Ayer fue un día histórico para todos los brasileros. Por primera vez en la historia de Brasil un mandato presidencial termina antes de tiempo (el presidente Fernando Collor de Mello estuvo en proceso de destitución, pero renunció antes del juicio). No por muerte, no por enfermedad del presidente o presidenta, sino por una destitución democrática oficiada por el parlamento; aunque hay quienes lo consideran un golpe de Estado, como la propia Dilma Rousseff, presidenta destituida.

Luego de cinco meses de manifestaciones públicas e investigaciones judiciales que acusaban a la mandataria de “crímenes de responsabilidad”, tales como el uso de dinero de bancos públicos para pagar programas de gobierno y maquillar el déficit fiscal (delitos que ella niega hasta el día de hoy); y luego de que su mandato llegara a solo un 8% de aprobación, ayer el Senado brasilero aprobó la destitución de Rousseff por 61 votos contra 20.

Éste se convierte en el cuarto gobierno removido por un parlamento de América Latina, y acaba con la larga era del Partido de los Trabajadores (PT) de izquierda brasilera que estuvo dirigiendo al país por 13 años: dos gobiernos consecutivos de Lula da Silva, el “padrino” de Dilma, quien lo sucedió en la Presidencia por otros dos períodos, ahora incompletos.

Rousseff entonces, se retira de la Presidencia, pero sin la inhabilitación política de ocho años que se esperaba; y Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y ex vicepresidente del gobierno de Dilma, asume como el nuevo Presidente de Brasil, tras llevar más de tres meses como presidente interino.

¿Qué pasará con Dilma Rousseff? ¿Cómo reaccionaron los otros países? ¿Cómo queda Brasil? ¿Cuáles serán los principales desafíos de Temer para poner en pie al país carioca? Aquí te lo resumimos.

Qué se le viene a la ex mandataria

La destitución de Rousseff no marca el fin definitivo de su carrera política. ¿Por qué? Porque ayer se realizaron dos votaciones: una por la destitución y la otra por los derechos políticos. La primera fue aprobada y la segunda no alcanzó los dos tercios del Senado para aprobarse. Sólo hubo 42 votos a favor, y no los 52 que se necesitaban.

Esto quiere decir que Dilma no será inhabilitada políticamente por los próximos ocho años. Y como lo explica hoy La Tercera, tiene derecho de regresar a su casa en la ciudad de Porto Alegre, en un avión de la Fuerza Aérea Brasileña. Conservará también los beneficios de los ex jefes de Estado, por lo que podrá nombrar a 8 funcionarios como sus asesores, guardaespaldas y conductores; y tendrá a su disposición dos automóviles públicos con matrícula oficial. ¿Qué pierde entonces?

Debe desocupar el Palacio de la Alvorada, no volverá a tener a su disposición las aeronaves oficiales y no recibirá el sueldo mensual del Estado de unos US$9.000 (unos CLP $6 millones), por no haber finalizado su mandato y por haber sido destituida.

Rousseff mantuvo ayer su postura de que esta destitución constituye la consumación de un golpe de Estado y convocó a una firme oposición a los golpistas. “No digo adiós, digo hasta pronto (…) a partir de ahora lucharé”, fueron las palabras de su discurso de despedida que rápidamente se hicieron virales entre sus simpatizantes del país y el extranjero.

Además, junto a su abogado, Dilma presentará al menos dos recursos ante la Corte Suprema contra la decisión del Senado de destituirla. Por ahora, según sus cercanos, se puede dedicar a hacer clases y dar conferencias en universidades, y alcanzar la edad para jubilarse, o preparar un regreso político, lo que la mayoría ve como improbable.

Cómo queda Brasil con la destitución y cómo asume Temer

El nuevo presidente, Michel Temer gobernará Brasil hasta el 1 de enero de 2019, fecha en la que vencía el mandato de Rousseff. Temer podría probar una posible reelección en octubre de 2018, aunque ha dicho en reiteradas oportunidades que no lo hará.

Ayer, luego de su juramento, el nuevo mandatario aseguró que arreglar la economía de Brasil no es fácil y que su prioridad es poner un techo a los gastos este año, atraer inversión extranjera, reducir el desempleo y comenzar una reforma del sistema de pensiones.

Brasil sufre la mayor recesión de los últimos 80 años: según datos entregados hoy por el diario El País, su PIB bajó más de un 3,8% entre 2015 y 2016, la inflación tuvo un aumento de un 7% y el desempleo se sitúa en un 11%. Analistas mundiales pronostican que la economía brasileña seguirá disminuyendo hasta el primer trimestre del 2017, año en el que la actividad retomaría la expansión y el costo de vida comenzaría a bajar.

El PMDB, colectividad del Presidente, es el partido mayoritario en la Cámara Alta y en la Cámara de Diputados, razón por la que podrían tener prácticamente poder absoluto en el país, pero la historia del partido da cuenta que, pese a tener mucha fuerza y presencia, nunca se ha traducido en mayor poder, y, por ejemplo, sus candidatos muchas veces obtienen porcentajes de voto inferiores al 5%.

El primer gran reto que deberá enfrentar el Gobierno, son las elecciones municipales de octubre próximo, instancia en la que el PT presenta a 1.135 candidatos a alcalde (44% menos que en el 2012). De todas formas, estas elecciones serán un “termómetro” de las presidenciales de 2018.

Reacciones latinoamericanas

Como se informa hoy en El Mercurio, gran parte de los países bolivarianos criticaron la destitución.

Venezuela, por ejemplo, congeló ayer sus relaciones con Brasil y retiró a su embajador. El canciller manifestó lo siguiente: “Las oligarquías políticas y empresariales recurrieron a artimañas antijurídicas bajo el formato de crimen sin responsabilidad para acceder al poder por la única vía que les es posible: el fraude y la inmoralidad”.

Ecuador anunció ayer el retiro de su encargado de negocios ante Brasil, y calificó la destitución de Rousseff como “una apología del abuso y la traición”, “una flagrante subversión del orden democrático” y de un “golpe de Estado solapado”.

Cuba, como era esperable, mediante un comunicado oficial, rechazó ayer la destitución, y la consideró como un “golpe de Estado parlamentario-judicial”, apelando a que se apartó a Rousseff de la Presidencia, “sin que se presentara ninguna evidencia de delitos de corrupción ni crímenes de responsabilidad”.

Nicaragua, también condenó la destitución y auguró un retroceso democrático y en los avances sociales y económicos logrados por los gobiernos del PT.

Bolivia, a través de su presidente Evo Morales, condenaron la actuación del Senado, y habló de “golpe parlamentario contra la democracia brasileña”; y llamó al embajador de Brasil a consulta, luego de la destitución.

Chile, por su parte, a través de Cancillería, reafirmó la sólida amistad entre ambos países y expresó la confianza en que Brasil resolverá sus propios desafíos. También manifestó su aprecio y reconocimiento a la Presidenta Dilma Rousseff.

¿Consideras justa la destitución de Rousseff?