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Imagen: César Mejías

No basta con reducir las emisiones: estas formas de capturar CO2 de la atmósfera ya han demostrado ser exitosas

Todo plan para combatir el cambio climático, requiere la eliminación de parte del dióxido de carbono de la atmósfera. Aunque la naturaleza hace mucho de ese trabajo, necesita una manito de ayuda. Estas son algunas de las técnicas más prometedoras.

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2018-10-30 | 07:00
Tags | medio ambiente, ecología, estudio, ciencia, cambio climático, onu, calentamiento global
La verdad es que la forma más eficiente de remover carbono de la atmósfera, es apoyar a la naturaleza en lo que mejor sabe hacer, es decir, intensificar el trabajo de los sumideros de carbono ya existentes, como son los bosques o las tierras de cultivo.
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No les vamos a mentir. Todavía no nos sacudimos los escalofríos que nos dejó el último reporte de la ONU sobre el cambio climático.

En él, 91 autores apoyados en más de 6.000 referencias científicas, describen con lujo de detalles las consecuencias hipotéticas del calentamiento global en el año 2100, bajo aumentos de 1,5°C y 2°C sobre las temperaturas pre-edad industrial (hoy por hoy estamos ya 1°C sobre ellas).

Ese medio grado de diferencia permitiría salvar, por ejemplo, al menos a una parte de los corales de los océanos y evitar que el nivel del mar aumentase en 10 centímetros. Y sí, leyeron bien, porque incluso el mejor de los escenarios (1,5°C) tendrá consecuencias graves.

Da escalofríos, porque todavía faltan bastantes más compromisos para poder llegar incluso a la meta de 2°C, ya que las proyecciones bajo condiciones actuales apuntan a un aumento de alrededor de 3°C para finales de siglo.

Pero todavía hay tiempo para actuar, y ese es el principal mensaje del reporte. Pero además de que los gobiernos se pongan las pilas, también se deben comenzar a masificar tecnologías que puedan hacer la diferencia (ojo ahí emprendedores). El informe menciona específicamente aquellas técnicas que capturan CO2 de la atmósfera, porque disminuir emisiones ya no es suficiente.

¡Atrápalo ya!

Nuestro mundo ya es un experto en capturar CO2. Suelos y vegetación capturan cerca del 40% del carbono producido por actividades humanas. La cobertura vegetal es clave, por ejemplo, en Bután, el único país del mundo que elimina más carbono de la atmósfera del que emite.


Bután lleva años siendo el único país carbono negativo del mundo. Fuente: Tourism Council of Bhutan

Pero, en una escala global, debemos darle una mano a la naturaleza. Según el informe de la ONU, necesitamos para el año 2100 retirar entre 100 a 1.000 gigantones (1 gigatón = mil millones de toneladas) de carbono de la atmósfera. Es decir, el equivalente a las emisiones totales de 2 a 20 años.

¿Y cómo hacerlo? Ya les hemos hablado de varias iniciativas que convierten el carbono capturado en algo útil, como combustible. Es decir, ideas no faltan, pero lo importante es que sean tecnologías lo suficientemente económicas y sencillas de aplicar para su masificación, y que no solo sean carbono neutrales, sino que remuevan de la atmósfera más CO2 del que liberan.

Recientemente, las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos, publicaron un informe con tecnologías existentes hoy que cumplen estos requisitos y que consideran “listas para su despliegue a gran escala”.

La solución está bajo nuestros pies

Si se imaginaban complicadas máquinas que succionan CO2 y lo transforman en combustible, oro o chocolates, estarían un poquito perdidos. La verdad es que la forma más eficiente de remover carbono de la atmósfera, es apoyar a la naturaleza en lo que mejor sabe hacer, es decir, intensificar el trabajo de los sumideros de carbono ya existentes, como son los bosques o las tierras de cultivo.

De los cuatro métodos más prometedores identificados por los autores del estudio, tres tienen que ver con manejo del suelo: aforestación/reforestación, cambios en el manejo de bosques y captación y almacenamiento (de carbono) en suelos agrícolas.

Sí, no es algo que vaya a salir en grandes titulares, pero a veces la solución más obvia es la más adecuada. "Lo importante que hay que entender sobre el sistema terrestre, es que es probablemente donde podemos realizar las acciones tempranas más efectivas que no son tan caras", señala Keith Paustian, co-autor del estudio.

La aforestación (plantar árboles en tierras donde no los ha habido) y reforestación, por ejemplo, ofrecen varias ventajas, porque ya tenemos amplio conocimiento sobre qué árboles sirven para qué tipo de suelo, sus tasas de crecimiento y su utilidad para productos de madera.

