superación, pobreza, microcampamentos, subsidios, vivienda

Estefanía Vidal y su lucha por salir del campamento "Lo veía imposible"

Esta es la visión de una pobladora en un campamento de Maipú, que luego de tres años de esfuerzo logró salir adelante con su familia, consiguió un subsidio habitacional y empujó a sus vecinos a hacer lo mismo.

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2013-10-15 | 17:20
Tags | superación, pobreza, microcampamentos, subsidios, vivienda
"Faltaba haberse motivado más, sentíamos que aquí era todo imposible. Además ignorancia, porque uno no sabe a dónde acudir tampoco"
Claves
Problemas a enfrentar:

- Desesperanza
- Desconocimiento
- Desorganización

Soluciones:

- Empoderar, ayudar a desarrollar las propias habilidades.
- Fomentar la autoconfianza mediante información y motivación.
- Acompañamiento y presencia.
- Fomentar el trabajo en equipo y la colaboración.
- Asesorar en trámites y facilitar contactos
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Estefanía tiene 21 años y todo un recorrido como madre, dueña de casa y presidenta de comité vecinal. A los 15 se enteró que estaba embarazada y dejó la casa de sus padres para vivir con su pareja. El destino: un microcampamento ubicado en la esquina entre dos avenidas de Maipú donde vivían otras 19 familias.

De ahí en adelante se dedicó a cuidar a su hijo, mientras su pareja trabaja por jornada en un lavado de autos. De ahorros ni hablar y la posibilidad de conseguir una casa donde vivir no estaba en sus planes. No sabía cómo hacerlo, no tenía contactos, ni conocimiento de cómo era el proceso. Pero un día su forma de ver las cosas cambió. 

Llegaron de la Fundación Trabajo en la Calle y le enseñaron a potenciar sus habilidades para salir adelante y conseguir un subsidio habitacional. Paso a paso, durante tres años, trabajó como presidenta del comité vecinal, convenciendo a los pobladores de que lucharan por conseguir el subsidio, vendiendo choripanes, desayunos, alfajores, asistiendo a talleres de emprendimiento, de ahorro, de apresto laboral, etc. 

Hoy espera su segundo hijo y tiene en la mano su subsidio para una casa usada. Cuando sean cuatro, el espacio que tiene en el campamento no va a ser suficiente y actualmente busca opciones de casas alcanzables para irse luego de ahí.

- Te quedaste embarazada a los 15, ¿qué pasó después?

"Para mi familia igual fue un golpe fuerte, porque mi pareja tenía 24 años y yo 15. Y yo era la mujer mayor, la que iba a terminar los estudios y todo (…) Mi pareja vivía aquí en el campamento, yo vivía con mis papás. Pasó el tiempo y mis papás me hicieron irme a vivir con él, después de que naciera mi hijo (…) Y aquí comenzó todo". 

La casa de Estefanía ha sido armada por partes. Tiene una pieza, donde duermen los tres integrantes de la familia y los fines de semana se suma la hija de su pareja. Separado por un umbral hay otro espacio que hace de living, donde está la mesa, el refrigerador, un escritorio, computador y en los inviernos la cocina, que afortunadamente puede sacar afuera cuando hay buen clima.

- ¿Qué sentiste cuando llegó la Fundación?

"Yo quería. Pero toda la demás gente tenía miedo, porque llevaban más años y no habían tenido buena experiencia con otra organización… nadie le tenía fe. No iba a resultar, pero no era malo intentarlo. Habíamos unas 3 personas que íbamos, pero la mitad del campamento no quería (…) después de a poquito fueron acercándose".

- ¿Qué les ofreció la fundación que te hizo confiar?

"Al principio lo primero que dijeron fue que en lo único que iban a ayudarnos, era a juntar el ahorro, que ellos no iban a intervenir más allá. Ellos nos empezaron a ayudar a juntar plata, a hacer cosas, vendíamos ensaladas, nos ayudaban a organizarnos. 

Nosotros nunca teníamos contacto con la municipalidad ni con el Serviu, ni con nada… en eso iban a intervenir también. Había gente que pensaba que la fundación les iba a poner la plata y ellos al principio dijeron que no, que nos iban a ayudar a juntar el ahorro. Y de a poquito se fueron dando las cosas, se fue integrando la gente (…) 

Por ejemplo nosotros teníamos de repente dudas de la postulación o de la ficha de protección y le dábamos las preguntas a ellos y después volvían con la respuesta, porque nosotros no cachábamos mucho de postular, de casa, no teníamos idea. No teníamos contacto con la municipalidad, ni para un nylon, nada".

- ¿Cómo comenzó el proceso de cambio en el campamento?

"Para el subsidio, fui yo con una secretaria a hablar con una asistente social de la municipalidad. Al principio me cayó mal, pero después de a poco se fueron dando las cosas y ella se fue dando y venía siempre para acá, llamaba para ver si estábamos bien. Todo eso se consiguió gracias a la fundación, ellos nos acompañaban a las reuniones con la municipalidad. 

Lo otro que hizo bueno, fue que aquí la gente no se conocía. Yo al menos no conocía a nadie de ese allá (señala a su derecha), entonces nos hicieron unirnos. Una vez hicimos un almuerzo y nos conocimos, compartimos. Nos ayudó harto, para conocernos más. De repente sabes el nombre, pero no ves más allá de lo que le pasa, lo que le sucede…".

- Antes de conseguir el subsidio ¿se te hacía muy difícil este desafío?

