Una de las formas utilizadas en Chile para detectar la Marea roja (que son toxinas en el agua que infectan los mariscos y provocan intoxicaciones a quienes los comen) consiste en tomar una muestra del agua e inyectársela a ratones de laboratorio, si mueren entonces existe la posibilidad de contaminación.

Por otro lado, para la intolerancia a la lactosa existen pastillas que deben ser tomadas antes de comer los alimentos, de esta forma se evitan los malestares. Sin embargo es una solución poco práctica, ya que obliga a quienes tienen esta condición a tomar hasta tres medicamentos al día, tener que estar llevándolos constantemente y gastar mucho dinero.

Pues bien, dos equipos de emprendedores nacionales en el campo de la biotecnología, han encontrado soluciones más sencillas y económicas para resolver estos problemas. Sus logros los han llevado a las semifinales del concurso Tech-I de GIST (Global Innovation through Science and Technology), de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia.

Detectando la marea roja

El equipo Kaitek, está formado por tres ingenieros de la Universidad Católica: Emilia Díaz, Cristóbal Aller y Felipe Varea. Ellos vienen trabajando desde el año 2013 en un kit de detección de Marea Roja. Su desarrollo se trata específicamente de utilizar bacterias que realicen el trabajo de detección de las toxinas. “Nosotros le estamos poniendo un software a las bacterias, que es un circuito genético que creamos, el cual le enseña a reconocer la toxina y a medir si hay más o menos de lo que es seguro para el consumo”, cuenta Emilia.

Esto se traduce en un producto muy similar a un test de embarazo, el cual se introduce en un vaso con el agua a analizar y después de alrededor de una hora, la bacteria cambia de color dependiendo si hay un nivel elevado de toxinas en la muestra o no. En vez de los dos palitos o el símbolo “+” que se ve en los test de embarazo, este muestra un color azul si el agua está libre de la toxina, y rojo si es que hay marea roja.

Emilia cuenta que la idea nació en un curso de verano que hizo, en el cual les enseñaron a pensar en las bacterias como si fueran máquinas o computadores. Luego la invitaron a participar de un proyecto para hacer bio-sensores a partir de bacterias capaces de detectar una toxina especifica. Finalmente, le dio una vuelta al tema derivando la idea hacia la marea roja y, posteriormente, en el kit para su detección. Ganaron concursos organizados por la Universidad Católica, lo que los motivó a seguir adelante y actualmente están siendo financiados por Corfo.

El problema de la Marea Roja afecta gravemente a 28 países en el mundo, entre ellos grandes mercados como Europa, Estados Unidos y Japón. De hecho, solo en Estados Unidos cada año se pierden 82 millones de dólares por culpa del fenómeno. En Europa estas pérdidas, solo en la industria de mariscos, llegan hasta los 200 millones de dólares anuales y el turismo sufre pérdidas de hasta 1.000 millones. Lo peor son los casos de intoxicaciones que son, en promedio, 60 mil por año en Europa.

Además del uso de ratones para saber si el agua y los mariscos están infectados, existen otros métodos. Uno de ellos es el uso de una maquinas enormes que son capaces de detectar con mucha precisión todo lo que contenga una muestra. El problema es que son extremadamente caras y necesitan de personal altamente capacitado. Otra forma, es a través de un kit similar a lo que está haciendo Kaitek, pero el problema es que son capaces de detectar una sola toxina específica que está presente en los países que lo producen y no siempre en lugares como Chile o Australia. Esto las hace inútiles para nuestro país.

El gran problema para Chile, es que las formas de detección son muy caras y los laboratorios para hacer análisis están repartidos desigualmente. Esto hace muy difícil para pescadores artesanales o pequeñas empresas pesqueras, verificar si hay Marea Roja, ya que tendrían que trasladar muestras y utilizar recursos que no tienen. “Lo bueno es que va a ser barato y rápido. Lo puede utilizar un pescador artesanal, puede agarrar esto y probar el agua antes de marisquear así no tiene que perder toda la pesca”, señala Emilia.

