Crianza, igualdad de género, mujeres, niñas, educación
Imagen: Felipe Muhr

Somos 4 veces más protectores con las niñas y por qué eso debe cambiar

“Las mujeres son frágiles y los hombres son valientes”. Esta es la típica forma de crianza que presenciamos, en la que a los niños se les potencia el ser osado, y a las niñas, precavidas. Y si bien la intención es protegerlos a ambos, a las niñas las estamos perjudicando. Aquí el por qué.

Por Macarena Fernández | 2016-03-08 | 11:11
Tags | Crianza, igualdad de género, mujeres, niñas, educación

A menudo escuchamos frases de crianza hacia las niñas como “ten cuidado con ese resbalín, que puedes caerte”. “No te mojes la ropa, que puedes resfriarte”. “Es sólo una herida, pero no vuelvas a correr tan fuerte”. “No te acerques a los perros desconocidos que pueden morderte”. “Aléjate de las niñas pesadas y no las pesques”.

Y por otro lado, las frases hacia los niños son completamente opuestas. “Vamos, sé valiente, tírate por el resbalín”. “Mójate no más, eso refuerza tus defensas”. “Fue sólo una caída, esas son heridas de guerra”. “Es sólo un perro, no le tengas miedo”. “Enfrenta a ese niño pesado, que nadie te pase a llevar”.

Es decir, “Ten cuidado” para las niñas y “Atrévete” para los niños, son las consejos más comunes que los padres solemos darante situaciones que integren un grado mínimo de riesgo durante la infancia de nuestros hijos. ¿Por qué esta diferencia tan notoria?

De acuerdo a un estudio publicado en The Journal of Pediatric Psychology, los padres son hasta cuatro veces más protectores con las niñas que con los niños. Y si bien no hay ninguna mala intención detrás de esto, sino todo lo contrario: proteger a los hijos; la realidad es que aprender a afrontar los miedos es una cosa de educación y no de género.

¿Por qué no utilizar el mismo método de protección para ambos? Los riesgos son los mismos: caídas, heridas, desilusiones, discusiones. Y el diferenciar la forma de afrontar estos riesgos, solo provoca que las niñas crezcan con un miedo latente a este tipo de situaciones, coartándolas en muchas ocasiones el valerse por sí mismas y a temerle a lo desconocido, por considerarlo peligroso. ¿Qué logramos con este método? Mujeres dependientes y hombres independientes. ¿Es justo esto?

No más niñas miedosas

Los deportes son un buen ejemplo de esta diferenciación de crianza. Desde pequeños, los padres inculcan a sus hijos deportes como el skate, la bicicleta, las artes marciales, el fútbol, el rugby, andar a caballo, etc. Y generalmente a las niñas se les incentivan más aquellos menos riesgosos como la gimnasia artística, gimnasia rítmica, ballet y atletismo. Es cosa de ver las actividades extra programáticas de los colegios para darse cuenta de que esto es así.

En cuanto a la relación con sus compañeros de curso, la cosa tampoco es tan diferente. Es común que una mamá llame a la apoderada de la compañera que molesta a su hija en los recreos para que por favor ella converse con su hija sobre su mal comportamiento. Y en el caso de los niños, es más frecuente que el consejo sea: hijo, arregla las cosas como hombre, enfrenta a tu compañero, dile que te molesta su actitud.

Y si bien entendemos que las afinidades de niños y niñas pueden ser diferentes, y que las niñas de por sí son más cuidadosas y precavidas que los niños; el problema no es el no incentivar las mismas actividades a ambos por igual, sino por utilizar el miedo como método de protección para las niñas, versus la valentía para los niños.

Saquémonos de la cabeza de que el miedo es sinónimo de feminidad y que la osadía es de masculinidad, ya que con este tipo de enseñanza, lo único que logramos es limitar a las mujeres y hacer que le teman a los desafíos, lo que a futuro es muy perjudicial.

Súper héroes vs. princesas

La industria de juguetes también incentiva esta diferenciación. El sector de niños está plagado de juguetes de acción, súper héroes, zombies, disfraces de profesiones como bomberos, carabineros, pilotos, militares; y el de las niñas por el contrario: Barbies, muñecas, princesas, manualidades, cocina, maquillaje y disfraces de hadas, bailarinas, profesoras y artistas.

Y si bien no tiene nada de malo que las niñas jueguen a las muñecas o que quieran disfrazarse de mariposas; lo negativo está en hacerles creer que esas son sus únicas opciones, y lo mismo para los niños. Los niños entonces no conciben la posibilidad de jugar a ser profesores o cocineros, y las niñas tampoco a ser bomberas o súper heroínas.

Caroline Paul es una bombera norteamericana que hace unos días publicó una columna en el New York Times que se llama “¿Por qué les enseñamos a las niñas que es lindo tener miedo?”. Caroline dice fue una de las primeras mujeres bomberas de San Francisco y le tocó trabajar por más de doce años en un peligroso barrio donde las casas estaban deterioradas y se quemaban con facilidad y las pandillas peleaban con machetes. Le tocó rescatar un cuerpo hinchado de la bahía, resucitar a un bebé y arrastrarse en innumerables pasillos humeantes.

