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Imagen: Rodrigo Avilés

3 formas en que el "trumpismo" podría impactar al Partido Republicano

Ahora que el magnate se convertirá en el nominado de los republicanos, sus votantes y figuras del partido se encuentran divididos entre quienes lo apoyarán y quienes no, marcando un nuevo hito dentro del partido, el cual, a lo largo de su historia, ha enfrentado varias divisiones ideológicas.

Por Tomás Croquevielle @kroque1989 | 2016-05-10 | 11:15
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Tras su victoria en las primarias de Indiana, y frente al hecho de que todos sus competidores se han retirado, Donald Trump se ha convertido ya en el " presunto nominado" del Partido Republicano. En ese contexto, los diferentes líderes y figuras del partido han empezado a tomar postura frente si apoyarlo o rechazarlo.

Mientras que tanto los estandartes del GOP (Grand Old Party, una forma tradicional de llamarle al Partido Republicano), como los ex presidentes George H. Bush y George W. Bush (padre e hijo), el ex gobernador de Florida Jeb Bush, el Senador Lindsey Graham, entre otros, han asegurado que no apoyaran al magnate en las elecciones generales de noviembre; otros como el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitchell McConnell, y el ex gobernador Rick Perry (que hace solo unos meses había afirmado que Trump era un "cáncer en el conservadurismo"), ya han aceptado sumarse al "Trump Train" (Tren de Trump). Este último, incluso le ofreció ser su candidato a vicepresidente.

Paul Ryan, el presidente de la Cámara de Representantes (símil estadounidense de nuestra cámara de diputados) ha tomado una posición intermedia, en donde, aunque no ha querido apoyarlo, no se ha cerrado a la posibilidad de hacerlo, asegurando que "aún no estaba listo" y que primero había que "unificar el partido".

Logo del GOP, el elefante a sido el tradicional símbolo del Partido Republicano 

En qué consiste el "Trumpismo"

Aunque parezca extraño, gran parte de los republicanos que no apoyan a Trump, no lo rechazan por su verborrea radical, en donde asegura que los inmigrantes mexicanos indocumentados son violadores, o porque sus propuestas, como la de prohibir temporalmente la entrada de los musulmanes y construir un muro en la frontera sur, sean absurdas. Lo que realmente le rechazan son, entre otras cosas: sus propuestas de subirle los impuestos a los más adinerados, su rechazo a privatizar parcialmente la seguridad social o subir la edad de jubilación, sus posturas valóricas moderadas, y su rechazo al libre comercio y el intervencionismo en política exterior. Todos elementos que se alejan de la ortodoxia conservadora de los republicanos.

En este sentido, el magnate ha llevado adelante una agenda de ideas políticas propias, en donde une posturas tradicionalmente asociadas con el progresismo, como su defensa de los sistemas de seguridad social, con otras posturas estándares de la derecha norteamericana, como su duro rechazo a la inmigración ilegal.

Aunque Trump ha sido una persona que ha cambiado de posición en varios temas, como el aborto, y en algunas ha sido muy ambiguo, es posible establecer que el pensamiento político del magnate es una mezcla entre el populismo norteamericano (similar al latinoamericano) y el paleo conservadurismo.

A grandes rasgos, el primero consiste en una rechazo visceral contra las élites mediáticas, políticas y económicas, en una pugna de "ellos" contra "nosotros", la cual se alimenta de una figura fuerte y la movilización de las masas. No por nada, Trump es de los pocos candidatos en la historia presente de EE.UU. capaz de congregar sostenidamente a más de 30 mil personas en sus actos electorales.

La segunda, es una antigua rama de los republicanos, pero que durante décadas ha quedado reducida una minoría dentro del partido, la cual  defiende el estado pequeño, el proteccionismo económico, la soberanía nacional (por lo que están en contra de las "fronteras abiertas") y en donde se rechaza el intervencionismo internacional, oponiéndose a la participación de EE.UU. en guerras fuera de sus fronteras y a la adhesión del país en organismos internacionales como la OTAN y la ONU.

Tres posibles desenlaces

El próximo 21 de julio, durante el último día de la convención republicana en Cleveland, Ohio, a menos que ocurra algo extraordinario, Trump será coronado como el nominado presidencial de los republicanos, evento que en el corto, mediano o largo plazo, podría producir tres distintos desenlaces, cada uno de ellos con un antecedente histórico: un quiebre, una división o una regeneración.

1. División

A comienzos del siglo XX, el Partido Republicano estaba profundamente dividido entre quienes apoyaban o rechazaban las regulaciones gubernamentales a las grandes empresas, en pos de mejorar las condiciones laborales y conservar los recursos naturales. 

El gobierno republicano de Theodore Roosevelt (1901-1909) había iniciado estas reformas, mediante leyes anti monopólicas contra los bancos, mejoras laborales como la limitación de la duración de la semana laboral y la creación del servicio de parques nacionales. Su sucesor, el republicano William Taft (1909 - 1913), no mantuvo esa agenda y llevó adelante políticas no intervencionistas en la economía, que beneficiaron a los grandes empresarios y que no buscaron proteger a los trabajadores.

Durante la convención republicana de 1912, Roosevelt y Taft compitieron por conseguir la candidatura republicana, ambos con propuestas de gobierno muy diferentes. Finalmente Taft ganó la nominación y Roosevelt se retiró del GOP y fundó otra organización política: el Partido Progresista, candidateándose para Presidente ese mismo año. La división produjo que ambos perdieran frente al candidato demócrata Woodrow Wilson en la elección general de diciembre.