Mejorando la vida de los intolerantes a la lactosa

Novalact es el nombre del producto que desarrolla el equipo compuesto por dos bioquímicos de la Universidad de Chile, Francisco Arriaza y Rodrigo Leyton y el ingeniero comercial de la Universidad del Desarrollo, Leonardo Nunes. La idea nació cuando estaban pensando la forma de aplicar probióticos (microorganismos vivos que permanecen activos en el intestino) en una solución real. Como uno de los miembros sufre de intolerancia a la lactosa, determinaron que ese era el camino a seguir.

Es así como desarrollaron un proyecto que consistía en la creación de un remedio que durara un día y que eliminara los síntomas que sufren quienes tienen esta condición. Se trata de una pastilla o masticable (aún no lo deciden), que contiene un probiótico equipado con lactasa, ayudando al organismo a digerir la lactosa sin presentar problemas.

Participaron de un concurso de la Universidad Católica y pese a que no ganaron, sí fueron alentados con una mención honrosa. “La gente de la incubadora nos dijo: el equipo está bueno la idea está buena, la desarrollan un poco más y el mundo es suyo. Esa validación nos hizo darnos cuenta que la idea no era mala, que nosotros no estábamos tan locos y que probablemente lanzarnos en esto no iba a ser algo tan descabellado”, cuenta Leonardo Nunes. Actualmente los financia Start Up Chile.

En Chile cerca del 60% de los habitantes no tiene la enzima de la lactasa (encargada de digerir el azúcar de la leche o lactosa), lo que puede provocar desde gases y malestares estomacales, hasta generar intolerancia la lactosa (25% lo son). Esto último implica que al poco rato de consumido algún producto que contenga lactosa, se presentarán vómitos, diarrea y fuertes dolores estomacales.

Como cuenta Leonardo, las personas que sufren de intolerancia a la lactosa deben modificar varios aspectos de su vida, tienen que vivir esquivando los productos derivados de la leche, llevar sus pastillas en los bolsillos y gastar mucho dinero en productos sin lactosa. Por esto es que Novalact permite olvidarse de esos problemas y promete ser una solución más barata que el resto.

En el futuro piensan ampliar estos remedios para uso en celiacos por ejemplo, quienes son intolerantes al gluten. “Nuestra meta es ir tomando todos los problemas estomacales y ampliando el abanico. Novalact es nuestro caballito de guerra. Queremos solucionarle la calidad de vida a todos los que sufren problemas estomacales”, dice Leonardo.

Sacando la cara por Chile - ¡Vota por ellos!

Novalact y Kaitek son parte de del concurso de la organización Advancing Science, Serving Society y que es patrocinado por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Actualmente se encuentran en las semifinales con otros 64 proyectos que fueron elegidos en una fase inicial, en la que se presentaron alrededor de 500 participantes. De ser uno de los 30 elegidos para la final, los equipos chilenos viajarán a Marruecos, lugar en donde se llevará a cabo un encuentro. Además de presentar los proyectos, tendrán la oportunidad de participar en workshops, talleres y tener consejos de expertos de acuerdo a cada tema.

“Es una súper buena oportunidad para llevar a ambos proyectos y estar representando a la ciencia chilena en un escenario global, porque aquí estás en frente de expertos de todo el mundo, te analizan tu proyecto, hay inversionistas dispuestos a invertir, incluso he visto casos de años anteriores en donde van a esta final y terminan con 500 mil dólares en el bolsillo porque un inversionista se apasionó por el proyecto. Es algo súper atractivo para nosotros, porque puede que sea nuestro gran paso para la internacionalización. Incluso para el 2012 o 2013 estuvo Obama en el público”, cuenta Leonardo.

Para los tres primeros lugares hay premios que van desde los 15 mil a los 70 mil dólares. Sin embargo los equipos chilenos no le dan tanta importancia a esto, como sí se la dan a la oportunidad que significa participar del evento y dar a conocer sus emprendimientos al mundo. De todas formas, independientemente del resultado del concurso seguirán trabajando en el desarrollo de sus innovaciones.

Para poder llegar a la gran final, el jurado entrega una evaluación que corresponde al 60%. El otro 40% es determinado por votaciones del público. Para apoyar estas innovaciones es necesario entrar a las páginas de Novalact y Kaitek, ver sus videos y votar por ellos.