hermes el sabio, videoclubs, errols, blockbuster

Descansen en paz, videoclubs

Ya sé que quedan algunos funcionando por ahí, por lo que técnicamente no se mueren aún, pero no nos enredemos el VHS entre rebobinadores: La era del videoclub se acabó hace ratito y es hora de llorarlos como corresponde.

Por Hermes Antonio | 2014-01-24 | 15:05
Tags | hermes el sabio, videoclubs, errols, blockbuster

Recientes estudios arqueológicos determinaron varios hechos que resultan impactantes para el fliméfilo actual. Por ejemplo, es sabido que para hacerse socio de un videoclub uno tenía que pagar. Yo sé que es difícil de imaginar, pero lo juro: Si uno quería arrendar películas, antes tenía que pagar un monto por concepto de “incorporación”.

Y no solo eso, sino que el candidato a socio tenía que acreditar su domicilio y su identidad mediante la presentación de documentos oficiales que el videoclub debía “confirmar” antes de permitir las transacciones de arrendamiento. En CADA local de la cadena, porque eso de estar en línea era ciencia ficción.

Igual no todo era trámite, el hacerse socio de un video-club le llevaba varios beneficios increíbles tales como una tarjetita plastificada para acreditar la condición de socio, uno o más arriendos gratis dependiendo de la generosidad del local (no estrenos eso sí, sorry) y la posibilidad de “autorizar” a alguien para que arrendara usando la cuenta de uno. Esa autorización era cosa seria, claro, porque el “autorizado” podía devolver tus películas con atraso y el que tenía la obligación de pagar la multa eras tú. Pero bueno, con gran poder, etc.

La gran responsabilidad de ser socio de un videoclub era esa, en todo caso. Devolver las películas arrendadas. Atrasadas si es que había problemas, pero devolverlas sí o sí. Porque en esta época las películas “originales” costaban millones de pesos y durante mi investigación supe la historia de un joven que perdió Las Aventuras de Chatrán justo antes de devolverla al videoclub y sus padres tuvieron que vender la casa para poder reponerla. Porque no era llegar y copiar las películas, no era original si no tenía los logotipos, etiquetas y sellos holográficos correspondientes y uno necesitaba la garantía de calidad, obvio.

Pero saben qué, estas cosas no son lo único que se va con la era del videoclub. También se va esa sensación de “caza” que tenía el fliméfilo prehistórico. Porque según nos indica la evidencia fósil, el fliméfilo de la prehistoria podía revisar durante horas, si quería, estantes llenos de películas desconocidas y escoger qué llevarse a la casa basándose exclusivamente en el arte de las carátulas, los nombres que reconocía en los créditos y, si era un aventurero de verdad, las recomendaciones del dependiente del videoclub.

Muchas veces su caza se veía interrumpida por la frustrante realidad de que la única copia de la película que quería estaba “arrendada”, pero el placer de la caza seguía ahí, y muchos sobrevivientes de esta época describen esta sensación con nostalgia verdadera, de esa que pone los ojos brillositos.

"A veces veías una carátula durante semanas antes de que te atrevieras a arrendar la película. Y si resultaba ser buena era un triunfo increíble, sentías que le habías ganado al sistema, que habías encontrado oro, prácticamente. Eran tantas las ganas de encontrar estas joyitas, que muchas veces terminé haciéndome socio de videoclubs que me quedaban lejísimos, unos a dos micros de distancia incluso, solo por el placer de tener más variedad y de encontrar más joyitas con las que matar un domingo”, me confiesa un fliméfilo prehistórico que prefiere mantener oculta su identidad. Y después de eso se pone a llorar y me muestra una credencial plastificada que ya está amarilla en la que se lee “Errol’s”.

(Intenté ubicar al señor Errol, el propietario de esta milenaria cadena de videoclubs, pero mi tarea fue infructuosa, lo siento).

El mismo entrevistado me contó también del placer de ir a un videoclub desconocido, de locales cuidados con pisos alfombrados y estanterías repletas y también de la variedad de “tecnologías” que tenían los diversos locales. “Algunos usaban computadores para sus registros, otros en mi barrio tenían fichas que guardaban en cajitas, como biblioteca de colegio y, antes de que todo se transformara en corporación, era increíble la variedad de películas que podías encontrar simplemente por ir a un videoclub distinto”, me cuenta, mientras me pregunta si puedo creer que la cadena que hoy conocemos por Feria Mix antes se llamaba Feria del Disco y tenía un videoclub gigante en el subterráneo del local del paseo Ahumada.

