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Imagen: César Mejías

El LSD, el éxtasis y otras drogas podrían tener efectos terapéuticos

Aunque aún los estudios están en pañales, existen por lo menos cuatro sustancias alucinógenas que podrían tener efectos terapéuticos en diagnósticos como la depresión, el estrés post-traumático o el alcoholismo.

Por María Jesús Martínez-Conde | 2017-05-12 | 07:00
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Si te hablamos de éxtasis, LSD, hongos alucinógenos y ayahuasca, de seguro los relacionarás inmediatamente con sustancias prohibidas, drogas dañinas, probablemente descontrol, fiestas y una juventud alocada en los 60s y 70s que nos dejó un legado de psicodelia. Pero si supieras que algunos de los compuestos de estas sustancias alucinógenas podrían ser útiles en el tratamiento de algunas alteraciones psicológicas, ¿te atreverías a usarlos de manera dirigida y como complemento a una terapia?

Los estudios al respecto aún son preliminares, pues las restricciones de los países respecto a la venta y consumo de las sustancias, son muy estrictas. Sin embargo, hay quienes han comenzado a investigar sus facultades terapéuticas, y en El Definido te contaremos sobre algunos de sus mayores hallazgos.

El éxtasis (MDMA) podría ayudar a quienes han estado en la guerra

No es tan alocado pensar que, dentro de algunos años, el MDMA (metilendioximetanfetamina,compuesto de la popular droga conocida como éxtasis)pueda ser vendido en las farmacias bajo receta médica. Resulta que un reciente estudio publicado por la revista Nature, indica que la sustancia podría ser de gran ayuda para aquellos que sufren de trastorno de estrés post-traumático (TEPT), como algunos soldados que les ha tocado vivir experiencias horribles en la guerra.

El mes pasado, en la conferencia Psychedelic Science 2017 celebrada en Oakland (California), los investigadores presentaron los resultados de la fase II de su investigación, en que 107 personas con este diagnóstico fueron sometidas a un tratamiento de prueba que combinó psicoterapia y MDMA. Los resultados fueron tan exitosos, que la agencia US Food and Drug Administration (FDA) recomendó que la investigación pasara a su tercera y última fase.

Lo que sucede en el tratamiento usual del TEPT, es que se incita al paciente a recordar una y otra vez el evento traumático, hasta extinguir el miedo asociado a esa experiencia. Pero a veces ese recuerdo está bloqueado, porque causa demasiado miedo, entonces la terapia no funciona. Como el MDMA reduce la respuesta al miedo y desencadena la liberación de serotonina (“el neurotransmisor de la felicidad”), su consumo durante la terapia impide que el paciente entre en pánico, y pueda recordar “dulcemente” (en palabras del estudio) el evento.

Como ejemplo, citan a un ex marine estadounidense que se sometió al tratamiento, pues su jeep militar había explotado durante una misión en Irak. Se acostó en una cama, en medio de su esposa y el terapeuta, consumió MDMA y comenzó su relato, describiendo tranquilamente el pánico que le causaban esos recuerdos. Esta sesión fue hace ya cinco años, y el ex marine asegura que esos recuerdos ya no son un problema para él, “vuelan como la arena”, cuenta. Una sola sesión bastó para curarlo y hasta el día de hoy se encuentra en contacto con el terapeuta, no ha tenido recaídas.

Hongos alucinógenos para vivir en paz con un cáncer terminal

Hace poco tiempo, dedicamos una nota a describir dos importantes estudios que evaluaron con éxito los efectos de los conocidos “hongos mágicos” en pacientes con cáncer terminal. Puede que nos parezca “una cosa de hippies místicos y desocupados”, pero la verdad es que la experiencia espiritual podría tener un papel importante en la curación de la depresión.

Agustín Sánchez, PhD en Bioquímica e Investigación Clínica de la Universidad Autónoma de Madrid, también lo asegura. Una sustancia llamada psilocibina sería la gran responsable de estos supuestos beneficios. Es un alcaloide con efectos alucinógenos que se ha estudiado como fármaco contra la depresión, la ansiedad y la angustia psico-existencial de quien sufre un fuerte cáncer con muy mal pronóstico. Quien sabe que va a morir, puede caer fácilmente en estas emociones, y si es posible ayudarlo con bajas dosis de este compuesto, ¿por qué no hacerlo?

Los resultados positivos de estos estudios, de acuerdo a Sánchez, obligan a reclasificar la sustancia, pues él considera que su prohibición cierra las puertas a la investigación y obstaculiza resultados que podrían ser bastante beneficiosos socialmente. Por último señala: “uno de los hallazgos más interesantes es el vínculo entre las experiencias espirituales inefables y nuestra capacidad para el bienestar psicológico. Esto puede apuntar a un modelo terapeútico para la depresión y la ansiedad que hasta ahora no se ha considerado: intervenciones que despiertan nuestra capacidad innata de trascender”.

También se han tratado adicciones como el alcoholismo y el tabaquismo a partir psilocibina, en combinación con psicoterapia. La muestra es pequeña, pero las diez personas que participaron del estudio de principio a fin, manifestaron una reducción notable en su consumo y particularmente de la recurrencia de aquellos días en que bebían demasiado. Y, mejor aún, los efectos adversos del estudio y del consumo de la psilocibina fueron muy “tolerables”. Por su parte, de los 15 participantes adictos al cigarro que participaron en otro estudio durante seis meses, 12 dejaron de fumar, y relacionaron el cambio positivo al “misticismo de la experiencia”.

