Memoria Viva, judios, testimonios, Holocausto, inmigrantes, Karen Conrad, Respirar bajo el agua
Imagen: Rodrigo Avilés

Así se documentan las historias de los judíos que llegaron a Chile tras el Holocausto

La mayoría ya no está y otros nunca van a hablar. Pero hay más de 100 que han sido contactados por la Fundación Memoria Viva, la cual grabó y guardó sus testimonios sobre el Holocausto, para dejarlos como legado y concientizar a las nuevas generaciones.

Por Antonia Laborde @antonialaborde | 2015-09-14 | 07:00
Tags | Memoria Viva, judios, testimonios, Holocausto, inmigrantes, Karen Conrad, Respirar bajo el agua

Tiene 88 años, es judía y vive en Chile. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo prisionera en Auschwitz, el mayor campo de concentración y exterminio de la historia nazi. Trabajó ahí junto a su madre, quien fue su fuente de paz en medio del infierno. En ese mismo lugar perdió a su hermano, el cual vio entrar a los 12 años a un crematorio y nunca salir de ahí. Décadas después, su dolor sigue a flor de piel, viviendo un duelo que solo cesará cuando exhale su último aliento.

Esta es uno de los tantos testimonios que ha escuchado Karen Codner, directora de la Fundación Memoria Viva. Desde el 2011 se dedica, junto a un grupo de voluntarias, a documentar de manera audiovisual las historias de los judíos que llegaron a nuestro país durante el Holocausto (tras la noche de los cristales rotos) o post guerra. Han logrado reunir alrededor de 120 historias, que no son sino un legado identitario para Chile, cuyo fin es preservar la memoria de quienes lograron vivir para contar uno de los hechos más oscuros de la historia humana.

Karen cuenta que más que entrevistas, son encuentros íntimos entre dos personas, el entrevistador no es más que una excusa para que el sobreviviente hable. Steven Spielberg hace algo similar desde hace muchísimos años y ya cuenta con cerca de 52 mil testimonios de todas partes del mundo. Su método de entrevista es periodístico, en el sentido de que es inquisitivo al preguntar, guía el testimonio para que se diga lo que se tiene que decir. Por otra parte, la Universidad de Yale también recolecta las historias de judíos sobrevivientes del genocidio, con un método que se asocia al sicoanálisis; ellos dejan que la persona hable cuando quiere hablar, y guarde silencio todo el tiempo que lo quiera guardar. Memoria Viva es una fusión de estos dos estilos, guiando a la persona a través de la conversación, pero respetándola cuando calla.

- ¿En qué se enfocan los encuentros? ¿En el dolor, la familia, Chile?

"Primero se hace una pre-entrevista que consta de un formulario, donde va una persona y le pregunta datos duros al entrevistado: nombre al nacer, nombre judío, donde vivía, con quién, a qué escuela asistió, afiliación política, etc. Todo eso después se pasa al entrevistador, el que se aprende la información para guiar al sobreviviente en el encuentro, que por lo general es en la casa de la persona, para que se sienta cómoda. La idea primera es dimensionar cómo fue su infancia, su pueblo, el lugar donde nació. Ahí llegamos a la guerra, los hechos más importantes durante ese período. Con los que se escaparon después del '38 en la noche de los cristales rotos y llegaron a Chile, nos enfocamos más en cómo fue llegar acá, pero en el caso de las personas que pasaron la guerra en Europa, donde hay casos distintos: en campos de concentración, con los vecinos, viviendo como católicos, otros que vivieron con las monjas, otros que fueron partisanos, hay un abanico de testimonios, entonces tú te centras en ese periodo; la guerra, la liberación y el período de llegar a Chile y lo que ha significado Chile en la vida de ellos".

- ¿Hay cosas que se repiten en los testimonios, además del dolor?

"Se repite mucho que todos dicen haber tenido una infancia maravillosa y que el quiebre, la perdida de inocencia, empieza con la guerra de manera abrupta, en cuestión de horas. Se repite en la manera de sobrevivir que siempre hay un vinculo con alguien o con algo, que les generaba paz. Para la entrevistada que tuve hoy fue la mamá, otra señora con su hermana, otra persona sentía que tenía que volver a ver a su hermano y eso le daba esperanza, etc. También se repite mucho el agradecimiento a Chile. La mayoría tiene bastantes problemas con los alemanes, no los actuales, pero el concepto de Alemania, de lo que significa ser nazi. El tema de la resiliencia... yo me doy cuenta que muchos logran vivir porque ponen esto atrás artificialmente. Tomaron la decisión de que esto se quedó ahí y ellos están acá y por eso les cuesta mucho hablar. Algunos nunca quieren hacerlo".

- ¿Sientes que se aprecia el trabajo que hacen? ¿Se están valorando los testimonios?