Lo que más le llama la atención de su experiencia, es que las personas le preguntaban si sentía miedo, cosa que jamás escuchó que le preguntaran a sus compañeros hombres. “Este miedo condicionado comienza a temprana edad. Muchos estudios dan cuenta de que en las actividades físicas (deportes, excursionismo o juegos al aire libre), las niñas son advertidas de apartarse de toda actividad que implique algún tipo de riesgo”, señala Caroline.

Caroline cuenta que ella también fue una niña tímida, que le temía a los niños mayores y a lo que podía esconderse bajo su cama, pero que creció leyendo sobre Lancelot, Harriet la espía, National Geographic, los caballeros de la mesa redonda; y que ninguno de estos personajes hablaba de miedo, sino de coraje y aventuras.

“Yo me lancé en bicicleta en una cumbre empinada y choqué un auto. Me deslicé en una montaña de hielo y choqué con un árbol. No recuerdo a mis padres haberse espantado. Ellos parecían comprender que los contratiempos eran parte de la infancia. Y sí, conservo algunas cicatrices, pero los contratiempos eran sinónimo de que debía intentarlo de nuevo, y en cada triunfo por sobre el miedo, yo ganaba confianza”, señala Caroline en esta columna, quien al preguntarle a su madre por qué no la había frenado, la respuesta fue: porque mi madre fue muy sobreprotectora y por eso no pude disfrutar tanto las aventuras que implican la infancia.

Caroline sostiene que es importante que los niños y niñas aprendan a tomar riesgos, ya que las actividades que implican cierto peligro, bajo la supervisión de un adulto, enseñan a los niños y niñas sobre responsabilidad, resolución de problemas y auto confianza. Y que esta es la mejor manera de preparar a nuestros hijos para la vida, incentivándoles que el miedo no es motivo para empezar o abandonar una tarea que se hayan propuesto. Debemos inculcarles desde pequeños la confianza, la responsabilidad y la valentía.

¿Te trataban distinto que al sexo opuesto cuando pequeño/a? ¿Proteges más a tu hija que a tu hijo?

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Comentarios
Daniela Asenjo | 2016-03-08 | 14:36
11
A mi me retan porque dejo a mi hija hacer "actividades peligrosas". Incluso mi marido. Y si le hago enfrentar cosas por ella misma tbn... me dicen pero ¿cómo?, si hay que ayudarla. Me molesta eso y lo converso con quienes corresponde, porque para mi, eso es invalidar el potencial de mi hija.

¬¬

También me molesta cuando le dicen a los niños (en son de burla): !Es niñita¡, !Es niñita¡. Cada vez que lo escucho, pregunto: ¿Que tiene de malo ser niñita? Y me dicen: "¡Ay!, si es una talla no mas, como tan grave". Y ahí hiervo por dentro y suspiro, me calmo.

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A. Sáez | 2016-03-09 | 07:39
3
Comparto la molestia! A mí me indigna cuando escucho que a un niño le dicen "ya po', no seai niñita" para incitarlo a ser "valiente" o "decidido". Lo peor del caso es que casi siempre se lo escucho decir a mamás o mujeres que están a cargo del niño, pero no me da la perso para decirles nada, y solo hiervo por dentro xD
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Carolina Adaros Boye | 2016-03-11 | 13:51
1
Totalmente de acuerdo, pero no sólo los niños, los adultos entre ellos también dicen eso de "es niñita"...aparte de repetida es fome la "talla" y es ofensivo para una tener que escucharlo incluso en el lugar de trabajo :s
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Ange Brik | 2016-03-08 | 16:57
3
cuando chica nos subimos al techo a jugar, con mi hno. mi hno me saco la escalera y me dejo ahi... al acusarlo con mi mama, ella me miro y me dijo: busca otro lugar para bajar y pa la otra le sacas tu la escalera....
en ese sentido, mis padres fueron bacanes, mi mama me compraba calzas para usar debajo de las faldas para que pudiera trepar sin problemas <3
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Javier Escobar | 2016-03-08 | 19:48
2
Mi hija e hijo han sido creados con las mismas precauciones, sin diferencias de ningún tipo. Lo noto cuando mi hija juega con otros niños y niñas. Los papás a veces miran aterrados como se sube a los juegos más alto y trepa por todos lados... y recién tiene 3. También tiene autitos, figuras articuladas (no barbies y acordes a su edad) y legos que le encantan.
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Javier Escobar | 2016-03-08 | 19:49
2
* criados
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Arlene Musume | 2016-03-09 | 10:11
2
Gracias a Dios mis padres nunca nos trataron de forma especial por ser niñas (somos 3 hermanas), mi papá me llevaba a jugar a la pelota, mi hermana jugaba con sus muñecas. Mi mamá nos llevaba a la plaza y mientras mi hermana jugaba a hacer comida con barro y hojas yo andaba subida arriba de los arboles con mi vestido de domingo y zapatos de charol jajajaja, pobre de mi madre, tenia que andar remendando mis vestidos pq siempre los rompia.

Mi segunda hermana siempre fue mas femenina, mas "niña", pero fue por su eleccion, a las dos nos dejaban hacer lo que mas nos gustara. yo siempre tuve autitos, mecanos y legos a disposicion, Jamás escuche un "eso no lo hacen las niñas" mis papás siempre nos alentaron a ser lo que quisieramos ser. y se los agradezco cada dia :)
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