Colapsar en el trabajo nos puede llevar a la desesperación, pero hay veces en que también conduce a tener muy buenas ideas. Así le pasó a Tomás Despouy, que trabajando en un colegio Quinta Normal como
profesor de Enseña Chile, se vio sobrepasado por la pesada mochila con la que debía cargar.
Los docentes chilenos son los que están más porcentaje de su tiempo haciendo clases, en comparación con el tiempo que dedican a prepararlas, según reveló un reciente
informe de la OCDE. En el caso de Tomás, eran 44 horas de trabajo semanales, casi todas frente a un curso, el resto del tiempo tenía que planificar cada clase, hacer pruebas, corregir y además de tener que enseñar la materia, estaba el desafío de motivar a los alumnos, acompañar individualmente a cada uno, elevarle las expectativas de vida…
"Tienes tanta carga de responsabilidad que no sabes por dónde partir, te sientes solo y te empiezas a frustrar". ¿Hay alguna salida para cambiar eso?
Antes de pensar en reformas, en cambios estructurales o nuevas metodologías, Tomás, junto a otros profesores del programa,
centraron su atención los alumnos. Una sala con 40 de ellos, frente a un profesor... ¿No tenían acaso un papel activo que jugar? Esa pregunta fue la base para construir un proyecto que hoy ya es una fundación:
Panal.
"Nos dimos cuenta que el estudiante tiene que tener un rol, que tenemos que entregarle herramientas para que ellos sientan que no solamente vienen a sentarse, aprender, estudiar y después van a la casa y se les olvida todo, sino que dentro del colegio ya tienen el rol de generar un impacto en su entorno, con sus compañeros, en su colegio".
Panal es un programa para escolares de contexto vulnerables, que busca empoderar a los alumnos, desarrollar en ellos el liderazgo y hacerlos protagonistas de su vida. Es un proceso de aprendizaje y acompañamiento, donde durante medio año, los jóvenes asisten a jornadas completas con charlas y actividades que los van formando en habilidades fundamentales para su desarrollo. Pero no se trata de teoría pura, ya que durante ese tiempo, ellos también experimentan lo que significa ser líderes en la práctica.
Junto a otros compañeros deben identificar un problema concreto que quieran solucionar en su colegio y así montan un proyecto que pueda generar el cambio. Ahí es cuando se pone a prueba lo aprendido y se graba en ellos la convicción de que son capaces de ser protagonistas en su entorno.
¿Qué busca Panal con esto?
"El objetivo final es que el estudiante sea el centro de su proceso educativo. No nos olvidemos que todo lo que hacemos en educación es para que el estudiante aprenda, todo lo que se habla y discute, profesores, SIMCE, PSU, todo es finalmente para que el estudiante tenga un alto aprendizaje.
Queremos que no sea solamente un resultado, sino parte de la misma ecuación (…) Nunca he visto un paper donde se diga que el estudiante motivado, comprometido, ayudando a sus compañeros, tiene un impacto positivo en el aprendizaje", explica Tomás.
Porque aunque es algo evidente y visible, aún no se ha investigado científicamente. Uno de los pocos teóricos que ha trabajado el tema es Richard Elmore, que habla de un núcleo pedagógico compuesto por profesor, contenido, estudiante; donde
no hay aprendizaje si no hay profesores que manejen los contenidos, contenidos que no sean adecuados y estudiantes que no estén comprometidos.
"El estudiante al centro, los empoderamos para que sean proactivos frente a los problemas que ellos encuentran dentro de su colegio y eso lo hacemos con el modelo: formando, liderando y conectando".
¿Cómo funciona eso?
Un semestre, 5 sábados con sesiones de 7 horas cada uno es el tiempo que participa un estudiante en Panal, para desarrollar competencias y trabajar en diversos proyectos. Los tres pilares del programa son:
1. Formación: Mediante charlas y actividades, se desarrollan competencias de liderazgo, enfocadas a la empatía, autoconocimiento, mentalidad de crecimiento, optimismo y determinación, habilidades que les permitan desenvolverse con otras personas.
2. Liderazgo: La teoría no es suficiente y por eso en el programa los estudiantes trabajan haciendo un proyecto para solucionar algún problema que ellos detecten en su comunidad escolar. En grupos de cuatro, deben idear y ejecutar una solución propuesta por ellos, donde son apoyados por Panal y además por un profesor aliado dentro de sus colegios.
Tomás nos cuenta ejemplos de proyectos: campañas antibullying, para potenciar el centro de estudiantes, una clase interactiva, remodelación y concientización de baños, una campaña de consumo de drogas, actividad de integración entre los cursos, campaña informativa de cómo postular a becas de Educación Superior, etc. Son puras iniciativas que también podría hacer un profesor o la directiva, pero ¿en qué momento?
Además, que los mismos estudiantes los lleven a cabo, los empodera y hace que ese trabajo tenga mucho más frutos que si los hiciera un adulto.
3. Conexión: Panal busca trabajar con varios colegios en una comuna y hacer programas donde participen alumnos de distintos establecimientos, para que se conozcan y generen redes entre ellos. También los proyectos vinculan de manera más cercana a los estudiantes con profesores, administrativos y directivos.
