En el video Plantina, recientemente lanzado por Daniel Riveros -popularmente conocido como Gepe—, se escucha la estrofa "No le importa nada, y lo hace bien", con imágenes del cantautor tocando su batería en el último Festival de Viña, dándole autógrafos a sus fans e imágenes exclusivas de sus giras. Si bien la letra puede corresponder a una canción amorosa, no está lejos de la realidad que vive este músico chileno respecto a su carrera artística.

No le importa si nadie escucha sus canciones. Pero las hace bien.

No le importa si su disco es tecno, indie o pop. Pero lo hace bien.

No le importa si el concierto lo hace desde la batería o la guitarra. Pero lo hace bien.

"Teniendo claro desde un principio que esto es solo música. La música puede ser muy importante como no... depende de las personas. Al final las cosas caen por su propio peso. Nunca me pregunto si va a funcionar algo o no, creo que es una paranoia muy poco recomendable, la verdad. Si nadie escucha mi música no le hace mal a nadie. Si no resulta lo que estoy haciendo, hago otra pega, no me aproblema... creo que harta gente piensa así y es la clave, querer pasarlo bien".

"En general me da la impresión que la carrera que he tenido es como cualquier trabajo. Al principio estas con una ilusión, que según el entusiasmo que tengas, se mantiene para llegar a cierto punto. El motor esencial nunca se transforma, la ilusión no cambia, eso siempre se ha mantenido y como eso sigue, siento que no he perdido nada. De las veces que me he equivocado, ha sido súper bueno que haya pasado para aprender. Como independiente, no había la infraestructura de hoy hace 8 años, lo que hemos construido es a punta de errores, esos se vuelven a cometer de nuevo y eso es interesante. Lo que he ganado ha sido experiencia y me parece bien lo que ha ido pasado. Hoy podría ser el primer día de mi carrera musical, así lo veo".

"No darse cuenta que a veces se comenten errores. A veces uno es tan ciego que no te das cuenta que estás fallando en algo. En realidad, más que falta de infraestructura en la industria musical, no hay experiencia, no hay training, no hay escuela. Todo se está construyendo, se aprende de puros errores, la clave es darse cuenta cuáles son. Pero hay que pasar por ellos, por escenarios en que te preguntes qué haces ahí, por entrevistas, por canciones, etc.".

El sanmiguelino ha ido cambiando. Y claro, ya no es el niño de cinco años que hacía covers de Mazapán, pero tampoco es el bajista de la banda de Taller Dejao del 2001 ni el solista que componía canciones melancólicas. Hoy dice que su disco "GP" es como si fuera el primero, como si empezara de nuevo, donde todo es más feliz. Antes le gustaba más escribir las canciones que pararse en un escenario a tocarlas, hoy no. Ambas experiencias las define como irremplazables y por ende las practica de manera bien equilibrada.

"Más que el plan de dominar el mundo, el entusiasmo recae en hacer una canción. Una sensación de hacer la música que me gusta. Yo soy más de escuchar música que hacerla. Cuando escucho una canción que me gusta, me genera algo abstracto que quiero producir también en la gente con mi música. Esta cosa andina que estoy haciendo ahora me llena. Más que irme a China como propósito, me importa mucho mas hacer buenas canciones".

"No está pasando solo en la música, es generacional. Creo que los jóvenes de entre 25 y 35 años tienen un desprejuicio súper instalado, que ayuda a tener la sensación de que no hay nada que perder. Eso es algo muy de nuestra generación, sentir que no hay nada seguro... eso es bacán, es el piso. Básicamente: el desprejuicio". 

"Por un lado, me parece positivo que haya música chilena en las radios, me ha tocado estar en otros países, como Colombia, donde la música que suena en general es la propia y la gente la disfruta, genera identidad, es un estado de sociedad sano. Ahora, no me parece que el camino sea imponer en la radio. Creo que para enriquecer la entidad nacional, el impulso debiera ir por otro lado, no sabría decirte cuál es la clave, puede ser poner más horas de música en los colegios, pero no que los obliguen a tocar un instrumento, si no que les enseñen sobre apreciación de la música". 

Tras el lanzamiento de Platina y habiendo aterrizado de sus giras, Gepe tiene la cabeza puesta en el concierto que dará el 11 de octubre en el Teatro Caupolicán, para ir cerrando un año que comenzó con el pie derecho en el Festival de Viña, varias colaboraciones y donde sigue posicionándose como parte de la nueva generación de músicos chilenos independientes. Aunque no le importa.