¿Has andado alguna vez a 30 km/h? Si no se trata de un taco o es tu abuelita de 95 años que está al volante, es probable que mover tu auto por varios minutos a esa velocidad te desesperaría. Bueno, aunque parezca extraño, bajar las revoluciones es una la tendencia en muchas ciudades del mundo y aquí te explicamos por qué podrías quererlas en Chile.
Se trata de las Zonas 30, espacios de la ciudad donde pueden convivir pacíficamente autos, bicicletas y personas, ya que el límite de velocidad se ha disminuido drásticamente. Una idea de la ciudad alemana de Buxtehude hace tres décadas, que demostró la enorme cantidad de beneficios que trae demorar un poco las cosas y que por estas épocas ha encontrado tierra más fértil para germinar en distintos rincones del mundo.
Estas "zonas lentas" se pueden instalar en diferentes partes, por ejemplo en una zona comercial o patrimonial del centro de una ciudad, que es lo más común y sencillo, pero también en zonas escolares, zonas cercanas a ciclovías e incluso en algunos sectores residenciales.
Cambiando las reglas del juego, al exigir como máximo la velocidad de 30 km/h (día y noche), se le devuelven los espacios urbanos a los peatones, convirtiéndolos en lugares para vivir, trabajar, jugar, caminar, recorrer y admirar, en vez de ser sectores que se atraviesan para poder llegar al otro lado de la ciudad. En los casos más ejemplares, esa tarea se le ha dejado a las carreteras que la bordean.
Hay
diferentes modelos y
no siempre basta con poner señales de velocidad máxima 30 por todas partes para transformar cualquier parte en una de estas zonas, sino que el entorno debe ayudar especialmente a los automovilistas a cumplir está regla. Mal que mal, no son lo mismo que las zonas peatonales, como cualquier paseo típico que podemos conocer, sino lugares donde conviven todos: peatones, autos y bicicletas.
¿Por qué hacer todo más lento?
A primeras no convence, porque nadie quiere demorar las cosas si de traslados en la ciudad se trata. Es probable que si hubiera una votación para establecer el límite de velocidad máxima en 30 kilómetros por hora, pocos votarían a favor de la idea.
Y a la vez, todos sueñan y defienden a muerte la idea de hacer las ciudades más acogedoras, más seguras, disminuir el ruido, salvar el aire de la contaminación, dar mayor espacios a los ciclistas, conservar el patrimonio, entre muchas otras cosas más. Bueno, instalar una Zona 30 es una solución concreta para lograrlo.
Se ha probado que la tasa de accidentes baja considerablemente, que se logra una mayor interacción con el barrio y la comunidad, que disminuyen la contaminación. Todo por una mayor calidad de vida, en un mundo donde la ciudad, muchas veces, se ha transformado en un foco de estrés y contaminación:
- Mayor seguridad vial: Al conducir lento, los conductores de autos están más atentos al entorno y se evitan accidentes con ciclistas o peatones. Además, si un choque a 65 km/h tiene 90% de probabilidad de causar la muerte, uno a 25 o 30 km/h solo causa lesiones leves.
- Menos contaminación: A menor velocidad bajan las emisiones de gases, en gran parte porque se reducen las aceleraciones y desaceleraciones en espacios cortos. Además al ofrecer más seguridad, la bicicleta y el caminar aparecen como alternativas más atractivas para cualquiera. Y no solamente mejora la calidad del aire, sino que también disminuye la contaminación acústica que causan motores y bocinas, trayendo más tranquilidad a los espacios.
- Más vida de barrio: Al hacer más lenta la rutina, se logra bajar la frenética actividad de la ciudad y así los espacios pasan a ser lugares más valorados, más observados y aprovechados para el encuentro de la comunidad. Eso genera inevitablemente una preocupación por el embellecimiento de la ciudad y además aumenta la plusvalía y vitalidad económica de la zona.