No sé si todo tiempo pasado fue mejor, pero el fliméfilo de la actualidad está acostumbrado a tener todas las películas que quiere en la punta de los dedos y siempre disponibles. Y en HD, con subtítulos y sin ser la película un objeto mítico que hay que ir pasando de mano en mano. Comparado a su contraparte prehistórica, el fliméfilo de la actualidad casi no tiene que “cazar” porque Internet escoge por él, y cuesta mucho replicar esa “búsqueda”, ese deambular por carátulas desconocidas confiando la decisión al instinto. Ya no hay tiempo para esas cosas, ahora el fliméfilo prefiere ir a la segura, a lo sandía calada que recomiendan en los sitios especializados, al Torrent caliente recién aparecido. ¿Una película vieja con carátula bacán colorinche? Qué importa, las carátulas ahora dan lo mismo, porque se guardan en pendrives, discos duros, o páginas web.

De todas maneras siguen quedando algunas instancias en que el fliméfilo puede “vitrinear” sin buscar nada en especial, vagando los ojos curiosos por el archivo. Ya no tiene carátulas que tomar en sus manos ni texturas que palpar ni materiales que oler, pero sí tiene el simulacro de eso mismo en los cientos de títulos disponibles en Netflix y/o servicios streaming similares.

O en la carpetita plastificada llena de minicarátulas impresas del pirata de turno (sorry). Nuestros antepasados fliméfilos dejaron algo grabado en nuestros genes y todavía sentimos esas ganas de “cazar”, a ver si encontramos algo bueno antes que nadie. Así que por eso y por los recuerdos, gracias videoclubs. No los olvidaremos.

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Comentarios
Carlos Lopez | 2014-01-24 | 16:07
4
Ciertamente, Netflix vino a reemplazar un poco esa sensacion de ver algo basado en la foto, en los actores o la breve descripcion de que trata... pero claramente no es lo mismo ahora con youtube para ver trailers, IMDB para ver su calificacion y todo internet para leer comentarios.

igual es entrete jugarsela a veces... de netflix recomiendo la serie Awake (ya ke estamos en esto jejeje)... buenisima!!

saludos!
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Marco Canepa | Editor | 2014-01-24 | 16:28
1
¡AWAKE ES INCREÍBLE! ¡No puedo creer que estos gringos giles la cancelaron después de la primera temporada!

Por suerte le alcanzaron a dar un cierre.
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Daniel Sanchez | 2014-01-24 | 16:12
2
Recuerdo que mi hermano trabajo en un errol's, yo era pendejo y si mi vieja iba a hacerse exámenes me mandaban con el (trabajaba de mañana y yo clases en la tarde) así que para mi era fabuloso ir a ver las películas de los Transformes (monitos claramente).

Aunque no es lo mismo disfruto el rato de ir a encerrarme a locales donde venden Dvd's y bucear buscando algún recuerdo (como los 12 del patíbulo, en DVD claro no VHS)
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Lionel Castillo | 2014-01-24 | 16:14
2
Yo también fui parte de esa cultura de videoclub... pero tardía :( cuando ya estaban vendiendo todo y cerrando el negocio.
Aun así siempre era una aventura llegar con tu película recién arrendada y terminar contento, a pesar de que era un bodrio).
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Margarita Ovalle | 2014-01-24 | 16:14
2
Oh, casi lloro, los echo tanto de menos T.T
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Susana Flores | 2014-01-24 | 16:19
2
La caza.... que increíble sensación era, solo superada cuando "por fin" llegaba al vídeo club de tu barrio ESA película que llevabas esperando desde que la oíste, cuando sobornabas al dependiente para que te la guardara y sel el primero es sacarla. O cuando ibas al vídeo club que quedaba "lejos" para arrendar películas que se supone que no podías ver o sobornar nuevamente para que borrara la arrendada de esa película del registro y llegar a la casa del amigo a verlas en patota cuando los papas no estaban.

bueno y con esto termino y me voy a la excavacion arquelogica en busqueda de mi carnet...
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Antonia Laborde | Periodista | 2014-01-24 | 16:20
3
Comparto plenamente la nostalgia por el Errol's. Cuando chica en mi casa arrendábamos una película sagradamente los domingo y los miércoles un videojuego para mi hermano. Ahora yo veo la película que quiero, cuando quiero y sola. Ya no hay que ponerse de acuerdo y evaluar las cinco que le seleccionadas por cada miembro de la familia y llegar a un consenso.
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Marco Canepa | Editor | 2014-01-24 | 16:53
5
Recuerdo la vez que llegué a la casa con "Dr.Hollywood" y mis viejos me mandaron de vuelta al videoclub a devolverla, porque era para adultos. Y retaron al vendedor.

Spaceballs fue mi mayor descubrimiento, la arrendé como 3 veces. Mi peor decepción fue cuando arrendé una de Bud Spencer y Terence Hill -que siempre hacían comedias- y resultó ser un drama de piratas. Bajón.

