por Macarena Fernández | 2016-08-16 | 07:00
Tags | Río 2016, favelas, Brasil, pobreza, Juegos Olímpicos
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Río de Janeiro está viviendo durante estos días, unas majestuosas olimpiadas, evento mundial deportivo que ha significado una inversión de más de 50 millones de euros. Brasil entero se viste de carnaval antes de tiempo, los hoteles y hosterías se repletan, el turismo revienta, los comerciantes disparan los precios y la economía brasilera espera sacar números azules.

Personas de todos los países del globo acuden al epicentro de la samba y las caipiriñas, para acompañar y alentar a sus delegaciones de deportistas de excelencia. Fiesta fabulosa, que tuvo la apertura “más sexy” de la historia de los Juegos Olímpicos, según los medios, y que llena de alegría tanto a los turistas como a gran parte de los brasileros.

Fiesta mundial que por otro lado se celebra de forma paralela a la gran crisis política que está afectando al país carioca, que lo tiene con un presidente temporal, mientras Dilma Rousseff permanece en un juicio político para su eventual destitución por supuestas corrupciones. Fiesta que se vive en paralelo también a las más de 6.300 favelas, que representan a las más de 100 millones de personas en América Latina que, como ellos, viven en asentamientos informales ubicados en zonas urbanas.

De ellos hablaremos hoy. De estos “Atletas de la vida”, como los nombró la nueva campaña de TECHO, que busca visibilizar la situación de pobreza y los enormes desafíos que deben vivir y sobrellevar, millones de brasileros durante los 365 días del año, como la falta de agua, la incomunicación, la falta de accesos, la escasez de comida, entre tantas otras batallas.

Los desafíos diarios de vivir en una favela

Parque das Missoes es una zona ubicada a una hora de Río de Janeiro. Fue construida el año 1992 para el realojo de familias brasileras de escasos recursos. Con los años, nuevas familias comenzaron a habitar este lugar, construyendo sus propias viviendas informales, con materiales precarios. Así se transformó en una de las 6.300 favelas de Brasil, donde hoy habitan cerca de 10.000 personas.

La localidad convive entre calles de asfalto y de tierra y cuenta con acceso limitado a los servicios básicos en gran parte de la población, dejando así a muchas familias aisladas. Al ser un asentamiento informal, el gobierno no les presenta soluciones ni ayuda, entonces su forma de supervivencia diaria se basa en la organización entre la comunidad ante cualquier tipo de emergencia como enfermedades o incendios.

Desde el año 2014, TECHO acompaña el proceso de esta comunidad. El sociólogo Juan Pablo Duhalde, que trabaja en la organización, explica que “los asentamientos informales son la manifestación más extrema de la situación de desigualdad que hoy vive América Latina. A casi dos meses para la definición de la Nueva Agenda Urbana de las Naciones Unidas, es momento de escuchar las propuestas y la perspectiva de quienes viven en estas comunidades en situación de pobreza, y reconocer la competencia injusta en la que se encuentran para acceder y poder ejercer sus derechos”.

Conversamos con una de sus habitantes, Fabiana Silva, una de las líderes de la comunidad, y nos contó en primera persona los desafíos que deben sortear a diario en las favelas, cómo logran organizarse y salir adelante y sobre el tesoro más preciado de la comunidad: su gente.

Fabiana Silva

La carrera de la vida y sus mayores desafíos

Fabi, como la llaman sus vecinos, nos relata su rutina diaria. “Mi día empieza a las seis de la mañana con el gallo del vecino que es mi despertador. Me levanto y me arreglo para ir al trabajo y ahí empieza la jornada loca que es vivir en Duque de Caixas y trabajar en el centro de Río. Infelizmente, así como muchas personas, necesito salir de mi ciudad para trabajar en otra, por no tener puestos de trabajo en la ciudad en la que vivo. Así como no hay puestos de trabajo, tampoco hay transporte. Preciso caminar veinte minutos de mi casa al paradero del bus para tomarlo con dirección al centro de Río, mi lugar de trabajo. Entro a las nueve y salgo a las diecinueve. Todo para poder estar los fines de semana en casa. Al salir del trabajo empieza la maratón de regreso a casa, trayecto que  es peor que el de ida, porque la ciudad de Río está lleno de obras. Al llegar a casa, lo que resta es dormir para estar más dispuesta al otro día para mantener el mismo ritmo”.

El aislamiento y la falta de accesos que tiene la favela es uno de los grandes problemas que afectan a los vecinos, además cada viaje de ida y vuelta cuesta cerca de 20 reales (más de 4 mil pesos). Y el acceso a trabajo también es muy difícil, por un lado por la distancia y el costo de traslado, y por otro, porque al decir que el domicilio corresponde a una favela, se les cierran muchas puertas.

También existen otros problemas graves: falta de acceso regular y suficiente a servicios básicos como el agua, la luz –con conexiones peligrosas- y el saneamiento. Falta de energía eléctrica que impacta sobre todo a la seguridad pública, debido a la mala o nula iluminación en la noche.