- Mejor salud: No solamente se respira mejor cuando hay Zonas 30, sino que cuando caminar y andar bicicleta se convierte en una opción más agradable, se da un paso considerable para mejorar el estado físico de la población.
Buenos ejemplos en el mundo
Sí, funciona. Como sus beneficios son tantos y resultan eficaces, muchas urbes en el mundo han llevado su discurso de convertirse en lugares más habitables a la acción, construyendo Zonas 30 o parientes muy cercanos a ellas. Gracias a
Plataforma Urbana y otros medios encontramos estos buenos ejemplos:
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Vitoria-Gasteiz, España: 47 calles integran la gran Zona 30 de esta ciudad, donde
son los ciclistas quienes tienen prioridad. Se le otorgó el
Premio Ciudad que Camina, por fomentar la movilidad sustentable, mejorando la cohesión social y la igualdad de oportunidades en el uso y acceso a espacios públicos.
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Auckland, Nueva Zelanda: Hace 3 años,
eliminaron la señalética para autos en el centro, lo que ha obligado a los automovilistas a manejar más lento y cuidadosamente. Con esta medida, la velocidad bajó en un 25%, el tránsito peatonal aumentó en un 50% y las ventas de las tiendas subieron en un 400%. Un éxito que imitó el estilo de la ciudad alemana de
Bohmte.
- Graz, Austria: Fue la primera ciudad europea (1992) en implementar el límite de 30 km/h en el 80% de sus calles y de 50 km/h para la mayoría de sus carreteras, logrando aumentar la seguridad vial, reducir la contaminación y el ruido.
- París, Francia: Uno de los casos más ejemplares, pues un tercio de las calles de la famosa ciudad son parte de estas zonas. Además, dado el éxito que han tenido, la actual alcaldesa (Anne Hidalgo) ha propuesto un plan, donde se podría cubrir casi toda la ciudad.
- Londres, Inglaterra: En 2012 la avenida Exhibition Road se transformó. Pasó de ser una calle de seis pistas llenas de autos y atochamiento, a ser un paseo peatonal, devolviéndole el espacio a las universidades y museos que se concentran ahí.
Otros países como Holanda, Austria, Estados Unidos, también han considerado con seriedad estas propuestas, transformando sus ciudades en lugares más habitables. Ciudad de México también está considerando una propuesta de un kilómetro cuadrado para instalar una Zona 30, en un sector del centro que se conoce como La Colonia Roma.
En Europa, una
agrupación de más de 60 ONGs pretende llevar más allá el concepto de las Zonas 30, pues su objetivo es convertirlo en el límite de velocidad estándar en la Unión Europea también para áreas residenciales.
¿Y en Chile pasa algo?
Estos sectores de baja velocidad también están empezando a sonar por acá. Tímidamente han aparecido algunos proyectos para este año y hasta el momento hay cuatro comunas (todas de Santiago) que se comprometieron a instalar Zonas 30:
- La Florida las implementará en el centro cívico, en los alrededores del paradero 14 de Vicuña Mackenna. Las calles involucradas serán Bellavista, Calvo Mackenna, Paso El Roble, Pudeto, San Carlos de Ancud y Serafín Zamora.
- Providencia busca aplicarlas en seis barrios patrimoniales: Los Gráficos, la Caja del Seguro Obrero, William Noon, Keller, la Pequeña Providencia y el Vaticano chico, lugares más fáciles porque tiene calles estrechas y llevan un ritmo de vida más tranquilo. Luego se planea ampliarlas a todas las catalogadas Zonas Típicas de la comuna.
- Vitacura, en su esfuerzo por fomentar el uso de la bicicleta, definió cuatro Zonas 30 que en algún momento de este año serían implementadas con una demarcación especial y una medida clave para reducir el flujo vehicular sería estrechar las calles.
- Santiago también prometió instaurarlas, lanzando un plan piloto de Zonas 30 en las calles que rodean las plazas.
¿Crees conveniente disminuir a 30 km/h la velocidad máxima permitida? ¿En qué lugar de tu ciudad sería bueno instalar una?
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