China, América Latina, economía, desarrollo, crecimiento, acuerdos comerciales, inversión, TPP, APEC, libre comercio
Imagen: César Mejías

Cómo China y América Latina podrían beneficiarse en la era Trump

Para nuestra región, la ola anti-globalización, el resultado de las últimas elecciones en EE.UU. y el crecimiento progresivo de las inversiones de Beijing, puede significar una gran oportunidad para un nuevo comercio basado en el desarrollo más allá de la exportación de materias primas. Aquí te contamos por qué.

Por Tomás Croquevielle @kroque1989 | 2016-12-13 | 07:00
Tags | China, América Latina, economía, desarrollo, crecimiento, acuerdos comerciales, inversión, TPP, APEC, libre comercio
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Comúnmente se suele decir que en China la palabra “crisis” significar en realidad “oportunidad”. Sea cierta o no esta noción de la cultura china, pareciera que el actual escenario de incertidumbre internacional, producto del retiro de Reino Unido de la Unión Europea y la elección de una figura con retórica xenófoba y proteccionista en EE.UU., podría significar nuevas oportunidades para otros países y regiones del mundo.

Aunque no sabemos con certeza qué sucederá cuando asuma Donald Trump, según sus anuncios pareciera que habrá un retiro del mundo por parte de Estados Unidos. Con su America First o Estados Unidos Primero, anunció que liquidará la participación de su país en el TPP (buena o mala, la propuesta de integración económica más ambiciosa en una generación), y que renegociaría (con posibilidad de retirarse) su participación en el TLCAN, la zona de libre comercio entre Canadá, EE.UU. y México. Antes esto pareciera que existe un gran beneficiando: China. Y si es que se dan las condiciones correctas podría haber otro: América Latina.

El denominado acuerdo del Trans-Pacific Partnership (TPP), comenzó a negociarse en 2008 y la propuesta final fue presentada a comienzos de año. El acuerdo ha sido interpretado por muchos como una manera de EE.UU. de desplazar a China del Asia Pacífico y consolidar su hegemonía en la zona.

América Latina tan lejos de Dios, tan cerca de… ¿China?

Al famoso dictador mexicano Porfirio Díaz (derrocado en la revolución mexicana de 1910) se le atribuye la famosa frase “¡Pobre México! Tan lejos de Dios, tan cerca de Estados Unidos” como una manera de ejemplificar la situación de dependencia, muchas veces contra producente, entre la región y la poderosa nación norteamericana. Algo que podría aplicarse a nuestro continente. Sin embargo dicha situación pareciera estar cambiando.

EE.UU. dejó de tener un interés directo en la región cuando se acabó lo que consideraban la amenaza comunista, tras el fin de la Guerra Fría. Luego se empezó a enfocar en otras regiones del mundo como Asia, Medio Oriente y África, (tendencia que se potenció con especial fuerza tras los atentados del 11 de septiembre de 2001). Así, América Latina dejó de estar en el radar principal de la primera potencia mundial.

Esta re-orientación dejó un vacío que fue aprovechado por la economía emergente más pujante del mundo, la china, para construir una cada vez más cercana relación económica y diplomática con los países de la región, en la zona que alguna vez Washington consideró su patio trasero.

Es por lo mismo que ciertos analistas consideran que ahora Beijing busca aprovechar el momento aislacionista de EE.UU. para armar una alternativa de libre comercio al TPP (del cual fueron excluidos y en donde Chile, México y Perú son miembros), y de esa manera liderar el comercio del Asia- Pacifico excluyendo al país norteamericano.

Y las primeras señales de interés ya se dejan ver, luego de que a pocos días de la victoria de Trump, el Presidente de China Xi Jinping haya realizado su primera gira latinoamericana, en donde visitó Ecuador, Chile y Perú, este último en el contexto de la cumbre de la APEC.

En nuestro país el mandatario chino y la Presidenta Michelle Bachelet firmaron un acuerdo en 12 partes para profundizar el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países, vigente desde 2006, enfocado en profundizar la cooperación en las áreas de energía, educación, telecomunicaciones y astronomía, entre otras materias.

Dato útil: en la actualidad, China es uno de los más importantes socios comerciales de América Latina, siendo el principal de nuestro país. Las autoridades de Beijing esperan que en los próximos 10 años el comercio bilateral alcance los 500 mil millones de dólares (320 mil billones de pesos chilenos), al mismo tiempo que la inversión acumulada llegue a los US$250 mil millones.