"Yo creo que vale absolutamente la pena, en el sentido de que racionalmente lo sé, pero emocionalmente digo que es casi aprovecharse de la persona. Pero este trabajo se valora mucho, la gente, las instituciones, te dicen has grabado más de 110, pero eso no es nada. Si tu vieras la cantidad de personas que habían en el estadio israelita, con número, pero esto es un aporte. Estamos también trabajando en un libro para el 2016 con los testimonios, en formato grande, tapa dura, para registrar las historias con la fotografías. La idea es que esté en cada biblioteca de Chile, para poder difundirlo en los colegios y programas educacionales, y así poder crear un vínculo con estas personas que Chile acogió.

Esto es lo mismo que un libro, si nadie lo lee, está muerto, si nadie lo ve, está muerto. Tenemos que generar algo aquí y queremos entregar algo a Chile, a los estudiantes, para que puedan aprender de cómo vivir en diferencia".

Karen cuenta que desde que partieron con el proyecto el 2011, las cosas han cambiado. La belleza de cómo uno guiaba la entrevista entonces es muy distinto a cómo lo hacen hoy. Al comienzo, dice, se podía ser más inquisitivo, todavía había un espacio para adentrarse más en la memoria profunda, en la dolorosa, hoy en día dejan que cuenten lo que quieren contar no más, porque tienen una responsabilidad muy grande con personas que están viviendo sus últimos momentos. "El desafío más grande es quedarte en silencio ante el dolor ajeno. Uno está acostumbrado a que si la persona se te pone a llorar, tu vas, le acaricias la mano, le pasas un pañuelo... y eres un observador, porque esa persona está mirando su dolor, lo está viendo delante de él como una película, es bien potente", concluye.

Nueve testimonios pueden verse en el Museo Interactivo Judío, del que Karen es una de las directoras. Para poder realizar los recorridos (historia judía, el Holocausto) que ofrece el espacio situado en Lo Barnechea, hay que inscribirse previamente en el sitio www.mij.cl.

Respirar bajo el agua

Entre las múltiples actividades a las que dedica su tiempo Karen, una importante es la escritura. Hace 10 años que plasma breves historias en el papel, las que ha ido acumulando, y de las que pronto podría salir una selección a la luz. Sin embargo, lo que siempre quiso fue escribir y publicar una novela. Su profesor de taller, Marco Antonio de la Parra, la presionó a hacerlo y Karen finalmente se sumergió en la vida de Rubén, el protagonista de su relato. En medio de ese proceso, falleció María Ñanco, su nana de hace nueve años, y su lápiz se detuvo.

Fue tal el dolor de la pérdida, que Karen abandonó la historia de Rubén, para embarcarse en la de Mirna, la empleada de Jenny, que en seis meses muere de cáncer ovárico. El libro, que llegó a las librerías hace poco, arranca con este hecho casi autobiográfico de Karen, pero luego toma vida propia, se ficciona y crece distinto.

Jenny, judía, no sabe cómo despedir a su nana, mapuche. En el judaísmo, los familiares despiden durante siete días a su difunto a través del shivá. Pero ella, a quien quería tanto, no era familia, y por ende, no sabe cómo decirle adiós.

"Esta es una historia de un duelo, una despedida y de la memoria. Esto, en el sentido de que Jenny va escribiendo a lo largo de esta noche, los recuerdos que tiene con Mirna y los recuerdos de su propia vida. Es casi como un examen de su vida y a cómo ha ido cambiando en el tiempo, las dificultades a las que se ha debido enfrentar. Esa es una voz. La otra narradora es Mirna misma, de la que escuchamos su voz de moribunda, casi como una corriente de la conciencia y otras veces habla de situaciones que ella vivió de manera mucho más elaborada, pero siempre con una entidad propia. La idea es que el lector vaya conjugando estos dos mundos y vaya viendo cómo estas dos mujeres fueron creciendo durante estos 12 años", adelanta Karen.

- ¿Además de tu propia experiencia, influyeron los testimonios de Memoria Viva?

"Yo creo que a uno le influye todo lo que uno hace. De verdad que creo que todo lo que uno escribe es de una u otra forma autobiográfico, en el sentido de que parte de uno y si no lo viviste, lo escuchaste, pero parte de tu interior. Por un lado están los testimonios que hemos grabado en la fundación, por otro lado está la historia personal de mi familia y de la comunidad judía y de los judíos alrededor del mundo, esto de escapar, de ser inmigrantes, de sobreponerse a las perdidas, de volver a empezar. Yo creo que todo ese imaginario, lo traigo y lo plasmo aquí. Pero también hay una cosa en términos de memoria, Jenny trabaja sobre la memoria esa noche de duelo, que es un poco a lo que nos dedicamos acá en la fundación".

El libro se puede encontrar en las librerías Antártica, Qué Leo, Ulises.

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