Artistas urbanos, artistas populares, AGAPE, Ley de artistas urbanos
Imagen: César Mejías

Por qué es necesaria una nueva ley de artistas callejeros

Debido a la falta de legislación, actualmente los artistas urbanos dependan de los permisos de las diferentes municipalidades, que no están regulados de manera uniforme entre comunas. Un proyecto de ley, que duerme todavía en el Senado, les daría protección legal, sería un primer paso en la redignificación de su trabajo. ¿Qué opinas de la propuesta?

Por Tomás Croquevielle @kroque1989 | 2016-09-20 | 07:00
Tags | Artistas urbanos, artistas populares, AGAPE, Ley de artistas urbanos
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Los puedes encontrar todos los días de la semana en el barrio Lastarria: un pequeño grupo de artesanos ofrece en la vía pública sus obras a quien esté interesado. Poco a poco se han venido ganando el respeto y reconocimiento de los vecinos, visitantes y las autoridades municipales de Santiago. Ellos desean que dicha validación con la que cuentan no sea solo para ellos, les gustaría que se dignificara la profesión de todos sus colegas, la cual no consiste solo en vender aros en la calle, sino que son portadores de toda una cultura e identidad. Para ellos, el primer paso es el reconocimiento institucional y legal de su trabajo.

El proyecto de ley que "Regula la exhibición y ejecución artística en los bienes nacionales de uso público", que solucionaría este tema pendiente, se encuentra dormido en la Cámara del Senado desde noviembre de 2014, pese a que la iniciativa ingresó al parlamento hace más de 4 años y la Cámara Baja le dio el visto bueno a comienzo de 2013.

No son comerciantes

Bajo el actual marco legal o falta de él, los artistas urbanos (que llamamos "callejeros"), que incluyen artesanos, mimos, músicos, pintores, entre otros, que trabajan en la vía pública, son considerados y tratados como "comerciantes ambulantes" por la autoridad. Con esto se ponen "en el mismo saco" a quienes venden (sin ofender a quienes lo hacen) calcetines en la vía pública.

Esto, pese a que la naturaleza de su trabajo es diametralmente diferente; mientras los primeros probablemente importan su mercancía desde China, manteniendo una relación netamente comercial con ella; los segundos presentan shows o crean sus productos con sus propias manos, y en su trabajo muchas veces habita una tradición que se remonta a décadas o incluso siglos.

Dicha situación genera un doble problema. Por un lado minimiza el valor del trabajo de los artistas urbanos, desconociendo su valor patrimonial y su contribución a la cultura nacional, y por otro los deja desamparados frente a las medidas en contra del comercio ambulante que algunos municipios del país, como Santiago y Estación Central, han venido impulsando en los últimos años. Políticas que, en el caso de los artesanos, muchas veces va de la mano con la confiscación de su trabajo como si fueran meras "mercancías". (Providencia, por ejemplo, es un caso donde ha habido regulación en el trabajo de los artesanos, que cuentan con puestos autorizados en las calles).

Hablamos con Walter Olivares, artesano y miembro de la Asociación Gremial de Artistas Populares y Emergentes (AGAPE), quien nos dice que dado que en la actualidad los artistas urbanos no están regularizados, para poder ejercer su trabajo éstos dependen de la "buena (o mala) voluntad" que la autoridad municipal de turno con ellos. Puesto que hoy por hoy, son solo ellos los cuales, mediante ordenanzas y permisos municipales de comercio en bienes nacionales, pueden otorgarles autorización para trabajar en la vía pública. Este proceso, explica, es muchas veces lento, caótico y arbitrario, donde los artistas pueden demorarse hasta dos años en conseguir un permiso.

A lo largo de sus más de 20 años de carrera como artesano, Olivares ha tenido la oportunidad de recorrer prácticamente toda América Latina, además de Canadá y Europa. En esos viaje ha visto como el trabajo de los artistas urbanos está más regulado y es mejor visto que en nuestro país.

A ojos de Olivares, esta situación no es solo injusta, sino que también es tremendamente contraproducente, puesto que de agilizarse el proceso "todos ganarían". Los artistas urbanos podrían vender su trabajo y los municipios recibirían ingresos por los cobros de permisos, viendo además potenciados sus barrios con arte y cultura que atraería visitantes.

Por otro lado, el artesano también apunta, al mediano y largo plazo, a la necesidad de conseguir un “reconocimiento histórico a su labor", siendo un primer paso la aprobación en el parlamento de una ley que regule su trabajo. Para él, esto ayudaría enormemente a desestigmatizar las profesiones, de quienes muchas veces son vistos como "flojos, borrachos y drogadictos", prejuicio que muchas veces se da entre las mismas familias de los artistas, asegura Olivares.

Bueno, ¿y en qué consiste el proyecto de ley?

