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Imagen: Felipe Muhr

La lucha contra los "paraísos fiscales" que el mundo está ganando

Por décadas las grandes fortunas mundiales se han refugiado en lugares en que prima el secreto bancario y la ausencia de impuestos, burlando los sistemas tributarios de los países en que han hecho su riqueza. Sin embargo, los esfuerzos de la comunidad internacional parecen estar prontos a poner fin a estas malas prácticas.

Por Tomás Croquevielle @kroque1989 | 2016-01-13 | 07:00
Tags | impuestos, equidad, igualdad, desigualdad, evasión, elusión, OCDE, gobiernos, países, empresas, Estados, economía
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* A raíz del nuevo caso de paraísos fiscales, Paradise Papers, donde se han visto involucrados personajes políticos, famosos y hasta la realeza, les dejamos una nota de hace un tiempo (enero 2016) que pone en contexto cómo se está combatiendo el problema.

A nivel global, se estima que existen más de 21 trillones de dólares escondidos en países que son consideradores como "Paraísos fiscales" por sus bajísimos impuestos y por sus estrictas leyes de secreto bancario. Estos dos elementos son aprovechados tanto por multimillonarios como por empresas interesadas en pagar la menor cantidad de impuestos posibles o por quienes quieren esconder dineros ilícitamente obtenidos o con propósitos nefastos, como el terrorismo.

Nuestro país no está libre de esta problemática. De hecho, la Reforma Tributaria de 2014, en su artículo 24 transitorio de la Ley N° 20.780, estableció que hasta el 31 de diciembre de 2015 y de manera voluntaria, se permitía el reingreso de dineros que se encontraran en el extranjero (no necesariamente en paraísos fiscales), con una tasa única de impuestos del 8%. De no hacerlo dentro del plazo, podrían tributar hasta el 40% en una futura repatriación. La idea era ofrecer un incentivo a quienes tenían sus dineros refugiados en países extranjeros, a traerlos de vuelta a Chile a una tasa conveniente, de modo que a futuro siguieran tributando en el país. La respuesta fue masiva: con esta medida el SII estima haber recaudado unos 1.502 millones de dólares desde 7.832 declaraciones de contribuyentes que repatriaron sus capitales.

Las zonas negras

Aunque existe una extensa lista países que clasifican como "paraísos fiscales" (su número varía dependiendo del criterio que se utilice), en la actualidad los más famosos son Suiza y Luxemburgo, ambos pequeños geográficamente, pero con una economía pujante y un alto índice de desarrollo humano. Otro nombre que suena a menudo son las Islas Caiman.

Suiza:

La nación de los Alpes es, sin duda alguna, el caso más famoso de paraíso fiscal. Desde 1934 sus leyes de secreto bancario, de las más rígidas del mundo, han sido históricamente consideradas un refugio seguro para quienes, tanto empresas como personas, buscan esconder sus fortunas de los servicios de impuestos de sus gobiernos. Al no ser parte de la Unión Europea (UE), dicho país puede eludir más fácilmente las presiones internacionales para cambiar sus leyes.

Luxemburgo:

En el Gran Ducado europeo, por su parte, sólo viven 500 mil personas, pero existen 148 bancos de 27 países distintos, en donde se estima que hay 1.25 trillones de dólares provenientes de corporaciones de EE.UU., como Amazon, aunque precisamente por su secretismo, es imposible saber a ciencia cierta.

Esta micro nación es vecina de Francia, Alemania y Bélgica, y a diferencia de Suiza, no sólo es miembro de la UE, sino que fue una de sus fundadoras.

Islas Caiman

Las islas caribeñas pertenecientes al Reino Unido y con una población que ni supera las 60 mil personas , son consideradas como uno de los primeros paraísos fiscales. En estas islas no existe el impuesto a la renta, al capital, a las empresas, a las herencias a las o a las compañía extranjeras registradas allí. Todo esto combinado con estrictas leyes de secreto bancario que protegen a las corporaciones de tener que revelar sus transacciones y finanzas

¿Qué tienen de malo?

El daño principal que produce la existencia de "paraísos fiscales", como los recién mencionados, es que permite que grandes corporaciones creen diferentes empresas subsidiarias en estos países para así evitar pagar sus impuestos correspondientes. Apple, por ejemplo, ha traspasado, desde 2009 a 2012, 74 mil millones de dólares a sus subsidiaras en distintos países, pagando así solamente un 2% en impuestos.

Esto es especialmente frecuente en el comercio internacional. Mediante algunas artimañas, es posible que si una empresa en un país A le vende mil millones de dólares de un producto a un país B, los impuestos de esa transacción no vayan a ninguno de los dos países, sino a un paraíso fiscal. Por lo general los países tratan de evitar esta treta (la cual, por supuesto, es mucho más compleja que lo que se explica en el ejemplo anterior), pero la complejidad de las transacciones lo hace tremendamente complejo.