Por otro lado, la población se encuentra cerca del Río Meriti, por lo que l os vecinos viven en constante riesgo de inundación. A esto se agrega la acumulación de basura en determinadas zonas que pone en riesgo la salud de las personas.

Para entender bien el contexto en el que viven, Fabiana agrega lo siguiente: “¿Salud? No hay. ¿Cultura? No hay. ¿Deporte? No hay. ¿Áreas recreativas? No hay. ¿Educación? Una escuela que no alcanza a atender toda la demanda y una guardería que está en la misma situación”, y agrega que lo que más falta son oportunidades y reconocimiento. “Somos una de las mayores comunidades planas de la bajada y somos solamente recordados en época de elecciones”.

La fuerza de la unión comunitaria

A pesar de todas estas dificultades, la comunidad se mantiene unida y organizada entre todos los vecinos. Para ellos, esta es la base y la única salida que encuentran a sus problemas. Dos cabezas piensan mejor que una, y varias, más aún.

Fabiana es una de las líderes de la comunidad. Nos cuenta que su trabajo en Parque das Missoes es lo que la mueve a buscar nuevas oportunidades. Ella es privilegiada dentro de sus vecinos, es la única integrante de su familia con educación superior, y gracias a este privilegio, hoy realiza encuentros de poesía en la comunidad, en un salón que construyeron como centro cultural. Allí reciben a más de 100 niños. Además, crearon una sala de lectura, promueven rondas de conversación entre las madres, y se encargan de llevar la cultura y educación complementaria a la comunidad, y también se enseñan distintos oficios.

Como Fabiana, también hay otros líderes en la comunidad. Ella misma es quien nos describe a tres importantes vecinos que entregan su gran aporte para el bien de toda la comunidad: Regina, Bruno y Bruna.

“Regina es una mujer de 43 años, negra, madre de tres hijos y abuela de dos nietos. Hace nueve años que trabaja con materiales de bolsas recicladas y emplea a cerca de 26 mujeres, todo eso sin saber leer ni escribir. Solamente recibe el material y se reparte el trabajo con otras mujeres. También levanta de las calles libros tirados, y los coloca en un mueble en el patio de la casa, para que se entretengan los niños pequeños de las mujeres que trabajan con ella. Ella fue mi gran inspiración”.

“Tenemos también a Bruno, un niño que empezó conmigo siendo alumno del proyecto cuando empezamos con los encuentros de poesía. Era el curioso que le gustaba sentarse y escuchar las poesías. Joven, tímido y sin muchos amigos en la comunidad encontró en la poesía la dirección para soltarse a través del arte y hoy es uno de nuestros brazos derechos. Bruno es actor y director teatral, entre otros méritos. Hoy, con 22 años, además de ayudarnos en los encuentros de poesía y en las ruedas poéticas con las mujeres, dando la clase de expresión corporal, es nuestro puente con la escuela pública de la comunidad, donde Bruno es profesor. La relación de Bruno con la comunidad es muy buena porque él es un joven negro que pasó por todo lo que sus alumnos pasan y sabe como tomar eso para incentivar a los jóvenes a buscar las mejores oportunidades por medio del arte”.

“Imposible no mencionar a Bruna, una mujer que empezó a participar en las rondas de poesía por la invitación de los voluntarios de TECHO. Fue invitada a participar de las reuniones entre vecinos y empezó llevar a su hija mayor a los talleres de lectura. Bruna tiene sueños y no se rinde con un "no" como respuesta. Es de las que busca lograr las cosas. Ella hizo los contactos necesarios que permitieron la construcción de los salones de lectura”.

En lo que respecta a los Juegos Olímpicos, Fabi nos cuenta que no es tema para los vecinos. No tienen ningún acceso porque las entradas son impagables, tampoco se benefician con el turismo, porque según dice, a su favela nadie iría a visitarla porque la vista no agrada. “Aquí nuestra situación de abandono no llama la atención. Nadie quiere ver un alcantarillado corriendo a cielo abierto o al señor Juan tomando agua de una heladera que utiliza como cisterna”.

La organización entre los vecinos es una herramienta poderosa para sacar adelante a toda la comunidad. Iniciativas sencillas como la de la poesía, taller de expresión y encuentros culturales entre los vecinos, pueden hacer una gran diferencia. Si bien todavía queda un desafío muy grande en la lucha contra la marginalidad urbana y las autoridades tienen que tomar cartas en el asunto, Fabi y su comunidad son sin duda un ejemplo a seguir. 

El objetivo de la campaña de TECHO

Las Naciones Unidas definirán en dos meses la Nueva Agenda Urbana, resultado de la Tercera Conferencia sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible de las Naciones Unidas, también denominada Hábitat III. Este espacio buscará definir el conjunto de principios que regirá la construcción de las ciudades por los próximos 20 años. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecen como desafío, la construcción de ciudades inclusivas, sostenibles, seguras y resilientes. Con esta campaña, TECHO quiero posicionar a las favelas en el centro del debate.

¿Qué te parecen la carreras de los vecinos de las favelas?, ¿Crees que basta la unión comunitaria para mantener en pie un pueblo?

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