“Me voy a ir a vivir sólo cuando sea capaz de ponerme los calcetines”, le dijo Víctor a su madre. En ese entonces dependía de su familia y amigos para realizar su día a día. Poco a poco fue logrando más independencia, gracias a la rehabilitación y sus ganas de ser autónomo. El día que por fin pudo ponerse calcetines por su cuenta, tomó sus cosas y empezó a vivir su vida de forma independiente.

Su accidente ocurrió cuando él tenía 18 años y estaba terminando el colegio. Después de eso empezó a estudiar ingeniería. Mientras, trabajaba en la Teletón como coordinador de voluntarios. Arreglaba los hogares de personas con discapacidad para que cumplieran con las necesidades que tienen, como entradas para sillas de ruedas y barandas. Así se dio cuenta que quería desarrollar productos y herramientas para facilitar y hacer más independiente la vida de personas con discapacidad, por lo que congeló sus estudios de ingeniería para estudiar diseño industrial.

El año 2012, Víctor creó lo que hoy es su empresa, Trum y su producto estrella: una bicicleta que se impulsa con las manos y se adapta a la silla de ruedas. “Mi ambición era darle una herramienta a las personas con discapacidad para equiparar las oportunidades de desarrollo y la interacción social”, dice él. De hecho, de ahí surge el nombre de la empresa, Trum, que significa en su traducción del Mapudungún “ser igual”.

Antes del accidente, Víctor practicaba deporte y sobre todo disfrutaba de las salidas a trotar en compañía de su perro. Por esto se puso a diseñar una bicicleta que se adaptara a su silla de ruedas. Cuando lo logró, se dio cuenta que la Handcycle era más que una forma de hacer ejercicio, sino que también era una herramienta que le entregaba independencia, transporte y más oportunidades. “No esperé que el mundo me integrara, yo me integré a él”, cuenta Víctor convencido.

La bicicleta se acopla a la silla de ruedas, porque como dice Víctor, son prácticamente sus piernas y depende totalmente de ella. De esta forma, cada vez que se llega a algún lugar, se puede desmontar. Los pedales se encuentran en el manubrio y “pedaleando” se puede llegar a velocidades similares de una de una bicicleta normal. 

La fabricación de cada modelo requiere de una evaluación de la persona que la va utilizar, ya que se construye exactamente para sus medidas. La silla de ruedas es distinta a las normales: utiliza materiales más ligeros y resistentes. Tiene un valor completo de un 1 millón 200 mil pesos (unos 2.130 dólares). Según Víctor, este precio es tres veces inferior a las Handcycles que se venden en el extranjero.

Con las primeras Handcycles que fabricó, se demoraban dos meses, hoy son solo diez días. Desde su creación han vendido cerca de 100 y no solo en Chile, sino que también en Ecuador, Estados Unidos y México. 

Víctor no quería tener simplemente una tienda en la cual se vendieran bicicletas para personas con discapacidad, quería que accedieran a ellas quienes más las necesitaban, independiente de su condición económica. “Me interesa que la gente con discapacidad pueda tener acceso a una Handcycle, porque es una herramienta que permite vivir de una forma más o menos normal. Es una forma de entregar más oportunidades”, dice.

La mayor dificultad que encontró en un comienzo fue la búsqueda de financiamiento. Ningún banco quería darle un crédito, porque no consideraban rentable la idea y porque es difícil obtener créditos sin tener nada. Finalmente un banco se la jugó por él y además obtuvo la ayuda de Corfo para poder iniciar su proyecto.

Hoy, una de sus estrategias para conseguir fondos es buscar empresas con responsabilidad social que quieran participar y los apadrinen. De esta forma puede entregar Handcycles a menores costos. “No creé Trum con la finalidad de hacerme millonario, mi interés es que pueda llegar a todas las personas con discapacidad”, agrega Víctor.

El año 2012, cuando empezó su proyecto, eran dos personas las que trabajaban en la elaboración y venta de la Handcycle. Hoy, junto a Víctor, hay ocho empleados y espera que para final de año puedan ser quince. Está consciente que mientras más crezca Trum, los precios serán menores. Algo importante si se considera que la mayor parte de la población con discapacidad no cuenta con recursos suficientes.

Actualmente está trabajando en nuevos modelos de Handcycles, principalmente en prototipos para niños. Además está diseñando un triciclo para personas con movilidad reducida, que no necesariamente tienen alguna discapacidad, como gente mayor o con problemas para desplazarse.