Lo anterior no es ilegal, pero sí moralmente cuestionable, en la medida que se forma una cancha de competencia muy desigual entre las grandes y pequeñas empresas que no pueden mover su casa matriz o subsidiarias a otros países, ni contratar millonarios bufetes de abogados y contadores para idear triquiñuelas fiscales para trasladar sus dineros a paraísos fiscales.

Lo anterior, sin considerar además que es una práctica muy dañina para los países de cuyos recursos y servicios estas empresa se han beneficiado para montar sus negocios, pero a cuyo desarrollo se niegan a contribuir.

Además de una manera de pagar menos impuestos, estos refugios fiscales han permitido que quienes hayan conseguido su fortuna de manera deshonesta, ya sea mediante el narcotráfico, el fraude o la corrupción, puedan comprar propiedades imposibles de rastrear. Esto, porque dichos bienes raíces no se inscriben a nombre de nadie, sino que se registran como propiedad de alguna empresa fantasma en algun "paraíso fiscal", en donde, dado sus estrictas leyes de secreto bancario y fiscal, es imposible saber quién es su verdadero propietario.

¿Cómo se está combatiendo?

Ya en 1998, la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) lanzó una iniciativa para eliminar las malas prácticas tributarias en países miembros y no miembros del organismo. Para ello, estableció criterios para identificar a los países que constituían paraísos fiscales, y luego publicó una lista de países que caían dentro de esa categoría. Hacia el año 2002, 31 jurisdicciones habían iniciado acciones para corregir las malas prácticas que los ponían en la lista negra.

Sin embargo, fue la crisis financiera internacional de 2008, la que cambió radicalmente la actitud del entorno internacional hacia los paraísos fiscales. Esta crisis produjo un fuerte repunte del gasto público que debilitó los ingresos de los Estados; por lo que los gobiernos comenzaron a buscar nuevas fuentes de ingresos para cubrir los agujeros presupuestarios que tenían. Así, la evasión tributaria, en el pasado tolerada, dejó de serlo, al mismo tiempo que, a nivel internacional, se están haciendo cada vez más estrictas las reglas sobre el registro de propiedad corporativa, para reducir las oportunidades de ocultar dinero sucio en compañías fantasma anónimas.

Desde 2009, la OCDE, de la cual nuestro país es miembro, puso énfasis en los esfuerzos internacionales en post de la transparencia y la colaboración internacional para poner fin a los paraísos fiscales. Según estudios del mismo organismo, para 2014 más de 500 mil contribuyentes habían revelado de manera voluntarias sus ingresos y riquezas anteriormente escondidas a sus autoridades fiscales, por un valor de 37 mil millones de euros provenientes de programas de revelación voluntaria.

Uno de los grandes hitos en contra de la evasión fiscal mediante paraísos fiscales, ocurrió en julio de 2014, cuando a solicitud del G20 (grupo de las 20 mayores economías del mundo), la OCDE instauró el "estándar global para el intercambio financiero". Dicha norma prevé el intercambio anual de información financiera entre gobiernos, tales como: balances, intereses, dividendos y ventas de activos financieros; transmitida a los gobiernos por las instituciones financieras, incluyendo cuentas mantenidas tanto por individuos como por entidades financieras, tales como empresas o fundaciones. De esta manera, los Estados pueden obtener información detallada de sus instituciones financieras y compartir esos datos de manera automática con otros países.

El mismo año el acuerdo se expandió a más de 120 países, cuando en el Foro Global sobre Transparencia e intercambio de Informaciones para Fines Fiscales de Berlín, se llevó a cabo la firma de un acuerdo multilateral para activar el Intercambio Automático de Información (IAI). En la cita se acordó también que se prestaría ayuda a países menos desarrollados para que puedan incorporarse a los esfuerzos de la comunidad internacional para crear un entorno fiscal más transparente.

La paradoja norteamericana

EE.UU., uno de los país más interesados en enfrentar este flagelo, ha tenido un rol contradictorio en la lucha contra la evasión tributaria y el secreto bancario: aunque ha sido uno de los líderes internacionales en los esfuerzos para poner fin a los paraísos fiscales, durante los últimos años también se ha convertido en uno de los refugios fiscales más importantes del mundo.