"La verdad, no lo pensaba. Lo veía imposible, porque había que esperar mucho tiempo y hacer mucho trámite. La fundación igual nos ayudaba a poner plata en la libreta de ahorros, siempre que trabajábamos.

Pero no conocíamos a la señorita del Serviu, hasta que un día vino el año pasado en mayo y nos dijo que teníamos que tener la plata a fin de mes para postular. Y yo dije… ¡ya! Y me conseguí con mi mamá y mi papá, juntamos la plata".

- Te convertiste en la líder del grupo, ¿qué te motivó a organizar la comunidad?

"Al principio el tema de la casa. Pero cuando iba pasando el tiempo, como que no veías ninguna esperanza, porque no tenías contacto con el Serviu, nada, entonces ahí la fui perdiendo (…) Un voluntario me dijo 'Ya Estefa, tú saca la cara', porque había que hacer todo legal al principio, había que ir a la municipalidad y hacer el papeleo de que eres la presidenta para postular. Ese fue el primer paso a dar como comité".

Una de sus amigas que también vive en el campamento se ríe y comenta: "era la única que tenía la personalidad, alegaba en todas las reuniones…" Además siendo de las más jóvenes, Estefanía tenía sólo un hijo, lo que le daba más tiempo para trabajar por esta iniciativa. 

"No le tomaba el peso y con el tiempo se lo empecé a tomar (…) Me gustó llevar la batuta".

- ¿Cómo motivabas a las personas?

Hablando con ellas: "Esto va a salir, esto va a ser, hagan esto, hagan esto otro…".

- ¿Qué aprendiste que te ayudó a lograr esta meta? ¿Qué te hizo ver la fundación?

"Que nada es imposible en la vida. Nada es imposible, porque de repente uno está lejos de tener su casa, pero nada es imposible en la vida. Nada. Igual ahora nos hacían unos talleres de círculos de mujeres que nos hacían bien, porque de repente uno se siente mal o tiene sueños que cree imposibles para la vida y ellos te hacen ver que nada es imposible, que todo tiene remedio".

- Y ¿por qué antes de que llegara la fundación no habían postulado al subsidio?

"Faltaba haberse motivado más, sentíamos que aquí era todo imposible. Además ignorancia, porque uno no sabe a dónde acudir tampoco, uno va a partes que no tienen nada que ver".

- Diste un paso de superación importante, que implicó un esfuerzo importante, ¿Qué consejo le podrías dar a cualquier chileno para superarse en la vida?

"Que no se rinda, que nada está dicho todavía. Que tienen que luchar hasta lo último, hasta que ya no puedan más, que sigan y que confíen en Dios, yo soy súper creyente. Él es quien nos ayuda y nos pone a prueba en la vida. Uno dice ¿por qué me va así?, pero al final son pruebas, son metas. Igual Dios nunca te va a poner más de lo que tú puedes cargar en la vida, siempre te pone pruebas que puedes superar. Que no se rindan y que sean fuertes siempre, que sigan luchando".

Estefanía está agradecida de la fundación. Reconoce que los han ayudado harto y se imagina también que varios campamentos que han estado con ellos han podido salir adelante también. Cree que si no los hubieran guiado, todavía estarían ahí viendo pasar la vida. No tendrían ni subsidio, ni contacto con la municipalidad. 

"Nos han ayudado harto no solamente en juntar el ahorro, sino que con los talleres, a crecer más como personas. No pensar solamente en juntar la plata, sino en varias cosas más (…) Necesitábamos alguien que nos guiara más ".  

Cena Pan y Sopa

Este Jueves 17 de octubre a las 19.30 horas, la fundación Trabajo en la Calle, realizará una cena de "Pan y Sopa" con el fin de recaudar fondos para seguir trabajando por los micro campamentos en Chile. Para más información y venta de entradas, puedes entrar a este link.

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Comentarios
Marco Canepa | Editor | 2013-10-15 | 17:32
7
Heavy. Tenían todo lo que se necesitaba. Bastaba un poco de información y que abandonaran la actitud derrotista para que todo cambiara.

Me pregunto cuanta gente más no sabe el potencial que tiene.
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Daniel Oliva Colil | 2013-10-15 | 23:19
3
El mayor problema es la ignorancia, creo yo :/
La falta de claridad en la información ayuda al desanimo de la gente.

Con iniciativas como esta todo cambia :D
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Carlos Muñoz | 2013-10-15 | 18:08
2
"Nada es imposible weon, ni una wea!" -Nicolás Massú
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Rocío Sandoval | 2013-10-16 | 12:45
0
pense en la misma frase, aunque para Nico todo se dio más facil, nada contra él, pero un niño de un campamento seria dificil que llegara a ser un gran tenista por la falta de recursos.
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Rocío Sandoval | 2013-10-16 | 12:47
2
Me gusta la forma de apoyar, ayudando a organizare, enseñando y no regalando todo, creo que el orgullo al recibir su casa sera mayor que si fuese regalada. Además ahora cuenta cn herramientas para emprender.
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Magdalena Araus | Colaboradora | 2013-10-16 | 17:28
3
Muy de acuerdo! De hecho Estefanía comentó que al principio pensaban que la fundación les iba a pasar el dinero para el subsidio. Pero les explicaron que les ayudarían a juntar sus propios ahorros y enseñarles a organizar su economía doméstica entre otras cosas, con eso han valorado realmente lo que lograron.
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