¿Una nueva era de relaciones sino-latinas?

Que la inmersión en América Latina del denominado “gigante asiático” sea beneficiosa para la región y no se convierta la sustitución de hegemonía de un país sobre otro, dependerá en gran medida de cómo se proyecte la relación económica entre ambos y sobre qué se base.

Hoy por hoy, la gran mayoría del intercambio entre China y Latinoamérica se basa en la importación por parte de Beijing de materias primas latinoamericanas como el cobre, el petróleo y la soja, a cambio de productos manufacturados como juguetes, autos y todo tipo de tecnologías hacia Latinoamérica. Un intercambio no muy equitativo, pero en el que nos hemos especializado y hemos aceptado por siglos.

Una relación que, aunque desigual, les ayudó a ambos crecer económicamente por más de una década a tasas extraordinarias. Sin embargo, el abrupto fin del denominado “boom de las materias primas” ha impulsado la necesidad de establecer una nueva relación económica entre ambas regiones, abriendo la oportunidad de impulsar un nuevo paradigma de desarrollo.

En ese sentido, es una señal positiva que Beijing no haya basado su relación con América Latina en lo meramente comercial, sino que también en la búsqueda del desarrollo mutuo. Evidencia de aquello es que en los últimos 10 años, los dos más importantes bancos de desarrollo de China, el Banco de Desarrollo de China y el Banco de China de la Exportación-Importación han aportado más de US$125 mil millones, cifra que supera la suma conjunta del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, los dos bancos más grandes que tradicionalmente financian proyectos de desarrollo en la región.

No por nada, uno de los puntos centrales de la visita de Xi a Chile fue el establecimiento del Centro de Investigación y Desarrollo para Ciencia y Tecnología Agrícola entre Chile y China, al mismo tiempo que también se acordó el inicio de la cooperación y transferencia de tecnología en materias de tecnología informática, comunicaciones y astronomía, entre otros acuerdos de desarrollo científico y tecnológico.

Y es que China busca ser una potencia tecnológica y científica en el 2020, posición que ya ostenta en varios campos científicos. Por lo que América Latina podría beneficiarse enormemente de iniciativas conjuntas en áreas como la energía, la agricultura, la minería, la pesca y la industria forestal, entre otras. Podrían desarrollarse empresas mixtas o alianzas entre institutos de investigaciones chinas y latinoamericanas que añadirían valor agregado al comercio bilateral.

Tales avances tecnológicos en recursos naturales, también serían beneficiosos para la economía china y su proceso de expansión de las clases medias (no se trata que los chinos nos den todo sino que ambos nos beneficiemos de la cooperación y el comercio).

El embajador chileno en Beijing, Jorge Heine, afirmó en una entrevista que los países latinoamericanos deberían participar en la llamada Iniciativa de Franja y la Ruta, iniciativa auspiciada por China que busca fomentar la cooperación económica entre los países en desarrollo, destacando el capital y la tecnología que el negocio chino podría traer a América Latina.

A no repetir los errores del pasado

A estas alturas del siglo XXI, donde podría producirse una importante re-estructuración del orden internacional en donde potencias consolidadas como EE.UU. comienzan a replegarse y potencias emergentes como China acceden a nuevas posiciones de poder; se abren nuevas oportunidades y desafíos.

A foros internacionales como la APEC, que originalmente fueron diseñados con el objetivo de promover la liberalización del comercio en el Asia-Pacífico, se le ha venido agregando la importancia de potenciar la inversión en capital humano y la construcción de una economía inclusiva y sustentable.

Un norte que parece cada vez más lógico en tiempos de aumento de la retórica anti-globalización, en gran medida, alimentada por la desigualdad en la obtención de los frutos del comercio internacional, el cual ha alienado a un amplio sector de la población mundial. Algo que se da con especial fuerza en los sectores más vulnerables a los vaivenes del comercio mundial.

Queda por ver si es que China y América Latina serán capaces de aprovechar la oportunidad y construir una relación económica y diplomática basada en la búsqueda del real desarrollo mutuo o nuevamente se repetirán los patrones de colonialismo, comercio desigual y dependencia en las materias primas que ha plagado la historia de la humanidad de los últimos siglos.

¿Crees que China pueda juzgar un papel relevante en el desarrollo de América Latina?

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Comentarios
carlos meneses | 2016-12-13 | 14:51
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Make China great again.
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