Es lo que podría ocurrir si es que un sector republicano contrario a Trump rompe con el partido y lanza una candidatura independiente o con el apoyo de otro partido, escenario que generaría una división en la votación republicana y una probable victoria de los demócratas.

2. Rebelión

Durante la convención republicana de 1964, el GOP se encontraba enfrentado entre los seguidores del moderado gobernador del estado de Nueva York, Nelson Rockefeller y el muy conservador senador por Arizona, Barry Goldwater.

Ambos grupos diferían enormemente, en temas de los derechos civiles, la lucha internacional contra el comunismo y la expansión de las funciones del gobierno federal. Mientras los primeros creían en la necesidad de legislar contra las leyes segregacionistas de los estados del sur, contener al comunismo más que combatirlo directamente y expandir ciertas prestaciones sociales; los seguidores del segundo apoyaban la idea de que el gobierno no debía intervenir en las leyes de los estados, que había que enfrentar directamente al comunismo y que se debía reducir la intervención estatal al mínimo.

Durante la convención, Rockefeller atacó al senador, asegurando que "Este extremismo (el del Goldwater) se alimenta del miedo, el odio y el temor"; por su parte Goldwater, respondió con su famoso discurso en donde afirmó que "el extremismo, en defensa de la libertad no es una vicio (...) y la moderación en la búsqueda de la justicia no es ninguna virtud".

Finalmente, el senador se impuso con una mayoría aplastante en la votación de la convención. Aunque el partido no se quebró, para la elección general muchos republicanos moderados se quedaron en sus casas o inclusive algunos se unieron al movimiento "republicans for Johnson" (republicanos por Johnson) y votaron por el candidato demócrata, el entonces Presidente Lyndon Johnson, lo que produjo que en las elecciones generales el candidato republicano fuese derrotado de manera monumental, perdiendo 44 de los 50 estados del país

Sin embargo, a largo plazo, muchas de las ideas de Goldwater fueron adoptadas por el partido republicano, especialmente tras la nominación de Ronald Reagan en 1980. En este sentido aunque en el corto plazo Trump podría perder en la elección general por una falta de unidad y compromiso de ciertos sectores republicanos, a largo o mediano plazo, sus ideas pueden ser adoptadas por el partido.

3. Adopción y regeneración

Hacia fines de la década de los '70 y comienzos de los '80, ya superado el tema de los derechos civiles, tanto los republicanos moderados como los más conservadores seguían luchando por el corazón del partido. Mientras que en la convención republicana de 1976, el moderado Presidente Gerald Ford se impuso por escaso margen sobre el conservador Ronald Reagan, para 1980, el ex actor de Hollywood y ex gobernador de California logró hacerse fácilmente con la nominación.

Gracias al apoyo que este consiguió por parte de la derecha religiosa, sectores de la clase obrera del noreste (atraídos por sus posturas conservadoras y su línea dura en materia de política exterior) y quienes estaban de acuerdo con sus propuestas de desregularización económica, que se resumían en el lema "el gobierno que gobierna mejor es el que gobierna menos", Reagan no solo arrasó en las primarias, sino que ganó por paliza la elección general contra el entonces Presidente Jimmy Carter.

En este sentido, de la misma manera que Reagan logró que el GOP abandonara lo que le iba quedando de su visión progresista y abrazara plenamente las políticas del "laissez faire" (dejar hacer) y su postura conservadora con respecto al aborto y el matrimonio homosexual, Trump puede hacer que el partido renuncie a sus tradicionales políticas de intervencionismo en política exterior, apoyo al libre comercio, valores sociales conservadores, y absorba las ideas populistas y paleo conservadoras del "Trumpismo", posibilidad que será mucho más factible, si es que el magnate gana las elecciones presidenciales del próximo 8 de noviembre.

El Partido Republicano ha mutado muchas veces

La posible adopción por parte del Partido Republicano del "Trumpismo" no debe ser visto como algo extraordinario, sino como parte natural de su historia. A lo largo de sus más de 150 años de existencia, el GOP ha cambiado varias veces sus posturas políticas y su filosofía de gobierno.

Desde sus orígenes como el partido del ex Presidente Abraham Lincoln, el cual nació como un organización política que pregonaba la modernización económica del país, privilegiando el desarrollo industrial y el trabajo asalariado, mediante el intervencionismo del estado y el proteccionismo económico, hasta los comienzos de la década de los '80, en que se convirtió en un partido pro libre comercio, intervencionista en política exterior y contrario a la intervención del Estado en la economía, los republicanos han tenido distintas agendas de gobierno, a veces más progresistas, otras veces más conservadoras, por lo que esta nueva disyuntiva en la que se encuentran en esta elección, entre adoptar o rechazar el "Trumpismo", no debería entenderse como una crisis o el fin del partido, sino como un episodio más en una larga historia de pugna, cambios y reundaciones ideológicas.

¿Cuál de estas 3 alternativas crees que ocurra?

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Comentarios
Francisco Álvarez | 2016-05-11 | 12:15
1
Felicitaciones. El artículo entrega información novedosa (para el común de lo que manejamos los chilenos acerca del GOP), atingente y prospectiva acerca del tema. Un poroto se ganan, desde mi punto de vista, Tomás Croquevielle y, por extensión, El definido. Porfa sigan así.
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