Podemos reforestar/aforestar suelo con árboles especialmente buenos para aspirar ese rico CO2 y usar su madera no para calentar el hogar (porque eso simplemente liberaría nuevamente el carbono), sino para, por ejemplo, la construcción de casas, en vez de otros materiales cuya producción sí contamina mucho más.


Voluntario de la Fundación Reforestemos en acción. Fuente: Fundación Reforestemos

Según el estudio, las metas de forestación que se pactaron en el Acuerdo de París, de hacerse realidad, aportarían a quitar cerca de 1 gigantón anual de CO2 de la atmósfera. Adicionales programas de forestación, sumados a un mejor manejo de bosques, sin embargo, podrían potencialmente elevar la suma a un máximo de 9 gigatones anuales a corto plazo.

Otro punto es el manejo de tierras de cultivo para optimizar su almacenamiento de CO2, algo que no ocurre, según en el estudio, ni en Estados Unidos ni en el resto del mundo. Nuevamente, no se trata de costosas máquinas, sino de técnicas conocidas en la industria, como la rehumidificación de suelos orgánicos y el uso de cultivos de cobertura (cultivos que aumentan la fertilidad del suelo), que permiten acrecentar la concentración de carbono en la tierra, evitar su liberación a la atmósfera o ambas.

Como ven, todo esto está obviamente ligado a otras industrias, es por eso que se necesita de una visión amplia desde el mundo político. Si reforestamos, pero seguimos metiéndole madera a la estufa (de hecho, la mitad de la madera cosechada en el mundo se utiliza para este fin), el beneficio ecológico se cancela. Lo mismo pasa si no hay incentivos para que la industria agrícola aplique a las técnicas antes mencionadas.

Estas técnicas no están, obviamente, libres de limitaciones. Dado que todas se aplican al uso del suelo, la disponibilidad de este es la principal barrera, y digamos que en ese frente no estamos sobrados. Sin embargo, en el corto plazo se trata de nuestra mejor opción, según los investigadores.

La prometedora bioenergía

En capítulos anteriores, les hemos hablado de la bioenergía, la que se obtiene producto de transformar la energía contenida en materia orgánica (plantas, por ejemplo) en combustible, electricidad o calor. Esto no es nada nuevo, de hecho, Alemania ya produce un tercio de su electricidad gracias a la también llamada energía de biomasa, y en Chile también tiene una pequeña participación.


Central de biomasa forestal en Lautaro, IX Región. Fuente: Colbún

Como esta materia orgánica consume CO2 a lo largo de su vida, cuando es convertida en combustible/electricidad/calor, libera a la atmósfera una cantidad similar a la originalmente almacenada. Esto significa que es un proceso carbono neutral, pero expertos creen que se puede apostar al siguiente paso.

La bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (BECCS, en inglés), añade un paso final que, como indica su nombre, evita que el CO2 se libere. En su lugar, se inyecta el carbono en formaciones geológicas que funcionan como lugares de almacenamiento a largo plazo. Estudios han sugerido lugares como campos de gas y petróleo agotados, como también minas de carbón.

Este concepto nació por el año 2001 y aún no se ve en plantas de bioenergía. Sin embargo, la misma tecnología de captura y almacenamiento que se está desarrollando para plantas de combustibles fósiles, podría aplicarse.

Según un reporte de la ONU, es la opción de menor costo para llegar a las metas de temperatura en la segunda mitad del siglo. Para esas fechas, la BECCS tiene un potencial estimado de remover entre 10 a 15 gigatones de CO2 anuales.

¿Y capturar carbono directamente de la atmósfera?

El estudio también hace una mención honrosa al trabajo de compañías como Carbon Engineering o Climeworks, quienes desarrollan sistemas que capturan carbono directamente de la atmósfera. ¿El problema?

El proceso requiere de bastante energía, es caro y, dado que está en manos de privados, hay pocos datos que permitan hacer pronósticos sobre su posible masificación.

Lo que sí debe quedar claro, es que cualquiera de estas alternativas no desactivará el calentamiento global por sí sola. Todas estas técnicas, como también la cultura del reciclaje, políticas más ecológicas, la divulgación científica, etc., son parte de este gran desafío que aún estamos a tiempo de cumplir.

¿Qué método crees que es más prometedor? 

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Comentarios
carmen concha | 2018-10-30 | 14:30
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Muy interesante, pero también es importante no producir CO2, no mover elementos que se producen en un país hacia otro distante sin necesidad, el procesamiento de carnes y otras cosas producen mucho CO2.No soy experta.
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