Aunque se dice que "la risa abunda en la boca de los tontos", una y otra vez somos testigos de que, al contrario, incluso las mentes más brillantes del mundo tienen tiempo para apreciar un buen chiste, y de hecho, lo disfrutan.

Por algo Stephen Hawking no se cansa de colaborar con Los Simpsons, Neil deGrasse Tyson hace monólogos en Comedy Central y el Nobel de física Richard Feynman terminó una carta dedicada a su esposa muerta de tuberculosis con la postdata: "disculpa no haber enviado esto por correo - pero no sé tu nueva dirección".

¿Qué puede haber detrás de esto? Para nuestra suerte, desde hace décadas científicos han investigado la relación entre humor e inteligencia. Te contamos a continuación los más importantes hallazgos y las razones que explicarían una conexión que es cada vez más clara y evidente.

¿Puede el humor predecir la inteligencia?

En esa loca década de los 70s, dos científicos ya reportaban una correlación, al menos débil, entre humor e inteligencia "inferida en investigaciones pasadas" y buscaban confirmarla con su propio estudio realizado con niños de cuarto, quinto y sexto grado.

Luego de las pruebas -que involucraron el uso humorístico de objetos, por ejemplo- los científicos determinaron que existía una fuerte correlación entre el sentido del humor y coeficiente intelectual, y que incluso el humor parecía facilitar el aprendizaje incidental -cuando se aprende de forma no deliberada- en escolares.

Pero la relación va más allá del coeficiente. Estudios más recientes también han comprobado que estudiantes talentosos -ya sea en matemáticas, artes o deportes- tienen una comprensión de incongruencias (acto que nos permite captar la comicidad de un chiste o acto) "significativamente mejor" que escolares regulares.

En 2010, otro estudio seguía reforzando el vínculo. Evaluó a 400 estudiantes universitarios en pruebas y cuestionarios de razonamiento abstracto, inteligencia verbal, habilidades de producción humorística y éxito sexual (mating success). Las conclusiones no podían ser mejores para aquellos "chistositos" del mundo: la inteligencia general y verbal predecía la habilidad de producción humorística, y esta a su vez predecía el éxito sexual. Por algo el humor ha sido siempre relevante en relaciones de pareja, ¿no?

Y ya que hablamos de humor e inteligencia, ¿es que los humoristas profesionales serían, entonces, más inteligentes que una persona promedio? Al menos aquellos que realizan stand up comedy, sí. Así lo demostró un estudio de 2012 que comparó las habilidades de producción humorística e inteligencia verbal entre humoristas y estudiantes universitarios. En ambas pruebas, los "chistositos" salieron con ventaja.

La ventaja también parece traducirse a pruebas más estandarizadas que miden el coeficiente intelectual. Estudios de CI realizados en los años 70s que involucraron a humoristas de stand up comedy, tanto hombres como mujeres, concluyeron que estos no solo superan al promedio, sino que se ubican casi sin excepciones en la categoría de intelecto "muy superior": los hombres promediaron 138 puntos y las mujeres 126. Para que se hagan una idea: el promedio mundial ronda entre 90 y 109. Si bien solo 69 sujetos participaron en el estudio, no deja de ser revelador y, sumado a todo lo anterior, da paso a una gran pregunta: ¿es el humor algo tan fácil y natural como parece?

El humor es complejo

Aunque "cachar" un chiste no parezca la gran cosa, es en realidad todo un complejo logro evolutivo que puede pasar desapercibido si solo nos fijamos en el último paso del proceso, la reacción emocional.

"El afecto que rodea el humor puede hacernos pasar por alto el esfuerzo cognitivo que es esencial para su comprensión y aprecio", escribía el investigador del humor Jerry Suls, en 1983.

Aunque hay varias teorías al respecto, la más establecida disecciona la comicidad en dos grandes pasos: incongruencia y resolución.

Según Suls, quien participó en la formulación de esta teoría, la incongruencia vendría siendo el punchline o remate que tiene que ser percibido por el receptor de la broma. En el siguiente ejemplo, y como suele ser, se encuentra en el último cuadro:

Pero según esta teoría todavía falta un paso: la resolución de la incongruencia. Suls define este paso como "una forma de solución de problemas, un intento de obtener informaciones o inferencias que hacen un enlace o proveen de un ajuste entre el cuerpo principal de la broma, comic o situación y su final".

Suena técnico, pero en el caso de este cómic, relacionamos la edad y el estado del cuerpo de un adulto mayor con el trabajo de un stripper, concluimos que no es agradable, y nos reímos porque observamos que Juanelo se esperaba algo distinto en el cuadro anterior.

Como ven, entender una broma para nuestro cerebro es un caso de problema-solución, tal como un problema matemático, solo que no nos damos cuenta por la rapidez con que procesamos la información.

¿Y por qué no todo estímulo de problema-solución es cómico? Suls también destaca que el humor, para ser gracioso, tiene que llevarse bajo un clima emocional apropiado y el receptor debe tener una actitud lúdica.

La risa abunda en la boca de...

Ya sabiendo que el humor es un problema disfrazado de payaso, podemos empezar a entender por qué inteligencia y comicidad van de la mano: un simple chiste enciende nuestro cerebro como árbol de Navidad.

Existen estudios que vinculan el humor escrito con el desempeño del hemisferio derecho del cerebro. Otros investigadores fueron más precisos al identificar el lóbulo frontal derecho como la zona cerebral "que más perturba la capacidad de apreciar el humor", no solo en su análisis cognitivo sino también en su respuesta emocional. Según este estudio, habría una fuerte correlación entre apreciar una chiste y el desempeño de la memoria de trabajo, flexibilidad cognitiva (la capacidad mental para cambiar de pensamiento alrededor de dos conceptos diferentes, y pensar en múltiples conceptos simultáneamente), habilidad de abstracción y búsqueda visual (como la que ejercemos en Buscando a Wally) de una persona.

Pero tampoco está tan claro. Otras investigaciones dicen que el humor gráfico sin texto, por otro lado, activaría la parte derecha de la corteza prefrontal durante la detección de la incongruencia, y la parte izquierda tomaría la batuta en el paso siguiente, cuando se debe llegar a la resolución.

En cuanto a la creación humorística, eso ya es harina de otro costal. Uno de los pocos estudios que ha investigado la activación cerebral en este proceso, destaca el rol de lóbulo temporal en humoristas de stand up comedy de mayor éxito. Coincide que también esta zona es responsable, por ejemplo, de desgranar el sentido de un texto o discurso y del proceso de estímulos visuales.

Es por esto mismo que no podemos limitar el humor solo a un tipo de inteligencia porque el humor, en sus muchas formas, puede activar varias partes de nuestro cerebro. De ahí tiene bastante sentido el estudio citado al principio que detectaba un desarrollo del humor más avanzado en estudiantes "talentosos" (ya sea en el área intelectual, deportiva o social).

Esto no quita que no sea predictiva del CI, dado que esta es una de las variables más fijas a la comprensión humorística. Es de esperar, entonces, que alguien muy capo también sea bueno para, al menos, captar bromas. Alguien como Stephen Hawking, por ejemplo.

¿Crees que hay una relación entre humor e inteligencia?