Suelo no meterme en la vida privada de los famosos de Hollywood, porque a mí lo que me gustan son sus películas y no lo que hacen cuando no están haciendo películas, pero hoy día voy a hacer una excepción.

Y perdónenme que esta semana no los ilumine con mis pensamientos profundos de sabiduría reflexiva intelectual fliméfila. Esta semana les quiero hablar de Veronica Baker y su infancia.  

Veronica Baker es la hija de un señor con cara de buena onda, pelo blanco y cola de caballo, que trabaja en Hollywood desde sus diecisiete, y que a estas alturas es una leyenda viviente. Puede que no sepan su nombre, pero han visto lo que el compadre hace. Por ejemplo su pega en el mejor videoclip de la historia de la humanidad: Thriller de Michael Jackson. Bueno para que sepan este señor Rick Baker hizo todos los zombis, y transformó a Michael en este compadre:

Y no solo eso, también hizo muchas de las criaturas que salen en Star Wars, el King Kong de los setentas, los gorilas de Gorilas en la Niebla, los gremlins de Germlins 2, los extraterrestres de Men in Black, los gordos falsos de El Profesor Chiflado, los espectros terrorosos de El Aro, y diez millones de cosas más que ni se imaginan.

Es tan maestro el compadre, que la Academia de Hollywood tuvo que INVENTAR una categoría para premiarlo después de que quedaron locos con Un hombre lobo americano en Londres. Esa categoría es “Mejor Maquillaje”, y la primera vez que entregaron el premio, se lo dieron a él. En resumen, el compadre se gana la vida transformando a la gente en monstruo y dejándonos a todos para dentro con los resultados.

Yo soy fan del compadre desde que soy lactante, y un día, sacando la vuelta, me encontré con el Twitter de su hija Veronica. Y déjenme decirles que yo tuve una infancia muy feliz y llena de cosas bacanes, pero nada se acerca ni por si acaso a lo increíblemente la zorra que debió ser la infancia de esta comadre.

Claro, yo cuando era guagua tenía mis juguetes, mi Superman plástico que hacía volar amarrándole un hilo al cuello y tirándolo por la ventana, cuando la hija de Rick Baker era guagua tenía esto tirado en la casa:

Cuando me tenía que disfrazar para el acto del colegio, seguramente iba de chilote o de cavernícola usando un abrigo de piel roto y una peluca que me conseguía con mi tía. Cuando Veronica iba disfrazada al colegio, la disfrazaban de Blancanieves, y su viejo se disfrazaba de bruja malvada:

Las visitas en mi casa eran siempre las mismas. Mi tía Charo con sus pasteles para diabético, mi tío Jote con sus botellas de Whiskey, lo más espeluznante que vi cuando chico fue la vez que mi Primo Feto llegó mostrando el tajo de su operación. La hija de Rick Baker recibía a estas visitas:

¿Y qué me dicen de Halloween? En Halloween a mí no me disfrazaban de nada porque esa es una fiesta gringa que no tiene nada que ver con nuestras costumbres criollas del honor patrio como Navidad, Pascua de Resurrección o San Valentín así que chao con Halloween. Pero cuando la hija de Rick Baker celebra Halloween, el compadre la manda a pedir dulces por el barrio vestida así:

No sé ustedes, pero si a mí en Halloween me toca la puerta ESA COMADRE, yo no solo le doy todos los dulces que tenga, también le doy los salados, el Tupper con jamón de pavo, la comida de los gatos y le doy también mi último aliento mientras caigo muerto del infarto al tromboso. Y finalmente, cáchense algunas fotos de las tarjetas de “Navidad” que mandaba esta familia a sus amigos:

Cuando encontré todas estas fotos en el Twitter de la comadre quedé para dentro. Por una parte sentí profunda envidia por una infancia tan maestra llena de tantos estímulos, imaginación y criaturas maestras, y por otra me creció todavía más la admiración por Rick Baker.

Este es un loco que hace un arte tan pero tan increíble (y menospreciado, apuesto que alguno arrugó la nariz cuando le dije “arte”), que no queda más que admirarlo todavía más al ver que lo hace gratis, y simplemente para entretenerse con sus cabras chicas.

Y de paso matar de infartos varios a las abuelitas del barrio. Yo me conformaría hasta siendo vecino de este loco. Rick Baker, adóptame. Y el resto, pongámosle el mismo pino a la infancia de nuestros péndex. Aunque no tengamos talento, digo yo.