Durante el gobierno de Barack Obama, se ha buscado evitar que empresas como Citigroup, Facebook, FedEx, JP Morgan, Microsoft, Pepsi Co., Skype, Starbucks y Disney puedan crear, de manera secreta, subsidiarias en el extranjero, con el propósito de evadir impuestos. En marzo de 2010 se promulgó la Ley Sobre el Cumplimiento Fiscal Relativa a Cuentas en el Extranjero (FATCA, por sus siglas en inglés), el más emblemático de los esfuerzo del Tío Sam contra la evasión tributaria por parte de las multinacionales norteamericana. Mediante esta iniciativa, las instituciones financieras deben reportar de manera anual, ciertas cuentas que contribuyentes estadounidenses mantenga fuera del país, para su inspección por parte del Servicio de Impuestos Internos del país (IRS).

Pese a sus esfuerzos por evitar la fuga de capitales hacia paraísos fiscales por parte de empresas norteamericanas y al establecimiento del IAI, Washington no ha hecho mucho por evitar convertirse un refugio tributario para empresas y fortunas alrededor del mundo. EE.UU requiere de la entrada de recursos para compensar los miles de millones de dólares que todos los años salen del país, a su vez que el gobierno Federal no ha podido impedir que estados como Delaware y Nevada hayan implementado políticas de bajos impuestos para empresas internacionales. Esto, ha generado que en la actualidad el país norteamericano se ubique en el tercer lugar en el ranking de "Tax Havens" (nombre en inglés para los paraísos fiscales) de la Tax Justice Network.

¿Se acerca el fin de los paraísos fiscales?

El 2015 fue un buen año en términos de la lucha contra la evasión tributaria internacional y los paraísos fiscales.

En enero de ese año, Luxemburgo puso fin a su larga práctica de secreto bancario. Esto, como respuesta a un informe de 2014 en donde se aseguraba que entre los años 2002 y 2010, más de 340 multinacionales conocidas a nivel global, tales como Pepsi Co., Procter & Gamble y JPMorgan, firmaron acuerdos secretos con el Gran Ducado para ubicar filiales allí, a través del cual se ahorraron miles de millones de dólares en impuestos.

Suiza por su parte, anunció en diciembre de ese mismo año que para 2018, el secreto bancario que gozaban los extranjeros con sus entidades financieras llegaría a su fin. Tras meses de negociaciones, Berna aceptó integrarse al AIA, no sin antes solicitar respeto a la protección de datos y que el intercambio de información bancaria sensible se realice entre los Estados de los países, no entre los bancos.

Una forma de luchar contra la desigualdad

Los esfuerzos internacionales para poner fin a los paraísos fiscales y la evasión tributaria internacional, tienen el potencial de ser revolucionarios. Por una parte, se podría reducir de manera sustantiva la capacidad que tienen las organizaciones criminales internacionales de lavar o esconder su dinero y de las organizaciones terroristas de tener cuentas secretas desde donde financiar sus atentados.

A su vez que, la cantidad de dinero que los Estados podrían recaudar si se graban dichas fortunas, podría ayudar a mejorar la vida de los ciudadanos mediante, entre otras cosas, el desarrollo de una economía más competitiva, el aumento en el gasto público destinado a la investigación científica, el combate a la pobreza y la reducción de la desigualdad.

Este último punto, la reducción de la desigualdad, es especialmente relevante en la medida que en el último tiempo, algunos economistas se han dedicado a investigar la correlación entre la evasión fiscal, mediante paraísos fiscales y la inequidad económica.

Es el caso James S. Henry, profesor del Centro para la Inversión Internacional Sosteniblede la Universidad de Columbia y, Thomas Piketty, director de estudios de la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París; los cuales aseguran que los cálculos de los organismos mundiales y privados subestiman la verdadera desigualdad mundial, en la medida que no toman en consideración la riqueza almacenada en los paraísos fiscales, sino sólo los ingresos declarados al fisco.

Quienes defienden la existencia de los paraísos fiscales, consideran que el capital, por su propia naturaleza, debe poder moverse libremente por el mundo, según donde le convenga más establecerse. Sin embargo, es discutible que la existencia de este tipo de espacios de evasión tributaria generen, para el mundo, riqueza o progreso alguno, considerando todos los perjuicios que acarrean.

¿Crees que se está progresando en este tema? ¿Qué otras medidas propondrías?

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Comentarios
Daniel Del Pino | 2016-01-13 | 11:19
3
Sólo hacen que los ricos sean más ricos a costilla de los más pobres. Me parece increíble que alguien sea tan cara dura como para declararse a favor de los paraísos fiscales.
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Francisco Matus | 2016-01-18 | 00:21
0
Me parece increíble que alguien todavía crea en la teoría de la explotación en pleno Siglo XXI
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Daniel Del Pino | 2016-01-18 | 19:04
0
:S
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Seba Arce | 2016-01-13 | 22:01
3
Buen artículo, pero ojo con la redacción: "pero la complejidad de las transacciones lo hace tremendamente complejo", además de "grabar" por "gravar". Pero, en resumen, bastante claro.
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