¿LSD contra el alcoholismo?

Dentro de la lista que hoy presentamos, probablemente el LSD (dietilamida de ácido lisérgico) sea una de las drogas con más carga psicodélica. Su historia data de la década de 1940, cuando fue descubierta y comenzaron a realizarse interesantes estudios (pero aún muy preliminares) respecto a sus facultades terapéuticas. Lamentablemente, el compuesto no siguió siendo estudiado a partir de la década de 1970, pues se relacionó al descontrol psicodélico del movimiento hippie y a su uso meramente recreativo.

Sin embargo, en 2012 la revista Nature publicó un estudio que asegura que el LSD tiene potencial como terapia contra el alcoholismo. 536 personas dependientes del alcohol participaron del ensayo realizado por la Norwegian University of Science and Technology, en Trondheim, recibiendo dosis de LSD en su terapia. El 59% de ellas reportó niveles más bajos de consumo abusivo de alcohol después de terminado el estudio, mientras que en el grupo que recibió un placebo, sólo un 38% reportó cambios positivos en su conducta. “Nos sorprendió ver un efecto tan claro y consistente”, aseguró Teri Krebs, la neurocientífica y psicóloga clínica a cargo. Ella plantea que antes se realizaban estudios con muy pocos participantes, y por eso los resultados no eran tan concluyentes. Sin embargo, un ensayo como éste, que involucró a más de 500 personas, resulta muchísimo más evidente.

Ayahuasca, el brebaje chamánico que podría ayudar a combatir la depresión

Y por último llegamos a la ayahuasca, una bebida propia de América del Sur –particularmente de la Amazonía- que también tiene propiedades alucinógenas y psicodélicas, y que ha sido utilizada durante siglos en ceremonias de curación realizadas por pueblos originarios.

A diferencia del caso anterior, el estudio que publicó revista Nature en 2015 incluyó sólo a seis voluntarios y no tuvo grupo placebo, por lo que sus resultados no son tan concluyentes. Pero los efectos fueron tan inmediatos en el alivio de la depresión, que los científicos creen que podría ser el preludio de nuevos estudios más determinantes.

El estudio fue dirigido por Jaime Hallak, neurocientífico de la Universidad de Sao Paulo, quien administró dosis de ayahuasca a seis voluntarios con depresión severa y que no habían respondido bien a antidepresivos convencionales. Se sentaron en una habitación con poca luz y fueron interrogados por psicólogos respecto a cómo se sentían. En dos o tres horas, los síntomas depresivos desaparecieron, y este cambio se mantuvo así durante las siguientes tres semanas, a pesar de que el efecto psicodélico de la bebida dura sólo cinco horas. Se trata de una consecuencia importante si consideramos que los antidepresivos tradicionales tardan varias semanas enfuncionar. Aunque sí, tres de ellos vomitaron y se sintieron bastante mal del estómago.

Sin embargo, hay que tener en consideración lo que Draulio Barros de Araujo, brasileño del Instituto del Cerebro de la U. Federal do Río Grande do Norte, señala: cada persona que sufre de depresión, tiene una experiencia distinta, no se trata de una enfermedad como la diabetes -donde todos los pacientes se tratan igual- por lo tanto, la ayahuasca no tiene los mismos efectos en cada sujeto.

¿Se sabe cómo y por qué el tratamiento con alucinógenos funciona?

En Nature recalcan que aún no existe consenso científico respecto a qué y cómo se producen estos efectos positivos en personas con diagnósticos psicológicos, haciendo uso de estas cuatro drogas que pueden ser tan dañinas cuando se consumen abusivamente.

¿Es la serotonina que producen las sustancias alucinógenas?, ¿cómo es posible que una sola dosis desencadene una cura de ciertos diagnosósticos?, ¿cómo es posible que estos cambios positivos se mantengan en el tiempo y sean más duraderos que los tratamientos tradicionales con fármacos y terapia?

Luego señalan que, por ahora, es importante tener claras las respuestas positivas en las personas y la falta de efectos colaterales, mientras se continúa estudiando su funcionamiento químico a nivel cerebral. Aunque también es importante considerar que el gran limitante en este tipo de investigaciones, son los evidentes efectos sobre la percepción de los pacientes, inmediatamente después de ser administrada la dosis, y que por supuesto los limitan en su vida cotidiana, dependiendo de la duración del efecto de cada sustancia.

De acuerdo a Robin Carhart-Harris, especialista en psicofarmacología del Imperial College London, “los psicodélicos probablemente trabajan en la adicción, al hacer caótica la función cerebral durante un período –como sacudir una bola de nieve- debilitando las reforzadas conexiones y dinámicas cerebrales”. Y bueno, quizás quien está atrapado en un grave trastorno, necesite de un buen sacudón (profesional y combinado con terapia) para por fin sentirse en paz.

De todos modos, aún queda bastante por estudiar, y debemos tener claro que, de confirmarse su éxito, la administración de estas drogas para fines terapéuticos debe ser supervisada por profesionales médicos y expertos en este tipo de enfermedades o adicciones. Así que ya saben queridos lectores, ¡no lo hagan en casa!

¿Te someterías a una terapia de este tipo?

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