No me es nada fácil hablar sobre Antes de la medianoche. Cuando comento cine, suelo tomar distancia para hablar de las películas con cierta objetividad y desmenuzar cada uno de sus detalles, pero hoy no quiero hacerlo. Porque hay películas que no merecen ser analizadas, diseccionadas y categorizadas, sino que simplemente tienen que ser disfrutadas.
¿Cuáles son esas películas? Las que nos marcan, las que nos llegan profundamente, las que nos tocan hasta los huesos y nos hacen sentir, por un momento, que esa película fue escrita, filmada y actuada para nosotros. Así que no voy a analizar esta película, solo te explicaré qué fue lo que me pasó al verla, y para eso, tengo que hablar de otras dos películas antes.
En 1995 se estrenó la película Antes del amanecer, una película romántica que transcurría a lo largo de una noche. Jesse, un joven norteamericano, conoce a Celine, una dulce francesa en un tren llegando a Viena. Jesse debe pasar la noche en vela a la espera de la partida del bus que lo llevará a su próximo destino e invita a Celine a acompañarlo durante la espera. Ambos caminan sin destino por las calles de Viena conversando de sus inquietudes y sueños, y maravillándose poco a poco el uno con el otro.
Cuando vi esta película, muchos años después de su estreno, me gustó, pero no me voló la cabeza. Me pareció una película algo adolescente, pretenciosa en su discurso, pero con una sencillez en su forma que me agradó. Por suerte me gustó lo suficiente para aventurarme a ver su secuela.
Nueve años después, el mismo director/guionista y elenco se lanzan a filmar una secuela bajo la siguiente premisa ¿Qué pasó con Jesse y Celine luego de nueve largos años?
Cuando vi Antes del atardecer simplemente aluciné, porque no sólo la premisa resultaba atractiva, además el resultado me pareció hermoso. El director no sólo sitúa la película nueve años más adelante, además es capaz de dotar a los personajes de la madurez propia de los cambios a los que se han enfrentado, generando una profunda reflexión acerca de cómo la vida nos cambia al volvernos adultos, obligándonos a tomar caminos impensados, pero manteniendo nuestros sueños intactos. ¿Somos capaces de hacer que nuestros sueños sobrevivan al enfrentarse al mundo real?
Creo que lo que más me gustó al ver Antes del Atardecer, fue que su potencia y su valor no estaba en sí misma, sino en cómo esta película dialogaba con tu antecesora. Es la contraposición de las visiones de los personajes las que nos entregan una hermosa reflexión acerca de las frustraciones propias de la vida cotidiana y de la importancia de seguir nuestros sueños y anhelos para alcanzar la felicidad. Lo que logró Antes del atardecer es extraño: me hizo amar ambas películas juntas, porque la magia está en la combinación y no en cada una por sí sola.
Ahora que saben cuánto disfruté las predecesoras, se imaginarán el miedo que tenía de que esta película no llenara mis expectativas. Para mi alegría, salí totalmente feliz del cine. No quiero contar nada de la trama, para no matarle las películas anteriores a quienes no las han visto, pero Antes de la medianoche logró lo que yo más ansiaba: manteniéndose dentro de la lógica de las dos películas anteriores, logra tocar la relación de Jesse y Celine desde una nueva perspectiva. Nueve años después tenemos a los ex-jóvenes, ahora cuarentones, poniendo a prueba sus mismos sueños frente a nuevos miedos y complicaciones, propios de la etapa que viven actualmente.
Independiente de si nos guste o no el resultado, es innegable lo maravilloso que se está llevando a cabo con la trilogía de Antes… Por primera vez en la historia del cine, estamos siguiendo la historia de dos personajes casi en tiempo real, a través de capítulos que se nos entregan cada nueve años.
No se confundan, estas son cosas imposibles de planear, son oportunidades que surgen y que por suerte el equipo de director/escritor y actores han decidido tomar. No me cabe duda que cada película se hizo con la certeza de que podía ser la última, pero se agradece el poder gozar de cada nueva entrega. No sé si en nueve años más tendremos la suerte de disfrutar de un capítulo más de esta narración, solo espero que si una vez que se cumpla el plazo surge una nueva historia que contar, todo el equipo se pueda volver a reunir para deleitarnos.
Si usted no ha visto ninguna y tiene ganas de ir al cine a ver la tercera… ¡No lo haga! Primero dese el tiempo, vea Antes del amanecer. Si le gustó al menos un poco, entonces dele una oportunidad y vea Antes del atardecer. Si al ver la segunda entrega no sintió nada, no pierda el tiempo, no vaya al cine. Si, por el contrario, la disfrutó a concho, no lo dude un solo minuto y vaya corriendo a ver la tercera parte. Porque al verdadero amor no lo puedes hacer esperar.