*Esta nota fue originalmente publicada en 2018.

Pablo Ocquetau empieza su día muy temprano. Lo contactamos desde El Definido y una de las horas a las que sugiere que lo llamemos es a las 8.00 am de un día sábado. Esto se debe a que, cuando está en Chile, viaja a Nacimiento, uno de los pueblos alfareros más antiguos y tradicionales del país, que solía ser rico en talleres artesanales y maestros, pero donde actualmente solo sobrevive un puñado de alfareros casi sin herederos de su conocimiento ancestral, el que solía traspasarse de generación en generación.

Pablo creó el proyecto Mapuguaquén. Algo que partió como una búsqueda de la identidad y originalidad en el diseño, terminó redescubriendo la artesanía como una de las principales fortalezas de Chile y Latinoamérica frente al mundo.

“Tengo un tema con la copia, con hacer algo inspirado en relación al resto, y me da lata que generalmente la copia está vinculada a Alemania, Escandinavia, Estados Unidos, Italia; hasta los nombres están en esos idiomas y sin tener idea dónde estamos parados”, nos cuenta.

Una escena en particular lo marcó, el ver en un concurso de diseño internacional un parlante con forma de cono anaranjado. “Me puse a pensar en cómo sería un parlante chileno, una solución considerando que Chile no tiene industria, es un país que solamente explota recursos naturales. La única industria que existe en Chile son las manos de su gente, de los artesanos”.

Mapuguaquén significa “El sonido de la tierra” en mapudungún, la lengua mapuche. El nombre no es casual, pues busca evocar algo distintivo de nuestras latitudes. Se trata del primer sistema de sonido activo y de alta fidelidad que es fabricado con técnicas de alfarería tradicional. O sea, unos parlantes bluetooth (inalámbricos) hechos de arcilla con forma de vasijas, los cuales conservan la estética de la artesanía nacional aprovechando su forma como caja acústica.

Cortesía Mapuguaquén

La propuesta busca generar un puente entre dos mundos tradicionalmente opuestos: el de la alta tecnología con el de la artesanía, en un proceso eco-amigable, cultural y socialmente sustentable.

Uniendo dos mundos

La era industrializada en la que vivimos parece avanzar, entre otras cosas, a costa de la desaparición de la artesanía, siendo esta remplazada por maquinaria más avanzada y productos hechos en serie, según observa Pablo.

“Nosotros como latinoamericanos no teníamos ningún tipo de opción de entrar en ese caudal de producción, porque no teníamos forma de competir, así que ahí surgió esta idea de trabajar con alfareros, con artesanos”, nos comentó. Pero la idea no carecía de desafíos. “¿Cómo hacemos que estas dos cosas se conjuguen de tal forma que generen una propuesta? Ahí salió el tema: surgió el concepto de revolución artesanal, que dos mundos antagónicos se junten para hacer una propuesta de futuro”.

¿Pero cómo iban a involucrar a los artesanos locales y crear un producto atractivo y comercial, en un mundo que ya se encuentra industrializado? Era, por decirlo menos, una idea ambiciosa.

Pablo es diseñador, y trabaja con Philine von Düszeln, comunicadora audiovisual. Ninguno sabía de acústica, electrónica, o alfarería, por lo que pasar de tener su innovadora idea a la primera producción en serie fue un proceso más largo y complejo de lo que pensaron. Por otro lado, juntar esos mundos que ellos mismos percibían como antagónicos resultó un desafío aparte, ya que debían llevar la artesanía y el trabajo manual a su extremo de perfección para conseguir que las piezas calzaran y funcionaran con piezas industriales. Afortunadamente, no estuvieron solos en este proceso.

En Nacimiento, encontraron a Marco Barra Cartes, el artesano más joven de la comunidad. Con la ayuda de su taller, Cerámica Cartes, es que Pablo y Philine lograron ir produciendo las piezas.

Cortesía Mapuguaquén

Cada pieza es parte de una producción sustentable. Por ejemplo, la madera es obtenida del proyecto Bosque Hundido, que rescata esta materia prima de los árboles que han caído a los lagos del sur de Chile o parte de la lana usada en los productos, proviene de isla Huapi, en Lago Ranco, según nos cuenta Pablo. Esto se conecta a otros objetivos de lsus creadores y que es generar efectos secundarios positivos en las regiones donde manufacturan. Es decir, desean apoyar a generaciones futuras de artesanos y colaborar con el medioambiente.

Desde ahí, tienen un mensaje claro para quienes desean emprender. “Creemos que es importante emprender con sentido y razón, y tener una motivación que vaya más allá de multiplicar números”, nos explica Pablo. “Independiente de esto, lo más importante es persistir en esa visión que siempre se encuentra en un horizonte lejano y que se va acercando cada vez más al apoyarse en las personas indicadas que saben lo que uno no, ya que emprender, desde mi perspectiva, es principalmente armar equipos”.

Pablo enfatiza en que ellos no tenían ninguna posibilidad de convertirse en productores mundiales de parlantes inalámbricos, pues ni siquiera venían del mundo de la ingeniería o la música, y que si lo están logrando ahora, es gracias a su firme convicción en lo que están haciendo y en que el cambio debe venir de nosotros mismos. “Para eso es importante no conformarse con como ‘parece que son las cosas’, porque si no nos cuestionamos, no crecemos ni nos desarrollamos, ni tampoco podemos crear”, sentencia.

Exitosos referentes

Pese a la gran innovación de los parlantes, no es el único proyecto de diseño latinoamericano con un fuerte sentido de identidad. Un referente importante para Mapuguaquén son los hermanos Campana, de Brasil, quienes desde la década de 1980 han innovado en los materiales y el reciclaje que han usado en sus diseños. La gracia es que usan materiales como tubos de PVC, cuerdas, alambres o peluches, para generar productos coloridos que aluden a la identidad de Brasil.

Hoy podemos encontrar sus obras en lugares tan destacados como el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) y el Centro Georges Pompidou de París.

"En uno de nuestros proyectos más recientes, la serie TransPlastics, indagamos en la naturaleza de los materiales, casando materiales artificiales con materiales naturales: el plástico y la naturaleza”, comenta Humberto Campana a la revista de diseño, gráfica y arquitectura Experimenta.

Haciendo ruido

Los altavoces de Mapuguaquén no están “pasando piola” en el mundo y han sido reconocidos por su gran innovación y sentido de la identidad. De hecho, ya obtuvieron una mención honrosa en el “Salone Satellite of the Salone del Mobile de Milano” en Italia, recibieron el premio “Green Product Award” en Alemania el 2015 y fueron finalistas en la Bienal Iberoamericana de Diseño en España, el 2016.

Actualmente, se encuentran produciendo la primera serie limitada de parlantes en Nacimiento, y tienen abril como fecha tentativa para comenzar a vender, pues sólo les faltarían detalles como la caja y el empaquetamiento. De todos modos, los puedes contactar para informarte sobre cómo encargar los tuyos visitando su sitio web, su página de Facebook o su Instagram.

¿Qué te parece el proyecto Mapuguaquén? ¿Qué crees que le falta al diseño nacional para ser más innovador?