Arte en las calles

El actual proyecto de ley, actualmente esperando en el Senado, busca regularizar el trabajo de los artistas urbanos (boletín 8335-24 para los interesados en seguir su tramitación), estableciendo que todos los municipios están obligados a redactar e implementar ordenanzas para regular su trabajo mediante la entrega de permisos municipales a quienes los soliciten (si la autorización es denegada, el rechazo debe estar formalmente justificado acorde a la ley). De no hacerlo, se da por entendido que los artistas tienen el derecho a usar, sin peligro a represalias, los espacios públicos de la comuna.

En caso de que las ordenanzas municipales establezcan un monto por los permisos, quedarán eximidos del pago de manera total o parcial, aquellos “artistas populares que hayan sido reconocidos por su contribución al desarrollo, promoción y difusión de la cultura y el arte nacional”.

Para Olivares, Chile tiene “mucho que aprender” de aquellos países en donde "la policía te recibe bien y te deja trabajar", algo que no puede decir de su propio país donde por la falta de regulación no se le permite trabajar en la vía pública ni a los artistas nacionales ni a los extranjeros. En la foto levantado su puesto, autorizado por la municipalidad de Santiago, en la intersección de Merced con Lastarria.

Por otro lado, el texto establece que los artistas urbanos tienen el derecho a trabajar en los espacios públicos de todo el país, algo muy importante dado el carácter móvil de su labor, mientras no estorbe el libre tránsito de las personas. Teniendo además que fijar los horarios en que se les permitirá su trabajo, “y las ocasiones, horarios o lugares en que no se permitirá su ejercicio”.

Desafortunadamente el proyecto de ley se encuentra aún en discusión en la Comisión de Educación y Cultura del Senado, dado que el tema de la Educación Superior ha estado ocupando la atención pública y gran parte del tiempo de los parlamentarios, por lo que difícilmente podemos ver que avance pronto. Además, lamentablemente, la temática no ha una cobertura masiva de los medios de comunicación.

Lo que falta por legislar

Pese a que el proyecto de ley es un avance, Olivares considera que aún existen importantes vacíos en la iniciativa, los cuales atribuye, en gran medida, a una falta de interés de las autoridades (especialmente senadores y diputados), por escuchar y recoger las propuestas y opiniones de las agrupaciones de artistas urbanos, como AGAPE.

Según la experiencia personal de Olivares, los mejores países para ser un artista urbano, son Brasil y Canadá; En el primero estos tienen derechos reconocidos por ley, pudiendo ejercer su trabajo en cualquier espacio público, en un determinado metraje en la vereda, mientras no interrumpa el libre tránsito; En el segundo existen por ley espacios exclusivos para los artistas urbanos, similar a lo que está comenzando a hacer Metro con "Música un Metro", pero más generalizado.

Uno de los asuntos que no toca la ley es el tema de la previsión y la seguridad social. Por otro lado, tampoco es clara a la hora de establecer quién es un artista urbano y quien no, ni tampoco hace mucho por proteger y fomentar la producción artística nacional, según Olivares.

Para el caso de los artesanos, Walter considera que se debería implementar un sello de calidad de Sernatur, como el que actualmente existe para los alojamientos, las agencias y guías turísticas. Para Olivares esto fomentaría enormemente la producción artística nacional (especialmente la de los artesanos), que muchas veces queda relegado frente a la “artesanía” del comercio establecido, que en su mayoría es fabricado de manera industrial en el exterior.

Olivares considera esto un "auténtico comercio desleal", pues al no estar informados, muchas veces tanto los turistas extranjeros como los nacionales, prefieren escoger lo más económico o muchas veces sucede que las agencias turísticas recomiendan comprar el comercio establecido (pese a que la gran mayoría de lo que hay allí es chino y no chileno) y no en la vía pública, donde en muchas ocasiones se encuentra lo auténticamente chileno, advierte el artesano.

Hay quienes consideran el arte en las calles como una disciplina o trabajo poco serio, otros rescatan el valor cultural que tiene y el aporte a la vida urbana. Lo cierto es que son una realidad que se hace cada día más patente en nuestras ciudades y que concentran a un grupo considerable de chilenos, por lo que un desafío pendiente de nuestro país es regular estas prácticas de manera correcta para que, como dice Walter Olivares, sea beneficioso para todos.

¿Qué te parece el proyecto de ley? ¿Crees que los artistas urbanos merecen mayor reconocimiento por su labor?

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Comentarios
JCL | 2016-09-20 | 13:42
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Si una futura legislación, no separa lo que es realmente artesanía de lo que es manualidad, además de diferenciarlo de otra actividad comercial, no sirve.
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Martín Poblete | Colaborador | 2016-09-20 | 14:57
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Buen artículo Tomás!

Es triste la poca voluntad y conocimiento del oficio artístico que hay al momento de legislar en Chile. Lo de "Música a un Metro", por ejemplo, que podría haber sido un tremendo reconocimiento a los buenos músicos que se ganan las chauchas en la calle, terminó siendo una medida que desconoce la ley de cultura y el quehacer del músico callejero chileno. Ojalá en este caso no ocurra lo mismo... Sería una lástima.
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