Con este modelo buscan finalmente “cómo podemos ofrecerles un espacio de jóvenes que están buscando un cambio, no solamente en sus vidas, sino en su entornos. Entonces cuando le ofreces la oportunidad de generar ese cambio y de ser ellos el agente…”
¿Son jóvenes muy desesperanzados con su vida o con la sociedad?
"A modo individual, si les preguntas, tiene súper altas expectativas de ellos mismos, pero en palabras. Cuando le preguntas cómo lo van a lograr o les va mal en una prueba, se empiezan a desmoronar (…) Tienen altas expectativas de ellos, pero eso no lo concretizan y su entorno tampoco los ayuda a empujarlos. Por eso el tema de nosotros, más que un programa, es una comunidad o una red, porque el estudiante no solamente necesita las habilidades personales, sino un entorno que los potencie".
¿Qué efectos de Panal hay a primera vista?
"Se crea una comunidad de egresados del programa, donde tenemos el impacto más poderoso, estudiantes que siguen yendo a apoyar, atienden a alumnos, arman otros proyectos, siguen moviéndose en el colegio (…) Les queda dando vuelta el que tienen herramientas no solamente para cambiar sus vidas, sino la de los demás, se van moviendo de una manera colaborativa y empática con los demás muy importante, en contextos que tienen todo en contra”.
Por los proyectos que han hecho, se ha llegado a estimar que por lo menos un alumno puede llegar a impactar a 10 estudiantes, con algún cambio dentro del colegio.
¿Y cómo influye el liderazgo en lo académico?
"El cabro dentro de la sala, en su parte académica no tiene ganas de aprender no solamente porque no se le involucra, sino porque no tiene autoestima, no hay una construcción para que sea un ente activo y tenga herramientas", cuenta Tomás.
Al motivarse con sus proyectos de solución, aprender a tener confianza en sí mismos y verse comprometidos con la comunidad educativa, se genera naturalmente un impacto en el aula y su proceso educativo. Se activan, se sienten valorados y parte de la ecuación. "Empiezan a ser más críticos y a darle vuelta cómo las cosas podrían ser mejores" y varios profesores cuentan que han visto cambios de los alumnos que han pasado por el programa.
“Cuando ellos sienten que no son ese "resultado", sino que tienen una responsabilidad con su entorno y su colegio, se empiezan a sentir un poco más a la par con el profesor”, no para quitarles autoridad, explica Tomás, sino para ser mejores partícipes en su proceso de aprendizaje.
¿Y qué has aprendido en la experiencia? ¿Alguna clave de éxito?
"La única clave del éxito es ser constante, seguir dándole, dándole, dándole", comenta Despouy. Pero distingue dos cosas importantes para que el programa dé frutos:
- Tangibilidad de las cosas: No basta con enseñarles habilidades, si es que no se llevan a un plano concreto. Por eso hacer un proyecto de intervención es fundamental para motivar a los alumnos, así se dan cuenta que pueden lograr cambios importantes, constructivos y también se hacer visible para toda la comunidad que los rodea.
- Incentivos a corto plazo: Para mantener la motivación, las metas deben verse cercanas y alcanzables. Un modo de ayudarlos a interesarse y comprometerse es que luego de postular al programa de Panal, no basta con quedar seleccionado, sino que para mantenerse se debe pasar una evaluación etapa a etapa que implica esfuerzo y responsabilidad.
Panal crece celda a celda
Panal comenzó desde una inquietud y se armó como un proyecto de un grupo de profesores de Enseña Chile. Luego de dos años de trabajo logró constituirse a fines de 2013 como fundación y hoy está en 3 comunas de Santiago: Quinta Normal, La Pintana, Lo Barnechea, y para este segundo semestre se implementará en hasta 8 colegios de Puente Alto.
A corto plazo, tiene cerrada una alianza que les permitirá trabajar en otras sedes y en más lugares del país. Buscan ampliarse, llegar a más lugares de Chile y formar jóvenes activos en su entorno y proceso educativo. ¿El perfil simplificado de un egresado de Panal? Un joven crítico, propositivo y que ofrece sus manos para trabajar por soluciones.
“Los estudiantes tienen hoy la voz en las calles y medios, pero les falta ser constructivos. Que exijan cosas, pero que también se exijan cosas a ellos mismos. Que le pidan al gobierno, pero que pongan de su parte”, opina.
Hace pocos días, Tomás
fue elegido como fellow de Ashoka, pasando a formar parte de la
red de emprendedores sociales reconocidos más grande del mundo. Y cuando piensa en los alumnos que participan de
Panal y los futuros, nos comenta: “El día de mañana la idea de nosotros es que haya un estudiante
Ashoka Fellow. Para allá apuntamos, sino no estaríamos pensando ni en movilidad, ni en altas expectativas o que este proyecto tendrá un verdadero impacto en sus vidas”.
¿Crees que empoderar al estudiante es clave para un buen proceso educativo? ¿Te hubiera gustado participar en un programa así estando en el colegio?
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