Luego llegó Bazuka y yo me volví cliente frecuente. Me daban plata por las críticas y hasta les escribí una columna pa una revista que tenían. Al final gané más plata con ellos de la que gasté.
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Nicolás C. González | 2014-01-25 | 21:56
0
Que buena la anécdota de Bazuka xD
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Daniel Sanchez | 2014-01-28 | 11:59
0
Gran valor Spaceballs, mi hermano llego con esa película y que manera de reírme, aunque claro hubo partes que no entendí en ese momento por mi temprana edad... como que ver que suavidad era mas larga =P
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Diego Alvarez | 2014-01-24 | 17:22
5
Muy buena la columna, felicitaciones.

Los mejores recuerdos que tengo de videoclub son cuando arrendé El Vengador Tóxico, película que siendo niño la arrendaron sin poner trabas. También en el blockbuster de Linares, donde encontré "los 7 Samurais".
Y recuerdo la primera vez que fui a uno, en Osorno, donde también arrendaban juegos de NES. Ahí disfruté por primera vez del Nintendo World Cup. Que felicidad.
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Manuel Escobar | 2014-01-25 | 16:41
1
En esos tiempos era has dificil saber que otras peliculas tenia X director. Uno se movia A punta de rumeres no mas. Per9 pese a esas trabas y a que en ese tiempo tenias que tener muchas lukas para ver una pelicupa diaria (como hago ahora) La sensacion era mas reco fortante. Lo que no me hace dejar de buscar rarezas que me sorprendran
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Nicolás C. González | 2014-01-25 | 21:55
0
Yo como dos veces me hice socio de un tal "blockbuster", bue, mi Má, pero se supone que yo usufructuaba de eso... el punto es que las dos veces se caducó la inscripción por no arrendar por no-se-cuantos meses seguidos. Y por supuesto que también fue en los tiempos del VHS, como no.
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Sebastián Fernández | 2014-01-26 | 08:44
0
Mis recuerdos más entrañables son con los juegos de Nintendo y luego de Super Nintendo, cuando a veces no alcanzaba a terminarme el juego y tenía que volver a arrendarlos por 3 días! En esa época comprar un juego era un lujo y el video club ayudaba bastante a sacarle provecho a la consola.
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Rodrigo | 2014-01-27 | 11:21
0
Yo arrendaba juegos de Nintendo a $300 el fin de semana, lo que para mí era una fortuna, tenía que quedarme 3 recreos sin comer para poder jugar algún juego el finde, luego de terminar todas mis tareas el viernes. Luego pasé al N64 (me salté el SNES, cosa que aún me arrepiento), esos ya costaban $800 los desconocidos y $1000 los estrenos o mejor calificados en la mítica club nintendo. A veces pasaba por las películas con mi papá, pero nunca he sido muy cinéfilo (como ya conté me dormí viendo Ironshit 3), lo único que hacía a veces cuando iba sólo y estaba un poco mas grande es que miraba de reojo las carátulas y los títulos de las xxx jejeje...algunos muy chistosos y sugerentes :P...buenos recuerdos del videoclub, pero a diferencia del entrevistado, yo alcancé la promo y no pagué incorporación, aún recuerdo mi número de registro :'(
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Pancho Retamal | 2014-01-27 | 11:43
1
y 21. Acabo de guardar el fusil tras disparar 21 salvas al aire por los videoclubes

Y es que si bien hoy en día es fácil ser cinéfilo (desde sitios oficiales como Netflix, Bazuca o similares hasta Cuevana...cuna de cinéfilos de cartón que han proliferado peligrosamente los últimos años) pero para los que llevamos años metidos en el baile no fue fácil, ni barato. Eso que decían que los videoclubes ponían miles de películas al alcance de la mano era hasta por ahi no más. Porque a veces no les llegaban las películas...o justo esa copia no la tenían..o tenías que reservar (y pasarle la coima de rigor al dependiente).

Yo recuerdo el videoclub de mi antiguo domicilio, el JL, extinto hace casi una década que la sabían hacer: de alguna manera (pre banda ancha, pre wifi, pre torrent, pre TODO) se conseguían las películas cuando salían en DVD en EEUU y las tenían en vhs a dos meses de su estreno en salas y antes de seis meses de su lanzamiento oficial. Era cosa de tener dos reproductores vhs y un cable RCA y a agrandar la colección se dijo!

salu2

Y con todo,
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Tomás Goldsack | 2014-01-28 | 13:57
1
Leí el título y me vino un tremendo flashpack acompañando a mi abuela a arrendar topo gigio a un Errols! Tenían hasta juegos era lo máximo.

Nunca me detuve a pensar lo entretenido y lo fácil que era atreverse con películas que veías en las estanterías de los Videoclubs. Ahora eso no pasa y después de leer esto hasta lo extraño.

Al menos tengo un dato que hay un videoclub (la verdad no estoy seguro si sólo venden o también arriendan)en el Unimarc que está por Chile-España. Cuando lo vi hasta le saqué una foto de la emoción!
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Pancho Retamal | 2014-01-28 | 15:29
1
Dentro del mismo tema: hoy Feria del Disco se declaró en quiebra. Noticia en desarrollo.
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